El Emperador Demoníaco Oriental, Li Chen, había obtenido el Sutra de las Magatamas de la Redención y había encontrado un nuevo equilibrio entre su naturaleza demoníaca y su deseo de justicia. Sin embargo, sentía que aún tenía mucho por aprender y mejorar para proteger a su reino de manera más efectiva.
Con ese propósito en mente, Li Chen decidió emprender un entrenamiento intensivo que duraría una década completa. Durante estos diez años, se retiró a un lugar remoto en las montañas y se entregó por completo a su entrenamiento.
Los días de Li Chen comenzaban antes del amanecer y terminaban al anochecer. Practicaba técnicas de combate, perfeccionaba su control del chakra y profundizaba su comprensión de las artes marciales. También se sumergió en el estudio del Sutra de las Magatamas de la Redención, buscando desbloquear su máximo potencial.
Su entrenamiento no se centra solo en el aspecto físico y espiritual, sino también en su sabiduría y comprensión del mundo. A medida que envejecía, Li Chen se volvió más sabio y experimentado, lo que lo preparaba mejor para enfrentar desafíos aún mayores.
A lo largo de esos diez años, Li Chen se sometió a una transformación continua. Sus habilidades y poderes alcanzaron nuevos niveles, y su compromiso con la justicia y la convivencia pacífica se fortaleció aún más. Había llegado a comprender que la verdadera fuerza radicaba no solo en el poder, sino en el conocimiento y la compasión.
Después de una década de entrenamiento incesante, el Emperador Demoníaco Oriental estaba listo para regresar al mundo terrestre y enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino. Su historia de transformación y redención estaba lejos de terminar, y estaba decidido a seguir luchando por un mundo mejor.