Mientras los héroes intentan ingresar al reino de Forjgris, se enfrentan a una serie de desafíos y obstáculos que obstaculizan su progreso. Las imponentes murallas de la ciudad, construidas por hábiles enanos, se erigen como una barrera formidable que parece insuperable. Los guardias enanos, con su mirada aguda y determinación inquebrantable, no permiten fácilmente el paso, exigiendo razones válidas y autorización para ingresar.
Los héroes intentan persuadir a los guardias, apelando a su sentido de justicia y la urgencia de la misión que los lleva a Forjgris. Sin embargo, los guardias permanecen inflexibles, desconfiados de los forasteros y renuentes a dejar pasar a cualquiera que no pueda demostrar su lealtad o propósito.
Ante la negativa de los guardias, los héroes exploran otras opciones, buscando rutas alternativas o tratando de encontrar puntos débiles en las defensas de la ciudad. Sin embargo, cada intento es frustrado por la seguridad bien organizada y la vigilancia constante de los enanos.
La frustración y la impaciencia crecen entre los héroes al enfrentarse a la posibilidad de ser rechazados una vez más. Se dan cuenta de que necesitarán una estrategia diferente, un nuevo enfoque de la situación si quieren tener alguna esperanza de ingresar a Forjgris y continuar su misión.
Es entonces cuando se encuentran con un mercader que les informa de rumores sobre una posible alianza entre el reino enano de Forjgris y el reino de Thornfel de los Beastfolk. Según él, si los héroes se dirigen a Thornfel, podrían encontrar una oportunidad para ingresar a Forjgris a través de esta alianza en desarrollo.
Con determinación en sus corazones y la promesa de un nuevo camino por delante, los héroes emprenden su viaje a Thornfel, listos para enfrentar lo que sea necesario para alcanzar su objetivo final.