Nuestros tres protagonistas se hallaban inmersos en una intensa práctica, explorando y perfeccionando sus recién descubiertos poderes.
Dilan elevaba las llamas con destreza, Yasar desataba relámpagos en dirección precisa y Paulo solidificaba el entorno, congelando obstáculos en su lugar.
Estos tres jóvenes demostraban una sincronización ¨¨¨¨¨¨perfecta¨¨¨¨¨¨ entre sus habilidades, lo que los hacía estar preparados para enfrentar su primera misión con confianza.
Dilan: ¿Y cuándo vamos a utilizar nuestros poderes?
Paulo: Los estamos usando.
Yasar: Se refería al exterior.
Paulo: Oh, eso. Cierto ¿Cuándo?
Jhon: El General dirá cuando realizaran sus primera misión.
Casi como si hubieran convocado su presencia, el General Beltrán surgió a sus espaldas, dirigiéndoles la palabra.
Gral. Beltrán: ¿Están listos para su primera misión?
Dilan: ¡Si!
Gral. Beltrán: Su primera misión será enviar una carta.
Los tres: ¿Qué?
Daniel: No creé qué lo puede mandar virtualmente.
Gral. Beltrán: Sabe algo mi estimado Daniel, no todos tienen una computadora.
Jhon: Es poco común que se apersone para dictar misiones.
Gral. Beltrán: Como puede ver, agente Jhon. Estoy recibiendo a los nuevos novatos.
Jhon: Aunque habitualmente no haga ese tipo de cosas. ¿No es así?
El comportamiento de Jhon pareció irritar profundamente al General.
Paulo: Al menos tenemos una misión.
Dilan: ¿En dónde va a ser la misión?
Gral. Beltrán: En uno de los templos. Para ser más específicos, en el templo planta.
Yasar: ¿Templo planta?
Gral. Beltrán: (se dirige hacia Jhon y Daniel) Como ustedes saben dónde es el templo, ustedes los van a guiar.
Jhon: Ya, pero ¿a quién le debemos dar la carta?
Antes de responder, el General Beltrán se queda pensativo por unos segundos.
Gral. Beltrán: A alguien en especial.
Sea cual fuera el motivo, dejó al General momentáneamente melancólico.
Jhon: Supongo que está bien.
Dilan: La misión será fácil.
Daniel: Cada misión tiene su dificultad, no importa cuán baja sea su grado. Nunca debes confiarte.
Gral. Beltrán: Una última cosa, ¿Tienen alguna idea de la ubicación de su compañero de equipo?
Jhon (Sarcástico): ¿Compañero?. Uhm, supongo que se refiere al perdido de Leo. Pues, no lo se.
Daniel: Tampoco sé de su paradero.
Gral. Beltrán: ¿Cómo no van a saber? Si él es parte de su equipo.
Dilan: Daniel.
Daniel: ¿Qué pasa?
Dilan: ¿Mi equipo está formado oficialmente?
Gral. Beltrán: Desde ahora, ustedes tres serán un equipo.
Yasar: ¿Necesitamos un nombre?
Gral. Beltrán: No es necesario. Se les asignará uno dependiendo de las siglas de sus nombres o poderes. Por ejemplo, el equipo de tu hermano mayor.
Dilan: ¿IPA?
Daniel: Insecto, planta y animal.
Yasar: (señalando a Jhon) Así que tú eres planta.
Jhon: ¿Cómo lo sabías?
Paulo: Sí, ¿cómo sabías?
Dilan: Sí, Yasar, ¿cómo sabías?
Yasar: Creo que vi a su amigo por ahí. Lo reconocí porque dijiste animal y él se convirtió en varios de ellos.
Dilan: ¿Entonces nosotros somos FEH?
Yasar: ¿Por qué FEH?
Dilan: Pues, fuego, electricidad y hielo.
Yasar: ¿Y por qué yo estoy en el medio?
Dilan: Porque cuando le digamos a alguien que tenga FEH nos vamos a referir a nosotros.
