—¿Qué estás haciendo? —preguntó Eve a Vincent, sorprendida por su gesto despreocupado—. Le preguntó.
—Tus palabras sonaban como si esperaras que te alabara y te dijera lo orgulloso que estoy, lo cual estoy —Vincent le ofreció una sonrisa encantadora y, antes de que pudiera apartar su mano de su cabeza, él ya la había retirado a su lado.
Eve le lanzó una mirada severa y dijo:
—Deberíamos volver a excavar la tumba en lugar de charlar.
—¿Preferirías excavar la tumba tú sola? —preguntó Vincent, y la punta de la pala de Eve golpeó el suelo que aún tenía en su mano. Se acercó más a ella y preguntó:
— No pensaste que era una persona amable, ¿verdad?
Eve lo miró y dijo:
—No lo hice.
—Eso es bueno —los ojos de Vincent recorrieron su rostro antes de detenerse en su mirada—. ¿Qué te parece si hacemos esta excavación interesante? Tomaré más de la mitad del área y tú puedes tomar el resto para excavar. Quien pierda, hace lo que el vencedor quiera —sus ojos brillaron.