En uno de sus momentos de meditación durante su período de reclusión, el Emperador Demoníaco Oriental, Li Chen, presenció la majestuosidad de un ave sagrada que cruzaba los cielos de su mundo. Esta criatura, con plumaje dorado y alas resplandecientes, era venerada por la gente del lugar como un símbolo de gracia y pureza.
Sin embargo, un oscuro destino se cruzó en el camino del ave sagrada. Una poderosa amenaza se acercaba, y la criatura estaba en peligro. Li Chen, a pesar de su apariencia de niño y su entrenamiento reciente, sintió una urgencia en su interior y tomó la decisión de proteger al ave sagrada de la inminente calamidad.
Con una determinación inquebrantable, Li Chen persiguió al enemigo y se enfrentó a él para defender al ave sagrada. La batalla fue feroz y desafiante, pero Li Chen no vaciló en su compromiso de proteger a la criatura.
Después de una lucha ardua y agotadora, Li Chen logró derrotar al enemigo, salvando al ave sagrada de un destino cruel. Como muestra de gratitud, el ave sagrada le otorgó sus alas doradas, un regalo que simbolizaba la pureza y la libertad.
Con las alas del ave sagrada, Li Chen ganó la capacidad de volar y una conexión especial con la criatura. Ahora, podía navegar los cielos con gracia y majestuosidad, lo que le permitiría desplazarse rápidamente entre lugares y enfrentar amenazas desde las alturas.
Este nuevo poder y aliado le brindaron una adicional en su lucha por la ventaja de la justicia y la coexistencia pacífica en su mundo adoptivo. A medida que surcaba los cielos con las alas doradas del ave sagrada, el Emperador Demoníaco Oriental se convertía en una figura aún más formidable y un símbolo de esperanza para aquellos que buscaban la redención y la justicia en su mundo.