A medida que Kurotatsu y Li Chen continuaron su viaje, la relación entre mentor y alumno se fortaleció. Kurotatsu compartió con Li Chen los secretos del chakra, una fusión única de ki demoníaco y energía espiritual que le otorgaba un poder inigualable.
Li Chen, a pesar de las burlas y dudas de quienes los rodeaban, se convirtió en un estudiante devoto. Aprendió a controlar el chakra, a fusionar el ki y la energía espiritual en una fuerza armoniosa, ya utilizar esta habilidad para proteger a los inocentes y enfrentar a quienes amenazaban su mundo.
Kurotatsu, por su parte, experimentó un cambio profundo en su propia naturaleza. La energía espiritual del mundo terrestre había suavizado su sede de destrucción y le había abierto los ojos a un propósito más noble. Aunque seguía siendo un demonio, había encontrado la redención en guiar a Li Chen y protegerlo.
El pacto entre maestro y alumno marcó el comienzo de una nueva etapa en sus vidas. Juntos, se embarcaron en misiones para enfrentar monstruos legendarios y antiguos malvados que amenazaban la paz en su mundo. Su determinación y unión los convertirían en formidables defensores de la justicia.