[Has ingresado al piso 7.]
[Has llegado a la Ciudad de los Deseos.]
Como era de esperar, al igual que el piso 6, una nueva ciudad se desplegó ante Mark; esta vez, era un poco más grande que la ciudad del piso 6.
—¿Qué significa "Ciudad de los Deseos"? —preguntó Mark.
—No es nada, solo es un nombre. Antes, en esta ciudad, la gente solía pedir deseos a las estrellas.
—Entonces, ¿es solo por eso? —inquirió Mark.
—Sí, así es.
Mark y Elizabeth se encontraban en una cafetería; siendo una ciudad grande, era normal encontrar lugares como este.
—¿Qué hacemos aquí? —preguntó Mark.
—La prueba del piso 7 es en 5 días. Más tarde iremos a la Torre de los Deseos.
Mark se sorprendió al notar que, si bien en la Ciudad Imperial había una torre mágica, en la Ciudad de los Deseos había otra, aunque con un nombre muy diferente.
De repente, resonaron fuertes choques de ondas a lo lejos de donde estaban Mark y Elizabeth. Mark se alarmó.
—¿Qué fue eso?
—Debe de haber una pelea —respondió Elizabeth.
—¿Una pelea dices?
—La Ciudad de los Deseos nunca fue tan pacífica. Es una ciudad donde el caos habita por doquier —comentó Elizabeth. Se puso de pie y habló.
Marck y Elizabeth decidieron acercarse al lugar de la pelea.
—¿Qué tal si vamos a ver? —sugirió Mark.
Marck asintió, y después de una larga caminata, divisaron dos figuras peleando en un gran campo fuera de la ciudad. Una multitud se congregaba alrededor.
—Son jugadores avanzados —exclamó Marck sorprendido.
—Es muy raro ver peleas entre jugadores avanzados. Normalmente no hay enfrentamientos de este tipo —observó Elizabeth.
Mientras Marck contemplaba la intensa batalla en el cielo, un portal inesperado se abrió.
"Es un portal. ¿Quién saldrá?" pensó Marck.
Con la mirada fija en el portal, una figura vestida de blanco emergió. Aunque no era la persona que Marck esperaba, su presencia lo sorprendió.
"Es un administrador."
En cada piso, hay un administrador, seres con poderes mucho más elevados que los jugadores avanzados. El administrador del piso 6 había sido confundido con un jugador avanzado.
Marck observó detenidamente al administrador que salía del portal. Una vez completamente fuera, notó que este administrador tenía una forma física más desarrollada que el anterior del piso 6.
—Ustedes dos están rompiendo las reglas de la torre —declaró el administrador.
Los dos jugadores en plena pelea escucharon las palabras y giraron sus cabezas para identificar al intruso. Al ver al administrador, ambos jugadores mostraron sorpresa.
"Mierda, tenía que aparecer justo ahora," pensó uno de los jugadores avanzados.
Los administradores advirtieron a los jugadores avanzados sobre la prohibición de causar disturbios en pisos inferiores.
—Por incumplir las reglas, serás penalizado —sentenció el administrador, mientras un aura dorada envolvía a ambos jugadores.
Marck observó cómo los dos jugadores eran suprimidos por una fuerza extraña.
"Mierda, es la penalización."
Las penalizaciones se imponen a aquellos jugadores avanzados que no respetan las reglas de la torre. Todos los administradores de cada piso tienen el poder de aplicar estas sanciones. Los jugadores afectados quedan completamente detenidos, y sus poderes se reducen a más de la mitad, aunque solo temporalmente.
"¿Qué son esas cadenas doradas?" se preguntó Marck, sorprendido.
Largas cadenas doradas envolvieron a ambos jugadores, sujetándolos en cada extremidad del cuerpo. Aunque no parecía causarles dolor, sus poderes se vieron notablemente reducidos.
—Elizabeth, ¿qué son esas cadenas? —preguntó Marck.
—Eso se llama penalización. Si no cumples las reglas de la torre, los administradores intervendrán, reduciendo todas tus fuerzas a más de la mitad —explicó Elizabeth.
