Preparándose, Eva salió de su habitación con un bostezo escapando de su boca. Aunque no era humana sino una sirena, necesitaba descansar, algo que no pudo hacer ya que había salido con Vincent hasta la medianoche, y después de eso, tuvo que asegurarse de despertar a Rosetta.
Mientras caminaba por el corredor, escuchó que la puerta del cuarto de Allie se abría, y salió la pequeña vampira junto con una criada que había ayudado a la niña a vestirse.
—¡Señorita Eva! —Allie se emocionó al ver a Eva allí.
—Buenos días, Allie. ¿Dormiste bien? —preguntó Eva a la pequeña, quien asintió pero la miraba fijamente. Sintiendo la mirada de Allie, Eva se preguntó si algo había sucedido. —¿Todo bien?
La criada hizo una reverencia a Eva y se alejó por el corredor, dejando a las dos solas. Allie parecía encantada con el aspecto de su institutriz. En los ojos de la pequeña, la mujer parecía un ángel, sin mencionar que incluso tenía poderes para curar. Ella elogió: