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Rosalind tomó asiento y aceptó el té que el Sr. Pratt acababa de ofrecerle.
—Organizaré todo. No hay necesidad de preocuparse por su seguridad —dijo él.
—Nosotros estaremos allí —los interrumpió el Sr. Montgomery.
—¿Eh? Padre, pensé que habían contratado tus servicios para proteger a alguien que viaja al Norte? —preguntó.
—¿Van al Norte? —preguntó Rosalind inmediatamente.
—Sí. La Familia Lux acaba de contratarles para escoltar a la mujer que se casará con el Duque del Norte —explicó él.
—Yo— ¿No se supone que esto es un secreto? —preguntó Rosalind.
—Ah, somos todas familias. No hay necesidad de guardar secretos entre nosotros —El Sr. Montgomery se rió—. Si quisieras hacernos daño entonces habrías apuntado al heredero de ambos Imperios. Eso y, estoy seguro de que no traicionarás a los Maestros de los Cuatro Cuartos.
—¿Cómo sabes que no haría nada para traicionar a los Maestros de los Cuatro Cuartos? —inquirió ella.