Anya
-Señorita Kozlov?- los suaves movimientos y voz de Sabrine me despiertan.
-Mmm?- es lo mejor que puedo hacer por ella. Mi garganta está seca y no puedo decir mucho.
-Tiene visitas.
Frunzo el ceño, visitas? Nas siquiera sabe dónde estoy, no he podido hablar con ella aún; no se me ocurre quién podría estar visitándome.
-Quien?- logro preguntar.
-La señora Larisa Leokov.
-Segura que no viene a ver a Aleksei?- pregunto, sin evitar la amargura en mi voz.
No me gusta la idea de mujeres viniendo a ver a Aleksei a la casa donde me estoy quedando contra mi voluntad, no traer mujeres seria el mínimo respeto que me podría tener.
-Cariño, la señora Leokov está casada con el mejor amigo de Aleksei; además él considera su hermana, ella no viene por eso. Ella está aquí para ayudarte a adaptarte a la nueva vida que tienes. Estoy segura que en ella encontrarás a una amiga.
Tengo que aceptar que me gusta lo que dice, llegue al mundo de Aleksei de manera abrupta e inesperada, no sé que esperar, y me gusta la idea de tener una amiga que sepa de mi nueva vida.
-Bajare en un minuto.
Entro a la sala para encontrarme a una mujer de espaldas, con la mirada en la ventana y con una tasa de café en sus manos.
Espero unos segundos a que de de cuenta de mi presencia pero al parecer está muy sumida en sus pensamientos.
Aclaro mi garganta antes de hablar.
-Larisa?- pregunto, aunque de sobresalta un poco, no ha derramado una gota de su café.
Sus ojos se pasean por mi cabello, y cara antes de detenerse en mi vientre.
Lo sabe. No sé porque no lo supuse antes.
Una ves termina de examinarme, me da una cálida y sincera sonrisa.
-Eres tú, eres más bonita de lo que imagine. No me extraña que tengas a Alek loco por ti- sonríe antes de acercarse a mi y timer su bolso.-bien, hay que irnos.
Irnos? Que? Acabo de conocer a la mujer y quiere sacarme de aquí?
-Irnos? A donde?
-A comprar, hay una reunión de la hermandad en unos días, y tenemos que vestirnos para impresionar, más que nada tu.
-Alek no me dijo nada, lo más probable es que ni siquiera este invitada.
Ella solo ríe, aparentemente sin prestarme atención.
-Vas a ir.
-Y si no quiero ir?
Con el cansancio, músculos con contracturas por estrés lo último que quiero es salir o hacer algo.
-Cariño, estoy siendo buena y amable contigo. Me caes bien y me doy cuenta de que estas asustada, así que te dire como son las cosas ya que me puedo imaginar que no tienes la menor idea de que está pasando, si?
-Por favor- se me escapa y ella me mira con dulzura.
-Nena, lo único que está entre tú muerte y la de tu hermano es Aleksei, tu hermano se equivoco mucho y no sé a quiénes más jodio, pero es malo; la única manera en la que puedes asegurar tu bienestar y el de tu hermano es hacer lo que Aleksei te diga, el quiere que seas una madre para el bebé y está protegiéndote; pero para hacerlo, debes ser su mujer. En nuestro mundo, no puede protegerte si no eres su mujer.
Asimilo sus palabras que incluso me marean un poco.
No hay opciones para mí. Ya no tengo opciones o plan b o plan c.
Este es mi único plan, y lo mejor que puedo hacer es hacer que las cosas funcionen.
-No sé nada de este mundo.
Larisa sonrío, enseñándome su cálida y amigable mirada de nuevo.
-Tu no, pero yo sí. Voy a ayudarte, Anya, para eso estoy aquí. Quiero que seamos amigas, buenas amigas.
Sonrío un poco a sus palabras, me haría bien una amiga que me pueda ayudar.
-Lo primero en la lista es arreglar tu cabello y cejas, nena, he oído que todo eso de estar embarazada es un infierno, por lo que entiendo que estés enfocada en otras cosas, ahora, vamos a ir al spa y ahí vamos a cuidar de ti, vas a quedar feliz y relajada, además de que conocerás a Darya. La mujer de otro miembro de la hermandad, ella es dueña del spa.
Asiento mientras ella sigue hablando. Aparentemente, ella tiene mucho que de ir y eso me gusta, tiene una clase de sensación, no sé cómo describirlo, es fácil confiar y sentirse cómoda con ella.8
Increíblemente fácil.
* * *
Cuando Larisa prometió que estaría más relajada y feliz después del spa y los tratamientos y masajes, ella no estaba mintiendo.
Estaba tan relajada que sentía que flotaba.
