El aire estaba cargado de emoción mientras los tres se reunían en medio de la subasta clandestina, procesando la sorprendente revelación de que estaban juntos nuevamente. Lyria, con una sonrisa tímida en sus labios, se acercó a Alex y recogió el medallón del suelo con manos temblorosas, recordando el último encuentro que tuvieron, donde se despidió de él con un beso en la mejilla, sintiendo cómo el rubor subía a sus mejillas al revivir ese momento.
Mientras tanto, Elren, con una determinación palpable en su mirada, tomó la iniciativa y sugirió dirigirse hacia el lago de la luna, el lugar más cercano donde podrían descansar y buscar pistas sobre el paradero del ladrón que se había llevado el medallón restante.
Alex asintió con decisión, reconociendo la sensatez en las palabras de Elren.
Alex: "Tienes razón, Elren. Descansaremos junto al lago y comenzaremos nuestra búsqueda al amanecer. No podemos permitir que ese ladrón escape impune."
Lyria, con el medallón firmemente en su mano, se unió al grupo con una determinación renovada, lista para enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino.
Lyria: "Estoy de acuerdo. Necesitamos actuar con rapidez y decisión si queremos recuperar lo que nos robaron. No dejaremos que nadie más se salga con la suya."
Con ese acuerdo en mente, los tres emprendieron su viaje hacia el lago de la luna, listos para descansar y planificar su siguiente movimiento bajo la luz suave y tranquilizadora de la luna.
Tras cruzar un bosque tupido, emergieron en las orillas del lago de la luna, un espectáculo de belleza natural que iluminaba los horizontes con su resplandor plateado. El reflejo de la luna en las tranquilas aguas pintaba un cuadro de serenidad y misterio que los envolvía mientras contemplaban el paisaje.
Decidieron recoger algunos árboles cercanos para construir un refugio improvisado donde pasar la noche. Con determinación, comenzaron a trabajar juntos, cortando ramas y recolectando materiales para levantar su campamento en la orilla del lago. El sonido calmante de las olas rompiendo suavemente en la costa acompañaba sus esfuerzos, brindándoles una sensación de paz y tranquilidad en medio de la naturaleza salvaje.
Conforme avanzaba la tarde, el refugio tomaba forma, proporcionando un lugar seguro y cómodo donde descansar después de las intensas emociones del día. Una vez completado, se reunieron alrededor de una pequeña fogata, compartiendo historias y reflexiones mientras el crepitar de las llamas llenaba el aire con su calor reconfortante. En medio de la tranquilidad del lago de la luna, encontraron un momento de calma y camaradería, preparándose para los desafíos que les esperaban en la mañana.