El ambiente se tensó cuando el administrador hizo su entrada, como era de esperarse. Era evidente que cada piso contaba con su propio administrador, y en el séptimo piso, había dos de ellos.
"Les doy la bienvenida, jugadores", anunció con una sonrisa que no lograba ocultar su malicia.
Elizabet frunció el ceño al verlo y murmuró entre dientes, "Es este idiota".
Marc, al escuchar el comentario de Elizabet, no dudó en preguntar qué pasaba.
"¿Por qué hablas mal de él, Elizabet?"
"Es sobre su personalidad retorcida. Es mejor que no hables con él, Marc", respondió Elizabet con seriedad.
Marc asintió, comprendiendo que Elizabet tenía razón. Si el administrador tenía una actitud tan desagradable, era mejor mantenerse alejado de él.
"Bueno, supongo que deberíamos empezar", sugirió el administrador, interrumpiendo el incómodo silencio que se había formado.
La pantalla frente a ellos mostraba la prueba del séptimo piso:
[Prueba del piso 7]
[Misión principal: Resistir 5 rondas de resistencia]
[Si pasas la prueba, serás recompensado]
"¿Qué pasa si no la paso? ¿Moriré?", preguntó alguien entre el grupo, reflejando la preocupación generalizada.
El administrador sonrió siniestramente antes de responder: "Eso es algo que descubrirán por ustedes mismos".
Elizabet apretó los puños, lista para enfrentar cualquier desafío que se les presentara. No importaba qué tan retorcido fuera el administrador, estaban determinados a superar la prueba y seguir adelante en el juego.
Elizabet observó a Marck con una mirada penetrante, sabiendo exactamente en qué estaba pensando. Tenía la habilidad de leer los pensamientos, pero nunca había mencionado esa habilidad a Marck.
"Descuida, no morirás si no pasas. Solo te penalizan", tranquilizó Elizabet, anticipándose a la pregunta que estaba a punto de formular Marck en su mente.
"Mmm, ¿cómo supo lo que dije? ¿Será que... no, no sé si eso existe", pensó Marc, con una creciente sospecha en su mente.
"Por poco creí que eras más inteligente, Marc", agregó Elizabet en tono burlón antes de que el administrador retomara la palabra.
Un jugador levantó la mano para hacer una pregunta.
"¿Qué pasa?", inquirió el administrador, dispuesto a responder las dudas del grupo.
"¿A qué tipo de resistencia se refiere exactamente?", preguntó el jugador, expresando la inquietud generalizada.
"Tranquilos, lo verán en unos segundos", respondió el administrador con una sonrisa enigmática.
La pantalla frente a ellos cambió, mostrando la descripción de la prueba del séptimo piso:
[Resiste 5 rondas de monstruos]
"Como ven, jugadores, la misión es muy fácil", comenzó el administrador. "En cada ronda, el grado de dificultad de los monstruos aumentará".
"Espera, ¿qué dijo? ¿Que la dificultad aumentará?", exclamó alguien del grupo, sorprendido por la revelación.
"La prueba del piso 7 consiste en resistir contra monstruos, y, obviamente, el grado de los monstruos irá aumentando conforme avance cada ronda de la prueba",
explicó el administrador, mientras una sensación de tensión se apoderaba del grupo ante el desafío que tenían por delante.
La prueba parecía sencilla en su descripción inicial, pero la verdadera dificultad residía en la quinta ronda, donde los jugadores tendrían que enfrentarse a un único ser, al que todos tendrían que unirse para derrotar.
La primera ronda era la más fácil. Aunque Marc no sabía exactamente qué monstruos aparecerían, Elizabet le había hablado del nivel de dificultad del único ser de la quinta ronda.
"Elizabet dijo que en la quinta ronda habrá un monstruo humanoide con un tremendo poder", recordó Marc, preparándose mentalmente para lo que vendría.
El último enemigo en la quinta ronda, Marc lo consideraba extremadamente fuerte.
