Con una sensación de incredulidad, Emily se preguntaba si todo esto sería un sueño mientras se frotaba los ojos. Sin embargo, la escena que se desarrollaba ante ella era innegablemente real, con Raylen atando a Marshall a una silla. Le tomó un momento encontrar su voz, y cuando finalmente sus labios se abrieron, permaneció sin habla unos segundos más antes de conseguir hablar.
—¿Podemos hablar en privado? —Emily le solicitó a Raylen.
—¿Hm? No hay secretos entre los tres ahora, Princesa. Solo invito a mis cercanos a fiestas de pijamas —Raylen comentó, su expresión cambiando de concentración a diversión mientras se levantaba después de notar la expresión abatida de Emily. Luego se dirigió hacia la entrada de la habitación.
A medida que el archidemonio caminaba hacia ella, los ojos de Emily cayeron en la mano sangrante de Marshall, y le exigió a Raylen, —¿Qué estás planeando?