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Chapter 8 - Capítulo 8

Al día siguiente muy por la mañana me fui a la escuela.

No tengo ningún otro lugar al cual poder acudir después de lo de ayer.

No tenía ningún otro lugar al cual poder acudir cuando me sentía de esta manera. Siempre que me he sentido abrumado, ya sea por las constantes pesadillas o cualquier otra cosa, lo único que conocía que podía ayudarme en este tipo de situación se encuentra en la ayudar.

Quizás la rutina de la academia o tal vez el poder no pensar en nada mientras ayudaba a los demás es lo que me trae paz mental. No lo sabía.

No paso demasiado tiempo desde que puse un pie en la academia para que alguien se me acercara en busca de mi ayuda.

Acepté sin dudarlo.

Así fui guiado por los tantos campos de entrenamiento hacia uno en específico. Uno en el que pocas veces había estado antes.

Era el club de arquería.

Siendo sincero aun si era un fan acérrimo de Archer la arquería no era el deporte que más atraía mi atención.

¿Qué hubiese hecho Shirou en mi situación?

Para tratar de consolarme intenté ver las cosas como Shirou lo haría.

Mi buena voluntad era una extensión de la voluntad de Shirou, porque muy dentro mío sabía que yo solo lo imitaba, y aunque realizaba todo por gusto propio, igualmente no era algo que nació totalmente de mí.

Es cierto al igual que Shirou yo caí en la falsedad.

Seguí con las cosas del club de arquería buscando consuelo en las cosas que hacía.

No me importaba el tiempo que pasase en este lugar, porque solo de esta manera podía sumergirme en mis pensamientos sin la posibilidad de ser agobiado por mis temores. Es por eso por lo que lo único importante era el poderme mantenerme concentrado en alguna otra cosa.

Revisé con meticulosidad todos los arcos, así como también las flechas.

El tiempo pasó sin darme cuenta y ya había terminado con todo lo que me encargaron.

— Es hora de ir a clases. —Me dije con desgana.

La academia, al igual de siempre mantenía en sus aulas a los estudiantes que estando muy inmersos en transcribir todo lo que los profesores decían, ese ambiente de seriedad y tranquilada me pude tranquilizar. La ansiedad de lo que casi hice ayer desapareció sin dejar rastro alguno.

Las horas transcurrieron sin ningún problema mostrándome diferentes cosas vánales sin importancia para los demás indicándome indirectamente que yo no era el único que sufría en silencio.

Ante todas las escenas juveniles pasando delante mío una pequeña inconformidad se manifestó en mi antes de desvanecerse con la misma velocidad que apareció.

Al final del día, cuando las sombras volvieron a aparecer y a engullir todo, la academia se empezó a sumir en una calma total. La vivacidad del día desapareció, pero con el amparo del sentimiento de haber sido útil para los demás dejé que la poca luz remanente del día que se acababa guiara mi camino de regreso.

De repente, de un oscuro callejón las sombras cobraron forma, adoptando la figura de un hombre alto.

Los ojos del hombre, en los que ardía una luz feroz, se clavaron en los míos y pude ver un enorme abismo de oscuridad.

— Pareces estar en un muy buen estado, Liam.

Su voz me sacó del trance en el que me encontraba.

MI cabeza empezó a doler con un fuerte hormigueo que pasó por toda mi espalda.

[¡DIng!] [Se ha detectado el uso de magia sobre el usuario.]

Sacudí la cabeza con dolor. ¿Qué me acaba de pasar? Tomé mi cabeza intentando comprender la situación hasta que recordé haber escuchado mi nombre.

¿Cómo puede saber cómo me llamo? ¿Él acaso me conocía? Miré nuevamente al oscuro callejón intentando ver alguna facción reconocible, sin embargo, todo estaba demasiado oscuro como para siquiera poder saber si de verdad alguien se encontraba allí.

Quise acercarme para comprobar si no era alguien que conocía, no obstante, cuando acerqué uno de mis pies tuve un mal presentimiento.

Me mantuve firme por pocos segundos viendo el callejón hasta ver por primera vez como alguien se estaba acercando lentamente.

Él caminaba lentamente siendo renuente a querer salir de las penumbras, pero como si fuera un imán que tuviera en su mano mi mirada fue dirigida hacia una pequeña luz. ¿Qué era eso? Me fijé más detenidamente en ese objeto en su mano.