Yasar: Ah...
Gral. Beltrán: De todas maneras, su nombre puede ser personalizado.
Jhon: ¿Eso es posible?
Daniel: Sí.
Jhon: ¿Tú lo sabías todo este tiempo?
Daniel: Sí.
Jhon: ¿Y por qué no me dijiste nada?
Daniel: Pensaba que lo sabías. Leo lo sabía, por eso pensé lo mismo de ti.
Jhon (Molesto): ¡Estuvimos todo este tiempo con un nombre predeterminado!
La discusión entre Daniel y Jhon se desarrolló aparte, mientras los tres pequeños conversaban.
Yasar: No me convence mucho nuestro nombre.
Dilan: ¿Tienes uno mejor?
Yasar: No. Pero, igualmente me desagrada el actual.
Dilan: Tú, Paulo. ¿Qué opinas?
Paulo: No sé.
Dilan: Igual creo que dirás un nombre aleatorio.
Yasar: Vamos a estar mucho tiempo pensando en el nombre.
Paulo: Yasar tiene razón, mejor vayamos a la misión.
Dilan: Ya que nos queda. Oiga, General.
Gral. Beltrán: ¿Al fin decidieron el nombre?
Dilan: Eso todavía está en debate. Lo llamaba por la misión.
Gral. Beltrán: Si es por eso, detén la discusión de tu hermano.
Dilan: Okey. Daniel, podrías venir, por favor.
Daniel: ¿Qué sucede?
Gral. Beltrán: Es sobre su misión.
Daniel: Yo los voy a guiar al templo.
Gral. Beltrán: Les confío a los novatos y a esta carta. Hagan lo que hagan, no la abran.
Daniel toma la carta entre sus manos con una expresión seria, como si hubiera revivido un recuerdo largo tiempo olvidado. Sus dedos acarician el papel con cuidado, como si temiera que desapareciera entre sus manos. La mirada en sus ojos se torna distante por un momento, perdido en pensamientos que solo él puede comprender.
El compañero de Daniel, notando la expresión pensativa y distante en su rostro, arquea una ceja con curiosidad y una pizca de preocupación. Se pregunta qué podría haber en la carta para generar tal reacción en su amigo.
Jhon: Oye, ¿Estas bien?
Daniel: Si... no te preocupes.
El general Beltrán observa la situación con una mezcla de preocupación y confusión en su rostro. Los eventos recientes han tomado un giro inesperado y parece estar tratando de comprender cómo encaja todo en el panorama general. Sus cejas están fruncidas mientras reflexiona sobre la dinámica entre los miembros del equipo y las decisiones que han tomado. La incertidumbre en sus ojos muestra que las cosas no están saliendo como había planeado, y se pregunta cómo manejar la situación de la mejor manera posible.
Jhon: Cuando terminemos la misión, decidiremos el nombre.
Daniel: Sí, pero necesitamos la intervención de Leo para eso.
Yasar: Antes de ir, ¿cómo vamos a llegar?
Jhon: El templo planta se encuentra en la selva de Kelper. Más exactamente en la región Luz Creciente.
Yasar: Si no me equivoco, esa selva es de difícil acceso.
Jhon: Exacto. Además, el templo planta se encuentra en partes inaccesibles e invisibles de la selva.
Daniel: La primera vez que fuimos nos perdimos y Leo tuvo que intentar hablar con animales para llegar a un lugar seguro.
Dilan: ¿Lo logró?
Daniel: Solo lo intentó.
Jhon (burlón): También fue un lugar de recuerdo para Daniel y Leo.
Daniel: Si dices más detalles, me opondré al cambio de nombre.
Dilan: ¿Qué pasó en la selva?
Daniel (avergonzado): Nada que no sea importante.
Yasar: Aun no entiendo cómo llegaremos.
Daniel: Sobre eso, tenemos ascensores que nos llevarán a un lugar "cercano" al templo.
