Me he perdido la cuenta de las veces que he intentado olvidarlo. Es complicado enmendar todos los "errores" que han cometido, esos miserables responsables. Son incompetentes y carecen de conciencia respecto al poder que poseen. ¿Buscan diversión? ¿Deber? ¿Comodidad? ¿Qué están esperando para subsanar su propio fracaso?
Cada vez que reflexiono sobre mi vida, aflora con mayor intensidad la existencia repulsiva de alguien cuyo nombre desconozco. En ocasiones, lo maldigo, a esa persona que pudo haberme abierto los ojos a un mundo de engaños y cobardías. Sin embargo, al final del día, lamentarse resulta en una pérdida de tiempo inútil y carente de propósito.
¿Cuántas veces he intentado deshacerme de él? A estas alturas, resulta inútil contar los numerosos esfuerzos que he realizado. Abusar de mi propio poder para vengarme tampoco ha logrado satisfacerme en lo más mínimo. Todo carece de sentido.
Quizás esto sea un purgatorio, y si es así, ¿qué mal he causado? ¿Acaso suscitar celos de forma involuntaria cuenta como pecado? Ni siquiera he intentado engañar a nadie deliberadamente. Si tener una relación con esa persona especial era un error... En fin, pensar en esto no parece llevar a ninguna parte. Quizás necesite un descanso, uno que nunca llegue.
Esta es la crónica del desarrollo de almas desafortunadas, elegidas para desempeñar un papel en este sombrío mundo de dolor y desesperanza. Si tengo suerte, escucharás el desenlace de mi travesía. Hubo un tiempo en que era optimista, eso es lo que ella deseaba, pero ahora ya no puedo definirme de esa manera. Anhelo que todo llegue a su fin, rezo para que no estés aquí presenciando esto, que no estés leyendo estas palabras, porque si lo haces, significa que aún persisto en mi inacabable búsqueda de una solución. Estaré a tu lado por un tiempo más...
Fin de la transmisión.
Mi destino está en tus manos.
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En un mundo dominado por la especie humana, desde su génesis ha estado inmerso en una serie de acontecimientos que han involucrado tanto a sus habitantes nativos como a visitantes de tierras lejanas. Este mundo se divide en seis continentes, cada uno con su propio idioma, aunque el Brascori prevalece como una lengua que puede ser dominada con suficiente dedicación, no resultando excesivamente complicada para los aprendices.
Nuestros protagonistas son residentes del tercer continente más extenso, conocido como Norlund. Para ser aún más precisos, provienen del país de Lambarl, uno de los varios países que luchan contra una serie de problemas crónicos, con escasez o falta de soluciones adecuadas. Aunque su población ha cultivado una gran tenacidad ante estos desafíos, anhelan desesperadamente encontrar alguna solución que pueda aliviar sus necesidades.
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Me encontraba en un vagón de tren, un antiguo modelo de locomotora de vapor que resplandecía con un brillo nostálgico. El tren estaba cuidadosamente restaurado, con elegantes detalles de madera pulida y asientos de cuero que mostraban la rica historia de la maquinaria ferroviaria.
Las ventanas, de estilo clásico, eran grandes y rectangulares, con marcos de madera oscura que resaltaban sobre el metal pulido del vagón. A través de ellas, podía vislumbrar la llanura que se extendía hacia el horizonte, con la majestuosa cordillera de montañas al fondo, cubriendo el más allá con su imponente presencia.
En medio, al costado mío, un conejo negro me observaba con curiosidad. Cuando intenté hablar, una extraña sensación me detuvo, como si no estuviera en mi cuerpo actual. Intrigado, me observé en el reflejo de la ventana y descubrí una figura que no era exactamente la mía, parecía estar en algún punto entre la juventud y la madurez.
De repente, el conejo comenzó a pronunciar mi nombre y unas palabras que resonaron profundamente en mi mente: "Eres el doceavo, y ha llegado tu turno". Con esas palabras, desperté abruptamente.
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La urbanización "Caléndula" es un conjunto residencial con edificios altos que albergan múltiples departamentos en cada piso. A pesar de estar ubicada en una zona densamente poblada, su diseño eficiente y bien planificado permite acomodar a muchos residentes en espacios compactos. Las áreas comunes, como pasillos, vestíbulos y servicios compartidos, están diseñadas para satisfacer las necesidades cotidianas de los habitantes y facilitar su vida diaria. Cada departamento, conocido como "Block", puede tener un diseño diferente, pero todos buscan brindar un hogar confortable y funcional a los residentes. Es aquí, donde nuestros tres protagonistas viven.
