Usando los sonidos de la ocupada multitud como guía, Subaru y Satella caminaron de vuelta a través del callejón en el que estaban y llegaron a la calle principal diez minutos después.
Cambiando su mirada para aquí y allá, Subaru buscó por alguien a quien pudieran preguntar primero, cuando Satella, que estaba a su lado, jaló su manga.
— Hey, Subaru…
Cuando Subaru miró de vuelta a Satella vio que tenía su mirada fija en algo al otro lado de la calle. Subaru miró en la misma dirección y se percató de lo que estaba mirando Satella.
«Tengo un mal presentimiento de esto», pensó.
Añadiendo más peso a sus miedos, Satella continuó, con una mirada seria en su cara.
—… ¿Crees que esa niña este perdida?
De todas las posibles cosas que podrían salir mal en este plan, la final había levantado la cabeza.
—… Bueno, uh…
Una de las varias cosas que Subaru descubrió a través del día era que la chica de cabello plateado a su lado era una persona incorregiblemente amable. Pero, ya fuera a causa de una maldición o alguna otra razón, nunca lo admitiría ella misma.
Subaru hizo un suspiro profundo.
— Calmémonos un minuto.
— ¡¿Qué harás si se levanta y se va a algún sitio mientras nos estamos perdiendo el tiempo?! Tenemos que ir a hablar con ella de inmediato…
— Sabes, esa amabilidad tuya es una gran virtud y dado el hecho que fui salvado por esa amabilidad realmente no quiero decir esto, ¿pero tienes idea en la situación en la que estás ahora mismo?
Donde Satella estaba viendo, cerca del edificio al otro lado de la calle, estaba una joven chica. Parecía de diez años de edad, con cabello marrón hasta los hombros que era bastante lindo. Si ella sonreía, las personas de alrededor probablemente no se resistirían a sonreírle de vuelta, pero desafortunadamente, por el momento sus ojos estaban llenos de ansiedad y parecía que estaba a poco de llorar.
Había probablemente un 80 o 90 porciento de que la observación de Satella fuera correcta. Subaru estaba seguro que lo era, pero…
— También está que mis metidas de pata tengan parcialmente la culpa, pero el ladrón que robó tu insignia cada vez se aleja más de nosotros. Si perdemos más tiempo aquí, para el momento en que la atrapemos, ya podría haberla vendido y no tendremos manera de recuperarla.
— Probablemente tengas razón… pero…
— Entonces…
Ciertamente se sentiría mal solo dejar a la chica así, pero con toda la gente alrededor, la oportunidad de que alguien más la ayudara era alta. Por otro lado, Subaru y Satella estaban presionados por el tiempo y necesitaban reunir información para continuar su búsqueda.
No importa como lo pensara, el plan actual debería tener más prioridad que ayudar a la niña, pero…
— ¿Pero no lo ves, Subaru? Mírala, está llorando.
—…
— Si no quieres quedarte conmigo, está bien. Gracias por todo lo que has hecho, Subaru. Arreglaré esto por mí misma… después de ayudar a esa niña.
Mientras Subaru quedó sin palabras, Satella parecía que ya había tomado una decisión. La manera en que lo dijo, no era como si dijera que Subaru no entendía y estaba cansada de él, sino que sentía culpa al obligar a Subaru a seguirle el juego a sus irracionalidades.
Su cabello plateado danzando detrás de ella, Satella trotó al otro lado de la calle donde estaba la niña. La chica, que había estado mirando hacia abajo con ojos llorosos, notó que alguien se había acercado. Había luz tenue de esperanza en sus ojos mientras miraba hacia arriba, probablemente porque pensó que la persona que estaba buscando la había encontrado.
— Lo siento, no soy la persona que buscas —dijo Satella mientras se arrodillaba para hablar con la niña, cuyos ojos se abrieron por la sorpresa.
Pero en esos ojos no había un sentimiento de alivio, sino de miedo. Podías decir, incluso desde lejos, que el que le hablara un extraño causó que su corazón se encogiera, aterrado.
— Lo lamento si te molesto, ¿pero dónde están tu padre y madre? ¿No están contigo?
Parecía que Satella no notó que la niña estaba asustada, y su voz era un tono más amable del que Subaru había escuchado antes. Sin embargo, no era suficiente para transmitirle su preocupación a la niña, que había perdido de vista a sus padres y ahora temblaba porque no sabía qué hacer.
— Umm… Uh… Por favor no llores. No te lastimaré, ¿okay?
Satella trató de abrir el corazón de la niña antes de que se cerrara completamente, pero no parecía funcionar y la niña solo sacudió su aceza adelante y atrás. Las lágrimas que se amontonaban en sus ojos parecían a punto de desbordarse, cuando…
— ¡Ahora, deleita tus ojos con esta magnífica moneda mellada de diez yenes!
