```
—¡Su Gracia, dónde ha estado! —no pudo evitar preguntar Frunces cuando abrió la puerta de la habitación de Rosalind. Allí, sentado y disfrutando de su té, estaba el hombre que había estado buscando desde más temprano.
—He estado aquí, disfrutando de mi té —respondió el Duque.
—He estado llamando a su puerta —dijo Frunces—. Yo... No esperaba que viniera a la habitación de la Señorita Rosie.
—¿Acaso le debo una explicación, Dama Frunces?
—Eso... Yo... —Avergonzada, Frunces se aclaró la garganta—. Me disculpo, es solo que hemos recibido una carta del hijo del Duque de Lonyth, Clinton Moller. Está en camino y quiere encontrarse con usted.
—¿Cuándo?
—Ha dicho que ya está en camino... Yo solo... quizás Su Gracia no esté al tanto, pero...
—Continue, Dama Frunces —dijo el Duque Lucas—. Acompañaré a la Señorita Rosie durante el resto del viaje.
—¿Qué? —Frunces no sabía qué decir—. ¿Qué está...