Dilan (Indignado): ¡Es injusto que yo sea el único que tenga que atraparlos!
Dilan, un chico hiperactivo en la mayoría de las situaciones (y solo cuando le conviene), rara vez aprecia el acto de sopesar sus acciones, lo que ha resultado en una serie interminable de travesuras. Su manera de expresarse va acompañada de movimientos físicos, y cuando se permite hablar, su energía se manifiesta de manera evidente.
Yasar: Somos tres. Sería difícil que solo dos intenten atrapar mientras uno corre.
Como cuentan los rumores, Yasar se distingue como el único con un atisbo de cerebro en el grupo. Se muestra inquieto por las posibles repercusiones de sus acciones y, aunque tiene plena consciencia, tiende a seguir el ejemplo de su amigo. En momentos ocasionales, no puede evitar sentir envidia por la despreocupación que caracteriza a su compañero.
Paulo: ¿Qué pasaría si los tres intentamos atrapar?
Por último, hallamos a Paulo. Cuando se trata de sus amigos, carece de opiniones propias y los acompañará hasta el final. Sin embargo, no duda en establecer límites a las acciones que emprenden, ya que su prioridad es evitar cualquier percance que les afecte negativamente.
Dilan: Si. Hazle caso a Paulo.
Yasar: Esta bien, pero no creo que salga como quieres.
Paulo: Pero ¿Cómo jugamos?
Yasar: Ni la menor idea
Dilan: ¿Nadie sabía?
Encogió los hombros, consciente de que su idea era bastante mediocre.
Yasar: Mejor que uno sea quien atrape, y dos quienes corran.
Dilan: Buena idea
Los tres se divertían como podían con sus ocurrencias.
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Dilan comenzó a experimentar un creciente aburrimiento debido a la monotonía de jugar constantemente con sus únicos amigos disponibles en ese momento, Yasar y Paulo. La repetición de las mismas rutinas y actividades, aunque cómodas y familiares, comenzaba a agotar su entusiasmo y curiosidad. La necesidad de algo nuevo y emocionante se apoderaba lentamente de él, como una llamada a la aventura que ansiaba desde lo más profundo de su ser.
Yasar: ¿Qué pasa? ¿Por qué te detienes?
Dilan se dejó caer en una pequeña zona de pasto, sintiendo la suave textura bajo su cuerpo. Con un suspiro, dejó escapar el aire de sus pulmones, sintiéndose momentáneamente liberado de las preocupaciones y las responsabilidades. Sin tener un plan específico en mente y sin saber qué hacer a continuación, decidió mirar hacia el cielo.
El cielo estaba despejado, adornado por escasas nubes blancas que se desplazaban lentamente en un fondo de azul intenso. Dilan observó cómo las nubes flotaban, tomando formas caprichosas a medida que avanzaban, como fragmentos de un sueño efímero. El viento acariciaba su rostro, trayendo consigo una sensación de frescura y calma.
En ese momento, tumbado en el pasto y absorto en la contemplación del cielo, Dilan encontró un breve respiro de la agitación de su vida cotidiana. Era como si las nubes fueran portadoras de secretos y promesas de un mundo más allá de lo conocido, un recordatorio de que la aventura y lo inesperado siempre aguardaban en algún lugar, listos para ser descubiertos cuando él estuviera listo para dar el siguiente paso.
Dilan (Aburrido): Oye, ¿Qué tal si…
Yasar: No.
Dilan: Pero si ni siquiera lo he dicho aún.
Yasar: No me trae buena espina lo que quieras hacer.
Paulo: Usualmente terminamos en una locura cada vez que sugieres algo.
Dilan: ¡No pueden juzgarme sin acciones!
Paulo: Si no te conociéramos, tal vez dudaríamos.
Dilan: Caramba, Paulo. Dices palabras con mucho sentido.
Yasar: Aun no sé cómo puedes hacer eso. No lo sé, solo digo. Somos niños.
Dilan: Me sorprende que recién lo digas. Llevamos cinco años de nacidos, con un comportamiento anormal. En el buen sentido, claro.
Las risas y voces alegres de unos niños cercanos rompieron la tranquila contemplación de Dilan. Se puso de pie y se giró hacia el origen del sonido.
