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Chapter 46 - Trotamundos

Trotamundos

Cuando abrí los ojos estábamos saliendo del bosque, desperté justo a tiempo para contemplar cómo nos alejábamos. Me levanté del asiento y asomándome por la parte trasera del carruaje pude contemplar al resto de la caravana.

En uno de ellos descansaban unos guardias, sentados en la parte trasera del vehículo mientras charlaban entre ellos. Regresé al interior y tomé algo de carne seca junto a una cantimplora llena de agua.

Fui a sentarme cerca del borde y empecé a comer mientras contemplaba los campos repletos de pasto alto y verde cuya forma era irregular debido a la gran cantidad de colinas que se podían contemplar.

El camino sobre el que pasábamos se veía bien cuidado, seguramente por ser una ruta comercial. Todos los mercantes que viajaban en la caravana tenían ojos rasgados y vestían ropas típicas de Murim, sin darme cuenta me estaba adentrando cada vez más en una tierra desconocida.

En cuanto terminé de comer suspiré y fui a guardar la cantimplora, me entretuve viendo como las nubes se iban desplazando conforme nos movíamos, también pulía mi equipo para tratar de mantenerlo en buen estado.

La herrera tenía razón, no cuidaba de mi equipo, honestamente, seguía pensando que era mejor reemplazarlo en cuanto su condición estuviera cerca de un punto irreversible. Terminé de pulir todo y lo coloqué en una esquina del carruaje.

El tiempo pasó volando conforme nos movíamos, el sol empezó a ocultarse y los carruajes iban disminuyendo el ritmo de poco en poco. Cuando el sol finalmente se ocultó y llegó la noche se detuvieron a acampar, mientras los guardias contratados vigilaban los alrededores.

Decidí no salir y quedarme a comer dentro del carruaje. Aunque poco valió mi decisión, el comerciante con el que viajaba se había emborrachado y de una manera agresiva y a su vez amable me hizo salir del carruaje para festejar con ellos.

Aparentemente en Murim no se puede rechazar la invitación a tomar de los mayores.

Tomé una copa de vino de arroz que me entregó el comerciante y algo incomodo bebí junto a su personal para festejar las buenas ventas que habían tenido en el pueblo anterior.

—Oye chico, ¿eres el aventurero oscuro no? Muéstranos uno de esos trucos de magia de los que hablaban en el pueblo—dijo un guardia que regresaba de su patrullaje mientras se servía algo de licor.

Algo dudoso usé la formulación rúnica de siempre, invocar la llama que usaba como linterna y luego avivé su fuego.

—¿Algo así?

El observó la llama y luego sonrío.

—No, no. Ya he visto a otros magos hacer eso, muéstrame algo sorprendente. No te preocupes por atraer bestias, mi equipo tomará las riendas si algo sale mal.

El comerciante ni se molestó por la actitud del aventurero, lo más seguro es que ya hubieran trabajado juntos cientos de veces. Suspiré y luego con un simple pensamiento Shyun se encargó de formar las alas de Sylph.

—Está bien, pero no me culpen si pasa algo malo.

El guardia sonrío de oreja a oreja mientras me veía ascender.

—¡Da un buen espectáculo chico, este viaje necesita emoción!

Extendí las manos y concentrándome repliqué la formulación rúnica llamas de ifrit en cada una, sin dudar vertí el flujo de ether sobre ambas mientras volaba y con el flujo constante de llamas que estaba sosteniendo se formó un efecto similar a las alas de un ave.

Hice un par de acrobacias mientras giraba y luego descendí jadeando, había moderado el consumo de ether, pero incluso así el mantener un flujo constante por tanto tiempo era agotador.

«Gracias, Shyun».

Cuando bajé, el aventurero aplaudió y los comerciantes me observaron embobados. Hubo un silencio incómodo por unos segundos, pero cuando volvieron en sí gritaron de emoción por el espectáculo.

—¡Lo que se esperaba de un aventurero de rango plata! ¡Bien hecho chico!—gritaron al unísono.

Suspiré mientras reía y con un poco de alivio me senté a descansar. Una chica del personal del comerciante me ofreció un tazón de comida que acepté con gusto. Durante el resto de la noche las risas instigadas por el alcohol y el buen ambiente no pararon.