Una vez establecido el acuerdo, cada uno se pone en marcha para prepararse. Daniel se encarga de guiar a los tres novatos hacia la superficie, donde pueden recoger sus pertenencias y hacer los preparativos necesarios. A medida que caminan, Daniel les da indicaciones y consejos sobre lo que necesitarán para el viaje. Mientras tanto, Jhon se embarca en la búsqueda de Leo para compartirle la noticia sobre el próximo viaje.
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Después de despedirse momentáneamente de Yasar y Paulo en sus respectivos hogares, Daniel regresa a casa junto a Dilan. El camino de regreso es tranquilo, y la atmósfera entre los dos hermanos es cómoda y llena de cariño. A medida que llegan a su hogar, ambos se sienten reconfortados por la compañía mutua y por el conocimiento de que siempre pueden contar el uno con el otro.
Dilan: Oye, ¿le has contado a mamá y papá sobre nuestra vida secreta?
Daniel: Sí y no.
Dilan: ¿Qué quieres decir con eso?
Daniel: Nuestros padres no deben saber sobre esto. Cada vez que ocurre algo, se les implantan recuerdos falsos para despistarlos.
Dilan: ¿Cómo es eso posible?
Daniel: ¿Recuerdas el traje que llevaba la primera vez que me viste con mis poderes? Bueno, ese traje tiene sensores sensibles que emiten una luz intensa a los ojos de los humanos normales. Puede lograrlo gracias a un detector de energía. Eso evita revelar nuestra identidad como The Powers.
Dilan: Increíble... Oye, Daniel.
Daniel: ¿Qué pasa?
Dilan: ¿Cómo ha sido tu vida desde que descubriste tus poderes?
Daniel: Como todas las cosas, tiene sus aspectos buenos y malos.
Dilan: Suena genial.
Daniel: Dilan.
Dilan: ¿Qué ocurre?
Daniel: Si en algún momento quieres abandonar tus poderes, solo dímelo y te ayudaré.
Dilan: Pero tener poderes es lo mejor.
Daniel: Solo asegúrate de no meterte en problemas, ¿de acuerdo?
Dilan: Daniel, ¿has visto mi pulsera roja?
Daniel: Debe estar por los muebles, siempre la dejas ahí.
Dilan: Iré a buscarla.
Mientras Dilan se dirige a buscar su pulsera, Daniel se queda un momento a solas y se sume en profundos pensamientos. Las palabras de su hermano resuenan en su mente, trayendo consigo una mezcla de emociones. Reflexiona sobre la importancia de estar presente en la vida de Dilan y en cómo ha estado ausente en los últimos meses. Se pregunta si sus acciones están teniendo un impacto negativo en su relación, y si es necesario cambiar su enfoque para ser un hermano más presente y apoyo para Dilan. Estas reflexiones lo llevan a considerar cómo puede mejorar y encontrar un equilibrio entre sus responsabilidades y su deseo de estar cerca de su hermano.
Daniel: "No puedo permitir que Dilan siga el mismo camino que yo estoy siguiendo. No puedo dejarlo desprotegido de los peligros. Si tan solo pudiera redimir los pecados que cometí..."
Una oscuridad profunda envuelve su entorno, como un manto negro que se cierne sobre su mundo. Daniel se sumerge en sus pensamientos, en esa sensación inquietante que siempre lo ha acompañado, un fenómeno que le resulta familiar pero aún enigmático. La oscuridad parece reflejar las emociones y pensamientos internos que lo han estado atormentando. Mientras se sumerge en su propio ser, reflexiona sobre su pasado, las decisiones que ha tomado y las responsabilidades que carga en el presente. El silencio de su mente solo se interrumpe por los murmullos de sus pensamientos enredados en esa profunda introspección.
Daniel: Sabes que ocurrirá de nuevo. Eres consciente de lo que puedes desencadenar.
