Amparado por la oscuridad de la noche el ángel caído mostró una sonrisa complacida al verme intentar mantenerme firme bajo la presión que estaba ejerciendo sobre mí.
— ¿Eso es todo humano? ¿Solo puedes quedarte perplejo delante mío sin siquiera poder moverte?
El miedo me carcomía por dentro, el solo mantenerme de pie se me era muy difícil.
Habían pasado apenas unos cuantos minutos desde que la misión de supervivencia había empezado, y en todo ese tiempo yo había sido casi totalmente derrotado por el ángel.
De no ser por el efecto de curación esto hubiese acabado en el primer minuto.
Ahora sabiendo el daño que eran capaces de hacer las creaciones en forma de lanza del ángel mis ojos no podían despegarse de esas lanzas.
Mis ojos se mantuvieron fijos en la lanza con miedo de no poder reaccionar a tiempo cuando la alanza fuera lanzada de la mano del ángel.
A este paso no aguantaré ni dos minutos.
No debía ser pesimista en esta situación, pero sabiendo que no tenía ninguna posibilidad de ganar lo único que me quedaba era aguantar el tiempo que fuese necesario.
Y era absolutamente obvio que el sistema sabe de antemano la inminente resolución de la batalla, por eso la misión que entregó no pedía derrotar al ángel sino resistir hasta la llegada de los refuerzos. ¿Pero era posible aguantar hasta entonces? ¿Solo habían pasado unos pocos minutos, o quizás fueron segundos? No lo sé, no sé cuánto tiempo llevo tratando de sobrevivir del ángel caído.
Llegados al punto en el que me encontraba empecé a dudar si el tiempo que había estado cronometrando mentalmente era erróneo.
El ángel aleteo sus alas y bajo hasta suelo.
Él moldeó la luz sobre la palma de su mano creando así otra lanza azul un tanto diferente a las lanzas que tanto vi.
Esta creación suya desprendía una energía extraña.
A simple vista se asemejaba demasiado a las lanzas que estuvo utilizando, pero en el momento en el que la lanzo ocurrió algo inaudito. Esta lanza avanzo ton tanta velocidad que aun habiéndola esquivado logró provocarme una herida en la pierna. q
Mis piernas que desde antes temblaban por todos los movimientos que había venido haciendo hasta ahora perdieron fuerzas. Aun si mis habilidades físicas fueron mejoradas por la habilidad que recibí del sistema, seguía sintiendo el dolor por las exigentes maniobras que hacía para evitar morir.
En esta batalla unilateral lo único que debía buscar, no era la victoria, eso no podía ni imaginarme. Solo verlo me demuestra cuanta disparidad hay entre nosotros dos. El ángel es por mucho superior a mí en todos los aspectos, y no es solo por el hecho de estar desarmado frente a él, que puede crear de la nada lanzas azules, sino que en el poco tiempo que ha pasado desde que apareció yo no he encontrado ninguna oportunidad para poder alejarme él o el del alcance de sus ataques.
En los momentos en los que pude crear distancia entre nosotros, su lanza se dividía en pequeños fragmentos de luz capaces de moverse de manera independiente.
Ahora mismo la lanza en su mano se está dividiendo en pequeños fragmentos de luz, difíciles de esquivar, por cierto.
Gracias a la ayuda del sistema mis sentidos ahora están más agudos, algo que me ha permitido escuchar el zumbido casi imperceptible que hacen esos pequeños guijarros luminosos.
Escuchar el zumbido significa que el ángel ha lanzado los guijarros.
Por un acto reflejo me levanté e hice que mis piernas dejaran de temblar para moverme rápidamente del lugar en el que había caído.
Ese rápido movimiento bastó para esquivar los guijarros. Al menos por un momento. Los guijarros desviaron su trayectoria recta y giraron hacia mí.
No me quedo de otra. Tuve que saltar, correr, agacharme, y hasta contorsionar mi cuerpo de maneras que nunca creí poder lograr, para esquivar nuevamente a los guijarros.
En un momento dado me vi obligado a mantenerme en constante movimiento para no ser alcanzado fatalmente.