"Conque les dio un minuto", pensó Elizabeth, observando la cuenta regresiva en la pantalla con una mezcla de anticipación y nerviosismo.
El administrador de la prueba giró la cabeza hacia donde estaba Elizabeth, flotando en el aire.
"¿Qué me mira este psicópata?", murmuró Elizabeth para sí misma, sintiendo la mirada penetrante del administrador.
"Jugadores, perdonenme por no decirles mi nombre. Me llamo Breit Ludwing, supongo que ninguno de ustedes me conoce. Bueno, no importa", declaró el administrador antes de que la prueba diera inicio.
Cuando Breit terminó de hablar, la prueba comenzó. Marck observaba a Breit, pero este, a su vez, lo miró directamente.
"¿Quién eres tú, jugador, y por qué estás con ella?", pensó Breit, sintiendo curiosidad por la relación entre Marck y Elizabeth.
La pantalla cambió, mostrando el desafío de la primera ronda:
[Ronda 1: Sobrevive al ejército del nigromante grado S]
"¿Un nigromante?", exclamó Marck, sorprendido por la inesperada dificultad de la primera ronda.
Los nigromantes eran seres temidos por su habilidad para revivir a los muertos y convertirlos en sus aliados o en su propio ejército.
El nigromante, con un gesto de su mano, levantó su ejército de no muertos, un espectáculo aterrador que dejaba a los jugadores sin aliento.
Aunque el ejército del nigromante era de grado S, lo que implicaba una dificultad considerable, los jugadores tenían la oportunidad de formar equipos y coordinarse para enfrentar la amenaza. Sin embargo, Marck sabía que él mismo era mucho más fuerte que cualquier enemigo de grado S.
"No creo que sea ningún problema eliminar todo el ejército", pensó Marc con confianza al observar la multitud de no muertos que se alzaban ante ellos.
El número del ejército era abrumador: 10,000 no muertos en total.
"Eso debe ser por lo que se llama prueba de resistencia", reflexionó Marck mientras evaluaba la situación. Esta prueba estaba diseñada específicamente para poner a prueba las capacidades de los jugadores en situaciones extremas.
Marc empuñó su espada con determinación y se lanzó hacia el ejército de no muertos, cortando y desgarrando a su paso.
Swhas, swhas
Aunque Marck abatía fácilmente a los monstruos, estos parecían ser tantos que casi parecían infinitos en número. A pesar de su habilidad y fuerza, la marea interminable de no muertos probaba la verdadera resistencia del jugador.
De repente, un mensaje brilló en la pantalla frente a él:
[Has subido de nivel]
"Bien, ¡subo de nivel más rápido de lo que pensaba!", exclamó Marck con satisfacción, sintiendo la emoción de su progreso en el juego mientras continuaba luchando contra la horda de no muertos.
Para Marck, esta era una oportunidad única para acelerar su ascenso al nivel 100, un hito deseado por todos los jugadores.
Un sonido sordo resonó en el campo de batalla, y Marck notó que el nigromante, que estaba de pie a lo lejos, desapareció sin dejar rastro alguno. En su lugar, solo quedaba un remolino de polvo, testigo de la eficacia de los ataques de Marck.
El combate continuaba con furia mientras Marck se abría paso entre las hordas de no muertos.
*Swhas, swhas*
El campo de batalla estaba lleno de cuerpos caídos y charcos de sangre. Aparte de Marck, solo quedaban poco más de treinta jugadores con vida.
"Esto terminará pronto", reflexionó Marck mientras evaluaba la situación.
Había subido más de diez niveles al derrotar a más de 7,000 no muertos del ejército del nigromante, y junto con los esfuerzos combinados de los demás jugadores, solo quedaban 2,000 no muertos restantes.
Marck se movía con una velocidad asombrosa, cortando a través de las filas de enemigos uno tras otro. Uno, dos, tres, cuatro, cinco... ya había abatido a más de cincuenta monstruos en rápida sucesión.