En medio de la oscuridad, una figura idéntica a él emerge como un espectro, manifestándose para entablar una conversación. Los rasgos del duplicado son un reflejo exacto de su propia imagen, como si fuera su reflejo en un espejo distorsionado por la incertidumbre. La figura parece ser una proyección de sus pensamientos y dudas, una manifestación física de las partes ocultas de su mente.
Daniel: Otra vez tú...
Daniel: Será un espectáculo interesante ver a nuestro hermano sufrir como tú lo hiciste. Quién sabe, tal vez mate a más personas de las que pudiste aquella vez.
Los alaridos de sufrimiento y angustia llenaban el aire, creando una cacofonía de voces que parecían pronunciar un único nombre: Daniel. Los lamentos eran desgarradores, como si cada grito llevara consigo una carga de sufrimiento indescriptible. La oscuridad parecía palpitar con estas voces atormentadas, como si fueran eco de una tragedia que reverberaba a través del tiempo y el espacio. El nombre resonaba en su mente como un eco persistente, generando un sentimiento de inquietante familiaridad y desconcierto.
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El mundo oscuro y las voces angustiosas se desvanecen de repente, dejando a Daniel nuevamente en su habitación. La atmósfera opresiva se disipa, reemplazada por la familiaridad de su entorno. La conexión con esa experiencia onírica se rompe, pero la impresión que dejó sigue palpable en su mente. Un escalofrío recorre su espalda mientras trata de entender lo que acaba de experimentar. Las palabras de su hermano y la sensación de que algo mucho más grande está en juego lo persiguen, dejando su mente llena de preguntas sin respuesta.
Daniel: "Una vez más, se repite lo mismo... Cada día que pasa, pierdo la esperanza de... (riendose) CAMBIAR..."
Harto, se sienta en el suelo.
Daniel: Me odio.
La entrada repentina de Dilan interrumpe los pensamientos de Daniel, trayéndolo de vuelta al presente. Observa a su hermano menor con una mezcla de sorpresa y alivio por el cambio de ambiente. Dilan parece estar lleno de energía y emoción por haber encontrado su pulsera, lo que provoca una ligera sonrisa en el rostro de Daniel. A medida que Dilan comparte su entusiasmo, Daniel se siente reconfortado por la familiaridad y la conexión que comparten como hermanos. Aunque su mente sigue inquieta por todo lo que ha ocurrido, el vínculo con Dilan le ofrece un respiro momentáneo y una distracción bienvenida.
Dilan: ¡Estaba en el mueble!
Daniel: Estamos listos para irnos.
Dilan (emocionado): ¡Tendré mi primera misión!
Después de asegurarse de tener todo listo, regresan a la central de Lambarl.
Dilan: Otra vez aquí. Pero no es la base donde desperté.
Daniel: Sígueme.
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Los dos hermanos llegan frente a unas puertas de cristal y las atraviesan, descendiendo por las escaleras que se encuentran detrás. Al llegar abajo, Dilan se da cuenta de que están en lo que parece ser un subterráneo, un lugar por donde pasan trenes con regularidad.
Dilan: Esto lo vi en una película. Bueno, en muchas películas.
Daniel: Esperemos a que llegue una cabina.
Dilan: ¿Cabina?
Daniel: Son similares a los trenes, pero más pequeñas. Solo se necesitan diez personas para que las dos cabinas se llenen. Aunque no parezca una gran ventaja, la verdad es que son rápidas y cómodas para llegar a nuestro destino. Técnicamente, cruzamos países con esto. Por eso se llaman "Transportes Rápidos".
Dilan: ¡Guau!
De repente, una cabina vacía aparece frente a ellos.
Daniel: Es hora de irnos.
Así, los dos hermanos llegan a la base central.
Daniel: Cada país tiene una base central, y de ella viene sus derivados cercanos. De esta manera se construyeron estaciones para cada una de ella, aunque tenemos dos estaciones pequeñas en dos islas. Tampoco es necesario colocar estaciones por todos lados, ya que existen otros métodos de viaje. Aunque también se debe a la falta de presupuesto o como ocultar el dinero robado.
