Abrió la puerta y la abrazó; Chiouri la acarició y su mirada me buscó.
…Tranquila, sé a lo que has venido. Que poco confías en mí. Aunque no puedes leer la mente.
Con la mano plana apunté mi frente, renegué e hice una sonrisa de confianza. Desde su posición y por la diferencia de altura parecía una burla. Al intentar aliviarla, retomé mi paso dirección a la habitación.
—¿Chi? —preguntó levantando la mirada con dulzura.
—¿Has escuchado… rumores extraños?
—No. ¿A qué te refieres?
—No es… nada.
—Estaba preparando té para Mugon y Tira. ¿Quieres unirte? —La invitó inclinando su cabeza y pelo con pura inocencia con su cola energética.
⸎
Tumbado en la cama, toqueteé las funcionalidades del móvil.
La primera aplicación eran dos líneas curvadas roja y blanca entrelazadas: era un chat; sólo tenía a la diosa en contactos. Su avatar era ella sacando la lengua y tapándose los ojos; no quise pensar a lo que me recordaba, generaba malas vibras.
En su estado de perfil tenía escrito: «Molestando al nuevo, jajaja».
…Espero poder borrarla.
La segunda era un libro azul con un punto de lectura rojo: era un buscador de universos y dioses; al seleccionar cualquiera, aparecía una lista de las existentes: era una especie de páginas amarillas. También dos opciones más que ponía «Ranking» y «Favoritos».
Busqué a Nugu y aparecieron cuatro: Nugu, Nugun, Nuguyami y Nuguko; todos con su respectivo avatar al lado izquierdo. Salieron tres opciones al presionar su nombre: «Contactar», «Enviar petición de amistad» e «Información»; le mandé una petición en un intento de que me aceptara.
Su avatar era el erizo que atesoraba sentado en la ventana abierta, mostrando el paisaje junto a alguna nube; la resolución era increíble, no presenciaba píxeles y el tiempo de carga era inexistente. Miré su ficha:
«Nombre: Nugu.
Raza: Gatuna.
Dios/a: Peluches con poderes.
Universo: Peluches con poderes.
Popularidad: 36✩»
…¿Popularidad?
Al pulsar el texto subrayado, aparecía una explicación:
«Marcar la estrella sirve para elevarlo en el ranking. En la sección de favoritos encontrarás los que has marcado»
Me adapté enseguida, no imaginé a los dioses usando estas cosas. Presioné el nombre del universo, mostraba más información:
«Universo: Peluches con poderes.
Propietario/a: Nugu.
Dominio: Privado.
Residentes: 4.
Popularidad: 342✩
Etiquetas: Poderes, peluches, sin metabolismo.»
…¿Residentes cuatro? ¿Serán antiguos residentes? ¿Están de viaje? ¿Me mintió? Debería preguntarle luego…
Por desgracia, los nombres de los residentes no eran revelados.
Noté un dolor en el pecho, como si algo no encajara.
Había algo que me daba curiosidad: mi perfil. Lo busqué y sólo aparecí yo.
…¿Tan ridículo es mi nombre? Creo que A tenía razón…
«Nombre: Koly.
Raza: Simple humano.
Dios/a: Lolicon.
Universo: Peluches con poderes.
Popularidad: 1✩»
Cuando leí raza, evité mirar lo escrito.
—Debe ser una broma. Espero que se pueda cambiar —pensé en voz alta.
…Alguien me puso en favoritos, ¿será de la diosa?
La tercera era un rombo rojo vacío, dentro de otro más grande dorado; era una tienda con variedad de programas basura: herramientas, libros, novelas, juegos de pago…; el sistema era similar al mundo en el que viví. El símbolo del dinero era representado por un alma minimalista azul.
La cuarta era un cofre del tesoro con un cerrojo en forma de alma: se trataba de un banco donde aparecía mi dinero actual, marcaba que poseía 500 almas; si retrocedía a la anterior aplicación, los juegos variaban entre 5 a 40 almas.
El quinto era una cámara fotografiando una flor azul: como era de esperarse, era la cámara. Se podían añadir filtros y poner visión nocturna que iba de maravilla.
El sexto, un planeta multicolor en un lienzo: una especie de buscador o inteligencia que respondía o dibujaba lo que le pidieras.
Y, por último, un engranaje de las configuraciones básicas, incluso para cambiar el color de la tapa del móvil, también se podía personalizar el TIS con opciones complejas.