Muy dentro mío esperaba que al no detenerme en ningún momento los guijarros no fueran capaces de darme y a pesar de que al principio parecía ser el caso con la acumulación de heridas, y la no tan alta taza de regeneración me he estado convirtiendo en un blanco más fácil de dar.
Lamentablemente las heridas han hecho que pierda velocidad, forzándome a realizar movimientos desesperados y sacrificios inesperados para lograr sobrevivir a todo lo que el ángel me lanzaba.
Ambos brazos los tengo totalmente destrozados, ellos han sido mi salvavidas en los momentos que todo parecía terminarse.
Lo inquietante de todo esto no lo son mis heridas. Es la sonrisa en el rostro del ángel que va aumentando cuanto más herido me ve.
Ahora él sigue a mi cuerpo con su mano para dificultarme aún más las cosas.
Puesto en una dificultad extremadamente difícil se me fue imposible evitar que nuevas heridas de una gravedad considerable se fuesen acumulando en todo mi cuerpo. Estas nuevas heridas también perjudicaron mi movilidad y permitieron que no pudiese esquivar algunos guijarros.
Pronto terminé lleno de guijarros incrustados en mi cuerpo.
Aun así, seguía llevando al máximo mi agilidad y velocidad únicamente motivado por la resiliencia que estaba demostrando tener.
— Que visión más lamentable, pareces un puercoespín que agoniza en su lecho de muerte.
Gracias a las palabras del ángel caí en cuenta de que de seguir con lo mismo que he estado haciendo hasta ahora inevitablemente me llevaría a mi eventual defunción. Ya sabía que no importaba cuanto esfuerzo pusiera para evitar recibir un ataque. Simplemente no podía.
Para poder esquivar un enjambre de guijarros no solo podía mover mi cuerpo de un lado a otro. Debía pensar en cuales eran los guijarros más peligrosos y evitarlos a como dé lugar. Esquivar un guijarro significaba estar a merced de otros dos y así sucesivamente, por esa razón era momento de detener esto.
En el corto instante que me puse a pensar la velocidad con la que mi cerebro procesaba la información incremento.
Miré mis alrededores mientras rodaba por el suelo esquivando los ataques entrantes. Inmediatamente tracé un camino óptimo para evitar los guijarros e hice que mi cuerpo comience a moverse.
"Debo sobrevivir."
Para poder sobrevivir era necesario hacer algunos sacrificios.
Mis brazos se pusieron delante de mí, cubriendo mi cabeza y rostro, al comenzar a pasar a través de los ataques del ángel. Hacer algo así era una intrepidez que rosaba con la estupidez, porque si me equivocaba lo único que lograré es morir más rápidamente.
Miré el tiempo restante que me quedaba del efecto de curación.
[Tiempo restante 6:20 min]
Habían pasado solo cuatro minutos desde el inicio de esta misión, sin embargo, parecía que habían pasado varias horas.
Tragué saliva.
Si me equivocaba en algo por más mínimo que fuera la muerte seria lo único que me estaría esperando.
De repente todos los ataques se detuvieron.
— ¿Este ha sido tu mejor esfuerzo, humano? —con unas palabras llenas de arrogancia el ángel se burló de haber dejado de intentar soportar sus ataques—. Pensaste falsamente que podrías eludir tu destino, parece que tengo que hacerte ver el infinito, pero poco espacio que nos separa y nunca podrás acortar. Que mal por ti que tengas que ver esta realidad este día.
Nuevos pequeños dardos se formaron en su mano.
La cantidad era tal que era sencillamente imposible esquivarlos. Con todo lo guijarros flotando en la palma de la mano del ángel no habría ningún espacio por el cual poder pasar o siquiera esquivar, lo único que me quedaba por hacer era no rendirme.
Los guijarros fueron lanzados cuando el ángel dejó de ocultar su gran sonrisa.
Mis ojos no pudieron evitar mostrar el miedo que sentía. Era muy consciente de no poder esquivarlos, y aun así mi cuerpo siguió moviéndose, intentando esquivar inútilmente lo que se me avecinaba.
Mi cuerpo al completo fue llevado al límite de todas sus capacidades sin escatimar ninguna pizca de energía. El dolor paso a segundo plano, permitiéndome mover mi cuero a pesar de todas las grandes heridas que fueron apareciendo.
