—¡Felipe! —El anciano del pueblo llamó a un joven que llevaba un hacha sobre sus hombros—. Este es Dante. Muéstrale dónde el lado sur limita con los árboles que cortamos para madera. La tierra allí necesita ser nivelada y arada para el cultivo, así que eso es mucho trabajo —dijo la última frase a Dante—. ¿Estás seguro de que no necesita ayuda?
El señor Flores asintió con firmeza. —Dante dice que es un agricultor y cree que podrá manejarlo muy bien él solo.
Cuando el joven del pueblo se acercó a ellos, el anciano dijo:
—Si necesitas algo, no seas tímido ni dudes en pedir ayuda a la gente del pueblo. Estarán más que dispuestos a ayudar. Te gustará tu estancia aquí.
—Dante solo estará aquí por unas pocas semanas ya que necesita regresar a casa —mencionó el señor Flores.