Marck despertó con un sobresalto, solo para ser recibido por la furia en los ojos de Elizabet. Un puñetazo aterrizó en su rostro cuando abrió los ojos, cortesía de Elizabet, quien mostraba claramente su disgusto.
"¿A quién le llamas loca, idiota?"
Marck, aún aturdido, trató de comprender la situación mientras respondía con un
"¡Aah! ¡Elizabeth, tranquila!"
En medio de la confusión, Marck recordó el instante en que el dios dragón blanco habló. "Rayos, creo que me desmayé en ese momento."
Elizabet, intrigada, le preguntó por qué se desmayó. Marck, buscando sus palabras, mencionó la mirada al dios dragón blanco.
Mire al dios dragón blanco
"¿Qué?"
***
Hace cien años, existió un dragón blanco conocido como el dios dragón blanco. Este dragón fue el anterior rey de los dragones, trascendiendo al nivel de los dioses antes de desaparecer.
Antes de su desaparición, el dios dragón dejó un libro que elegiría a una sola persona. Aquel que obtuviera este libro heredaría todos los poderes y habilidades del dios dragón blanco.
Sin embargo, el dilema radicaba en que, durante los últimos cien años, nadie logró obtener el libro del dios dragón; este elegía a la persona indicada.
"El libro me eligió", pensó Marck con sorpresa.
Se creía que el elegido por el libro aparecería en 100 años, y ese período ya había transcurrido, por lo que tú eres el elegido, Marck.
"Si soy el elegido, ¿qué debo hacer entonces?"
"Si ya viste al dios dragón blanco, supongo que te dijo algo, ¿no?"
"Sí, así es," respondió Marck, aunque no comprendió completamente las palabras del dios dragón blanco, sabía con certeza que lo volvería a ver pronto.
Por eso, Marck debía subir de nivel lo más pronto posible, no solo por el dios dragón, sino también porque dos futuros enemigos iban a aparecer.
"Tengo un mal presentimiento", dijo Marck.
"¿Por qué?"
"Aquel ángel y el mago oscuro deben estar planeando algo."
"Sí, es verdad, pero uno de ellos no puede atacarte."
"Te refieres al ángel."
"En efecto, los ángeles no pueden atacar a los jugadores por algún rencor, pero en el caso de los magos oscuros, ellos sí pueden; son seres que rompen las reglas de la torre.
Por eso, los ángeles están a cargo de los magos oscuros. La única misión de los ángeles es evitar que los magos oscuros causen estragos o actúen de manera imprudente.
Aunque los administradores son los seres más poderosos de la torre, aparte de los dioses, ellos no intervienen en peleas, solo cuando se trata de jugadores avanzados.
Con una explicación clara Marck entendió por completo, Elizabeth de pronto cambio el tema sobre la prueba del piso.
La prueba comienza dentro de muy poco."
"¿De verdad? Entonces, ¿qué tal si vamos a algún lugar?"
"¿Qué planeas, Marck?"
"N-no, nada. Solo pensaba en tomar algún descanso."
"Es mejor que estés alerta; hace poco alguien estuvo espiando."
Pasaron 4 días, y Marck y Elizabet observaban otra pelea entre jugadores avanzados.
"¿Acaso esto pasa a menudo?"
"Sí, aunque no lo creas."
Y, como era de esperarse, apareció un administrador, pero este tenía un detalle diferente.
"¿Por qué lleva la ropa de color negro?"
En efecto, este administrador llevaba puesta la ropa de color negro; los otros administradores vestían de blanco, pero él era la excepción.
Pasaron tres minutos, y el problema se había resuelto.
"Vámonos."
"Pero ¿a dónde? La prueba empieza mañana."
"Iremos a otro lado, no a la prueba."
***
Marck, intrigado y algo confundido, seguía a Elizabet mientras se encontraban frente a un majestuoso palacio. La magnificencia del lugar se revelaba en cada detalle, desde las intricadas columnas hasta las altas torres que adornaban el horizonte. Mientras ambos contemplaban el impresionante edificio, Marck no pudo evitar notar una pequeña torre a un lado que generaba una curiosidad innata.
Al enfocarse en la torre, Marck quedó maravillado al darse cuenta de que una energía mágica excepcional emanaba de ella, tejiendo el aire con su presencia poderosa.
"¿Qué es eso? Una fuerte energía mágica sale de esa torre", pensó Marck, cuyos ojos reflejaban el asombro ante lo inexplicable.
Elizabet, al percatarse de la reacción de Marck, se aproximó con una sonrisa intrigada.
"¿Qué pasa, Marck?"
"N-no, nada. Solo vi algo. Pero ¿qué hacemos aquí?" inquirió Marck, tratando de comprender la situación.