Dilan: ¿Dinero robado?
Daniel: Lo que hace usualmente el estado.
Dilan: Oh, eso era.
Mientras esperan a Jhon, este llega acompañado por Leo.
Leo (Motivado): !Hola novatos! ¿Cómo les va?
Dilan: ¿Eres Leo?
Leo (Alegre): Acertaste
Dilan: Pensé que Leo era nombre de varón.
Leo (Sorprendido): ¡¿Eh?!
Jhon: Con esta, sería la decima vez que te confunden. !Felicidades!
Sentado en el piso en posición fetal, Leo reflexiona.
Leo (Deprimido): Pero, si soy hombre.
Dilan (Retractado): Oh, lo siento.
Yasar: ¿Cómo lo confundiste?
Paulo: Bueno, esta vez fue un poco difícil, he de admitir.
Regresando a lo importante.
Dilan: ¿Y sus mochilas? ¿No las necesitan?
Jhon: No necesitamos mochilas.
Jhon mostró un pequeño cubo de color azul neón en su mano y lo activó, desplegando una interfaz visual. En ella, una variedad de objetos se presentaba de manera ordenada. Como muestra, Jhon extrajo un lápiz de la interfaz, ilustrando las capacidades del dispositivo.
Jhon: Este dispositivo tiene una gran capacidad de almacenamiento. Los objetos están ordenados alfabéticamente según el nombre que le asignemos.
Yasar: Ese pequeño dispositivo puede albergar muchas cosas.
Leo: Sí, es un artefacto de alta tecnología de los The Powers. Es algo que pudimos rescatar.
Jhon: Lo mejor.
El cubo de almacenamiento se encoje.
Jhon: Que es portable.
Paulo: Conveniente.
Jhon: Oye, Leo, ¿sabes a dónde vamos?
Leo: ¿A dónde?
Jhon: A un lugar que ustedes dos recuerdan.
El chico bestia pasó su mano por la boca con un gesto incómodo.
Leo (incómodo): No menciones eso, por favor.
Daniel (enojado): Te dije que no lo mencionaras.
Jhon: Es mi venganza por no haberme dicho que se podía cambiar el nombre.
Daniel: De acuerdo, ya basta. Vámonos de una vez.
El grupo estaba a punto de embarcarse en una misión que posiblemente no estuviera bien planificada.
Pero esto lo veremos en otro capítulo.
Era broma acá sigue :v
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El grupo llega al ascensor, el cual los transporta a su destino.
Dilan: No tardamos tanto como pensé.
Yasar: Es un ascensor común y corriente que nos lleva a una plataforma oculta. Dios mío, que descriptivo sonó eso.
Dilan: ¿Cuánto nos falta desde aquí hasta allá?
Daniel: Bueno, si vamos a pie, serían unas tres horas, pero si volamos, solo tomaría media hora.
Dilan: ¿Espera, ustedes pueden volar?
Daniel: Sí, excepto Jhon, que no puede. Solo los elementos: animal, insecto, aire, psíquico y fantasma tienen la habilidad de volar.
Dilan: Entonces, solo Daniel y Leo pueden volar.
Nuestros protagonistas caminan durante aproximadamente tres horas, con la ayuda ocasional de Leo en ciertos tramos del camino.
Paulo: ¡Por fin! (se sienta en el suelo)
Dilan: ¡Llegamos, por fin! (se tira al suelo)
Yasar: ¿Y dónde está el templo?
Dilan: Seguro que no te equivocaste de dirección, ¿verdad Daniel?
Daniel: Esperen, hazlo ahora, Jhon.
Jhon se acerca a un árbol que presenta un símbolo inusual tallado en su tronco. Con un gesto decidido, coloca su mano sobre el símbolo y el suelo comienza a temblar bajo sus pies. Como si fuera un acto de magia, el templo comienza a emerger del suelo, rodeado por una maraña de hojas y vegetación. El templo en sí tiene un aspecto antiguo y atemporal, como si hubiera permanecido en ese lugar durante milenios.
