Anastasia acababa de terminar de atar los otros dos extremos de su pañuelo cuando escuchó la pregunta del Príncipe Dante. Aunque la mayoría de la gente no estaba al tanto de su relación con su hermana, el primer príncipe era el único real que lo sabía, y se giró para encontrarse con su mirada.
—Después de servir a la Princesa Emily, fui a su habitación para ordenarla... —Anastasia le respondió, porque eso era lo que había hecho.
—Y, —Dante presionó a la criada.
Saber que la criada se encontraba en un estado delicado en ese momento facilitaba confirmar algunas cosas. Ambos habían perdido a uno de los miembros de su familia, y él no tenía plan de descansar hasta descubrir quién estaba detrás de las muertes.
Anastasia sentía que apenas podía respirar porque el estrés en ella se acumulaba hasta el punto de que iba a derrumbarse pronto. Le explicó: