Mi nombre es Chris Doyle. Fui un estudiante en la carrera de ingeniería en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Debido a estar perdido en mis pensamientos sobre mi tesis, termine siendo atropellado por un auto y morí.
Por algún milagro indescriptible, una parte de mi débil alma atravesó varias dimensiones espaciales y choque con otra alma moribunda de un humano en otro mundo desconocido.
El cuerpo y el alma moribunda era perteneciente a un trascendente semidiós, quien intentaba ascender a la divinidad quemando su alma en el fuego divino, pero debido a su poca comprensión de las leyes del mundo, termino agonizando y fallando.
En medio de su estado de su estado de desintegración del alma, el fragmento de mi alma choco con la suya, y de alguna manera que incluso a día de hoy no estoy seguro, nos fusionamos en una alma completa, terminando con la desintegración del alma.
Los recuerdos de las 2 vidas se fusionaron en una, yo perdiendo algunos de mis recuerdos originales, pero conservando mi conciencia, y la otra alma lo primero que perdió fue su conciencia, su identidad, dejando así todo el conocimiento de su vida para el nuevo yo.
En aquel momento, después de despertar, pude comprender inmediatamente que en este mundo, aquel mundo misterioso se llamaba Zeley y existían los dioses reales. Los dioses son un tipo de existencia muy diferente a los mortales basados en materia.
Los dioses pueden ser considerados encarnaciones de conceptos y leyes. Pueden ser considerados virtualmente inmortales, pero aun pueden caer si son atacados por dioses más altos.
El cuerpo del trascendente semidiós que obtuve había vivido por 700 años, y paso los últimos 200 años preparándose para ascender a la divinidad real, pero fallo.
700 años de vida comparados con los 22 años de mi vida anterior fue algo inimaginable. La cantidad de conocimiento acumulado en mi mente en ese entonces no hizo mas que sorprenderme.
Pase alrededor de 3 años completos escondido en las montañas analizando los recuerdos del semidiós, y después de entender todo ese conocimiento, supe cual es mi objetivo final, y eso es ascender a la divinidad y convertirme en un verdadero dios.
Después de eso, teniendo el cuerpo de un semidiós, no tuve ningún problema en recorrer aquel maravilloso mundo, siendo un semidiós los seres mas poderosos en el plano material.
En ese el mundo de Zeley, los dioses pueden ir a cualquier lugar, hacer lo que quieran, crear reinos o destruirlos, pero solo el reino principal, el reino material principal, repelía a los dioses a decender debido a las leyes del mundo, las cuales son superiores a los dioses.
Las leyes de este mundo son muy especiales, esencialmente diferentes de las de mi mundo anterior. Aquí, existen una misteriosa esencia que rodea cada espacio del mundo, que permite a los mortales cultivar cuerpos mas poderosos, almas mas fuertes, desarrollar poderes mágicos y controlar otros tipos de energía.
Muchas razas humanoides vivían en este mundo, como si fuese la regla del mundo, muchas especies inteligentes vivían aquí, como elfos, enanos, kobolds y muchas razas diferentes.
En este mundo también había bestias monstruosas, como dragones, lobos gigantes, algunas bestias cuadrupedas difíciles de describir y toda clase de bestia que uno podría imaginar.
En ese tiempo, decidí establecerme por un tiempo, y debido a mi fuerza, la gente de ese mundo comenzó a converger cerca mio.
Con el tiempo, se creo un pueblo. Los aldeanos que vivían cerca mio me veneraban como un dios, por lo que yo a cambio los protegía de las bestias agresivas u de otros invasores.
Un tiempo después, debido a la acumulación de aldeanos, empezaron a haber problemas con la alimentación y la salud, por lo que yo, como hombre moderno, no pude ignorar esto y me decidí por dirigir esta aldea.
Debido a que las leyes de este mundo eran fundamentalmente diferentes de mi mundo anterior, no pude crear electricidad, por lo que solo pude implementar métodos modernos de cultivo, ganado y gestión de personas.
Siendo un semidiós, mi mente era muy rápida para procesar pensamientos, como su fuese una supercomputadora humana. Los recuerdos en mi mente están tan claros como el agua, con solo pensar en ello, puedo enlazar todos los recuerdos relacionados, ese sentimiento fue algo mágico que ningún humano en mi mundo anterior pueda siquiera imaginar.
Mi aldea paso de ser un desorden mediocre e insalubre a una ciudad ordenada con miles de civiles viviendo allí. Siendo un poderoso semidiós, otras razas no se atrevían a intervenir conmigo, por lo que pude desarrollar la ciudad en paz, y a través de esa paz, mas personas se unieron a la ciudad.
Por aquellos tiempos, hubieron muchos mortales que vinieron a desafiarme, desde los legendarios esperando robar mi fuego divino u otros semidioses esperando matarme y robarme todo.
Debido al conocimiento original del alma del cuerpo, supe como pelear, y entre todos los semidioses, había claras distinciones de poder, y yo me encontraba entre los mas fuertes del mundo.
Muchas batallas, invasiones, intentos de asesinatos y pestes, protegí mi ciudad, ganándome la adoración de los ciudadanos.
En algún momento, los aldeanos mismos decidieron abrir una iglesia, deificando me a mi, y poniendo su fe en mi.
En ese entonces no le preste mucha atención, aquellos ciudadanos podían hacer lo que quieran si no me molestaban, pero en el momento en que esa iglesia termino de construir y dieron su primera misa, una fuerza intangible, misteriosa y desconocida surgió en mi alma.
Esa misteriosa energía era fe. Después de acumular esa fe durante un tiempo, pude empezar a entender que esa fe era importante. Esa fe era un medio que le otorgo a mi alma la capacidad de comprender las leyes del mundo con mucha mas facilidad.
Desde que descubrí que la fe me era útil, puse mas esfuerzos en cultivar la fe en la ciudad con los métodos de mi mundo anterior, y después de unos años, la mayoría de la ciudad me daba su fe a diario.
Pude entender la razón por la que el dueño original del cuerpo fallo su ascensión. La razón fue que era una persona solitaria que estudiaba por su cuenta todo, y debido a su falta de comprensión, no pudo ascender.
Pase 50 años en esa ciudad, usando la fe para entender las leyes, y en un cierto momento, supe desde el fondo de mi alma que podía intentar ascender.
El proceso de ascender a la divinidad es usar el fuego divino, el cual es una masa de comprensión física de los conceptos del mundo, para quemar mi alma e intentar fusionarme con una de esas leyes.
Los dioses existían en este mundo, por lo que muchas de estas leyes ya estaban en posesión de otros dioses, y jamas dejarían que un mortal intente husmear en su divinidad.
En mi intento de ascender a la divinidad, pude comprender las leyes que corresponden al orden y la fe. Estas fueron mis herramientas a la hora de fusionarme con los conceptos y leyes del mundo, y finalmente lo conseguí.
Mi alma, refinada por la divinidad, paso por una transformación mágica. La transformación de un mortal a un dios no es poca cosa, se refiere a evolucionar de un tipo de existencia a una superior, un concepto esencialmente en otro nivel.
Cuando me convertí en un dios, el mundo ante mis ojos cambio por completo. El plano material principal me rechazaba, y por ello ascendí al plano de los dioses.
Lo primero que comprendí al ascender fue que los dioses eran muy temperamentales, codiciosos, territoriales y perezosos.
Debido a que los dioses poseen una vida virtualmente sin fin, se toman mucho tiempo entre cada acción que toman, pero al mismo tiempo si los molestas, no escatimaran esfuerzos en borrarte de la existencia, por lo que cada dios tenían sus áreas claramente divididas y establecidas.
Por ello, cuando ascendí, prácticamente no tenia espacio para establecerme por lo que solo pude irme a una esquina de ese universo para comprender mi situación.
En ese momento, siendo un dios, mi mente funcionaba mas rápido que cualquier supercomputadora del mundo moderno, incluso si se juntaran todas las computadoras de la humanidad, ni siquiera podrían acercarse a mi velocidad de pensamiento.
Desde mi perspectiva, el mundo se ve desde la esencia mas fundamental. Puedo ver las partículas que conforman los átomos, las fuerzas del mundo e incluso el tiempo como tal.
Siendo la encarnación del orden y la fe, mi percepción de aquello fue a otro nivel, pudiendo comprender la realidad de aquello como su yo mismo fuese el orden y la fe.
Entonces pude comprender que en ese momento era muy débil en comparación con otros dioses.
El punto clave aquí eran mis leyes. Siendo la encarnación del orden y la fe, mi poder de existencia depende de cuan abundante es mi ley en el mundo. El problema es que, ignorando mi ciudad, el resto del mundo estaba muy atrasado, incluso la edad medieval de mi mundo original parecía mas avanzado y ordenado que este mundo.
Este mundo envuelto en misterio, guerras, hambruna, enfermedades y muerte, era puro caos, lo contrario al orden. Debido a esto que ningún dios tomo las leyes del orden y fe, ya que solo los haría mas débiles.
Me dí cuenta de que si quiero hacerme más fuerte, debo hacer avanzar la civilización de este mundo.
Debido a que no puedo ingresar directamente al plano material principal, solo puedo asignar elegidos en el mundo y otorgarles conocimiento y poder, y hacer ejercer mi voluntad.
En ese tiempo, ignorante de la relación entre dioses, intente aplicar el orden al mundo, pero después de unos 10 años, atraje la enemistad de otros dioses, quienes encarnaban caos, guerras y demás, haciendo que seamos enemigos a nivel existencial, y ninguno de ellos tolera mi existencia.
Intente escapar con todo mi ser después de recibir la agresión de esos dioses, y después de 30 años de luchas, no tuve otra opción que huir por mi vida.
Estando contra la espada y la pared, intente cruzar dimensiones usando mi divinidad como puente y alma como coordenadas. Los dioses enemigos pensaron que estaba loco, ya que salir de ese mundo es una locura, y puedes terminar perdido por la eternidad.
Pero por suerte, debido a mi transmigración, tuve cierta perspectiva de donde estaba mi mundo anterior de mi vida mortal.
Con un golpe de suerte y destino, aterrice en el universo que conocía. Las leyes de este universo son muy diferentes a las del mágico mundo. Aquí las leyes son rígidas, energías fuertes mantienen la estabilidad y no permiten a los seres vivos ascender mas alto a nivel de vida, y jamas alcanzar la divinidad.
En el momento en que aterrice en este universo, me encontraba en el espacio abierto, pero siendo un dios, eso no me afecto en lo mas mínimo. Usando mi percepción divina, pude encontrar rápidamente el sistema solar tan nostálgico, y en ese lugar aquel planeta azul y verde que llamaba hogar.
Y aquí estoy yo ahora, frente a mi antiguo planeta madre, pero como único dios de este universo.