Todo lo que quería era vivir, tener la oportunidad de prosperar después de la traición en su vida pasada. Y ahora, aquí estaba, a unos pocos kilómetros de la frontera que separaba el Norte del Imperio Aster. En unos minutos, pasarían junto a los muros.
Miró al Duque, quien estaba leyendo despreocupadamente un libro en un idioma desconocido. No mostraba ningún signo de preocupación.
—No hay necesidad de pensar demasiado —dijo él, con su mirada aún en su libro. Descansaba su barbilla en su mano y tenía las piernas cruzadas. Esta postura lánguida era suficiente para decirle que no estaba preocupado en absoluto.
—Los documentos han sido preparados. Desde ahora, tú eres Rosie, la única hija del grupo mercantil Cielo de Medianoche. La única miembro superviviente del grupo. La gente del Duque te salvó y ahora, vas a encontrarte con el Duque en el Norte. El Duque te verá y se enamorará de tu etérea belleza y te convertirá en su esposa.
—Me pregunto... —asintió.