Indagué sobre alguien en concreto, busqué su nombre, pero no me atreví a entrar en su perfil.
No comprendía mis sentimientos, era confuso, sentía rabia y tristeza, algo no encajaba. El hecho de vivir me desconcertaba, puse mi mano con fuerza en mi pecho intentando cambiar algo, pero como siempre, nada sucedía. Quería descansar, era impotente, quería un cambio y a la vez nada.
…¿Por qué me encuentro en esta situación si odio a todos?…
Algo me consumía, no quería abrirlo y recordar a los humanos.
Sin previo aviso, alguien tocó mi espalda; me calmé y mantuve la compostura.
Estaba tan centrado que no noté su presencia, ni siquiera recordaba oír la puerta.
—¿Mugon? ¿Qué sucede? ¿Cuánto llevas aquí? —pregunté volteando la pantalla contra la cama.
…¿Me ha visto? ¿Creerá que la odio? ¿Acaso la odio? Es humana…
Todos los que conocí eran iguales, ¿ser una diosa la hacía diferente?
Pasé de estar tumbado a sentarme.
Mugon intentó hablar con dificultad, puso las manos en su cuello como si le doliera.
Quedé sorprendido al verlo, recordando algo difuso y efímero.
—¡Está bien! Cálmate… —Detuve sus manos como si la fuera a perder.
…¿¿Perderla?? ¿Por qué me importaría?
—Siéntate, no me molesta que escribas. Te iba a mandar una petición de amistad, podremos escribirnos cuando quieras… Y quería hablar contigo en privado…
«¿?» —escribió confundida en la libreta.
—La diosa te dijo que yo era aquel chico del que estabas enamorada, ¿no? —pregunté sin rodeos.
Se sobresaltó nerviosa y avergonzada.
«Sí, pero». La interrumpí antes de que terminase.
—Lo siento, no soy él; quiero que sepas que no te recuerdo.
…¿Qué estaré diciendo?… No recordarla significa que soy diferente al que conoció. Quiero que sea consciente…
—Seguro que estaba bromeando. Ha intentado molestarme una y otra vez; incluso le dijo a Nugu que reencarné junto a ti. —Le hice una sonrisa amarga.
…No recuerdo nada, la decepcionaría… Pero…
—Además, hay muchísimas personas como yo…
…Si lo que dijera fuera cierto, no hubiera pasado por aquello… Yo odio a todos.
Mugon, que hasta ahora estaba confundida, sonrió.
—No deberías acercarte tanto a mí…
…No tienes razón para estar enamorada de mí.
Algo dentro de mí estaba destrozado, como si perdiera el sentido de las emociones.
Interrumpiéndome, apretó mis mofletes limitando mi habla. Con serenidad y cariño renegó, sus ojos estaban repletos de calidez.
—¿Mugon? —Quedé sorprendido, pues era yo quien lloraba—. ¿Eh?
Me soltó y escribió; me limité a observarla.
«Si no eres él, ¿por qué sufres?»
—Nadie era capaz de cumplir mi sueño y no recuerdo nada de ti…
Negó con la cabeza:
«No importa, podemos empezar, no hay prisa»
—¿Por qué yo? ¿Sólo porque te salvé?…
Renegó y rio:
«Dices no ser él, pero hablas en primera persona★ ¿Sabes cuál es mi sueño?»
Suspiré para recuperar el ánimo:
—¿Ser cantante? —respondí habiendo visto su pasado.
Negó avergonzada, por lo que tardó en responder:
«Estar junto a ti para siempre». Sonrió.
…¿Qué?…
Evité su mirada, estaba más avergonzado que ella.
—¿Por qué debería creerte? Te lo has podido inventar ahora…
Mirándola de reojo, negó con calidez.
—¡Eso te lo puedo confirmar yo! ¡Como si lo recitara, no ha estado ni un solo día en el que no pensara en ti, me estresaba escuchar sus pensamientos! —testificó Tira saliendo de una sombra.
Mugon usó la mano para silenciarla y con la otra me lo negaba nerviosa.
Tira, con habilidad, movió las colas a voluntad, la inmovilizó y enredó su torso junto a sus brazos con suma facilidad, luego la puso contra el suelo. Su cola parecía elástica, pudiendo alargarla.
Como si hubiera sido normal que saliera de las sombras, continué sin sorprenderme:
—Si eso es verdad, es demasiado perfecta, es tan conveniente que parece falso…
Mugon estaba feliz a la vez que avergonzada.