Cuando la noche cayó todos fueron a dormir en sus tiendas y algún que otro par se iba a dormir junto al equipaje en los carruajes. Regresé al carruaje en el cual viajaba y cerré los ojos para tratar de dormir.

—Parece que te has divertido, Hayato—dijo Shyun.

—Si, algo así. Tanto que me cuesta dormir—Le respondí mientras me reacomodaba.

—No te había visto relajarte así desde que vivíamos en el pueblo.

—Bueno... Ese guardia sabe como subir los ánimos. Dime, Shyun... ¿Crees que podamos encontrar al resto?

Shyun se quedó callada por un momento, mientras esperaba su respuesta pude notar como una fuente de luz aparecía desde mi pecho y de ella salieron unas manos y posteriormente el torso del espíritu.

Posó su mano derecha sobre mi cabello y lo desordenó con cariño.

—Esperemos que sí. Creo que también me gustaría verlos.

—Has cambiado Shyun.

—Mejor dicho: hemos cambiado, Hayato.

—Tienes razón.

Shyun se quedó callada y con la mente en paz me quedé dormido.

...

Soñé con la aldea, mi madre estaba recibiéndome con un abrazo al verme obtener el rango plata, mi tío también estaba ahí sonriendo. También podía ver la sombra de un hombre de una altura similar a la mía con una katana colgando de su cintura.

No le podía ver el rostro, ni sabía bien quién era. Mi mente solo recordaba esa katana que más de alguna vez había visto colgada en la cabaña junto a las armas de mi tío y sus ojos de un tono verdusco oscurecido.

¿Quién podría haber sido? ¿Quizá mi padre?

Cuando desperté solo tenía dudas. Yao me había contado sobre las ilusiones de la mente, todo lo que veíamos en sueños y alucinaciones estaba relacionado con el inconsciente y si de alguien podría obtener respuestas, ver mis recuerdos, esa era Shyun.

El espíritu conectado a mi alma.

«¿Por qué será que me preocupa mi padre? No lo había hecho hasta ahora, ni siquiera me interesaba. Pero... la curiosidad me está matando, ¿por qué será?».

Todavía un poco aturdido por haber despertado hace poco, me detuve a ver al suelo, mientras la imagen de ese hombro de ojos verduscos asolaba mi mente. Estuve así por un par de minutos, hasta que escuché las caravanas detenerse ante un estruendo.

—¡Oye, chico! ¡Necesitamos un poco de ayuda!—gritó el guardia del día anterior.

Tomé mi armadura y me la equipé cuan rápido pude, por último, tomé el bastón y al salir pude divisar a una serpiente que medía casi el triple que yo siendo detenida por los guardias.

Me acerqué cuan rápido pude hasta el grupo que defendía las caravanas y me coloqué en el frente junto al resto de guardias.

—¿Qué es esa cosa?

El guardia me vio de reojo mientras alzaba un escudo, listo para detener los ataques de la bestia.

—Es una serpiente de tierra, son normales por estos lares. Ten cuidado, sus escamas son duras y le encanta el calor. El fuego no te será de ayuda.

Tomé una roca del suelo y la imbuí en ether para luego tirarla, rodeándola con el viento de una flecha de sylph, agrietando un poco su armadura.

—Oye. Nada mal—dijo el guardia al ver mi ataque.

—Tenía tiempo sin usar eso—respondí.

El guardia me entregó una bolsa llena de púas de acero que llevaba en el cinturón y posteriormente señaló a la bestia.

—Más te vale guardar energías chico, si le quitas la armadura nuestro trabajo es más sencillo.

Tiré otra mientras veía al resto de guardias conteniendo los azotes que la serpiente daba con su cola.

—¿Acaso no son practicantes de chi? Cortar piedra debería ser pan comido para ustedes.

El aprovechó la abertura causada por la púa de acero para enterrar el filo de su hacha en la cabeza de la serpiente. Está cayó inerte al suelo y tras ello el aventurero se dignó a responder.

—Eso requiere mucha fuerza, un buen aventurero guarda sus recursos y espera a una oportunidad para acabar todo con el menor esfuerzo posible. Pero bueno, no deberías relajarte tan pronto dijo mientras miraba atrás y señalaba esa dirección con su pulgar.