Eran un grupo de niños de entre 6 y 7 años, vestidos con ropa desgastada y manchada de tierra. Sus cabellos estaban despeinados y tenían expresiones curiosas en sus rostros. Aunque las manchas de tierra no eran muy evidentes, aún se podían percibir. Un contraste notorio a lo que Dilan compartía con sus amigos.
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Yasar, en particular, se sintió especialmente inseguro ante esta presencia inesperada. No sabía cómo interactuar con estos niños, cuya apariencia y actitud eran tan distintas a lo que estaba acostumbrado.
Dilan miró a sus amigos, notando la tensión en sus rostros. Sabía que debían decidir si acercarse a esos niños o alejarse discretamente. La incertidumbre del momento pesaba en el aire mientras evaluaban sus opciones.
Dilan (Animado): Okey, les diremos para que se unan a jugar.
Yasar: ¿Qué?... Pero… No creo que sea muy seguro.
Dilan: No hay problema, son niños como nosotros. Además, hice un gran esfuerzo para pararme. Dejarme caer así de porrazo solo hizo que me doliera la espalda.
Yasar: Uhm… Aun no me convences.
Volteo para ver la opinión de su otro amigo.
Yasar: Paulo. ¿Qué dices?
Paulo: Que Dilan se fue corriendo hacia ellos.
Yasar: ¡¿Eh?!
En cuestión de segundos, se perdió de vista de sus amigos.
Dilan: ¡Hola!
Al ser saludados, los niños voltearon a ver quién era.
Niño A: ¿Quién eres?
Dilan: Me llamo Dilan.
Niño B: ¿Eres de por aquí?
Dilan: Por supuesto. También mis dos amigos.
Niño A: ¿Quiénes?
El niño señaló a sus amigos, quienes venían corriendo para alcanzarlo.
Niño C: Se ven bien.
Niño D: Ahora seremos siete.
Niño A: Oye. ¿Quieren jugar con nosotros?
Dilan (Animado): ¡POR SUPUESTO!
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Se decidió el parque de Caléndula como punto de partida.
El parque en la Urbanización Caléndula, aunque bien intencionado, muestra signos evidentes de negligencia. En lugar de ser un oasis verde exuberante, este parque presenta una escasa vegetación, con solo unos pocos árboles dispersos que proporcionan sombra limitada. La falta de mantenimiento es evidente en los céspedes desgastados y parches de tierra desnuda que contrastan con la imagen de un espacio verde vibrante.
Los bancos de madera muestran signos de envejecimiento y desgaste, con pintura descascarada y tablas sueltas. Los senderos de piedra que atraviesan el parque están desgastados y desiguales, lo que dificulta la movilidad de los visitantes. La iluminación es insuficiente, lo que hace que el parque sea poco atractivo por la noche y crea preocupaciones de seguridad.
Las áreas de juegos infantiles también muestran un mantenimiento deficiente, con columpios oxidados y estructuras de juego descoloridas. La falta de atención a estas áreas deja a los niños con opciones limitadas para el entretenimiento y el ejercicio.
Niño B: Es un buen lugar para comenzar.
Yasar (Nervioso): Parece que si…
Dilan (Emocionado): Lo ves Yasar. Y tú que estabas preocupado.
Oyendo la afirmación de su amigo. Paulo decide susurrarle al oído.
Paulo: El esta asustado. Está actuando por instinto.
Dilan: ¿Ah?. Pero si el…
Mirando en más detalle a su amigo, Dilan se dio cuenta que tal vez estaba cometiendo un error. La expresión de Yasar, aunque inicialmente incómoda, ahora parecía más curiosa que temerosa. Paulo, por su parte, parecía estar evaluando la situación con precaución, pero no mostraba signos de alarma.
De todas maneras, ya era demasiado tarde. El juego había comenzado.
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Niño A: Agua y Cemento.
Dilan: ¿De qué se trata?
Niño B: ¡¿Qué?! ¿No lo conoces?
Dilan: En absoluto.
Niño C: ¿Qué es eso?
Niño A: Como sea. El juego se trata de atrapar a los ¨Cemento¨ atrapen a los que son ¨Agua¨.
Niño D: Al ser atrapado, no puedes moverte hasta que alguien te salve.
Niño A: Con esto dicho. ¡Comencemos!
Yasar (Preocupado): ¡Esperen! ¿Quién es quién?
Niño C: Es un Perk.
Yasar: ¿Qué?
Niño A: Ustedes son cemento. Y nosotros agua. Punto final, listo. ¡YA!
Los cuatro niños corrieron a diferentes partes.
Dilan: No se preocupen. Tenemos un área limite. Así que seguro los encontramos rápidamente.
Todos se salieron del parque.
Dilan: ¿Y para que describes el parque? Si nadie va a respetar la zona.
Narrador: Necesitaba describir el lugar donde estas parado. Ahora, por favor. ¡NO ROMPAS LA INMERSION!
Dilan: Ni yo sé cómo lo hice.
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Para poder encontrarlos lo más rápido posible. Decidieron dividirse.
Caso Yasar:
El chico buscó incansablemente a uno de los niños en todos los rincones de la Urbanización Caléndula. Reviso los Blocks de arriba para abajo, exploro los jardines y examinó cada rincón donde podrían haberse escondido. Sin embargo, no importara cuándo buscaba, no pudo encontrar a nadie.
Rendido, y sin ganas de buscar más. Volvió al parque.
Yasar: No se para que sigo jugando. Debería volver a casa…..
Al frente de él, en la zona de juegos infantiles, se encontraban dos de ellos. Estaban jugando en los columpios y resbaladillas.
Yasar (Frustrado): Aquí estuvieron todo este tiempo…
Los había encontrado, así que empezó a correr para atraparlos. Pero, ellos fueron más rápidos, ya que se dieron cuenta por los pasos, así que decidieron escapar.
La velocidad de Yasar era impresionante, pero la agilidad y la destreza de los niños eran igualmente notables. Comenzaron a escalar un poste de luz para llegar a la cima de una casa pequeña
Yasar (Confundido): ¡Están locos!
Niño B: El único loco es el perdedor.
Niño D: ¡No nos atraparas!
Yasar: ¿Ahora que hago?
Estaban a punto de cometer su cometido, escapar de las garras de Yasar. Sin embargo, por un descuido, uno de los niños que intentaba escapar se enredó en un cable del poste de luz, pidiendo ayuda a su amigo. Yasar intentó escalar el poste para ayudar, pero no tuvo éxito. La situación se volvió tensa mientras el niño quedaba atrapado en lo alto del poste.
Niño D (Asustado): ¡AYUDA!
Yasar intento de nuevo. Esta vez con más fuerzas. Y con suerte y esfuerzo, comenzó a trepar el poste.
Niño D (Asustado): ¡Tengo miedo!
Pero, la destreza duro poco. Yasar, incapaz de escalar el poste de luz se puso nervioso y temeroso de caer. Decidió saltar hacia un balcón cercano, pero solo pudo sujetarse al borde. En un intento desesperado por sujetarse mejor, agarró un balde de agua que estaba allí, pero tanto él como el balde terminaron cayendo al suelo.
Adolorido y mojado, Yasar se levantó y vio cómo el amigo del niño atrapado decidió ayudarlo. Usando una afilada piedra, cortó uno de los cables que lo mantenían atrapado, y con rapidez, logró liberarlo.
Niño B (Emocionado): ¡Lo logre!
Sin darse cuenta, el cable que cortaron era el que mantenía al niño sujeto en el poste. En este punto, el niño se quedó suspendido en el aire por los cables.
Niño D (Asustado): ¿Axel?
Los cables finalmente cedieron y el niño cayó al suelo. Afortunadamente, logró desatarse a tiempo y aterrizó en un lugar seguro cerca de un colchón que pertenecía a un vagabundo.
Niño B (Emocionado): ¡Si!
Los cables se partieron en dos mitades y comenzaron a dirigirse hacia Yasar. Quien al estar mojado, pudo ver con horror cómo los cables se acercaban rápidamente hacia él.
Nada paso en su mente en ese momento, todo estaba en blanco. Pero fue en ese preciso momento, donde algo increíble pasó.
Yasar quedó ileso, a pesar de que los cables estaban a punto de tocarlo y su cuerpo estaba mojado. La muerte parecía estar a punto de alcanzarlo, pero algo inesperado ocurrió: los cables y su cuerpo mojado interactuaron de alguna manera sin causarle daño. El asombro llenó el aire mientras tanto Yasar como los niños que habían estado jugando con los cables se quedaron perplejos ante lo que acababa de suceder.
Niño B (Impresionado): ¿Cómo?
Niño D (Impresionado): ¿Lo logro?
Yasar (Impresionado y asustado): ¡No lo sé!
El alivio duro poco, ya que Yasar empezó a sentir pequeños pellizcos.
Yasar: ¡Au!. ¡Duele!
Para sentirse otra vez cómodo, quiso retirarse de la zona peligrosa.
Yasar (Confundido): Eso fue….. Raro.
Yendo a su objetivo principal, Yasar atrapo a uno de ellos. Aunque, el otro había escapado.
.........…
Caso Paulo:
Mientras se encontraba buscando, Paulo descubrió unas tuberías delgadas detrás de un letrero viejo y sucio, que estaban unidas de tal manera que parecían una espada mediana y delgada.
Paulo (Curioso): Interesante. No creo que le pertenezca a alguien.
Con la espada tubería firmemente en una de sus manos, Paulo continuó buscando.
Paulo: ¿Dónde podrían estar?. Suponiendo que no son Dilan, debo descartar los ¨escondites¨ a simple vista. Aunque, tal vez debería suponer que ellos tienen experiencia. No por nada jugamos este juego.
Caminando por un estrecho sendero que conducía a la entrada de uno de los edificios, Paulo divisó a uno de los niños sentado en los escalones que llevaban al interior del Block. El chico disfrutaba de un refresco en lata mientras descansaba.
Paulo se acercó lentamente al niño, con la espada tubería en su mano. No sabía si debía hablarle o intentar tomarlo por sorpresa. El niño parecía estar distraído, así que Paulo se acercó un poco más antes de decidir qué hacer a continuación.
Niño C (Aburrido): ¿Dónde se habrán metido?
De repente, una voz proveniente desde arriba del chico, cargada con el mismo tono de aburrimiento, lo reprendió.
Niño A: ¡Cállate!. Pueden estar cerca.
Niño C (Fastidiado): Ni que pudieron atraparnos.
Niño A: Okey. Entonces, iré a otro lugar.
Niño C (Molesto): ¡Como sea! Estaré mejor así.
Aprovechando que el otro niño se había marchado, Paulo decidió acechar al niño que aún permanecía en las escaleras. Para lograrlo, evitó utilizar las escaleras principales, donde había visto al niño por última vez. En su lugar, se aventuró por detrás del bloque de apartamentos, donde se encontraba un pequeño jardín separado por una cerca que marcaba la propiedad privada. Este jardín colindaba con la casa del propietario y tenía una ventana con una reja que daba acceso al interior de la vivienda. Paulo, sin titubear, entró en la propiedad privada y se aproximó con sigilo a la ventana en cuestión. Había notado que era posible escalarla sin dificultad y alcanzar así el techo de una pequeña terraza ilegalmente construida por el propietario. Todos estos movimientos los realizó con el máximo cuidado.
Paulo: Esto está mal, pero considero al juego primero.
Después de salir de la terraza que se conectaba a uno de los pasillos del bloque de apartamentos, Paulo se desplazó agachado y en completo silencio. Su objetivo era pasar desapercibido tanto para el niño que estaba acechando como para cualquier vecino que pudiera notar su presencia.
Paulo: Tengo suerte que ninguno de ellos tenga perros.
Al llegar al final del pasillo, Paulo se encontró con dos escaleras, una que conducía hacia arriba y otra que descendía. Decidió primero verificar la escalera que llevaba abajo para ver si el niño todavía estaba allí. Al comprobar que la escalera principal estaba vacía, optó por subir lo más alto posible para intentar localizarlo.
Mientras ascendía por la escalera, escuchó el sonido metálico de una lata al caer, proveniente de la esquina de la siguiente escalera.
Paulo: ¡Te encontré!
Paulo corrió con determinación, esperando atrapar al niño. Sin embargo, el niño demostró una sorprendente agilidad y se apartó rápidamente. En un instante de descuido, el niño empujó a Paulo, quien cayó pesadamente por las escaleras, soltando su improvisada espada en el proceso.
Niño C (Curioso): Uy. ¿Qué es esto?
Al intentar agarrar el mango, el chico sintió un frío extremo en la palma de su mano, tan penetrante que lo obligó a soltar la espada, que rodó lejos de él.
Niño C: ¡Carajo!. (Confundido) ¿Qué?.... ¿Qué es eso?
Confundido, Paulo aprovechó la oportunidad y derribó al niño, inmovilizándolo en el suelo de la misma manera en que él había sido empujado.
El niño gritó desesperadamente, suplicando a Paulo que lo soltara y se alejara de él. Sorprendido, Paulo se retiró, y al hacerlo, notó que la ropa del niño donde lo había agarrado estaba parcialmente congelada.
.........…
Caso Dilan:
Sentado en una de las bancas de madera, Dilan se cuestionaba la validez de sus acciones. En ese instante, un recuerdo surgió en su mente: las palabras de su hermano, Daniel, quien siempre le advertía que no confiara en desconocidos.
Dilan (Arrepentido): Creo que debí hacerle caso.
Mirando de nuevo alrededor suyo, intentaba cuestionarse de la mejor manera.
Dilan (Intrigado): Sin embargo, ese sueño que tuve… ¿Por qué no puedo quitármelo de la cabeza?
Cuando de repente, vio a alguien corriendo en la dirección donde estaba mirando.
Niño B (Confundido): ¿Cómo fue capaz de salir sin ninguna herida?.
Dilan: Ese no es..... ¡AH!
Al gritar, Dilan alertó al niño al que había estado observando mientras corría.
Niño B: ¿Uh?.
Dilan: ¡TE ENCONTRE!
Como un disparo, el niño salió corriendo tan rápido como pudo.
Dilan: ¡Hey! ¡Hey!. ¡De mí no te escapas!
La persecución comenzó, y Dilan no estaba dispuesto a permitir que su presa escapara. Así que, con todas sus fuerzas, se puso a correr lo más rápido que pudo en un esfuerzo por alcanzar al niño. Sin embargo, el niño superaba a Dilan en velocidad. A pesar de esta desventaja, ambos compartían una determinación feroz por alcanzar sus objetivos.
Pasaron por varios pasadizos en medio de la Urbanización, dejando atrás el eco de sus zapatillas golpeando el suelo, los chillidos del asfalto y el crujir de las hojas secas bajo sus pies. En su vertiginosa carrera, atravesaron jardines de colores, saltaron por encima de bancas de madera, sortearon piedras y obstáculos en el camino, y se sumergieron en arena y tierra.
Cada tramo de terreno era un nuevo desafío, una oportunidad para demostrar su agilidad y destreza. Los pequeños callejones entre los Blocks se convertían en auténticos laberintos donde la adrenalina se mezclaba con la determinación. Subieron y bajaron por las escaleras de los edificios, cada vez más cerca del objetivo.
El niño perseguido corría como si su vida dependiera de ello, sus pies apenas rozaban el suelo mientras se abría paso entre el entramado de la Urbanización. Sus pulmones ardían, pero la amenaza a sus espaldas le daba fuerzas inusitadas.
Finalmente, el pasillo en lo alto de un Block marcó el punto de no retorno. El niño, jadeante y con el rostro empapado de sudor, se dio cuenta de que ya no había escapatoria. Se quedó acorralado al final del pasillo, al lado de una casa que parecía contener la última esperanza de refugio.
Dilan: ¡Ya no hay donde escapar!. ¡Perdiste!.
Niño B: ¡No!. Todavía me queda una oportunidad.
El niño, desesperado, rompió una ventana cercana con una piedra y se coló en la casa. Dilan, jadeante y sorprendido, llegó a la entrada de la casa justo a tiempo para ver al niño escapar por la puerta principal. La decisión de si seguir persiguiéndolo o no se planteó ante Dilan, llenándolo de incertidumbre.
Dilan: ¡Oye! ¡Estás loco!. No es tu casa y….. Espera ¿De dónde saco la piedra?
Los vecinos se alertaron ante el ruido.
Dilan, sintiendo la presión de los vecinos que comenzaban a salir de sus casas para ver qué estaba ocurriendo, tomó una decisión impulsiva y, por miedo a ser juzgado por estar en la escena de un supuesto crimen, entró apresuradamente en la casa.
Exhausto y nervioso por lo ocurrido, Dilan decidió inspeccionar la casa en la que se encontraba. Esta tenía dos pisos, conectados por una escalera en la esquina. En ese momento, Dilan estaba en lo que parecía ser la sala de estar. Había dos sofás enfrentados, con una televisión en el medio, montada en un mueble que encajaba perfectamente con la forma de la pantalla y que tenía varios cajones. Al otro lado de la sala, frente a la televisión, había un mueble que sostenía una pecera vacía. Detrás del sofá que estaba cerca de la puerta, había una mesa con tres sillas. Dos de las sillas tenían grandes cajas encima. Las ventanas estaban cubiertas con cortinas.
Dilan: Así se siente entrar en casa ajena. Es raro, porque parece que estoy temblando.
Su cuerpo tembloroso lo llevó a inspeccionar cuidadosamente la sala. Abrió cajones que estaban vacíos, sin encontrar nada de interés. La televisión, aunque tentadora, decidió no encenderla. Los sofás se veían demasiado cómodos para su cansado cuerpo. La mesa con las cajas misteriosas en la parte superior despertó su curiosidad, pero aún no se atrevía a abrirlas. El ambiente estaba cargado de tensión mientras continuaba explorando. Sin contar una puerta bloqueada que dirigía a la cocina.
Dilan: Solo me queda revisar el segundo piso….
Decidió no subir las escaleras, prefiriendo investigar más a fondo la pecera. A simple vista, no parecía ser nada fuera de lo común. Sin embargo, notó una pequeña abertura en el mueble que sostenía la pecera, lo que le permitió ver algo detrás de él. Con cuidado, apartó el mueble y descubrió un compartimento secreto lleno de cajas adicionales. La curiosidad de Dilan se intensificó al encontrarse con este inesperado hallazgo.
Dilan: ¿Por qué hay muchas cajas?.
Entre todas las cajas, Dilan notó que una de ellas estaba abierta, lo que lo llevó a investigar su contenido más de cerca. Descubrió que dentro de esta caja había varias bolsas envueltas en plástico. Intrigado, comenzó a desempaquetar una de las bolsas y se encontró con una sorpresa aún mayor: contenía un conjunto de armas. Una mezcla de armas blancas, desde cuchillos hasta dagas, todas meticulosamente envueltas y guardadas en bolsas plásticas. La mirada de Dilan se llenó de asombro y confusión mientras consideraba la naturaleza inusual de este hallazgo en una casa aparentemente normal.
Dilan (Curioso): ¿Esto que es? ¿Por qué tendría esto?
Agarro una daga y decidió abrir las cajas de las sillas. Y en ellas se encontró varios paquetes, los cuales estaban envueltos en otros plásticos y cinta negra.
Dilan (Curioso): No huele nada. Pero, capaz si lo abro…
Al abrir uno de los paquetes, encontró que este contenía polvos de colores, los cuales tenían un olor fuerte, pero que al paso del tiempo era agradable.
Decidió abrir otro paquete y descubrió que contenía más polvos de colores, pero de diferentes tonalidades. Cada paquete parecía contener una variedad única de estos misteriosos polvos.
Dilan: ¿Serán comestibles?.
De pronto, el niño que perseguía bajo de las escaleras, con una granada de guerra en su mano. Y con este objeto , empezó a amenazar a Dilan.
Niño B (Desesperado): ¡Te tirare esto si no me dejas ir!
Dilan (Nervioso): ¡Espera! ¡Espera!. Piensa las cosas antes de….. ¿Debería decir esto?.....
Niño B (Desperado): Me importa un #$%!&$! lo que quieras. Tirare esta bomba si no me haces caso.
Dilan (Nervioso): Podemos hablarlo. No tires nada todavía.... ¿Ahora que hago?. Hay personas afuera y este loco tiene una arma letal en sus manos… Tal vez si…
Dilan actuó con rapidez y habilidad, utilizando la daga para desbloquear la puerta de la cocina. La cerradura cedió y la puerta se abrió de alguna forma inexplicable hasta para mí. Atte. El autor.
Niño B (Confundido): ¿Y este que hace?
Con una sorpresa llegando, Dilan extrajo de la cocina un tanque de gas.
Dilan: Si tu tiras la bomba. ¡Yo exploto esto!
Niño B (Asustado): ¡ENLOQUECISTE CHAMACO!
Dilan (Nervioso): ¡SUELTA LA BOMBA!
Niño B (Asustado): ¡ESO TE LO DEBO DECIR YO!
La tensión en la habitación era palpable, con ambos niños sosteniendo objetos potencialmente peligrosos que podrían causar una explosión en cualquier momento.
De repente, un golpe en la puerta principal hizo que el niño se pusiera nervioso y, en un acto impulsivo, arrojó la granada hacia la televisión.
Dilan: ¡ABAJO!
Ambos se tiraron al suelo instintivamente, pero la granada de guerra no explotó, dejándolos atónitos y aliviados por un momento.
Dilan: Uff. No exploto.
Niño B: Que raro. Pero si la tire.
Dilan se apresuró a recoger el artefacto explosivo y se dio cuenta de que aún tenía el seguro puesto.
Niño B: ¡Oye!. Aléjate de eso.
Dilan: Tiene un llavero. ¿Eso es normal?
Otro golpe en la puerta, acompañado de gritos de reclamación, hizo que los vecinos se aglomeraran en la entrada, ansiosos por descubrir lo que estaba ocurriendo.
Dilan (Nervioso): Hay gente afuera
Niño B (Asustado): ¿Qué hacemos?
Al pensar como alejar a los vecinos, a Dilan se le ocurrió una ¨¨¨¨¨¨brillante idea¨¨¨¨¨. Con la ayuda del niño, los dos empujaron el balón de gas hasta llegar a la puerta.
Niño B: ¿Ahora qué?.
Dilan: La abrimos y salimos corriendo.
La puerta fue abierta, y los vecinos se quedaron confusos al ver un tanque de gas. Pero la confusión se convirtió en pánico que una granada cayó cerca de ellos. Todos salieron del lugar por precaución.
Dilan: Eso funciono.
Niño B: Buena idea. Escondernos.
Recordando su objetivo principal, Dilan toco al niño.
Dilan: Atrapado.
Niño B: ¡Hey!. Tramposo. Primero debo correr.
Dilan: Te atrape y punto.
Agarrando la granada, el niño comienza a amenazar a Dilan.
Niño B: Si saco el llavero de bomba, tal vez explote.
Dilan: ¡Espera!. Te ayude. Al menos agradece.
Niño B: ¡No!
Dilan: Okey.
Los dos comenzaron a forcejear por la granada, y en medio de la lucha accidentalmente le quitaron el seguro al explosivo.
Dilan – Niño B: Oh no..
La granada salió despedida de entre sus manos y cayó peligrosamente cerca del tanque de gas.
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Una explosión se escuchó, la cual fue escuchada por Yasar, Paulo y resto de niños.
Niño A: ¿Qué fue eso?
Pasando a Dilan. Él se encontraba abrazando al niño.
Niño B (Confundido): ¿Qué? No paso nada.
La granada explotó y empujó el tanque de gas.
Dilan: Huele raro.
Niño B: Quizás sea el gas.
Una hojita de papel envuelta en llamas cayó del cielo. Y con esto, hubo otra explosión.
Afortunadamente, los dos niños salieron ilesos, pero no la estructura misma. Al estar en un tercer piso y ser el último pasillo que daba vistas hacia el parque, la estructura no aguanto y empezó a desprenderse. Los dos niños, aterrados se aferraron de lo que quedaba del balcón y saltaron a último momento hacia un arbusto.
Dilan (Desorientado): ¿Uh? ¿Por qué esta nublado?.
Una gran pantalla de humo reducía el rango de visión. Pero había algo singular, el humo olía fuerte, pero al rato se volvió agradable.
Dilan se encontraba en un lugar completamente diferente. Estaba en una parte de un pueblo con estructuras que nunca había visto, rodeado de un pasto amarillo.
Una silueta femenina, cubierta en colores vibrantes, pareció observar a Dilan. Confundido, levantó la mano en un gesto de saludo. La figura se acercó rápidamente, pero justo antes de tocarlo, se desvaneció, y todo volvió a la normalidad.
El niño A observaba atónito todo lo que había ocurrido, y de repente, sintió una mano sobre su hombro. Se giró rápidamente para encontrarse con un hombre nervioso y asustado.
Niño A: ¿Qué quieres?
Sujeto (Nervioso): No puedo explicarlo, pero por favor. Ocúltale este artefacto dentro de la ropa del chico hiperactivo que conociste.
Niño A: ¿Dilan?... El niño de la…
Sujeto (Nervioso): Como sea. Pero prométeme que lo harás.
Niño A: Seria un poco difícil y….
El hombre sacó un arma de su bolsillo y apuntó hacia el niño.
Sujeto (Nervioso): Hazlo….
Sin más remedio, el niño se alejó y decidió llamar la atención de Dilan.
A lo lejos, en la cima de los Blocks. Alguien observa el caos que ocurría.
...…..
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