"¿Ves esa torre allí? Es hacia donde nos dirigimos", explicó Elizabet, revelando un sentido de propósito en sus palabras.
"¿Eh?"
En ese momento, Elizabet extrajo un objeto del inventario, un documento que se asemejaba a un permiso de entrada. La sorpresa se reflejó en los ojos de Marck mientras observaba el objeto con intriga.
"¿Sacó eso de la nada?" se preguntó Marck, intentando comprender la naturaleza misteriosa de la situación mientras se preparaban para adentrarse en el enigma que les esperaba dentro de la torre.
Estando ya frente la puerta de la torre que emitía una gran cantidad de energía mágica, Elizabeth dió un paso y tocó la puerta de la gran torre.
Tok Tok
Detrás de la puerta resonaron pasos, seguidos por el crujir de otra puerta que se abrió lentamente. Un hombre, ataviado con un atuendo similar al de los sacerdotes, se presentó ante Marck.
Marck intercambió miradas con el mago conocido como Merlin.
"¿Quién eres, jovencito?" preguntó Merlin con un tono frío.
"Y-yo soy..."
En ese instante, Elizabet se colocó frente a Marck, interrumpiendo lo que iba a decir.
"Es mi discípulo."
"Oh, ya veo. Pasen, tengo un buen té."
Una vez dentro, Marck se encontraba sentado mientras Merlin y Elizabet disfrutaban de sus tazas de té.
"Oye, niño, ¿no tomarás tu té?" preguntó Merlin.
"Ah, disculpe."
Marck tomó la taza y dio un sorbo al té, pero en ese preciso momento, un mensaje del sistema apareció.
[Has subido 1 punto de resistencia]
[Has subido 1 punto de resistencia]
"¿Por qué mi resistencia subió dos puntos al beber este té?" se preguntó Marck, perplejo ante la conexión entre el inesperado aumento de resistencia y la bebida que acababa de tomar.
"¿Qué pasa, niño? ¿Por qué tienes esa cara?"
"Oh, no es nada. Solo que el té tiene un excelente sabor."
"¡Jajajaja! Me gusta esa actitud. Es claro que te sorprendiste por tu repentina subida de estadísticas, ¿no?"
"Jajaja, sí."
Elizabet esbozó una pequeña sonrisa, pero desapareció cuando se dispuso a hablar. "Merlin, vine aquí porque eres el único que me puede ayudar."
"Bien, ¿en qué te puedo ayudar?"
Marck se confundió, pero se mantuvo callado para escuchar lo que Elizabet iba a decir. La intriga se apoderaba de él mientras intentaba descifrar el misterio que se desenvolvía ante sus ojos.
"Es sobre tu discípulo, ¿verdad, Elizabet?"
"¿Sobre mí?"
"Así es. Creo que ya te diste cuenta, ¿no?"
"Oh, claro."
Marck, que no entendía nada, intervino interrumpiendo la conversación de Merlin y Elizabet. "¿Sobre mí?" Sus ojos reflejaban confusión mientras intentaba comprender el motivo de la reunión y su posible implicación en la situación que se desarrollaba.
"Aquí se refieren, ¿para qué me trajiste, Elizabet?"
"Niño, no te han dicho que no interrumpas mientras otros hablan."
"L-lo siento, pero ¿me podrían decir qué pasa?"
Marck mostró una expresión seria, como si esperara algo de gran importancia. Su curiosidad estaba teñida de un aura de urgencia.
"Niño, tú tienes la capacidad de obtener el mana."
Marck se sorprendió. Aunque no sabía qué era el mana, ya que nunca había escuchado hablar de ello, la mención de su capacidad lo dejó intrigado. Rápidamente, abrió su ventana de estado.
[Energía del mana: 0]
"¿Qué demonios pasó aquí?"
"Como verás, el libro del dios dragón blanco te dio esa estadística única."
"Pero, ¿qué es el mana?"
"Es la energía pura que contiene todos los mundos; es la energía creadora."
Marck se sorprendió al escuchar sobre un tipo de energía que era la base de la creación misma. Sus ojos reflejaban la mezcla de asombro y desconcierto mientras procesaba la información recién revelada.
"El mana es lo que muy pocos dioses tienen en sus manos. Y es por eso que te trajo Elizabet, para ayudarte a entenderlo."
Marck miró a Elizabet, asintiendo con la cabeza, pero en su interior, la sorpresa lo envolvía al descubrir que hasta los propios dioses tenían el mana.
"Niño, supongo que viste mi aura de mana hace rato, ¿no es así?"
"¿Eso era mana?"