—Cada uno crea su futuro: al igual que es conveniente para ti, también lo es para ella. Está, a diario, obsesionada en querer verte. Si te contara lo que hace pensando en ti, no te lo creerías~
…¿¡!? ¿¡Te refieres a…!?
Afirmó con la cabeza y Mugon lloraba de vergüenza tirada en el suelo.
—No, no dejaré que te escondas. Eso no es verdad, no tiene por qué rechazarte —expuso sus pensamientos; la levantó del suelo posicionándola frente a mí y la liberó.
—No te preocupes. Te debería conocer más y comprobar si de verdad puedes cumplirlo; no descartaré la posibilidad de que puedas ser mi pareja.
…Pero tampoco desecho que no pueda cumplirlo. Comprobemos si lo que siento es odio.
«¡Prometo que me esforzaré! ★», enseñó con valor todavía avergonzada.
…No negaré que al menos es mona, a pesar de ser humana.
—Dice que no niega que eres increíblemente mona —se chivó Tira con una sonrisa presumida; Mugon estaba a punto de desmayarse.
…No me gusta que me lean la mente.
—Por cierto, ¿por qué tienes una pegatina debajo del ojo?
«En un festival, Nugu me dijo que me quedaba bien, por lo que empecé a usarlo. ¿No te gusta? ¿Quieres que me lo quite?»
—Pienso que te queda bien. No deberías dejar de usar algo porque lo diga yo. Si fueras mi pareja, te amaría sin importar qué uses. —Se agarró el pecho y cayó al suelo como una niña que se movía para liberar su emoción—. ¿¡Estás bien!? —Me agaché preocupado.
—Ya te dije que está obsesionada, ten más cuidado, tiene que acostumbrarse.
Volví a mi lugar al comprobar que estaba bien.
…¡Si ni siquiera he hecho nada! ¡Y he dicho si fuera mi pareja, no lo es aún!
—Aún —reiteró tapándose la boca con las puntas de los dedos y sonriendo con malicia.
—¿Y qué hacéis aquí? ¿Qué ha pasado con Nugu y Chiouri?
—Me escapé, dije que iba al baño y vine de hurtadillas a espiaros~ —respondió sin vergüenza.
Mugon escribía en el suelo:
«Quería que estuvieras con nosotras, por lo que vine a sorprenderte y entré en silencio. Lo siento…»
—No pasa nada.
…Tanto que ni siquiera te oí entrar.
—Ese es su poder~ —aclaró a mis pensamientos.
Mugon asintió y me lo mostró:
«Di algo después de que te toque★». Se arrodilló, se tapó la boca con la mano y sujetó la mía evitando mirarme, ruborizada, a la cara.
…No puede ser…
Intenté decir su nombre, pero no emitía sonido alguno.
—Silencia cualquier cosa que toca, puede abrir una puerta chirriante sin que suene~
Quedé sorprendido, no por su poder, sino por la activación: taparse la boca era para que no la golpeasen. Pero como antes intentó hablar; ¿puede pero tiene un trauma?, pensé.
…La abrazaría para que se sintiera mejor, pero sería irrespetuoso. La última vez casi colapsé… ¿Por qué sucedería? Ahora me siento mejor que las otras veces.
—¡Escucha, escucha, Mugon! Dice que te quiere abrazar el resto de su vida, que es reconfortante hacerlo contigo. ¿Qué bien, cierto? Lo has conseguido —exageró con malicia.
—¡No he dicho todo eso!
…Deja de leer mi mente. ¡Es injusto! Yo también quiero saber lo que piensa.
—Debo estar cerca para leerlos. Piensa que lo puedes hacer tantas veces quieras y que te ama~
Volvió hacia Tira intentando silenciarla y, de nuevo, fue inutilizada.
…Agradezco que me quiera tanto, pero es humana…
—Deberíais volver con Nugu, se preocupará.
Mugon renegó con la cabeza.
—Quiere que vengas con nosotras.
Esta situación no requería moverme mucho, por lo que accedí.
—Aunque no daré conversación.
…Me la pasaré descansando.
Mugon estaba feliz como si hubiera conseguido un logro.
Me dirigí a la puerta y, al abrirla, Nugu estuvo a punto de caer dentro como si hubiera chismoneado. Antes de que lo hiciera, la sujeté por su panza evitando que se comiera el suelo.
—¿Estabas espiando? —pregunté; sonrió torpemente y la ayudé a ponerse de pie—. ¿Y Chiouri?
—Chi ya se marchó.