Un quinteto de serpientes similares se acercaba y los guardias se preparaban para continuar con la lucha. El saltó junto al resto de sus compañeros y apuntó su espada hacia las sierpes.

—Chico, encárgate de romper su coraza, el resto, contenga sus ataques y esperen a que la coraza sea removida para matarlas de un solo golpe. Ya que son muchas vayan en grupos de dos y no se contengan.

Sus subordinados gritaron de emoción y marcharon en contra de las bestias, el guardia me miró de reojo y luego me ordenó avanzar con un movimiento de su mano.

Shyun se encargó de colocar la formulación rúnica sobre mis piernas y yo me encargué de colocarla sobre ambos brazos. Me moví a toda velocidad y tomé una buena cantidad de púas para lanzarlas en contra de las serpientes, por desgracia mi precisión lanzando objetos desde tan lejos no era muy buena, tuve que gastar casi todas las púas en destruir la coraza de solo tres serpientes.

«Ojalá tuviese un arco, aunque no me gusta imbuir objetos por el consumo, creo que podría soportarlo ahora».

Las parejas de defensores aprovecharon la oportunidad para acabar con las serpientes y luego se reagruparon para acabar con el resto.

Cuando todo terminó los comerciantes le ordenaron a su personal recolectar los materiales de las bestias derrotadas. Me senté en el borde de un carruaje para observar todo el proceso, el líder de los guardianes se pasó por ahí y luego me ofreció una copa, estaba acompañado por una chica de cabello negro de rostro fino y un hombre similar cuyos ojos eran tan achinados que parecía tenerlos cerrados.

—Lo hiciste bien, ¿quieres trabajo?—dijo el líder.

Acepté la copa y continué observando el horizonte.

—No, no puedo. Lamento rechazar tu propuesta, pero tengo algo importante que debo hacer.

Él se sentó a mi lado para ver el horizonte con la botella de licor en la mano.

—¿Y eso sería?—dijo mientras me servía otro trago.

Tomé el trago antes de responderle para posteriormente erguirme y extender la mano para tapar el sol.

—Quiero encontrar a aquellos de los que me separé.

El líder también se irguió y luego me dio una palmada en la espalda.

—Así que, buscando amigos, ¿eh? He escuchado eso cuento un par de veces, te deseo la mejor de las suertes, para mañana en la madrugada llegaremos al pueblo más cercano.

Tras eso se fue a hablar con el comerciante que lo contrató, se les notaba satisfechos. Al verlos reír entre ellos con tanta camaradería no pude evitar recordar los momentos que había vivido en mi niñez con Aoi y Gell.

«Chicos, los extraño».

El personal de la caravana apagó la fogata que habían preparado para mantenerse cálidos, tras un par de minutos prepararon todo para continuar con el viaje, aunque hubo un retraso porque se detuvieron a alimentar a las aves rapaces que usaban para mover los carruajes.

«Vaya, no me había puesto a contemplar que tan gigantes son esas cosas. Parecen gallinas gigantes, pero tienen colmillos que sobresalen y alas muy cortas... No había visto nada igual antes, ¿serán típicos de Murim?».

Esperé tranquilamente a que la caravana avanzase, por lo que había dicho el guardia pronto llegarían al pueblo cercano. Ahí trataría de obtener algo de información sobre los pétalos caídos.

«¿A quién se le habrá ocurrido ese nombre? Supongo que será por los cerezos que tanto representaban a la aldea».

Me dejé caer en el asiento del carruaje y sin nada mejor que hacer, practiqué la formación de runas que ya sabía, con suerte podría actuar más rápido, al menos así eran las enseñanzas de Yao.

Tras un par de horas haciendo eso para distraerme, no logré una mejora significativa, lo siguiente era mantener más de dos formulaciones rúnicas activas por mi propia cuenta. Nunca lo había logrado, ni tampoco es que lograría hacerlo durante una práctica tan corta.

Desde el atardecer hasta el anochecer intenté tener más de un par de llamas activas sin tener que recurrir a la ayuda de Shyun.

«Ella lo hace ver tan fácil. Quizá debería preguntarle por mi cuenta, quién sabe, capaz y también sepa sobre el hombre de ojos verduscos».