[Has subido de nivel]
En ese momento, el sistema anunció otro aumento de nivel para Marck. Actualmente, se encontraba en el nivel 85, y solo faltaban quince niveles más para alcanzar su objetivo de llegar al nivel 100. La emoción de estar más cerca de su meta lo impulsó a seguir luchando con determinación, decidido a superar cada obstáculo que se interpusiera en su camino hacia la cima del juego.
El rugido de los monstruos resonaba en el campo de batalla, cada vez más persistente a medida que Marck avanzaba entre ellos con una sonrisa en el rostro.
"¡Cada vez son más persistentes, eh?", comentó Marck con una mezcla de emoción y satisfacción por el desafío que representaban los monstruos.
Por otro lado, el administrador Breit no ocultaba su descontento al observar lo rápido que Marck estaba acabando con los monstruos.
"Maldito jugador, hace las cosas más aburridas", murmuró Breit, con una mirada enojada y un destello de resentimiento en sus ojos.
"Pero este jugador es demasiado bueno. Está solo en este piso y podría arrasar con todo un ejército él solo", pensó para sí mismo Breit, reconociendo la habilidad y el poder de Marck.
"¡Ja! ¡Malditos talentos! Odio a este tipo de personas", añadió Breit, dejando entrever su profundo resentimiento hacia los jugadores talentosos.
Breit albergaba un fuerte odio hacia los jugadores talentosos, pero Marck resultaba ser aún peor de lo que aparentaba.
"¿Será una buena idea matarlo? Pero está con Elizabet...", reflexionó Breit en voz baja, considerando las posibles consecuencias de sus acciones.
En un momento de silencio tenso, Breit formuló un malvado plan mientras observaba a Marck luchar con destreza y rapidez contra los monstruos. La segunda ronda estaba cada vez más cerca, y Breit sabía que era el momento de actuar.
"¡Eso es! Si uso eso, podré matarlo", murmuró Breit para sí mismo, con una sonrisa malévola en los labios mientras ponía en marcha su siniestro plan.
Marck, ajeno a los oscuros pensamientos de Breit, continuaba su batalla sin descanso, concentrado en el desafío que tenía por delante. Sin embargo, por un instante, sus miradas se cruzaron: Marck miró a Breit, y Breit devolvió la mirada con una expresión fría y calculadora.
El destino de ambos jugadores estaba a punto de tomar un giro inesperado mientras la trama se tejía en torno a ellos en el implacable mundo del juego.
Marck frunció el ceño en desagrado ante las palabras de Breit, lo cual no pasó desapercibido para el administrador. Una vena marcada en la frente de Breit demostraba su creciente irritación.
"Maldito, te arrepentirás de mirarme con desprecio", gruñó Breit entre dientes, prometiendo venganza con su mirada llena de rabia.
Marck había ganado un nuevo enemigo en aquel momento tenso, aunque no era el primero ni sería el último en su camino hacia la cima.
Elizabet observaba a Marck con admiración mientras se desarrollaba la batalla.
"Es impresionante cómo este chico se vuelve fuerte tan rápido", comentó Elizabet, reconociendo el potencial y la habilidad de Marck.
"Pero no siempre tendrás suerte, Marck. Los dioses te han estado vigilando, e incluso Breit ahora es tu enemigo", advirtió Elizabet con una mirada seria, mencionando a los seres más poderosos de la torre celestial.
Los dioses eran entidades temidas y respetadas por todos los jugadores, y enfrentarse a uno de ellos era una perspectiva desalentadora. Sin embargo, Marck parecía ser una excepción a las reglas habituales del juego.
Los gritos agonizantes resonaban en el campo de batalla, llenando el aire con una sensación de miedo y frustración. Aunque la primera ronda no era particularmente difícil, los jugadores debían resistir, cumpliendo con una regla crucial: "Nadie puede morir".
Aquellos que aparentemente caían en combate eran transportados a la ciudad del piso 7, directamente a la sala del emperador, donde tendrían que enfrentarse a las consecuencias de su derrota y decidir su próximo curso de acción.
