Eve estaba subiendo las escaleras hacia su habitación cuando recordó el regalo de Noah para ella. Todavía estaba en el bolsillo del abrigo del cual Alfie la había ayudado a salir cuando habían regresado a la mansión. Dándose la vuelta, comenzó a caminar hacia los pasillos principales cuando se encontró con Allie.
—Hermana Eve, ¿vas a salir? —le preguntó la pequeña vampira. Su antigua institutriz había estado ocupada con su hermano, y ella echaba de menos su tiempo con Eve. —¿Puedo ir contigo? —le preguntó con voz sincera.
Eve le sonrió a Allie y respondió:
—Iba a buscar una caja de mi abrigo. Me gustaría que me acompañaras allí —, aunque la distancia era corta, la joven vampira asintió y rápidamente se dirigió hacia donde estaba Eve.
Al llegar al frente de los pasillos, Eve caminó hacia el perchero y rebuscó en los bolsillos de su abrigo. Luego sacó la caja cuadrada.
—¿Qué es eso? —preguntó Allie, mirándolo fijamente. —¿Un regalo?