Mis ojos se esforzaron por comprender lo que sostenía hasta sentir un gran temblor recorrer por mi espalda.

La adrenalina invadió mi cuerpo y como si de una respuesta predeterminada mis piernas se volvieron más ligeras. Mis manos empezaron a temblar y sin intercambiar palabra alguna ni saber el motivo me eché a correr lejos del callejón.

Corrí por el camino del que venía yendo hacia la academia sin tener la más mínima idea de lo que quien escapaba.

Sentía un nudo en la garganta que me dificultaba respirar. ¿Acaso esto a lo que muchos llaman tener el corazón en la garganta? Tragué saliva intentando eliminar la molesta sensación sin ningún éxito.

— ¿Parece que tienes buenos instintos o es que alguien te avisó de que venía?

¿¡Qué demonios!? ¡Esa voz acaba de salir de un callejón delante mío! Detuve mi carrera antes de entrar al callejón. Ya no podía ir a la academia porque requiere que pasase por ese callejón. ¿Entonces a dónde voy? No puedo ir a mi departamento, está demasiado lejos de aquí, pero si no voy allí, ¿adónde más puedo ir?

El sol se estaba a punto de ocultar cuando me quedé parado intentando decidir hacia donde debía ir.

Mi respiración estaba agitada por todo lo que había corrido. Mi corazón latía con fuerza, y el único lugar que tenía como refugio se encontraba demasiado lejos. Frente todo esto a mis ojos la ciudad se volvió un laberinto del cual no conocía el camino que llevase a la salía.

En ese momento de desesperación el sistema que hasta ese momento solo fue un mero espectador hiso acto de presencia.

[¡Ding!] [Se ha detectado una amenaza superior.]

[¡Ding!] [El sistema ha detectado la presencia de un fragmento del falso profeta]

[Activando protocolo de supervivencia en 3… 2…1]

[Ding!] [Protocolo activado correctamente]

[Empezando la activación forzosa de los circuitos del cuerpo del huésped.]

[Ding!] [Se le otorga momentáneamente la habilidad: Refuerzo.] 

Una notificación verde parpadeó en mis ojos, anunciando algo que no pude entender.

Un gran dolor se propago por mi cuerpo como un rayo haciendo que todos mis músculos se contrajeran por un segundo. Luego una cálida sensación se extendió por todas partes volviendo mi cuerpo más ligero.

Mis piernas y brazo mostraron un patrón de líneas recta que irradiaban una luz verde metálica. Me revisé todo el cuerpo por un instante antes de escuchar unos aplausos provenientes desde el frente mío.

— Excelente, sin duda alguna no eres como los demás. ¿Pero Liam sabes siquiera tú lo que eres, o en lo que puedes llegar a convertirte?

El hombre oculto entre las sombras pareció entender lo que me sucedió, no obstante, cuando quise preguntar una mano tomó mi cuello.

Comencé a hiperventilarme. ¿Cuándo se puso detrás de mí? Apreté los dientes intentando calmarme.

— Es mejor que me escuches si no quieres sufrir.

La mano dejó mi cuello permitiéndome respirar, pero sentí un nuevo hormigueo. Me giré para ver al hombre, pero la oscuridad de la noche había llegado. Todo se encontraba ennegrecido y las farolas que debían alumbrar a estas horas las calles no parecían estar funcionando.

Mi intuición me volvió a decir que escapara mientras mi cuerpo temblaba de miedo.

No me tomé un tiempo para pensar si era la mejor opción que tenía, simplemente seguí lo que mi intuición me decía. Corriendo a una velocidad tan rápida que se me era difícil poder detenerme para girar.

Atribuí mi gran velocidad al miedo que sentía en este momento. Había leído en muchos libros que cuando un humano se enfrenta a una situación de gran estrés su cuerpo puede llegar a sobrepasar momentáneamente sus capacidades físicas. ¿Me ocurría lo mismo?

Corrí una gran distancia antes de darme cuenta de que no me dirigía a la academia ni a mi departamento, me estaba dirigiendo hacia las afueras de la ciudad. Sin embargo, no podía detenerme.

No sé porque, pero siento como la presencia del hombre siguiéndome muy de cerca. Era como si ambos estuviéramos en una persecución en la cual mi perseguidor sabía que camino tomaría de antemano.