La sala del emperador, un lugar sombrío y opresivo, se revelaba como el destino de los jugadores que fracasaban en la prueba, una prisión temporal donde enfrentaban las consecuencias de su derrota.
El susurro del viento se mezclaba con los jadeos agitados de los jugadores, mientras sus números menguaban rápidamente en medio del caos de la batalla.
"Uff, uff... solo quedan 1000 de ustedes", anunció el administrador con una voz ominosa, destacando la disminución drástica en el número de jugadores que seguían en pie.
Marck, sin embargo, no se dejaba intimidar por la adversidad. Activó sus habilidades especiales con un destello de determinación en sus ojos.
[Has activado Corte Celestial]
[Has activado Ojo de Dios]
Con estas habilidades activadas, Marck ganó una ventaja decisiva en el campo de batalla. Con el "Ojo de Dios", podía percibir el mundo a su alrededor en cámara lenta, casi como si el tiempo se detuviera a su alrededor, mientras que el "Corte Celestial" potenciaba su fuerza y velocidad de manera sobrenatural.
Marck empuñaba su gran espada Caos con maestría, balanceándola una y otra vez con una fuerza abrumadora.
*Estruendo*
*Golpe*
Cada golpe de su espada dejaba a su paso un cráter de 50 metros de diámetro, creando una zona de destrucción a su alrededor que dejaba atónitos a los jugadores que lo observaban.
"Ese sujeto es terriblemente poderoso", murmuraban algunos, impresionados por el despliegue de fuerza de Marck.
"Sí, es como si estuviéramos viendo a un avanzado", agregaban otros, reconociendo la habilidad sin igual del jugador que se alzaba sobre el campo de batalla como una verdadera fuerza de la naturaleza.
Los elogios llovían sobre Marck por su destacado desempeño, mientras se convertía en el único jugador capaz de masacrar al ejército del nigromante con tanta facilidad.
Sin embargo, lo que Marck no sabía era que su hazaña había llamado la atención de entidades divinas mucho más poderosas que los simples administradores del juego.
[Zeus ha empezado a observarte]
[Hércules te mira fijamente]
[Poseidón te observa]
Las deidades del Olimpo se interesaban por los movimientos de Marck, cada una con sus propios motivos y agendas, preparadas para intervenir si fuera necesario en el destino de este jugador excepcional.
"Mierda, cada vez más dioses se interesan en mí", murmuró Marck para sí mismo, sintiendo el peso cada vez mayor de la atención divina sobre sus hombros.
"Pero Elizabet me advirtió que tuviera cuidado con los dioses", recordó, reflexionando sobre las palabras de su compañera mientras continuaba enfrentando los desafíos que se le presentaban en el campo de batalla.
Los mensajes divinos seguían llegando, interrumpiendo el flujo de la batalla y recordándole a Marck que los dioses no lo dejarían en paz fácilmente.
Dos horas habían pasado desde que comenzó la batalla, y Marck ya estaba cerca de acabar con los monstruos restantes. Este ejército estaba compuesto por trolls mutados, esqueletos mutantes y lobos de carmesí, cada uno de ellos de nivel 50 o superior, lo que dificultaba aún más el enfrentamiento para los jugadores que luchaban por sobrevivir.
Mientras tanto, Elizabet observaba la batalla con atención desde su posición.
"Ya casi termina la ronda", murmuró para sí misma, alentando a Marck con la esperanza de que pudiera superar el desafío con éxito.
Sin embargo, su atención se desvió hacia Breit, el administrador que no parecía apartar la mirada de Marck.
"Este psicópata no quita los ojos de encima de Marck", comentó Elizabet con preocupación, reconociendo la intensa mirada de Breit como una amenaza potencial para su compañero.
"Tienes tan mala suerte, Marck. Lo siento, pero no podré ayudarte mientras este sujeto sea un administrador", lamentó Elizabet, sintiendo impotencia ante la situación.
