A medida que el tiempo pasaba, el vínculo entre Kurotatsu y Li Chen se hacía más profundo. Juntos, habían enfrentado desafíos inimaginables y habían protegido su mundo de amenazas demoníacas y peligros ancestrales.
Sin embargo, el destino les tenía preparada una prueba más dolorosa. Durante una batalla épica contra un poderoso demonio que amenazaba con sumir al mundo en la oscuridad, Kurotatsu resultó gravemente herido mientras protegía a Li Chen. Sus heridas eran tan graves que se dieron cuenta de que su tiempo juntos estaba llegando a su fin.
En un lugar apartado y tranquilo, Kurotatsu y Li Chen compartieron un momento emotivo. El demonio le confió a su querido alumno la responsabilidad de proteger el mundo terrestre y continuar su legado de bondad y sabiduría. Li Chen prometió honrar la memoria de su mentor y llevar su enseñanza a las generaciones futuras.
Con lágrimas en los ojos, Kurotatsu cerró los suyos por última vez mientras Li Chen lo acompañaba en sus últimos momentos. La muerte de Kurotatsu dejó un vacío en el corazón de Li Chen, pero también una determinación inquebrantable de continuar luchando por la justicia y la paz en su mundo.
El Emperador Demoníaco Oriental, ahora más sabio y fuerte que nunca, se comprometió a llevar a cabo el legado de Kurotatsu y proteger el mundo terrestre de todo mal. La muerte de su querido mentor marcó un punto de inflexión en su historia, y Li Chen estaba decidido a honrar su memoria con cada acción y decisión que tomara.