Unos ojos intensos y furiosos miraban la inocente figura de Nuwa, aunque estaba lleno de curiosidad, deseaba saber qué era esa criatura que hacía conmocionar su corazón tan violentamente. A pesar de vivir tantos siglos en este mundo vacío, nunca había tenido la necesidad de llenarlo de colores solo para satisfacer la vista de alguien más.
Nuwa en sus años en la tierra siempre se relacionó con criaturas, por lo que no tenía miedo ni dudas de que su vida pudiera estar en peligro, sin embargo era prudente. Así que se acercó con cautela unos pasos mostrando sus blancos pies descalzos.
"No vengo a hacerte daño, yo llegué aquí, aunque no sé cómo.." dijo mientras mostraba sus manos en alto, en son de respeto.
El animal no tuvo problemas con entender su idioma, sin embargo se sintió perturbado al escuchar su voz, como si fuera un instrumento musical, como si su corazón se detuviera. Nunca había experimentado tales sentimientos, lo que lo hizo sentirse hasta mareado en un momento.
Resopló con fuerza su nariz, para volver en sí, sacando humo y cenizas, sin dejar de ver a Nuwa como si la furia comenzara a apoderarse de su cuerpo. Sus garras rasguñaron la tierra y acomodó sus imponentes alas para bajar su cabeza, aun reticente, pero con la intención de responderle a sus palabras. Aún no entendía por qué ella no demostraba ningún indicio de temor a su presencia, incluso cuando seguía saliendo humo de sus narices.
Long había recibido visitantes en siglos anteriores, pero todos habían sido devorados sin misericordia. Esa era su naturaleza.
Una parte de Long quería devorarla como lo había hecho con todos los que habían aparecido en su mundo, pero otra parte de él, una que nunca había sentido, quería tomarla para sí mismo y... hacerla su mujer? No lo entendía.
Nuwa tenía una gran sonrisa al ver las expresiones divertidas que el imponente dragón negro hacía. No era para nada esperado que hiciera esas expresiones casi forzadas. Tenía líneas de fuego en su cara, y cambiaban cada vez que tenía una lucha interna por acabar con la mujer.
Long abrió su boca para hablar, pero al ver la expresión de Nuwa, solo salió un silencio incómodo de su caliente boca. Después de unos minutos que parecieron horas de lucha interna, por esta vez, logró vencer su instinto destructor e intentó decir algo.
"¿No tienes miedo?" Dijo en un susurro profundo y ronco, como si hubiese pasado demasiado tiempo de su vida sin hablar.
"¿Acaso me matarás?" Dijo Nuwa intentando desafiar al dragón mientras daba un paso hacia adelante, pero en su rostro tenía una sonrisa llena de amabilidad.
Nuwa tenía el presentimiento que él no le haría daño intencionalmente, ella amaba a los dragones con su alma, los sentía como parte de ella, al menos así era en la tierra. Este Dragón era completamente distinto a los que conoció y amó. Su aura era oscura, pero también percibía dolor, y eso le hacia sentir compasión hacia él.