Mientras Breit continuaba observando a Marck con una mirada penetrante, Elizabet y él se cruzaron miradas. En un instante tenso, Breit se puso de pie y comenzó a caminar hacia donde estaba Elizabet, desatando una nueva ola de intriga y tensión en el campo de batalla.
"¿Y bien? ¿Qué tienes que decir, Breit?", desafió Elizabet mientras Breit se detenía frente a ella, ambos desprendiendo una intensa presión de energía mágica que llenaba el aire con una sensación eléctrica.
"Han pasado muchos años, Elizabet", respondió Breit con frialdad, su mirada cargada de resentimiento hacia su antigua compañera.
"Siempre me ha molestado tu asquerosa cara", agregó con amargura, sus venas palpitando con la furia que lo consumía desde dentro.
"No podrás proteger a tu 'noviesito'", amenazó Breit con un tono despectivo, desafiando la relación entre Elizabet y Marck.
"Quizás no, pero te arrepentirás. Sabes que ese chico no es para nada normal", advirtió Elizabet con seriedad, consciente del potencial y la peligrosidad de Marck.
"Ya veremos", respondió Breit con una sonrisa siniestra, preparado para enfrentarse a cualquier desafío que se le presentara en su camino hacia la victoria.
Marck, observando la tensa conversación entre Breit y Elizabet, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.
"Ese cabrón ahora amenaza a Elizabet", murmuró Marck para sí mismo, sintiendo una oleada de ira y determinación llenar su corazón.
Decidió concentrarse en la batalla que tenía frente a él, enfrentando a los últimos 500 monstruos que quedaban en la ronda. Aunque su habilidad y destreza le permitían deshacerse de los enemigos con facilidad, sabía que esto era solo el comienzo.
La primera ronda, aunque considerada la más fácil, presentaba monstruos de grado S que representaban un desafío significativo para los demás jugadores.
"Rayos, no podré aguantar hasta la ronda 5", pensó Marck con preocupación, consciente de los desafíos crecientes que enfrentaría a medida que avanzaba en la prueba. Sin embargo, estaba decidido a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino hacia la victoria.
Julia, Josh y Jessica se encontraban en la misma prueba que Marck, y ya habían pasado cuatro meses desde que llegaron a la torre, apenas una semana después de que Marck hiciera su ingreso.
Los tres jugadores observaban a Marck con asombro mientras este demostraba su increíble fuerza y habilidad en el campo de batalla.
"¡Es increíblemente fuerte!", exclamó Jessica, impresionada por la destreza de Marck en la lucha contra los monstruos.
"Sería genial si nos ayudara", sugirió Josh, esperanzado en la posibilidad de contar con el apoyo de Marck en su desafío.
Sin embargo, Julia permanecía en silencio, perdida en sus pensamientos mientras observaba a Marck con atención. De repente, una chispa de reconocimiento brilló en sus ojos.
"Esperen, creo que sé quién es él", anunció Julia, capturando la atención de sus compañeros.
"¿En serio, Julia?", preguntaron sorprendidos Josh y Jessica.
"Sí, él es el mejor amigo de mi hermana menor", explicó Julia, revelando una conexión inesperada con Marck.
Julia y Juri eran hermanas, pero de diferentes madres. Mientras que Juri tenía 17 años, Julia tenía 18. Aunque no eran hermanas de sangre, compartían un lazo familiar y habían crecido juntas.
Marck nunca había conocido a Julia, ya que vivía separado de su familia, pero Juri había sido amiga de Marck desde la infancia. A pesar de la sorpresa de sus compañeros, Julia tenía una comprensión única de quién era Marck y qué era capaz de hacer.
"Él nunca me conoció, así que no sé si debería hablarle", murmuró Julia para sí misma, indecisa sobre cómo interactuar con Marck dado que él nunca había sido consciente de su existencia.
"¡Julia, cuidado!", exclamó Jessica repentinamente, alertando a su amiga mientras un esqueleto balanceaba su espada en dirección al cuello de Julia.