"¡Qué mierda! Eso reduce todas las estadísticas a más de la mitad," pensó Marck, impactado por la severidad de la sanción.
—Pero solo es temporal. Después de que los jugadores acepten sus errores, se les quitará la penalización y recuperarán sus fuerzas —añadió Elizabeth, intentando calmar la sorpresa de Marck.
—Ya veo.
El administrador, observando a los dos jugadores avanzados, giró la cabeza hacia Marck, pensando para sí mismo:
"Ese debería ser el jugador que se ha vuelto muy popular en la torre."
Ambos jugadores fueron atraídos hacia el portal por el cual había aparecido el administrador. Antes de desaparecer en el portal, el administrador cruzó miradas con Marck y le dedicó una sonrisa, dejando a Marck con una sensación extraña.
"¿Por qué el administrador me sonrió? Algo no anda bien," pensó Marck, intrigado.
—Vamos a la Torre de los Deseos —propuso Elizabeth.
—Ah, sí.
***
La Torre de los Deseos, un lugar habitado por jugadores avanzados y ciudadanos de la ciudad, especialmente conocida por albergar numerosos libros que contienen información sobre la torre.
Aunque los jugadores la visitan principalmente por los libros, Elizabeth tenía planeado revelar algo más profundo a Marck.
Marck y Elizabeth se encontraban frente a una gran biblioteca. Marck, sin entender por qué estaban en un lugar lleno solo de libros, no dudó en preguntar.
—¿Qué hacemos aquí, Elizabeth?
—Te mostraré algo.
Después de buscar un rato, Elizabeth encontró lo que buscaba: nada más y nada menos que un mapa. Marck miró lo que tenía en las manos, sin sorprenderse pero con curiosidad, y preguntó.
—¿Qué harás con un mapa? —preguntó Marck, intrigado.
—Este mapa es para el piso 10 —respondió Elizabeth.
—¿Qué?
Marck escuchó atentamente la explicación de Elizabeth y comprendió el propósito del mapa.
—Ya veo, en el piso 10 hay una mazmorra oculta, y este es el mapa.
—Sí, la mazmorra perteneció al antiguo dios marcial.
La revelación de un dios de las artes marciales sorprendió a Marck. ¿Quién pensaría en un dios proclamado como dios marcial?
—Pero, ¿dónde está ubicada?
Marck no tenía idea de dónde podría encontrarse una mazmorra cuya ubicación era desconocida. Elizabeth solo tenía el mapa, no la ubicación precisa.
—Sé cómo encontrar la mazmorra —anunció Elizabeth.
Marck se sorprendió. Saber la ubicación de la mazmorra del dios marcial era un giro inesperado.
—¿Cómo la encontraremos?
—Fácil, en el piso 9 hay una zona de 20 rondas. Si logras completar las 20 rondas, te recompensarán con la antigua espada del dios marcial.
—¿Que?
—¿La zona de las 20 rondas, o mejor conocida como las rondas de la maldición, es un pequeño coliseo donde tendrás que superar 20 rondas? —explicó Elizabeth—. Cada ronda aumenta drásticamente en dificultad.
—¿Y cómo ingresaremos? —preguntó Marck.
—Este pequeño coliseo no permite la entrada a nadie para observar cada ronda, excepto a los administradores. La sala de las 20 rondas está protegida por la elfa divina.
—Cuando estemos en el piso 9, nos dirigiremos de inmediato a la sala de rondas.
—¿Pero no habrá que hacer algo o pagar para entrar a esa sala? —cuestionó Marck con duda.
—No, mientras seas un jugador, no se les permite la entrada a espectadores, solo a los administradores y a una persona más —aclaró Elizabeth.
—Ya veo.
Marck giró la cabeza, percatándose de un libro en la esquina del estante. El libro emanaba una pequeña luz blanca, capturando la atención de Marck.
—¿Qué pasa, Marck?
—No es nada, pero ese libro de allá me llama la atención.
Elizabeth miró hacia donde apuntaba Mark, pero no logró percatarse de nada. Confundida al no ver nada, se intrigó y le preguntó a Mark:
—¿Qué es lo que miras, Mark? Yo no veo nada.