Hice grandes saltos usando todas mis fuerzas, al caer rodaba por el piso para amortiguar la caída antes de impúlsame con las manos para ponerme de pie.
De esa manera logré que muchos de los guijarros, que parecían misiles teledirigidos, se clavasen contra el piso o los muros cercanos reduciendo significativamente sus números, sin embargo, muchos de ellos lograron incrustarse en mi cuerpo mientras que lograron hacer cortes profundos.
Apreté los dientes sin sucumbir ante dolor.
Debía seguir tratando de evitando a los guijarros. Pero por tener eso en mente no me di cuenta de algo muy importante. Uno de los tantos guijarros con un color diferente pasó por mi costado sin intentar darme.
No pude prever lo que acontecería por ese descuido.
El guijarro exploto violentamente desde atrás mío barriendo con todo a su paso.
Yo que era el más cercano a la explosión fui lanzado estrepitosamente por los aires antes de chocar de lleno contra el tronco de un árbol cercano.
Caí al suelo sin fuerzas ni aire en los pulmones.
Me retorcí en el suelo de no solamente dolor, sino que también en busca de poder respirar.
El ángel aleteó sus alas al bajar de los cielos.
Él me tomó por la camisa quemada alzándome del suelo.
— ¿Quieres que continuemos con esta inútil pérdida de tiempo?
Aun si el ángel dijo esas palabras como si esto le estuviera desagradando su expresión alegre decía totalmente lo contrario.
No dije ninguna palabra.
No podía hacerlo por lo tan mortífera que fue la explosión.
Frunciendo el ceño el ángel me arrojó nuevamente contra el tronco del árbol.
Un agudo dolor recorrió mi columna vertebral ante el choque. Me retorcí de dolor por un momento antes de tratar de ponerme de pie cuando las heridas empezaron a sanarse.
Tuve que usar el tronco para poder levantarme.
— Entonces quieres seguir. Bien, haré que disfrutes tu elección.
Llegados a ese punto mi visión comenzó a fallar.
Y aun así sin mostrar un poco de piedad el ángel mando a los guijarros en su mano a precipitarse contra el árbol.
Fue en ese momento en el que mi instinto de supervivencia tomo el control de mi cuerpo.
Todo mi cuerpo se llenó de los patrones verdes de pies a cabeza.
El primer movimiento que hice fue el rodar hacia la izquierda logrando que varios dardos terminaran incrustándose en el suelo, luego volví a realizar a duras penas unas cuantas piruetas sencillas eludiendo varios dardos más.
Las esquivas que pude realizar requirieron de un esfuerzo sobrehumano que solo pude lograr gracias a la mejora que me dio el sistema, pero rápidamente mi capacidad de esquivar los dardos que seguían llegando fue reduciéndose.
Entre la desesperada ultima resistencia unas palabras despectivas del ángel sonaron para alimentar la poca determinación que me quedaba.
— ¿No te vas a rendir? Qué estúpido ser inferior. Estas siendo segado por tu tonto orgullo, solo debes aceptar la realidad a la que te toco vivir. ¡Acepta de una vez la inutilidad de tu lucha!
Varios dardos que explotaban pasaron cerca de mí los pude sentir. Previendo las explosiones me alejé. Puse ambos brazos como escudo por cualquier eventualidad y las explosiones ocurrieron.
Todo aquel que pudiese verme podría sentir un poco de compasión por mi situación actual.
Era algo inaudito la proeza de estar resistiendo al dolor mientras trataba desesperadamente de mantenerme con vida.
Normalmente el cuerpo de una persona no podría seguir moviéndose con las heridas que tengo, pero por mi férrea voluntad de seguir viviendo pude ser capaz de seguir moviéndome.
"Aguatar un poco más," era en lo único que pensaba.
A pesar de que mis músculos protestaban por el dolor y mi respiración que no podía ser constante me negué a a caer. Me rehusé a doblar las rodillas.
Yo no lo haré frente al ángel.
El resultado de este enfrentamiento hacía mucho tiempo había decidido a su ganador, sin embargo, no necesariamente yo era uno de los participantes. Solo se me puede decir que era el interludio del evento principal.
Por eso mismo no me rendiré hasta la llegada del verdadero oponente del ángel.