Mis ojos se desviaron a Larisa quien tenía los ojos cerrados mientras tomaba un sorbo del champán que habían traído hace unos minutos, yo me tuve que conformar con una mimosa sin alcohol.
-Joder, me voy dos minutos y ya te apoderaste de mi spa?
Una voz con un profundo acento llamo mi atención.
Una alta, muy bonita mujer que me recordaba a blanca nieves miraba a Larisa con una media sonrisa.
-Apoderarme? Nena, estoy comprando tus servicios- informó Larisa antes de sonreír.
-Hasta donde yo sabia, la champaña no estaba disponible para cualquiera.
-Perdona, perra, yo no soy cualquiera- espetó Larisa antes de abrir sus brazos a la pálida mujer.
Mientras ambas mujeres se abrazaban y saludaban como si fueran familia, yo observé incomoda la escena, la cual me hizo extrañar más a Nas. Mi loca mejor amiga.
Mi mejor amiga que debe estar enloqueciendo ya que había prometido llamarla, cosa que no hice. Y visitarla, cosa que tampoco hice.
-Tu debes ser Anya, un placer conocerte, cariño. Pobre cosita, debes estar confundida como el infierno con tanta cosas pasando.
-Estamos camino a conseguirle a Anya un vestido para la reunión de la hermandad. Todos estarán ahí y Anya debe jodidamente impresionar para dejar a las perras con la boca abierta.
-La vas a llevar con Monique?
-Con quien más? Toda mujer de un miembro de La Hermandad que se respete va con ella.
Fruncí mi ceño, creí que con la vida de lujos que llevaban los miembros de la hermandad, sus mujeres solo comprarían sus vestidos o ropa en tiendas sumamente finas y costosas.
-Monique es un amor. La vas a adorar. Lo prometo- Larisa y Darya me sonrieron antes de comenzar a preguntar mis preferencias de colores o en estilos de vestidos y demás. Yo solo suspire antes de responderles, casi abrumadas por su entusiasmo.
-Señoras-a profunda y ronca voz de Max, el hombre que Alek envió para prácticamente seguirnos, pero según Larisa, para protegernos se escucha a través de la puerta.
-Estamos decentes, Max; entra con tranquilidad- dice en voz alta Larisa.
-Podría, pero no quiero que sus esposos me maten o me corten la polla. Verlas en esas batas que usan incluso sería una posible sentencia de muerte y le tengo cariño a mi vida y polla.
Aunque probablemente no debería, sus palabras nos hacen reír a todas.
-Como sea, cariño; qué pasa ahora?
-Es Aleksei, quiere hablar con Anya.
Darya hace un gesto a una de las chicas que le estaba haciendo masajes a Larisa, la cual se pone de pie y sale antes de regresar con el celular y entregármelo.
-Hola?
-Estas bien?
-Sí- murmuro mientras siento algo de calidez y media sonrisa se forma en mi cara al escuchar la preocupación en su voz.
-Max dijo que recibiste los libros de contabilidad.
-Sí, estoy haciendo las cuentas y analizándolos.
-Ya sabes de la reunión de la hermandad? Darya y Larisa te están ayudando?
-Están siendo muy amables conmigo. Aunque no veo de la necesidad de…-
-Nena, vestidos, preparaciones y todo eso es cosa de mujeres; yo no sé de eso, pero Darya y Larisa son expertas; confío en ambas y todas las otras mujeres se llevan bien con ellas y les tienen respeto, y las putas de los miembros no se atreven a siquiera hablarles. Con ellas instruyéndote estarás bien.
-Ellas me caen bien.
-Son buenas, por eso te envié con ellas. ¿Nena, pásame a Larisa, si? Te veré en casa más tarde y hablaremos de algo pendiente. Si?
-Está bien- murmuré antes de entregarle el teléfono a Larisa quien contesto y al segundo ya estaba rodando los ojos pero aún con una media sonrisa en su cara.
Casa.
Aleksei se había referido a ese palacio como si también fuera mi hogar.
Pero no era. Era su hogar y también viviría ahí con el bebé, pero nunca la sentiría como casa. No realmente.
-Sí, está bien; joder Alek te estoy diciendo que me voy a asegurar de que coma algo. Sí, voy a hacer que coma algo más de ensalada, si sigues rompiendo mis pelotas voy a colgar. No estoy bromeando. Está bien. Adiós.
Larisa suspiró con una sonrisa antes de solo estirar su mano con el teléfono en la mano y la misma chica anterior tomo el teléfono y desapareció y regreso a hacer masajes a Larisa.
-Si es así desde ahora ni quiero imaginar que pasará cuando tu fecha se acerque.
Las palabras de Larisa me hicieron sonreír.
Tal vez, después de todo, Alek podría terminar siendo un buen padre.