Daniel: Descubrimos esto hace unos días mientras estábamos en una expedición. El General Beltrán nos dijo que este templo solía estar a la vista de todos, pero desapareció como por arte de magia.
Jhon: ¿Saben que es lo más raro? Que el mismo templo crea su propia flora encima suyo.
Yasar: ¿Ustedes lo exploraron?
Jhon: Sí. Saben que mi venganza aún está en marcha, por eso pueden ver las caras de Leo y Daniel como si algo horrible hubiera sucedido dentro del templo.
Leo: Cállate.
Dilan: En serio, ¿qué pasó?
Daniel: Nada.
Contemplan cómo las puertas ancestrales del templo se abren ante ellos y, en un gesto unánime, deciden adentrarse en su enigmático interior. A pesar de la oscuridad reinante, Dilan alza su mano con la intención de conjurar una llama, pero Daniel interviene rápidamente y distribuye a cada uno de ellos un brazalete especial.
Dilan: ¿Para qué son estos brazaletes?
Daniel: Pónganselos, les permitirán ver en la oscuridad.
Siguiendo las indicaciones de Daniel, todos colocan los misteriosos brazaletes en sus manos. Una vez en su sitio, los objetos comienzan a extenderse, envolviendo sus cuerpos por completo en una radiante y protectora energía.
Yasar: ¿Y esto?
Daniel: Es un traje de armadura. Tiene diferentes usos, incluyendo visión nocturna.
La energía brillante se extiende por los cuerpos de los tres amigos, formando trajes distintivos para cada uno de ellos. Las franjas de colores en los trajes coinciden con las personalidades y habilidades de Dilan, Yasar y Paulo, delineando sus roles únicos en el equipo.
El grupo avanza hasta encontrarse con un punto de bifurcación en el camino. Ante ellos se abren dos senderos diferentes, cada uno envuelto en una oscuridad impenetrable que aguarda su elección.
Leo: ¿Y ahora por dónde vamos?
Daniel: Esto no había sucedido antes.
Jhon: Dos caminos, ¿eh?
Daniel: Leo, ve con Jhon. Yo iré con los chicos.
Leo: Vamos, Jhon.
El grupo se separa, cada uno tomando un camino distinto.
Dilan: ¿Hacia dónde vamos?
Daniel: A buscar al destinatario.
Dilan: Espera un momento, si Jhon y Leo lo encuentran, ¿cómo le entregaré la carta?
Daniel: Usaremos los intercomunicadores de nuestros trajes, para después transferir el objeto a través del cubo de almacenamiento
Dilan: ¿Cómo?
Daniel: Te lo explicaré después.
Mientras tanto, Leo y Jhon avanzan por el camino que eligieron, explorando el entorno en busca de cualquier indicio que les pueda guiar hacia su objetivo.
Leo: Oye, Jhon.
Jhon: ¿Qué pasa?
Leo: ¿Y si resulta que esto es una trampa?
Jhon: ¿Te refieres al camino que estamos siguiendo?
Leo: Sí.
Jhon: El General estuvo aquí antes, no creo que nos haya enviado a morir con un par de novatos.
Leo: Tienes razón.
Un ruido inusual y distante llega a sus oídos desde el fondo del camino que están recorriendo. Ambos se detienen y se miran brevemente antes de dirigir su atención hacia la fuente del sonido.
Leo: ¿Crees que nos estamos acercando a algo peligroso?
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Con cautela, el grupo avanza hacia la luz que brilla al final del camino.
Dilan: Creo que veo luz al final del camino con mi visión nocturna.
Daniel: (se quita la visión nocturna) Sí, la hay.
Activa el intercomunicador y se comunica con Leo y Jhon para informarles sobre la situación.
Daniel: Creo que lo hemos encontrado.
Dilan: Obvio, ¿qué más podría producir esa luz que una antorcha?
