Splash, splash, splash, splash
Un anciano yacía sentado en forma de loto meditando bajo la lluvia. El viento soplaba fuertemente provocando intensas ventiscas. A pesar del frío y la lluvia, el anciano nunca rompió su meditación.
Si alguien observara al anciano, no podía evitar preguntar.
¿Por qué está meditando bajo la lluvia?
La respuesta es sencilla.
Si observaran su entorno solo encontrarían desolación y donde una vez hubo una ciudad ahora no había más que un páramo desolado.
Los agujeros provocados por múltiples explosiones ahora estaban llenos de agua debido a la intensidad de la lluvia. La batalla había provocado que todo en un rango de 1000KM cuadrados se borrara. Tal fue la destrucción, que si una persona transitara por primera vez este lugar, no creería que antes había existido una ciudad.
Pero.. ¿Por qué meditaba después de una larga batalla?
Su meditación se debía a que había fallado en derrotar a sus enemigos. Había agotado todo su poder y había permitido que huyeran de él. El anciano estaba en un estado de epifanía causado por el grado de concentración en el que se encontraba. Tal acción era justificable, ya que sus enemigos volverían y debía estar listo para la batalla.
Cuarenta y cinco minutos después, el anciano se levantó, convoco una daga y realizo un corte en la palma de su mano. La sangre fluía, había roto dos venas principales, pero el anciano ni se inmutó.
Convoco una pequeña plataforma circular que se suspendía a un metro del suelo, luego creó una pequeña escalera para subir a ella y cuando estuvo sobre la plataforma comenzó a dibujar con su sangre.
¿Qué era lo que dibujaba?
Dibujaba un pentagrama que se extendía en todas las dimensiones de la plataforma, permitiendo que se observara claramente.
Mientras el anciano dibujaba el pentagrama, su mente divagaba en una serie de preguntas, cada una de ellas contenían una profundidad de dolor e incredulidad.
'¿Por qué? ¿Qué hice mal? ¿En qué me equivoqué? ¿Por qué? ¿Por qué lo hicieron?'
El tiempo transcurrió y las preguntas seguían sonando en su cabeza.
'Qué ironía, siendo yo el dios de este mundo. Guardián de las leyes y padre de todo el conocimiento, no encuentro la respuesta a estas preguntas o será que, simplemente, no quiero saberla. ¿Qué dirían mis creyentes? ¿Qué se diría del dios Jano? Si conocieran el estado de mi mente'— pensó el dios Jano
'¿Por qué mis Monarcas? ¿Por qué me traicionaron?' — se preguntaba el dios Jano mientras un mar de lágrimas salía de sus ojos.
-------------------- (Dos años Antes) -----------------------
Un anciano se encontraba en un trono, sumido en sus pensamientos.
'¿Por qué no entienden?
Los he observado todo este tiempo. Ellos son fuertes y capaces, incluso han logrado adquirir una pequeña porción de divinidad ¿Por qué se comportan de esta manera?' — meditaba Jano con tristeza
'Mis monarcas, aún no puedo entregarles más responsabilidades. Porque aún consideran que es una pérdida de tiempo preocuparse por las razas de este mundo. ¿Por qué los miran como fuente de entretenimiento? ¿Qué es para ustedes el significado de la vida?'
Jano les había enseñado todo lo que se necesitaba para ser gobernantes. Había permitido que observaran cuando manipulaba las leyes del mundo, explicándoles la responsabilidad que conllevaba alterar el orden que se había establecido, pero ellos ignoraron todas sus enseñanzas. Simplemente, creían que los seres mortales eran una buena fuente de entretenimiento y que estaban obligados a complacer cualquier orden que se les diera.
¡¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!!
Se escuchó el sonio de una explosión
El dios Jano tocó inmediatamente su cristal de comunicación y realizo una llamada a sus monarcas
"¿Qué sucede? ¿Qué fue esa explosión Odian?" – preguntó Jano
Odian era el Monarca primogénito, así como el jefe de todos los monarcas. Él era quien presentaba los reportes al dios Jano.
"Me pregunto que será" – contesto Odian con un tono sarcástico.
"Odian no es el momento para juegos. Dime ¿Qué sucede? ¿Por qué ha habido una explosión?"
Jano estaba en un estado ansioso. La explosión provino de una dirección que lo alerto. En esa dirección solo había una pequeña sala, con un alto sistema de seguridad. Esta sala era conocida como: "La sala de las Leyes".
