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Chapter 42 - : Encrucijada Bajo la Luna

La persecución hacia el ladrón se transformó en una confrontación inesperada cuando los elfos, desde una distancia prudente, desplegaron sus ballestas ocultas. Las flechas, precisas y mortíferas, cortaron el aire con intención letal. Sin embargo, el ladrón, dotado de una agilidad sobrenatural, esquivó cada intento de captura con movimientos que desafiaban la lógica. En su frenesí por evadir el ataque, un medallón resbaló de su bolso, obligándolo a detenerse bruscamente para recuperarlo. En ese momento, el ladrón se vio obligado a enfrentar a los dos elfos enmascarados y a Alex.

Ante la imposibilidad de escapar sin el preciado objeto, el ladrón reveló su verdadera naturaleza, transformándose en un enorme zorro, su pelaje un destello entre las arenas, su velocidad aumentando exponencialmente. Pero el cambio de táctica fue breve, ya que se encontró enfrentando a un adversario inesperado tuvo que retirarse. Alex, fusionado con su familiar, listo para la contienda.

La batalla no tardó en escalar cuando los elfos mostraron su verdadero poder. Uno se fusionó con un búho de las nieves, lanzando ventiscas que enfriaban el aire caliente del desierto, mientras sus ataques se volvían tan ágiles y mortíferos como los de un ave depredadora. El otro, al unirse con un lobo blanco, emuló la ferocidad y la velocidad de su nuevo compañero, haciéndolo un rival digno para la destreza de Alex.

El enfrentamiento era un torbellino de poder elemental y habilidades mejoradas. Alex, en el centro de esta tormenta de magia y naturaleza, se vio forzado a adaptar su estrategia constantemente. La arena del desierto, testigo silencioso de la batalla, se convirtió en un espejo de los contrastes: el hielo contra el fuego, la oscuridad contra la luz, reflejando la lucha interna y externa de los combatientes.

A pesar del formidable poder de sus adversarios, Alex se mantuvo firme. La fusión con su familiar no solo le proporcionaba fuerza, sino también una conexión más profunda con el entorno, permitiéndole sentir y anticipar los movimientos del enemigo. La lucha ascendía en intensidad, una prueba de voluntades y poder, bajo el cielo nocturno del desierto, iluminado únicamente por la luna y las chispas de magia desatadas en combate.

La batalla alcanzó un punto álgido mientras los dos elfos fusionados se enfrentaban a Alex con ferocidad. El elfo fusionado con el lobo plateado lanzaba embates con sus garras afiladas y su espada, mientras que el otro, fusionado con el búho, desataba plumas afiladas y destellos de hielo en un intento por congelar a Alex y abrir una oportunidad para su compañero.

La lucha era intensa, cada movimiento calculado y cada golpe lanzado con férrea determinación. Alex, en medio del fragor de la batalla, ideó una estrategia para desorientar al elfo fusionado con el búho. Utilizando su habilidad con la arena, logró nublar la vista de su enemigo, quien, confundido, lanzó un ataque que alcanzó accidentalmente a su compañero, abriendo así una oportunidad para Alex.

Aprovechando el momento, Alex derribó al elfo fusionado con el lobo, amenazando al otro con acabar con la vida de su compañero si no detenía sus ataques. La tensión en el aire era palpable mientras ambos bandos evaluaban sus opciones en medio del caos de la batalla.

La situación alcanzó un punto crítico cuando el elfo fusionado con el búho, ante la amenaza de Alex, decidió rendirse y confesar su verdadera intención: solo quería recuperar lo que les había sido robado. Con un gesto de resignación, el elfo se quitó su máscara, revelando su verdadera identidad y sorprendiendo a todos los presentes.

Lyria, con rostro serio pero determinado, se mostró ante Alex, quien quedó atónito al reconocerla. Sin perder tiempo, Alex también se despojó de su máscara, revelando su identidad y sorprendiendo aún más a Lyria. El momento estaba cargado de emociones encontradas, con el pasado y el presente colisionando en un instante de revelación inesperada.