No me importa con cuanta fuerza temblaba el suelo por las constantes explosiones o si el mundo estuviese desvaneciendo frente a mis ojos por el dolor. Yo no debía rendirme ni detenerme, pues en esta oscura noche había alguien que estaba siendo testigo de mi renuencia; La luna.
Mis movimientos, desde hace mucho poco agiles, mostraron la gran brecha que siempre hubo entre nosotros dos, pero me negaba con obstinación caer, no era yo quien se tendría que enfrentar al ángel.
El caos reino durante el último tramo de tiempo hasta que hubo una breve pausa.
No podía ver claramente que era lo que estaba pasando, solo veía al ángel mirando hacia una dirección lejana sin moverse.
Ambos no hicimos nada.
Gracias a eso mis heridas empezaron a sanarse rápidamente amenguando el inmenso dolor.
El ángel, que se quitó el sombrero de su cabeza, empezó a explicar algo incomprensible.
— Siéntete feliz. Tú, el primer humano que se ha convertido en un enigma total del que no podemos encontrar ninguna respuesta, has mostrado un poco de lo que antaño era la norma para pocos de vosotros. Y por eso mismo, tú eres alguien que no debería existir, no en esta era al menos.
Él comenzó a sacudir el polvo de su sombrero.
— Esa es la razón por la que se me fue encomendado seguirte, saber el por qué estabas tu aquí, pero en todo este tiempo no obtuve ninguna respuesta clara. Además, con las cosas que acabas de hacer me has demostrado que los medios para conseguir información han resultado ser totalmente erróneos e infructíferos. Si no te llevaba hasta el borde de la muerte, nunca podría haber sabido el nivel de amenaza que representaras en el futuro.
Los guijarros restantes se movieron a mi alrededor restringieron la totalidad de mis movimientos.
¿¡Él tenía tanto control!? ¡Pude haber muerto en cualquier momento si él lo hubiese querido! Oh no~ puedo morir antes de que el tiempo finalice si mueve los guijarros cercanos a mi cuello.
El ángel siguió hablando sin darle importancia mi precaria situación.
— Él sintió tu llegada. Fuiste alguien muy inesperado, por eso me ordenó observarte en todo lo que hacías. Y lo hice. Te vigilé en todo momento, vi lo que hacías, como ayudabas a los otros, como te forzabas por las mañanas aun estando cansado. Te pude ver hasta que algo cambió dentro tuyo. No entendía el motivo, pero él sí. Él lo sintió. Sintió la pequeña llama ya extinta nacer en tu interior.
Las palabras del ángel estuvieron teniendo un incremento de fervor cada vez que mencionaba a "él", pero al estar tan concentrado en encontrar una manera de poder escapar no pude darles la atención suficiente a sus palabras.
Mis ojos aun seguían estando nublosos, impidiéndome ver con claridad las cosas a mi alrededor, y solo gracias a mis sentidos mejorados sumado al ruido que hacían los pequeños guijarros que estaba tratando de trazar un plan.
— Mmm, parece que no te ha quedado claro. Sigues pensando que puedes escapar de mí —el ángel detuvo sus palabras para verme con ira —todas las explosiones han sido un recordatorio muy benevolente de mi parte para que te des cuenta de tu debilidad si hubiese querido tu ya estarías muerto y, sin embargo, te niegas a aceptar la realidad, lamentable. No obstante, no te preocupes, si no te rindes, haré que lo hagas. Si no ves la inutilidad de tu resistencia, te lo demostraré. Así que escúchame bien, toda esa esperanza tuya me encargaré de destruirla.
Al escuchar la inmensa ira filtrarse por las palabras del ángel mis pensamientos se detuvieron. Fui sometido a una enorme presión que nublo toda mi mente.
— Bien solo muere, y acepta lo que es inevitable.
Todos los guijarros que quedaban se clavaron en mi cuerpo tan repentinamente que no pude ni darme cuenta cuando fue que se movieron.
Solté un grito ahogado cuando mi sangre empezó a escurrirse por mi cuerpo malherido.
Sin embargo, en lugar de derrumbarme por el dolor muy dentro mío algo comenzó a despertar. Un burbujeo proveniente desde lo más profundo de mi ser se descontroló.