"Sabes cuando tiempo he deseado manipular las leyes del mundo, admito que son complejas y lleva mucho trabajo someterlas, pero una vez que te adaptas a ellas todo se vuelve muy fácil" – comento Odian con una sonrisa en su rostro
Jano estaba incrédulo. El mayor de sus temores se había hecho realidad. No podía creer las palabras de Odian había pronunciado.
"Odian deja de jugar con las leyes del mundo. Tú sabes muy bien por qué no te he permitido tocarlas. No estás listo para tomar esa responsabilidad" – dijo Jano mientras pensaba en cómo salir de esta situación.
"Preparado o no ahora estoy acá padre y con ellas en mis manos. Debo decir que esta sensación es adictiva" – dijo Odian con una expresión de locura en su rostro.
"Se acabó la era del dios Jano. Hoy se dará inicio a una nueva era. La Era de los Monarcas. Nosotros seremos los nuevos dioses. Ahora tú estarás en las sombras padre, pero no debes preocuparte demasiado, ya que tengo muchos planes con este mundo, reformas que deben realizarse y nuevas reglas que deben aplicarse"
El dios Jano intentaba procesar la situación en la que se encontraba. Cuestionaba la realidad que estaba viviendo. No entendía como se había llegado a estos extremos. Sus monarcas tenían muchos problemas de personalidad, pero esto era demasiado.
"Quiero que salgas de ahí inmediatamente. No estás pensando claramente. Tus acciones no tienen lógica alguna. Nadie te aceptará como dios solo porque tú te declares como tal. Sal de ahí y aliviaré tu castigo" – dijo Jano tratando de persuadirlo.
Odian se río entre dientes
"Jejeje, no estaré preguntando si me aceptan como su dios o no, ellos deben someterse a mí o morirán como escoria, además ¿Por qué dices que mis hermanos no estarán de acuerdo? ¿Cuándo dije que estaba solo?" - dijo Odian con rostro arrogante.
Jano albergaba la esperanza que Odian solamente estuviera balbuceando.
"Hola padre, aquí Lilith reportándose phua jajaja" - dijo Lilith mientras se reía al final de sus palabras.
"Oye viejo, te escucho un poco sorprendido" – dijo Ignacio un poco molesto.
"Padre fui obligada a entrar a la sala. Yo solamente quería destruirla, pero mis hermanos dijeron que era imposible" – dijo Adalina mientras fingía tristeza.
"Bueno. Supongo que falto yo" – dijo Anh.
"Tú sabes muy bien que amo el conocimiento, así que no resistí la tentación de investigar tus preciadas leyes, prometo que no seré tan duro con ellas, como lo soy con mis ratas de laboratorio" – dijo Anh mientras colocaba la mano derecha en su pecho en estado de excitación.
Jano estaba conmocionado por sus palabras, estaba claro que sus monarcas se habían vuelto locos. Uno hablaba de usar sus leyes en experimentos, otro quería destruir la sala junto con las leyes y los demás simplemente disfrutaban de la situación.
Ya no era cuestión de hacerlos entrar en razón. Jano debía tomar una decisión.
La traición de sus monarcas era evidente al sobrepasar los límites, por lo tanto, solo quedaba un castigo para ellos.
Después de unos segundos Jano volvió hablar.
"Ustedes han cometido traición al ignorar mis órdenes" – dijo Jano mientras tomaba un respiro para declarar su veredicto. "Su castigo será, ¡¡La muerte!!" – dijo finalmente con un rostro sombrío.
"Jajajá, lamento no poder complacer tu castigo padre, pero tú no puedes tocarnos. Es más ¿Sabes donde nos encontramos?" – preguntó Odian con una sonrisa en su rostro.
Jano palideció, finalmente comprendió el motivo de la explosión.
La explosión fue causada por la activación del sistema de seguridad que estaba en la Sala de las Leyes. Esto sucedería solo si alguien intentara destruir o secuestrar las leyes del mundo.
Jano se teletransporto inmediatamente a la Sala de las Leyes.
Cuando Jano llego a la sala logro sentir una fluctuación divina. Las leyes habían sido secuestradas, pero eso no era todo. La fluctuación divina que se encontraba en el área pertenecía a otro Dios.
La pregunta era…
¿Qué dios los había ayudado? ¿Y por qué los ayudo?
Las leyes se negaron a ser tomadas por una energía inferior a ellas. Debido a que un monarca intento teletransportar las leyes, estas se negaron dando origen a la explosión, pero cuando el otro dios intervino las leyes se sometieron.
Las leyes solo responden a los dioses y esta vez el dios Jano estaba en un aprieto.
"Nos volveremos a ver padre. Espero que estés preparado para lo que viene" – dijo Odian finalmente cortando la llamada.
La rebelión era oficial y la guerra era inevitable.