— ¿Huh? —dijo Satella, sorprendida por la repentina voz, y cuando miró hacia arriba, allí estaba Subaru en su traje de correr gris.
Subaru primero sonrió débilmente por la reacción de Satella y entonces dirigió su sonrisa de ella a la niña. El repentino intruso también la sorprendió. Subaru entonces puso su mano ante ella.
— Ahora, ¿puedes ver esta moneda en mi mano derecha? ¡Apuesto que puedes! Muy bien, ahora voy a apretarla. Así… aprieta aprieta aprieta…
— Espera, Subaru… ¿qué estás…?
— ¡Y mira eso!
Ignorando la interrupción de Satella, Subaru tomó su puño donde había estado sosteniendo la moneda mellada de diez yenes y lo abrió para que ambas lo vieran. Cuando lo hizo, la moneda que debería estar en su mano había desparecido.
— ¡Wow! ¡La moneda que estaba apretando desapareció! ¿A dónde habrá ido…?
La niña parpadeo varias veces y entonces miró la mano derecha de Subaru, pero ya sea que mirara el dorso de su mano o la palma, no podía encontrarla. Subaru, animado por la reacción de la niña, asintió y entonces levantó su mano izquierda y gentilmente frotó sus dedos a través de su cabello.
— ¡Mira eso! Así que es aquí donde la moneda se estaba escondiendo.
Cuando la niña vio la moneda descansando entre los dedos de la mano izquierda de Subaru, estaba sorprendida.
Satella, que no pudo adivinar el truco, estaba igual de confundida.
Subaru se inclinó magníficamente ante las dos y puso la moneda mellada de diez yenes en la mano de la niña.
— Te dejaré tenerla como regalo. Es especial, así que cuídala bien, ¿okay?
Subaru miró con una sonrisa a la niña que sostenía la moneda y asentía vigorosamente.
Mientras lo hacía, Satella lo pinchó en el lado.
— Hey, Subaru…
— No me mires así. Quiero decir, admito que lo que dije antes fue un poco duro pero…
— ¿Cómo hiciste eso?
— Oh, ¿te refieres a eso? ¿No cuestionas mis motivos, sino cómo hice el truco?
Subaru prometió explicarle el truco luego a Satella, quien parecía interesada, antes de girarse hacia la niña, que estaba mirando curiosamente la moneda de diez yenes. Parecía que la sorprendente magia de Subaru había ayudado a calmar su ansiedad. Cuando Subaru se arrodilló y le hizo unas preguntas, respondió rápida y claramente.
— Ya veo. Así que te separaste de tu madre, huh. No te preocupes, no te preocupes. Solo déjanoslo a nosotros. ¡La encontraremos de inmediato!
Después darle a la niña otra caricia en la cabeza, Subaru le tendió su mano y con un poco de vacilación, la agarró. Satella, que estaba mirando, abrió los ojos por completo.
— Realmente parece que estás acostumbrado a esto, Subaru, ¿es tu profesión domar niños?
— ¡Cuando lo sacas de contexto así, eso suena realmente, realmente mal! Y no. Soy desempleado.
Técnicamente, Subaru tenía el increíblemente conveniente estado de ser estudiante. Sin embargo, dado que no había ido a la escuela últimamente y particularmente ahora que había sido invocado a un mundo diferente, realmente ya no se sentía calificado para llamarse así.
Pero, a pesar de eso…
— Así que, onee-chan, ¿Qué tal si sostienes la mano de esta solitaria niña? Parece que podría usar otro amigo —dijo Subaru con un guiño. La niña le tendió la otra mano, la que no estaba agarrando la de Subaru, a Satella.
Satella se veía sorprendida por un momento y contuvo el aliento, pero entonces lo dejó salir y agarró la mano de la niña con la suya.
— Cierto. No te preocupes. Deja que tu onee-chan se ocupe de esto. Definitivamente encontraremos a tu mama, ¿okay?
Satella dijo, sonriéndole a la niña como si asintiera en silencio.
Subaru y Satella guiaron a la niña, con ella entre ellos y los tres continuaron por la calle principal a través de las oleadas de personas.
— La manera en la que estamos ahora, ¿no crees que algunas personas que nos vieran pensarían que somos una joven pareja con nuestra hija? ¡Qué vergonzoso!
—… ¿Huh? Incluso con el beneficio de la duda, no veo como alguien podría pensar que tú la niña son algo más que onii-chan y onee-chan…
— ¡No puedo decir si eso fue una broma, o eso es realmente lo que pensaste que quería decir!
Mientras Subaru y Satella seguían caminando, la niña entre ellos dejó que una pequeña sonrisa se esparciera por su cara.