Tarde en la noche, la familia Gardner aún está despierta.
Christopher Gardner estaba echado en el sofá, bebiendo en sus delgados pijamas. Ni siquiera estaba encendida la calefacción en la habitación.
Al ver esto, el ama de llaves inmediatamente entró en la habitación y le consiguió una manta esponjosa:
—Joven Maestro, hace frío...
—¿Ya encontraron a Molly? —Christopher entrecerró los ojos, alzando su copa de vino mientras preguntaba al ama de llaves. Sus movimientos eran insinuantes y cautivadores.
—Sin suerte. La Señorita Landon parece haber desaparecido. Buscamos por todo Silverton pero no pudimos encontrarla —respondió el ama de llaves—. Joven Maestro, quizás...
—Salga —Christopher interrumpió con palabras gélidas—. ¿Acaso tú tampoco entiendes lo que Molly significa para mí?
El ama de llaves suspiró y finalmente dijo:
—Continuaré buscándola bajo su mando, siempre que la Señora y el Maestro no se enteren.
Christopher se burló:
—¿Y si se enteran?