Sin embargo, resulta que la luz no provenía de una antorcha. Si no de una columna en concreto, la cual estaba acompañada de otras en semejanza, pero no en color. Lo diferente de esta columna se trataría de una llama roja intensa ardiendo. También la denotación de una gran puerta con símbolos extraños
Dilan: ¿Y esto?
Daniel: No te acerques a ninguna columna, nadie se acerque. Jhon, ¿me escuchas?
Jhon: Sí.
Daniel: Este no es el camino correcto.
Jhon: Ya lo sé, estoy viendo a quién se refería el General.
Daniel: ¿Quién es?
Jhon: Bueno...
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Hace unos momentos.
Leo: ¿Qué son esos rugidos?
Jhon: No lo sé.
Leo: Creo que veo una luz.
Jhon: Sí, yo también la veo.
Al desactivar sus visores nocturnos, quedan impactados al contemplar a una gigantesca y grotesca criatura atrapada tras robustos barrotes. La visión de esta monstruosidad, aunque corpulenta, despierta horror y asombro en igual medida.
Jhon: ¿Pero qué es esto?
Criatura: Silencio.
Jhon: ¡Oye!
Criatura: ¡Cállate!
Jhon: No, gracias.
La criatura prosigue con su discurso.
Criatura: Esto es absurdo, solo lo hice porque ellos lo hicieron primero.
Leo: ¿Qué?
Criatura: ¿Sabes cómo es asesinar a tus propios padres y ver sus cadáveres con expresiones de sufrimiento? Lo que alguna vez fueron mis amigos me traicionaron. Yo no quería matarlos, pero los actos impuros que realizaban... fue divertido. Sus rostros de sufrimiento me excitaban.
Las palabras del monstruo dejan a Jhon y Leo impactados.
Leo: ¡Qué mierda!
Sus rostros reflejan tanto horror como una desagradable sorpresa.
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Mientras tanto, los demás avanzan sin Dilan, dejándolo atrás en el camino.
Daniel: Vámonos, debemos seguir por el otro camino.
Paulo: Vamos.
Dilan: Ay, quería explorar un poco más. (escucha murmullos) ¿Qué fue eso?
Yasar: ¿Qué sucedió?
Dilan: Nada importante.
Daniel: Ya debemos irnos.
Yasar: Vamos, no nos retrasemos.
Dilan: Esto es extraño. (escucha murmullos) ¿Qué? ¿Debería ir hacia la columna con la llama? (más murmullos).
Intrigado por la curiosidad, Dilan decide tocar la llama en la columna, lo que provoca que la puerta con los símbolos extraños se abra.
Daniel: ¡Síganme por aquí! Espera, ¿Dilan?
Sin comprender del todo lo que está sucediendo, Dilan decide entrar por la puerta. Al otro lado, se encuentra con diez marcos de puerta, cada uno con extraños símbolos encima. Daniel nota que su hermano no lo ha seguido y regresa rápidamente a la sala de las columnas. Al llegar, encuentra a Dilan dentro de la misteriosa puerta.
Daniel: ¡Dilan!
Dilan apenas tiene tiempo de voltear la cabeza antes de que la puerta se cierre violentamente detrás de él. Queda atrapado en la oscuridad total, incapaz de ver nada a su alrededor. Justo cuando está a punto de encender su visión nocturna, un símbolo tallado en la parte superior de una de las puertas se ilumina, creando un portal luminoso. Daniel, con un esfuerzo desesperado, intenta derribar la puerta, pero sus intentos son en vano.
Daniel: ¡Retrocedan y tiren todo lo que tengan! ¡Ahora!
El grupo realiza un último esfuerzo conjunto por abrir la puerta, pero todos sus intentos resultan en vano. Mientras tanto, Dilan escucha murmullos ininteligibles que parecen provenir del portal iluminado frente a él.
Dilan: ¿Debo entrar?
Los murmullos provocan que Dilan se acerque lentamente al portal, hasta que finalmente logra tocarlo y...
¿Entre?
Fin.