Ante mis ojos la ciudad se convirtió en un escenario mortal en el que la presa, yo, no podría escapar nunca del misterioso

Los callejones se estrechaban y expandían, como si la misma ciudad conspirara en mi contra obligando a golpearme contras las paredes para poder girar. 

En un último esfuerzo, con los hombros adoloridos en lugar de girar salté sobre un contenedor de basura esperando dar otro salto para intentar sobrepasar el muro con el que me iba a chocar.

Mis piernas ardieron al pisar el contenedor preparándome para dar un salto con todas mis fuerzas.

¡Yo puedo!

Me motivé a mí mismo antes de pegar un salto tan alto que me mantuve en el aire unos cuantos segundos.

— ¡Qué mierdaaaa!

La altura y distancia que logré recorrer con el salto fue mucho mas de la que pude pensar. En el aire lo único que me quedo fue agitar los brazos con desesperación sin saber que hacer. Luego por inercia mi cuerpo cayó sobre el jardín de una casa.

El aterrizaje fue doloroso, pero en realidad el dolor no me importo porque mis pulmones ardían mientras mis piernas temblaban de miedo. Absolutamente esto, que acababa de hacer, era algo sin precedente, por lo menos para mí.

No obstante, por esos pequeños momentos la ciudad se volvió más tranquila, ya no sentí la presencia ni la mirada del hombre parecía haberse esfumado.

Me alegré de haber podido escapar.

— Lo hice.

 Respiré profundamente cuando comprobé que mi perseguidor no hiso acto de presencia aun habiendo pasado varios segundos en lo que normalmente debía haberme alcanzado.

— Puede que lo haya despistado al saltar hasta aquí, pero es mejor irme rápidamente, solo por si acaso.

Un poco temeroso de que el hombre vuelva a aparecer me levanté.

Salí a la calle desierta.

Por la hora que era, solo se podía escuchar únicamente el eco de mis pasos resonar por la calle. La noche había llegado permitiendo que la oscuridad envuelva mis alrededores, y sin poder ver demasiado lejos mantuve mi marcha apresurada.

¿¡Qué!? Nuevamente un escalofrió recorrió mi espalda.

Mis nervios volvieron a agitarse ante la misma sensación de peligro recorrer por mi nuca. Instintivamente supe que mi cuerpo me estaba advirtiendo de algo, y por lo que tuve que pasar hasta ahora me hice una idea de lo que significaba.

Tengo que alejarme de este lugar.

Corrí en la dirección opuesta de la que estaba caminando, pero al hacerlo una fuerte ráfaga de viento me tiró al suelo.

Desconcertado alcé la mirada mientras intentaba ponerme de pie. Y frente a mi una figura majestuosa apareció.

Un ángel de alas negras se materializó en el aire.

No era hermoso como en tantas historias los describían, pero sus facciones severas y su atuendo elegante le dio un aire de superioridad que no parecía ser la de alguien que quisiera hacer amigos.

— ¿¡Qué…!?

Estuve conmocionado por ver a un ser mitológico, por decirlo de alguna manera, frente a mis ojos.

Por otro lado, el hombre no mostró ninguna expresión. Él solo se encontraba suspendido aleteando sus alas unas pocas veces mostrando una imagen majestuosa e impetuosa.

No era exageración decir que su mera presencia eclipso todo a su alrededor.

Él demostró en muy poco tiempo lo que era ser un ente superior capaz de abrumar a un mero mortal con su mera presencia.

La envergadura de sus enormes alas negras parecía fusionarse con el oscuro cielo nocturno.

Estaba vestido de manera elegante, con un sombrero negro que apenas dejaba ver sus ojos fríos y con facciones afiladas. Llevaba también una gabardina gris cubría todo su cuerpo solo dejando ver su pantalón negro y sus zapatos.

Él no pronunció ninguna palabra. No le era necesaria. El solo estar aquí me infería cuál era su propósito.

Él estaba aquí por mí.

Sus manos ocultas tras unos guantes negros hiso que un destello de luz azul tomara forma de algo parecido a una lanza. Me quedé impresionado al ver como desde la misma nada algo acababa de aparecer en su mano.

Sentí un hormigueo extraño, como si algo estuviera advirtiéndome de lo que iría a pasar. Sin darme cuenta una luz verde destelló en mis ojos. Mientras tanto, aun sin darme cuenta por su velocidad, la lanza brillante del ángel se lanzaba hacia mí.

