Dejando a la academia de magia de lado decidí revisar el ultimo cofre que se encontraba en medio. Dentro de mis recuerdos no existía nada referente a este cofre. Esto me llenó de preguntas.
Este cofre solo podía ser abierto por el líder de la familia. También requería de un pequeño ritual para abrirlo. Inmediatamente extendí mi mano activando la habilidad de garra vampírica. Mis uñas empezaron a crecer inmediatamente.
Con una fuerte voluntad realicé un corte en uno de mis dedos haciendo que varias gotas de sangre cayeran hacia el cofre.
*Clack *Clack
Como si se desbloqueara algo el cofre vibró y liberó varios sonidos de cerraduras. Después de unos segundos la tapa se abrió mostrando el interior del cofre.
Dentro del cofre existía una esfera roja como la sangre. No sabía que era esa cosa, pero me llamaba instintivamente. Curioso por ello usé evaluar.
Nombre: Corazón de dragón
Descripción: El corazón de un dragón es un reactor mágico natural. Dentro de él se almacena el poder y el alma del dragón. Se dice que si un humano ingiere el corazón del dragón se volverá inmortal.
El sistema no mostraba mucha información. Aun así, la poca que mostraba me llenó de sorpresa. La razón por la que me llamaba es la sangre en su interior. Si la sangre de un humano sabría tan bien, ¿cómo sería la de un dragón?
Curioso por ello decidí llevarme el orbe a la boca. Este no era muy grande, pero me preguntaba si siquiera podría morderlo. Al tacto se sentía duro.
Extendí mi lengua e introduje el orbe en mi boca. El orbe reaccionó y se derritió al instante. El líquido se deslizó suavemente por mi garganta hasta llegar al estómago. Para ser sinceros no hubo sabor alguno. Me esperaba algo realmente delicioso como fue la sangre de Camila. Pero este no era nada especial.
Una sensación de dolor me invadió al instante. Sin embargó no duró mucho. Tampoco recibí alguna notificación del sistema por lo que me decepcioné mucho. A lo mejor solo funcionaba en humanos.
El dolor solo desapareció al minuto. Incluso creí que me intoxiqué por comer esa cosa. Será mejor no comer cosas extrañas como esta.
Tomé algunas monedas de platino. Diez para ser exactos y volví a sellar la habitación. Luego miré a Camila que seguía desmallada y botando semen de su lugar privado. La cargué al hombro como un saco de papa y la llevé a mi habitación.
Aun no le he dado las ordenes adecuadas para dejarla libre y desmayada no iba a poder escucharlas. Así que debía de mantenerla en mi rango de visión.
Ahora que tenía dinero podría realizar muchas cosas. Visitar el mercado de esclavos de esta ciudad o comprar equipos para la lucha. Dentro de esta casa no quedaba nada útil por lo que era urgente comprar artefactos mágicos.
Cuando llegué a la habitación dejé suavemente a Camila en la cama y me senté a un lado.
Treinta minutos pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Camila finalmente se despertó.
- ¿Dónde estoy? *Ñam~
- Finalmente, despiertas.
- ¡!
Mis palabras hicieron que Camila se volteara enérgicamente a verme. Inmediatamente empezó a temblar nuevamente. Antes de que pudiera decir algo dije.
- Escucha con atención. Tengo tres órdenes para ti. La primera es que atenderás mis necesidades en cualquier momento del día sin resistirte a mis órdenes. La segunda es que no contaras de lo que pasó, pasará o pasa dentro de esta mansión. Por último, no revelaras nada de información sobre mí. A partir de hoy eres mi esclava sexual número uno por lo que no puedes tener otras parejas. Si tienes alguna terminarás con esa persona inmediatamente. No me gusta que alguien más use mis juguetes. ¿Entendido?
- ¡Si! ¡Maestro!
La conciencia volvió a los ojos de Camila quien tembló aún más violentamente. No sabía cómo podía controlar su cuerpo por lo que le resultaba extraño.
- Empieza a limpiar la mansión. Quiero esta casa impecable.
- Si maestro.
Levantándose temblorosamente Camila salió de la habitación. Este día cada vez se puso mejor. Ya era de noche por lo que mis planes de venganza deberían de posponerse hasta mañana. Sin embargo, eso no significaba que no pudiera hacer algo. Los vampiros eran una especie que no necesitaba dormir y tenían visión nocturna.
Lo primero seria ingresar al primer círculo. Esto requería una meditación profunda día tras día. La primera vez en el juego que traté de alcanzar el primer círculo tarde 6 meses. Lo más difícil era sentir la energía elemental en el ambiente.
La energía elemental también era conocida como mana. Sin embargo, se le adaptaba mejor el termino elemental debido a las características de esta energía que si divida en varias otras que personificaban a un fenómeno de la naturaleza.