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Chapter 17 - Amanecer después de la tormenta

El sonido del ventilador viejo en su habitación era lo único que rompía el silencio. Reese despertó lentamente, con la sensación de pesadez en el cuerpo después de la intensa noche anterior. Se frotó los ojos y estiró el brazo hasta la mesita de noche, donde su teléfono vibraba con una notificación pendiente.

Lo tomó y deslizó la pantalla, recordando que antes de quedarse dormido había visto un mensaje de Han.

"¿Cómo fue el golpe? Necesitamos hablar, hay algo más grande en camino. Llámame cuando puedas."

Reese suspiró, pasó una mano por su rostro y se sentó en la orilla de la cama. Miró a su alrededor: su chaqueta aún estaba en el suelo, la mochila con parte del dinero descansaba en la silla, y su patineta seguía recargada contra la pared, justo donde la había dejado antes de salir la noche anterior.

Sin perder más tiempo, pulsó el número de Han y esperó a que contestara.

—Vaya, pensé que te habías muerto o algo.

—No, solo una noche larga. Contesto reese

—¿Cómo salió todo?

Reese tomó aire antes de responder.

—Tuvimos que hacer la opción arriesgada. Hubo complicaciones, pero lo logramos. El cargamento está a salvo.

Un silencio breve al otro lado de la línea.

—Bien. Porque esto no ha terminado, Reese. Hay algo que debes saber.

Reese frunció el ceño y se frotó la nuca, tratando de despertar por completo.

—¿De qué hablas, Han? Pensé que con este golpe podíamos relajarnos un poco.

Han soltó una leve risa al otro lado de la línea.

—Relajarse no es una opción en este negocio, amigo. Recuperaste el cargamento, sí, pero el problema es que llamaste demasiado la atención. No sé si ya lo sabes, pero alguien en el puerto está husmeando más de la cuenta.

Reese se levantó de la cama y caminó hasta la ventana, observando el vecindario aún tranquilo a esas horas de la mañana.

—¿Te refieres a Ochoa? El agente ese cosegui algo de informacion ya hector lo sabe

—Exacto. Ese tipo no es como los demás. No se va a dejar comprar fácilmente. Ya ha estado preguntando por los envíos y tiene tu nombre en la lista de sospechosos.

Reese sintió una punzada de molestia. Sabía que ese maldito agente no iba a soltar el caso tan fácil.

—¿Qué sugieres que haga? ¿Debo preocuparme?

Han hizo una pausa antes de responder.

—Por ahora, mantente bajo el radar. Pero eso no es lo único de lo que quería hablar contigo. Hay una oportunidad en Tokio, algo grande. Y quiero que estés ahí.

Reese entrecerró los ojos, procesando las palabras de Han. Tokio. No era cualquier cosa.

—¿Tokio, huh? —dijo, frotándose el mentón—. Suena interesante, pero dime, ¿qué clase de "oportunidad" estamos hablando?

Han tomó aire antes de responder.

—Una expansión. Estoy construyendo algo aquí, algo más grande que solo contrabando y carreras callejeras. Hay dinero, poder y conexiones. Pero necesito gente en la que pueda confiar.

Reese miró su habitación. Su ropa tirada por todos lados, las cajas con dinero escondidas bajo la cama, los documentos falsos que usaba para justificar sus ingresos. Sabía que no podía quedarse en Los Ángeles para siempre, no con Ochoa husmeando y con su nombre cada vez más mencionado en los círculos equivocados.

—¿Qué tan pronto me necesitas ahí? —preguntó Reese, sintiendo cómo su adrenalina comenzaba a subir.

—Tan pronto como puedas. Consigue un vuelo y dime cuándo llegas. Tengo un auto esperándote en Narita.

Reese sonrió para sí mismo. Un nuevo escenario, una nueva ciudad, nuevos peligros… y nuevas oportunidades.

—Está bien, Han. Tokio, allá voy.

Reese colgó el teléfono y se quedó mirando el techo de su habitación. Tokio. Era una locura, pero también la mejor oportunidad que se le había presentado. Si se quedaba en Los Ángeles por más tiempo, Ochoa y su equipo acabarían por cerrarle el paso. No podía dejar que lo atraparan.

Se levantó y revisó su teléfono. Tenía varios mensajes de Hector, su mano derecha en los negocios. Sabía que tenía que dejarlo al mando antes de irse.

Marcó el número y esperó.

—¿Qué pasa, Reese? —contestó Hector, su tono serio como siempre.

—Necesito verte. Ahora. En el almacén —dijo Reese sin rodeos.

—Voy para allá —respondió Hector sin hacer preguntas.

Media hora después, Reese llegó al almacén. Hector ya lo estaba esperando, apoyado contra el capó de un coche.