Se sorprendió al ver a Mark agarrando el libro. Aunque ella no veía nada inusual, Mark podía discernir algo peculiar en el libro que había tomado.
"[Has escogido el libro del dios dragón blanco.]"
—¿Qué dios dragón blanco? —se preguntó Mark.
Mark no entendió a qué se refería el sistema, pero asumió que no sería algo tan valioso. Elizabeth, observando a Mark, se percató del libro.
—Mark, ¿cómo lograste agarrar ese libro?
—¿A qué te refieres? —preguntó Mark, sin tener ni idea. Miró a Elizabeth con un rostro sorprendido y perplejo.
—Ese libro es de un dios caído.
—¿Un dios caído?
—Los dioses caídos son seres que atravesaron el piso 100, llegando a un lugar desconocido llamado el nuevo inicio. Para algunos, era el techo de la torre, pero otros no lo veían así.
—Fuera de la torre se esconden seres aún más peligrosos que los dioses de la torre, capaces de destruir la torre por completo.
—Un dios caído es cuando traspasan más allá del piso 100 y no logran volver. A esos dioses se les llama dioses caídos —explicó Elizabeth con un tono serio.
—Ya veo.
"Básicamente hay como un piso 101, aunque no lo es," pensó Mark para sí mismo.
Mark observó el libro, que tenía una portada del dios dragón blanco. Con una gran duda sobre la pregunta de Elizabeth, habló:
—Cuando agarré este libro, dijiste que ¿cómo logré agarrar este libro, no?
Elizabeth, que olvidó su pregunta anterior al explicar sobre los dioses caídos, se percató de la pregunta de Mark.
—Básicamente, el que logre sacar ese libro y poner sus manos en él obtendrá el legado del dios dragón blanco.
—¿Recibir el legado de este dios?
—Solo los dioses han sido capaces de obtener un legado de algún dios caído. Los legados son básicamente heredar las habilidades de ese dios que te dio su legado, pero hay ciertas condiciones.
[Has abierto el libro del dios dragón blanco.]
Mark y Elizabeth observaron fijamente lo que decía el libro. Elizabeth, que miraba intensamente, se percató de que no lograba ver nada.
"¿Por qué no me deja ver nada? ¿Será porque Mark es el elegido del libro?"
Repentinamente, Mark apareció en un lugar extraño, parecido a un campo vacío, pero el cielo era muy diferente; similar al crepúsculo que Mark vio en el piso 5, pero ligeramente distinto.
—¿Dónde estoy? —se preguntó Mark.
[¡Oh, vaya! Parece que por fin tendré a mi sucesor.]
Mark, que miraba al cielo, de repente se percató de una voz que provenía detrás de él. Giró la cabeza y se sorprendió al ver al dios dragón blanco.
"Este no es el dios dragón blanco."
[No te asustes. Estás aquí por una sola razón: sucesor.]
—¿Sucesor?
[Sí, tú eres mi sucesor, aquel que heredará mi legado.]
"¿Qué pasa aquí? ¿Será una prueba?"
Mark se sintió muy dudoso ante las palabras del dios dragón blanco.
[No es ni una prueba ni una ilusión. Te trajo aquí el libro que dejé hace 100 años.]
[Veo que no entiendes, ¿no?]
—Bueno, no entiendo qué está pasando —admitió Mark.
[¡Jajaja! Como lo supuse]
Mark, con un rostro de sorpresa, preguntó:
—¿Qué tengo que hacer aquí?
[Nada, solo quería conocerte.]
—¿Solo conocerme? ¿A qué te refieres?
[Eres muy débil todavía. Cuando llegues al nivel 100, abre el libro de nuevo.]
—Está bien.
"¿En serio solo me trajo a este lugar para conocerme?" se cuestionó Mark, pero tenía más preguntas cuando su visión se volvió borrosa. El dios dragón miraba fijamente a Mark, como si estuviera sonriendo. En ese momento, el dios dragón habló.
[Nos vemos pronto, sucesor.]
Mark logró escuchar las palabras del dios dragón blanco. En ese instante, se desmayó.