—Creo que podríamos tener un problema —saludó Huig a Rosalind en el momento en que ella entró a su habitación. Ella lo miró antes de girarse hacia la puerta y cerrarla con llave por dentro.
—¿Qué sucede?
—La mujer a la que me pediste observar estaba preparándose secretamente para dejar la mansión.
—¿Dorothy? —Rosalind alzó una ceja.
—Esa mujer, sí.
Desde el intento de secuestro que no sucedió, Huig había estado llamando a Dorothy 'esa mujer' y a Jeames, 'ese hombre'. Honestamente, le parecía divertido. En su vida pasada, nunca había conocido a nadie que faltara al respeto a Dorothy y Jeames llamándoles así.
—¿Ellos están partiendo?
—Están preparándose para partir mientras hablamos.
—No anunciaron esta partida —murmuró Rosalind. En cambio, estaban diciendo a todos sobre el banquete. ¿Están tratando de usar el banquete como una oportunidad para esconder a Dorothy y hacer que deje la mansión sin atraer la atención de nadie más?
Pero— Eso no tiene sentido.