Merlin asintió con la cabeza, respondiendo un sí.
"Niño, escucha con atención."
Marck, con una expresión seria, prestó atención a las palabras de Merlin, sorprendiéndose por lo que escuchaba.
"Entonces, ¿solo podré conseguir mana en el piso 11?"
"Sí, si buscas mana en otros pisos, no encontrarás la forma de obtenerlo."
"Pero el mana es más fuerte que la energía mágica."
"De hecho, la energía mágica es como si fuera hermana del mana. Si dominas ambas energías, tendrás un poder gigantesco en el futuro."
Marck procesaba la información, sintiendo la responsabilidad y el potencial que se desplegaban ante él. La revelación del mana abría un camino desconocido, y Marck se preparaba para enfrentar los desafíos que se avecinaban en su búsqueda por dominar estas poderosas energías.
"Pero esas dos energías no son las únicas que existen. Has oído hablar de la energía de las sombras."
"¿Qué?"
Marck volvió a sorprenderse al escuchar a Merlin.
"La energía de las sombras es la misma que usan los demonios, como los magos oscuros. Es una energía que te brinda mucho poder."
"Entonces, eso es..."
"La energía de las sombras, también conocida como magia maligna, es la misma que suelen usar los demonios, al igual que los magos oscuros. Sin embargo, los magos no pueden llegar a usarla al 100% de su verdadero poder; solo los demonios son capaces de usarla al máximo."
Si Marck llegara a tener esa energía, tendría tres estadísticas llamadas "los elementos". Con las tres energías, cualquier jugador sería imparable; incluso podría superar a los mismos dioses.
"Por eso, niño, si eres capaz de conseguir la energía de las sombras y combinarla con las otras dos, es posible que se fusionen las tres energías, obteniendo así la energía de la creación."
"¿Pero es posible obtener las tres energías?" interrogó Marck, con una mezcla de asombro y determinación en sus ojos.
"Claro que no, nadie ha logrado obtener las tres, ni siquiera los 12 dioses. Solo el rey ha tenido esa energía."
"El rey... creo que sé de quién habla, pero lo más importante, solo hay 12 dioses."
"En efecto, los 12 grandes dioses que gobiernan los pisos superiores. Solo el rey tiene el control sobre los 12 dioses. Es como si fueran sus 12 discípulos. El rey es un ser que viene de otra dimensión, una donde solo existen seres aún más allá de los poderes del rey."
***
Después de esta breve explicación, Marck comprendió lo que tenía que hacer, un nuevo objetivo que lo ayudaría en el futuro.
"Otra cosa, Marck, cuando llegues al nivel 100, no uses esa habilidad con frecuencia."
"¿Eh? ¿Qué habilidad?"
"Pronto lo sabrás."
Marck revisó sus habilidades, pero no encontró nada nuevo. Quizás Merlin se refería a "Ocho Ojos del Trono" o "Mirada del Abismo", habilidades que se desbloquean en el nivel 100 y que ahora resonaban en su mente como un misterio por descubrir.
Marck tenía algo en mente desde hacía mucho tiempo, y esta era la oportunidad de obtener esa respuesta gracias a Merlin.
"Tengo algo que quiero saber."
Merlin giró su cabeza, era Marck quien le hizo la pregunta.
"Adelante."
"¿Cómo consigo la Energía mágica?"
"Ya te dije que en el piso 11 se responderán tus preguntas."
Marck asintió como si estuviera satisfecho; sabía que el momento llegaría.
La personalidad de Marck siempre ha sido seria, compasiva, responsable, cuidadosa y paciente. Marck nunca ha sentido el enojo, pero sí el miedo.
"Miren eso, ya es de noche."
"Sigo preguntándome por qué el día en este piso pasa más rápido."
Dentro de un par de horas, la prueba del piso 7 estaría a punto de empezar. Marck y Elizabet se levantaron.
"Ya es hora de que nos vayamos", habló Elizabet.
"Antes de que se vayan, ¿no quieren un poco más de té?"
Marck asintió con una sonrisa.
El tiempo pasó, y Marck y Elizabet estaban a punto de irse cuando Merlin volvió a dirigirse a ellos.
"Toma, niño. Esto es para que puedas visitarme en todos los lugares en los que yo esté."
Marck agarró el objeto. Tenía la misma forma que el que usó Elizabet en la entrada, solo que este tenía una pequeña piedra morada en el centro.
Pasaron las horas, y ya era el día de la prueba del piso 7. El ambiente estaba cargado de anticipación y emoción mientras Marck y Elizabet se dirigían hacia la próxima etapa de su aventura en la torre. La promesa de respuestas y desafíos esperaba a ser descubierta en el séptimo piso.