—¿De qué se trata esto? —preguntó Hector, notando la expresión de Reese.

—Me voy de la ciudad. Un tiempo —dijo Reese, cruzando los brazos—. Tokio.

Hector levantó una ceja, sorprendido.

—¿Tokio? ¿Qué carajos vas a hacer allá?

—Han me hizo una oferta. Dinero, conexiones, algo más grande que lo que tenemos aquí. Pero antes de irme, necesito que tomes el mando.

Hector se quedó en silencio por un momento, asimilando la noticia.

—¿Y cómo se supone que mantendré esto en marcha sin ti?

Reese le dio una palmada en el hombro.

—Eres el único en quien confío para esto ademas espezamos este negocio juntos tu ya sabes los clientes ya sabes como mover el dinero y conoces a los muchachos. Pero hay algo que tienes que saber. El agente que estuvo investigando el cargamento nos tiene en la mira. Ya encontró mi nombre por las calles es cuestion de tiempo a que puedan llegar a mi casa y el cargamento de armas, y es cuestión de tiempo antes de que empiece a tirar de más hilos. Tienes que moverte con cuidado.

Hector apretó los puños.

—¿Y qué quieres que haga si la cosa se pone fea?

—Si Ochoa se acerca demasiado, corta todo. Mueve la mercancía a otro lugar, usa nuevos contactos, cambia las rutas. No quiero que termines encerrado por mi culpa.

Hector asintió lentamente.

—Lo haré, pero quiero que sepas algo. Si las cosas se ponen mal aquí, voy a necesitar tu ayuda.

Reese sonrió.

—Siempre puedes llamarme.

Se estrecharon la mano. El trato estaba hecho. Ahora, Reese solo tenía que empacar y conseguir un vuelo. Tokio lo esperaba.

Reese sabía que no podía irse sin despedirse de sus hermanos. No de la manera en que Francis lo hizo.

Esperó hasta la noche, cuando la casa estaba en calma. Malcolm estaba en la habitación, probablemente leyendo o planeando cómo dominar el mundo, y Dewey viendo alguna caricatura extraña.

Se asomó a la puerta y tocó dos veces.

—¿Qué quieres, Reese? —preguntó Malcolm sin levantar la vista de su libro.

—Voy a irme un tiempo —dijo Reese, apoyándose en el marco de la puerta.

Malcolm cerró el libro de golpe y lo miró con el ceño fruncido.

—¿Cómo que te vas? ¿A dónde?

—Tokio —respondió Reese con una sonrisa.

Malcolm parpadeó, procesando la información.

—¿Tokio? ¿Qué demonios vas a hacer en Tokio?

—Negocios —dijo Reese, encogiéndose de hombros—. Y necesito que cuides a Dewey mientras no estoy.

—¿Y mamá y papá? —preguntó Malcolm, ahora con preocupación en la voz.

—Les dejé una carta. Llegan la siguiente semana No les digas nada hasta que la lean. No quiero que se preocupen más de lo necesario. Te dejo a cargo ya eres mayor para esta resposabilidad.

Malcolm suspiró, pero asintió.

—Reese… no hagas estupideces.

—¿Yo? Nunca —dijo Reese con una sonrisa antes de darle un ligero golpe en el brazo.

Luego fue con Dewey. Estaba tan concentrado en la tele que ni notó a Reese hasta que se sentó a su lado.

—Oye, chaparro —dijo Reese.

—¿Qué? —respondió Dewey sin apartar la vista de la pantalla.

—Voy a irme un tiempo. Cuida a Malcolm, ¿sí?

Dewey finalmente lo miró y frunció el ceño.

—¿Te vas como Francis?

—No. Yo volveré —dijo Reese con una leve sonrisa, revolviéndole el cabello.

Dewey no dijo nada, pero Reese pudo ver en su mirada que no le gustaba la idea.

Después de despedirse, dejó una carta en el comedor junto con un fajo de billetes. Más de 50 mil dólares. Dinero suficiente para que su familia estuviera bien mientras él estaba fuera.

Mamá, papá:

[Tengo algunas cosas que hacer, pero volveré pronto. No se preocupen, estoy bien. Les dejo algo de dinero para la casa. Sé que no siempre fui el mejor hijo, pero espero que esto ayude un poco. Cuídense.]

—Reese

Dejó la carta encima del dinero y miró la casa una última vez antes de salir.

Su vuelo a Tokio lo esperaba.

Digan que les parece este capitulo para mi gusto es un mejor avance que los que borre como siempre esta historia no tiene un rumbo fijo pero si tienen una idea de que seria bueno para lo siguente estoy escuchando ideas saludos y feliz navidad

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