⸎
En el salón, Nugu y Tira estaban sentadas al lado contrario de la mesa y Mugon a mi lado.
—¿Este año también me acompañaréis al festival de títeres? —sugirió Nugu.
Estaba acostado de brazos cruzados y ojos cerrados sobre la mesa sin interferir en la conversación.
«Sí, espero que esta vez podamos ver el teatro del osito coronado que perdió el alma★»
—Por supuesto~
Al responder ambas, se hizo el silencio.
Por debajo de la mesa, Tira cogió con las colas la silla de Mugon y la arrimó a mí. Nugu levantó los puños animándola y movió la cola como si intentara capturar a su presa; Tira, en un acto de confianza, le afirmó con la cabeza; Mugon estaba nerviosa, pero se llenó de valor.
Puso la cara por encima de la mía para verme y pinchó mi moflete para llamar mi atención; la miré de reojo, me tocó con tanto cariño que era hasta cómodo.
«También vendrás, ¿verdad? ★». Me sonrió.
Era tan mona que le devolví la sonrisa.
—No. —Quedó estupefacta por mi respuesta negativa inmediata—. No encuentro lo divertido de salir. Preferiría quedarme aquí abrazándote el día entero a salir sin motivación.
Miró con desconsuelo a sus amigas, pareciera que era ella la que cambiaría de opinión. Quedaron en shock y nerviosas al ver la reacción de su amiga: sus planes se iban al garete.
—Conque sin motivación…~ —musitó Tira; se levantó y susurró en mi oído—: ¿Y si te ofrezco fotos de Mugon desnuda?
Me levanté como si hubiera escuchado algo sorprendente.
—¿¡En serio!? ¿Pensabas que diría eso? Además, sólo las aceptaría si ella me las ofrece. Y no las hagas sin su permiso —respondí volviendo a mi posición de descanso.
Tira miró apenada a Mugon:
—No te preocupes, tenemos tiempo para disuadirlo~
…Ni que fuera fácil. Para ello debería ser mi pareja, entonces lo pensaría. Y es humana…
—¡¡No puedo quedarme callada!! ¡¡«Humana, humana, humana» una y otra vez!! ¿¡Qué problema tienes con que lo sea!? ¡¡No la compares con el resto!! —reprochó Tira mosqueada.
Antes de que pudiera discutir de los odiosos humanos que conocí, Nugu, con ambas manos, golpeó y se levantó de la mesa deteniendo la pelea.
—Mugon, Tira…, deberíais volver.
…¿Las está echando? Aún es cerca del mediodía.
Supuse al mirar hacia fuera.
—Sí, tenemos cosas que hacer. Mugon, no lo has olvidado, ¿verdad? —recordó Tira.
Su compañera asintió motivada; Nugu las acompañó hasta la entrada para despedirse:
—N-Nos vemos otro día. —Sonrió como si actuase en algún teatro.
«Sí, gracias; de verdad te quiero, Nugu★». Se agachó y la abrazó por su largo pelo con cariño.
Observando el extraño comportamiento del trío, me acerqué a Nugu por la espalda que se despedía con la mano y con una extraña sonrisa cuando ambas ya se habían marchado.
En un acto de interrogatorio, puse mi derecha en su hombro derecho, y tensó la cola pendiente de mi presencia.
—K-K-Koly. ¿Q-Qué pasa?
—Eh. No, nada. Me preguntaba si me escondías algo.
—¿E-Esconder? N-No sé de qué hablas. —Mantenía su rara sonrisa.
Me agaché a su altura y puse mi cara junto a la suya a través de su hombro izquierdo.
—A lo mejor te debería torturar.
—¿¡Torturar!?
—Sufre la ira… ¡de las cosquillas! —Cosquillé con rapidez su abdomen sin piedad.
—¡¡No!! ¡Jajajaja-ajaj! ¡Detén-Jajja!
—¿Confesarás?
Se giró hacia mí a punto de caer al suelo.
—¡Jajaja-No-jaj-sé-jajaj-nada-jajaja.
Sentía que para mí era importante, su sonrisa me alegraba, estaba encariñado con ella. Me detuve y la abracé, ambos tirados al suelo; se encontraba encima de mí como un pequeño gato.
—De verdad eres la mejor, Nugu…
—¿Eh? —Acalorada y confundida, no entendía nada.
—Sólo espero… que tampoco seas una mentira… —confesé dolorido.
Recostada sobre mí, sujetó mi camiseta con fuerza.