Mi respiración se volvió más agitada, mi mente quedo en blanco y todo tipo de emociones empecé a sentir. Eran las mismas fuertes emociones que sentía después de soñar con el paisaje. Los mismos que había tratado de mantener bajo control durante la escuela surgieron.
Ira, odio, celos, asombro, entusiasmo, confusión, culpabilidad, miedo y tristeza.
Todos esos sentimientos invadieron mi mente.
Bajo el efecto de esa amalgama de emociones abrí los ojos para ver al ángel.
Nuestros ojos se encontraron, los míos estaban llenos de odio y remordimiento, los de él solo mostraban felicidad. Dijo que me mataría, pero su ataque fue lo suficiente calculado como para no terminar conmigo rápidamente.
Él quería que sufriera muchísimo antes de morir.
Solo por ese sadismo del ángel yo seguía con vida en ese momento.
— …
El ángel únicamente alzo una de sus cejas mostrando una sorpresa gratamente recibida, y también hasta cierto punto un atisbo de asombro.
Verlo con la ceja alzada provocó que todas las emociones se volvieran incontrolables e imparables.
Sin pensarlo mucho corrí hacia el ángel con todas mis fuerzas mientras en me decía a mi mismo de seguir resistiendo y de no morir hasta haber acabado con él.
Debo resistir.
No voy a morir.
¡Todavía no!
No hasta tener al ángel muerto bajo mis pies.
Apreté los dientes de dolor. Todo mi cuerpo se iluminó en un instante incrementando mi velocidad.
Seguí corriendo hacia el ángel hasta que vi aparecer desde lo alto de un edificio un destello rojo.
Me detuve abruptamente y miré aquel extraño destello rojo que ahora se había transformado en una cabellera del mismo color que era mecido por el aire.
Sonreí, con dolor, lleno de alegría al darme cuenta de que el sistema no mentía.
Del edificio, una esfera negra que casi se confundida con la infinita oscuridad de la noche salió disparada en la dirección en la que el ángel y yo nos encontrábamos.
No entendí por qué, pero aun si se suponía que ese ataque era de a quién debería ser mi aliado, mi cuerpo se exigió moverse del lugar.
La esfera negra se tragaba toda la poca luz de la noche creando la una negrura infinita, emitiendo una extraña energía que se propagaba por toda el área.
La velocidad de esta no parecía ser demasiado rápida al no haber nada conque tomar como referencia, no obstante, parecía tener una velocidad mayor a la de los guijarros controlados por el ángel.
El ángel no entendió porque estaba sonriendo mientras retrocedía tan repentinamente hasta que fue muy tarde.
La esfera había llegado a su lado.
En ese instante, la ciudad se sumió en un silencio tenso, interrumpido solo por un casi inaudible ruido provocado por la esfera. Fue entonces cuando la esfera explotó con gran violencia liberando una onda expansiva que me mando a volar estrepitosamente.
MI cuerpo revotó contra el suelo unas cuantas veces antes de detenerse al chocar con un muro. El dolor que había soportado durante la toda la noche no fue nada comparado al que estaba sintiendo. Cada fibra de mi cuerpo parecía gemir bajo el peso del sufrimiento infligido por la explosión de la esfera sumiéndome en una agonía indescriptible.
Sin embargo, los refuerzos han llegado, ¿no?
¿Entonces porque el ataque también me afecto?
Dirigí con dolor mi mirada al ángel, el cual había recibido de primera mano la explosión, y me di cuenta de que aun habiéndome mostrado un poder que podría rosar con lo divino él no pudo hacer nada contra la esfera. Su piel había sido destrozada y aun que se mantenía en pie a duras penas, él mostraba un estado cercano a la muerte.
"Tengo que irme." Me dije cuando las heridas comenzaron a sanar.
No podía seguir quedándome en este lugar, por dos razones, la primera era que podría ser un estorbo, y la otra era que si no me hubiese movido cuando lo hice habría muerto.
Pensar que un aliado pueda lanzar un ataque tan mortífero al lugar en donde se supone se encuentra la persona que debería proteger es ilógico, lo que puede significar que en realidad quien sea que haya lanzado el ataque no es un aliado.
Es por esa razón que debía irme de aquí.