Julia giró levemente la cabeza al escuchar la advertencia de Jessica, justo a tiempo para ver al esqueleto acercarse peligrosamente.
"¿Qué está pasando? ¡Esa mujer está a punto de ser asesinada!", se preguntó Josh, alarmado por la situación que se desarrollaba frente a sus ojos.
[Has activado Ojo de Dios]
[El tiempo a tu alrededor se ralentizará]
En un instante, Marck desapareció de su lugar original, moviéndose con una velocidad asombrosa gracias a la activación de su habilidad "Ojo de Dios".
Marck apareció frente al esqueleto en un abrir y cerrar de ojos, justo a tiempo para interceptar el mortal golpe dirigido hacia Julia. Con una destreza impresionante, Marck agarró la espada del esqueleto con sus propias manos.
*Golpe*
Utilizando su habilidad "Fuerza Abrumadora", Marck desató un poderoso golpe que destrozó al esqueleto en polvo, dejando solo una nube de partículas flotando en el aire.
Los tres jugadores, sorprendidos por la repentina intervención de Marck, quedaron atónitos ante la demostración de su habilidad y poder.
"¿En qué momento llegó él?", se preguntó Josh, perplejo por la rápida acción de Marck.
"Ni siquiera lo vi... Destrozó a ese monstruo en un abrir y cerrar de ojos", reflexionó Jessica para sí misma, impresionada por la velocidad y la fuerza de Marck.
Marck giró la cabeza hacia Julia, preocupado por su seguridad.
"¿Estás bien?", preguntó Marck, asegurándose de que Julia no hubiera resultado herida en el ataque del esqueleto.
"A-ah, sí, sí... estoy bien", respondió Julia con una mezcla de sorpresa y gratitud por la rápida intervención de Marck para salvarla del peligro inminente.
"Estos tres han aguantado bien hasta ahora", reflexionó Marck para sí mismo, observando a Julia, Josh y Jessica con respeto mientras continuaban enfrentando los desafíos de la prueba.
"Gracias por salvarme", expresó Julia con gratitud, aún sintiendo el impacto emocional del peligro que acababa de enfrentar.
"No te preocupes, no me gusta ver a las mujeres morir a manos de monstruos", respondió Marck con sinceridad, recordando el doloroso recuerdo de perder a su madre a causa de un monstruo cuyo poder era desconocido incluso para jugadores de alto nivel.
Treinta jugadores de grado SS y SSS habían luchado contra aquel monstruo sin éxito, dejando una marca imborrable en Marck y fortaleciendo su determinación de proteger a las mujeres, así como a cualquier persona, de futuros peligros.
"¿Por qué no hacen equipo conmigo hasta que termine la prueba?", propuso Marck, extendiendo una invitación a Julia, Josh y Jessica.
"¿En serio lo dices, Marck?", preguntó Julia, sorprendida y emocionada por la oportunidad de unirse a un jugador tan talentoso como él.
Los tres jugadores se alegraron ante la propuesta de Marck, reconociendo la ventaja de trabajar juntos para superar los desafíos que les esperaban.
"¡No puedo creer que Marck nos haya invitado a su equipo!", exclamó Josh, emocionado por la perspectiva de colaborar con uno de los mejores jugadores de la torre.
"¡Es increíble! ¡Estoy emocionada por trabajar contigo, Marck!", agregó Jessica, compartiendo el entusiasmo de Josh.
Mientras tanto, en el fondo de su mente, Julia se encontraba dividida. No podía evitar pensar en la conexión que tenía con Marck y la necesidad de ocultar su verdadera identidad.
Pasó un tiempo después y la ronda 1 finalmente llegó a su fin.
[Has pasado la ronda 1]
[Jugadores restantes: 108]
[La ronda 2 comienza en 10 minutos]
El administrador se acercó a los jugadores, preparándose para anunciar el inicio de la siguiente etapa de la prueba.