Mi cuerpo se movió solo al percatarse del peligro inminente.

No importó que mis piernas estuvieran adoloridas por el mal aterrizaje que hice, ambas se movieron con una soltura difícil de creer apartándome del lugar de donde la lanza estaba por chocar.

Una explosión provino de donde la lanza aterrizó.

Mi cuerpo que aún no había logrado alejarse lo suficiente fue atrapado en la explosión lo que provocó que fuera sacudido violentamente en el aire.

Enormes heridas aparecieron por todo mi cuerpo.

Al caer lo único que pude hacer fue retorcerme en el suelo tratando de no desmayarme por la intensidad del dolor.

La lanza no me alcanzó directamente, pero la agonía por el dolor era demasiada.

La gabardina gris del ángel se meció con la brisa nocturna mientras se acercaba a mi batiendo sus enormes alas negras.

— Humano, ¿creías que podrías escapar de mi alcance? Deberías haberme obedecido y no haber elegido tu muerte —su voz resonó, acentuando cada palabra con una solemnidad que transmitía siglos de experiencia—. Tú eres insignificante ante nosotros. 

El sombrero negro ocultaba la mayor parte de su rostro, pero sus ojos ardían con una intensidad casi divina.

El ángel de alas negras avanzó con paso firme. Mostrando de que en cada uno de sus movimientos podía la intensidad del aire a su alrededor. Su gabardina ondeaba levemente sin verse perturbadas por las gélidas brisas nocturnas.

El dolor en mi cuerpo persistía sin dar algún indicio de desaparecer aun si me suministraban anestesia hasta que una extraña calidez mermó el dolor.

Entonces, una notificación verde parpadeó en mis ojos, una intervención tardía del sistema. 

[Ding] [Nueva misión] 

[Misión de supervivencia.] 

[¡Aguanté el tiempo suficiente hasta la llegada de los refuerzos!]

[Para asegurar su supervivencia el sistema le brindara la habilidad [Refuerzo] y el efecto de curación por un corto periodo de tiempo. Intente poder sobrevivir en ese lapso de tiempo antes de que termine muriendo.]

[Ding!] [Efecto de curación avanzada] [Tiempo restante: 10:30 min]

[¡Sobreviva con el menor daño posible!]

¿¡Qué estás diciendo!? 

Mis heridas empezaron a sanar rápidamente.

Me quedé sin palabras por la vista. Los pequeños rasmillones empezaron a desaparecer rápidamente, no obstante, no estuve alegre. Tenía que hacer caso al sistema para poder sobrevivir.

Me levanté de suelo para resistir los 10 minutos.

— Oh~ ¿Te levantas? Tu resistencia no es más que efímera, humano.

Lo podré lograr, ¿¡verdad sistema!?

Aún si quería preguntar eso sabía muy bien que no tenía tiempo para ello. Lo único que podría hacer era enfrentarme al ángel con la esperanza y determinación de no morir.

Tragué saliva fuertemente.

— Ja~ Humano mírame, mi mera existencia eclipsa la tuya como la oscuridad eclipsa la luz —declaró el ángel mientras su lanza oscura se materializaba de nuevo. 

¿Soy solo yo o lo que acaba de decir es muy arrogante y fuera de lugar?

Sé que ahora mismo mi vida está balanceándose sobre una delgada capa de hielo que en cualquier momento puede romperse, pero no tengo de otra más que tratar de no pensar eso.

Además, solo por si verdaderamente los refuerzos están de camino deberé soportar estos diez minutos a como dé lugar para poder sobrevivir.

Las heridas en mi cuerpo terminaron de curarse justo en el momento que una extraña brisa violenta emergió del cuerpo del ángel moviendo violentamente su gabardina.

Una lanza de luz se había creado en la mano del ángel.

El miedo al ver la lanza de luz casi socaba la determinación que tenía, pero no me quedaba de otra más que aguantar las ganas de correr.

La gabardina gris del ángel ondeaba con la brisa nocturna y la frágil determinación que tenía, por el miedo, trataba de no desvanecerse ante la gran presencia del ángel.

Una presión inmensa empezó a caer sobre mis hombros.

— Prepárate para un enfrentamiento entre lo terrenal y lo celestial, Liam. Te voy a demostrar la enorme línea que separa ambos reinos. Espero estes preparado.