Mientras Kurotatsu y Li Chen continuaban su viaje a través del mundo terrestre, se encontraron en una remota aldea a los pies de majestuosas montañas. La aldea era pequeña y pacífica, pero sus habitantes se enfrentaban a numerosos desafíos. Li Chen, a pesar de su humilde origen y la falta de habilidades notables, era conocido por su corazón puro y su deseo de ayudar a los demás.
Kurotatsu y Li Chen se ofrecieron a ayudar a los aldeanos en sus tareas diarias y pronto se ganaron el respeto y la admiración de todos. A medida que pasaba el tiempo, Kurotatsu notó algo extraordinario en Li Chen. A pesar de su carencia de talento en las artes marciales y el control de la energía espiritual, Li Chen poseía una determinación inquebrantable y una voluntad férrea.
El destino parecía haber unido a Kurotatsu y Li Chen de manera inexplicable. El demonio, que una vez fue temido en los reinos demoníacos, encontró un propósito en proteger y guiar al niño huérfano. Li Chen, por otro lado, había encontrado un mentor inesperado en Kurotatsu, quien compartió su conocimiento sobre el control del chakra, una habilidad que les permitiría enfrentar desafíos aún mayores.
Juntos, Kurotatsu y Li Chen se prepararon para un viaje épico en el que enfrentarían adversidades y descubrirían la verdadera magnitud de sus habilidades. Su encuentro con el destino marcó el comienzo de una historia que inspiraría a generaciones futuras.