Arrastrando mi cuerpo aproveché la oportunidad para alejarme lentamente dejando tras de mi un rastro de sangre.
[¡Ding!] [Efecto de curación tiempo restante: 1:30 min]
Mis heridas no han sido completamente sanadas como para levantarme y salir corriendo, pero no podía quedarme sin hacer nada. Seguí arrastrándome lentamente hasta poder caminar, después de eso caminé rápidamente con dirección a mi casa.
...
En mi camino de regreso la ciudad parecía estar tan tranquila, que no me podía hacer la idea de que hacía solo momentos yo estaba enfrascado en una situación en la que mi vida estuvo en todo momento corriendo peligro.
Las explosiones debieron haberse escuchado hasta aquí, pero ninguna casa parecía haber sido perturbada durante su descanso.
Era el silencio que reinaba en todas partes, y no un alboroto como lo había imaginado.
Por las calles que pasé solo se pudo escuchar los jadeos que hacía y el sonido mis pies siendo arrastrados.
Mi cuerpo protestó ante todos los leves movimientos que hice al tratar de llegar a mi departamento, gemidos silenciosos soltaba cada poco tiempo al no poder aguantar el dolor.
Mis ojos por otro lado siempre se mantuvieron alerta revisando todos los lugares que podían mientras rogaba que el ángel o quien sea que haya sido el responsable de lanzar la esfera hiciera una reaparición repentina. Hasta que, quien sabe cuánto tiempo después, llegué a la puerta de mi departamento. Allí detrás de la puerta se encontraba la tan ansiada seguridad que tanto necesitaba.
Mis manos temblorosas metieron la llave en el cerrojo y con un simple clic la puerta terminó por abrirse.
[Misión terminada.]
[Aguante hasta la llegada de los refuerzos.]
[Calificación: A+]
[Recompensas:] [Magic Crest.] [+50 monedas]
[¡Ding!] [¡Felicidades ha subido de nivel!]
Lo logré.
Logré mantenerme con vida.
A pesar de todas las dificultades yo había logrado sobrevivir a toda una situación que bien podría haber sido contada en una historia.
Mi cabeza daba vueltas, quizás por la pérdida excesiva de sangre, y mis piernas no parecían que podrían moverse por mucho más tiempo. Aun así, extrañamente estaba sonriendo.
Supongo que fue por la adrenalina que seguía corriendo por mis venas o porque me estaba volviendo loco, no obstante, la sonrisa en mi rostro no era una de alegría.
Claro, me sentía contento de haber sobrevivido, pero no sentía el sentimiento de logro por haber completado una misión, como la última vez.
Revisé mi cuerpo con dolor.
Todas mis heridas se habían cerrado y se detuvo el sangrado esto debería ser algo sorprendente, sino fuera por el efecto que obtuve cuando estaba escapando.
Duro apenas medio minuto, sin embargo, su efecto fue demasiado efectivo.
Mis ojos paso rápidamente por todo mi departamento sin la esperanza de encontrar algo en específico, simplemente lo hice para comprobar que nadie estuviese esperándome en la oscuridad. Eso sería lo último que podría pasarme.
Arrastré a mi cuerpo hasta la cama en donde ya sin fuerzas dejé caer a mi cuerpo.
No estaba seguro de si podría sobrevivir, aun si el efecto de curación logro cerrar las heridas más peligrosas estas no habían desaparecido. Además, era muy probable que ese efecto curativo solo haya logrado curar las heridas más superficiales y no las más peligrosas.
Hay un sinnúmero de maneras de morir mientras estoy durmiendo, ya sea por un sangrado interno o por un fallo en alguno de mis órganos. Desafortunadamente al no tener ninguna fuerza para ir hasta un hospital y ningún estudio de medicina para poder tratarme yo mismo no tengo de otras más que rezar.
De igual forma ya me he resignado a morir, esa fue la decisión que tomé cuando traté de golpear al ángel. Si muero durmiendo no cambiara nada significativo únicamente cambiara la manera de mi muerte a una menos dolorosa.
Pronto mi mente se nublo completamente al quedar inconsciente.
[Descansando.]
…
[Ding!] [¡Se ha detectado un incremento en su tasa de recuperación!]