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Chapter 32 - Capítulo 31: Confrontación en Pi-Ramsés

Adrian y Lysara, tras establecerse en la ciudad de Pi-Ramsés, habían logrado construir una vida relativamente pacífica, manteniendo un equilibrio entre sus necesidades vampíricas y la coexistencia con los mortales. Sin embargo, la llegada de un grupo de vampiros desenfrenados amenazaba con desestabilizar la armonía que habían cultivado.

Una noche, mientras patrullaban las sombras de la ciudad, Adrian y Lysara se encontraron con una escena de caos. Un grupo de vampiros, salvajes y descontrolados, se alimentaba sin discreción de los ciudadanos de Pi-Ramsés, sus gritos de terror perforando la noche.

Adrian, con su expresión imperturbable y ojos fríos, y Lysara, cuyos ojos reflejaban una mezcla de furia y preocupación, observaron desde la oscuridad. Estos vampiros, impulsados por una sed voraz, no mostraban la contención y el sigilo que ellos habían practicado durante años.

Lysara, su voz un susurro tenso, habló primero. "No podemos permitir que esto continúe, Adrian. Si siguen así, los mortales se darán cuenta de nuestra existencia y todos seremos cazados."

Adrian asintió, su voz era un murmullo grave y sereno. "Estos vampiros son una amenaza para nosotros tanto como para los mortales. Debemos detenerlos antes de que causen más daño."

En lugar de lanzarse a una confrontación física, Adrian y Lysara se acercaron con cautela al grupo, sus figuras emergiendo de las sombras como espectros amenazantes. Los vampiros salvajes, al notar su presencia, cesaron su alimentación y se volvieron hacia ellos, los ojos brillando con una mezcla de hambre y desafío.

Adrian, con su voz resonando con autoridad y poder, habló. "Habéis causado suficiente daño aquí. Dejad esta ciudad y no volváis."

Uno de los vampiros, con la sangre aún goteando de sus labios, gruñó en respuesta. "¿Quién eres tú para ordenarnos, hermano? La noche es nuestra y tomaremos lo que deseemos de ella."

Lysara intervino, su tono era firme y su postura desafiante. "No somos vuestros enemigos, pero no permitiremos que pongáis en peligro nuestras vidas y las de los mortales. Hay maneras de coexistir sin causar tal destrucción."

Los vampiros salvajes rieron, un sonido cruel y sin alegría. "La coexistencia es una fantasía. Somos depredadores, y ellos, nuestra presa."

Adrian, sin permitir que la ira se reflejara en su voz, continuó. "Hemos vivido entre ellos durante años, alimentándonos sin ser detectados, sin causar un pánico masivo. Vosotros, con vuestra imprudencia, amenazáis esa paz. Os lo diré una vez más: marchaos."

El líder del grupo de vampiros salvajes, con una mirada maliciosa, finalmente asintió, retrocediendo con su grupo hacia las sombras. "Nos iremos, pero la noche es larga y nuestras sendas pueden cruzarse de nuevo, hermano."

Adrian y Lysara se quedaron en silencio, observando cómo los vampiros se desvanecían en la oscuridad. Sabían que la paz que habían encontrado en Pi-Ramsés estaba ahora teñida con la presencia de aquellos que no compartían su visión de coexistencia. La noche había revelado un nuevo peligro, y el futuro se cernía incierto ante ellos.