—Emily estaba frente a la tumba de Julia, con el peso de la culpa aún pesado en su corazón, a pesar de sus esfuerzos por ver la situación desde la perspectiva de Raylen. Su doncella había muerto a una temprana edad, sin poder experimentar la vida al máximo.
—¿Esto es para mí? —preguntó Julia a Emily cuando le presentaron una caja que contenía un vestido.
—Sí —respondió Emily con una sonrisa—. Vas a acompañarme durante las reuniones, y quiero asegurarme de que luzcas tan elegante como yo, Julia.
Julia miró el vestido, y cuando levantó la vista para encontrarse con la de Emily, Emily notó lágrimas acumulándose en ellas. Julia rápidamente ofreció una profunda reverencia y la agradeció, —Eres excesivamente buena conmigo, Princesa Emily. Espero poder siempre estar a tu lado y asistirte.