Melcifer llega a la casa de Hastel y Máron con un sobre en la mano, a simple vista se notaba la felicidad que intentaba silenciar para así poder dar una sorpresa.
Al llegar Saúl la invita pasar, camina hasta la parte de atrás de la casa y los encuentra peleando a los dos, era una pelea intensa, quien los observaba era su abuela, que les iba dando indicaciones a cada segundo, sus gritos daban miedo, Melcifer busca un lugar en la sombra para sentarse, saca pan de sus bolsillos y lo come mientras observa la feroz batalla que se estaba llevando a cabo.
—¡BASTA!.
Ambos dejan de luchar y se quedan mirando a su abuela, su respiración era muy agitada, era evidente que les costaba respirar.
—¿Saben que hicieron mal?.
Máron levanta la mano con la poca fuerza que le quedaba para llamar su atención.
—Si, nacer.
Su abuela le da un buen golpe en la cabeza.
—No hagas chistes.
Máron se vuelve acomodar mientras trataba de aliviar el dolor con su mano.
Ambos tratan de prestar toda la atención posible, querían grabar en recuerdos todo lo que ella tenía para decirles.
-Nunca demuestren que están lastimados, que algún golpe les dolió, tampoco muestren cansancio, eso les daría ventaja.
Desvia su atencion un momento para guiar su mano hasta su bolsillo, saca un paquete, toma un cigarrillo, lo prende mientras los observa con su mirada fría, ambos tratan de poner en acción los consejos que les dio, pero no pueden ocultar su cansancio, aún no podían calmar su respiración.
—Su guardia es baja, tienen que levantar más los brazos y cubrirse el rostro, tienen que leer los movimientos del enemigo, si tienen que tomar distancia háganlo, no sean estúpidos. Hastel.
Se acerca hasta él y le acomoda los brazos a la altura de la cintura, cuando logra la posición que ella quería lo saca volando de un golpe directo en el rostro.
—¡ACABA DE MATAR A SU NIETO!.
Melcifer se pone de pie al ver como salía despedido del suelo.
—¿Te parece que así pueden frenar un golpe?.
—Lo frené con mi cara maldita vieja.
Ignora a Hastel y se acerca a Máron, una vez estando cara a cara la mira fija a los ojos.
—Levanta la guardia huérfana.
Ella hace caso a las palabras de su abuela, inmediatamente cuando ella apoya los puños sobre el costado de su cabeza sale despedida.
—¿Eso te parece una guardia?.
—Responderé que no para que no vuelva a golpearme.
Ambos se limpian la ropa sucia con tierra y se acercan a paso lento hasta la posición de su abuela.
—Una buena guardia les garantiza la supervivencia, no es solo esquivar, se encontrarán con personas más rápidas que ustedes o magos que atacan a larga distancia.
Toda la atención se dirige hacia Máron.
—Tienes que aprovechar tu fuerza, tus golpes son muy pesados, usa la corta distancia y trata de ser precisa.
Hastel la miraba con mucha atención esperando que se dirija a él.
—¿Y yo?.
—Tú no tienes puntos fuertes, solo cúbrete y preocúpate de que no te desmayen o peor, que te maten.
Se refleja el enojo que cargaba debido a las palabras que su abuela había dicho, esperaba un consejo, gracias a esas palabras su autoestima decayo por completo.
—Eso es todo, mañana ya será el último día que tendrán para entrenar hasta que se larguen de aquí.Mañana los haré correr por todo el pueblo, su resistencia es malísima, no saben ni como reponer la respiración.
Su abuela se retira del lugar, mientras ve con su rostro de seriedad a Melcifer que se encontraba sentada, ambas cruzan miradas por unos segundos, lo cual la pone muy incómoda, poco a poco va girando su cuello para tratar de ignorar la presencia de aquella señora.
-Espero que en esa cabeza no haya únicamente aire, úsala bien niña.
Melcifer se sorprende por las palabras de ella, luego de esa corta oración se retira del sitio.
Melcifer se acerca hasta Hastel y Marón que estaban tirados en el pasto, su cuerpo ya no les respondía.
—Parece que están cansados.
Hastel levanta levemente su cuello para verla a los ojos.
—¿Te parece? Me estoy muriendo.
Hablaba mientras su respiración lo obligaba a tomar leves pausas para que el aire ingrese.
—Me muero. Me arde.
Melcifer vuelve con un vaso con agua y se lo entrega a Máron.
Se quedan en silencio por unos minutos, debían tomarse ese tiempo para recuperarse y calmar su mente.
—Tengo una mala noticia.
—¡Ah! Volviste otra vez Mel.
—Nunca me fui Máron.
—¿Entonces porque no hablaste?.
–Por que están cansados, no los quería molestar.
Marón y Hastel se ponen de pie mientras estiran su cuerpo con dificultad, gracias a esto pudieron aliviar sus músculos.
—Bien, vayamos a comer Hastel.
Ambos comienzan a caminar hacia su casa, pero se frenan al oír la voz de Melcifer.
—¡Esperen!.
Ambos se giran para regalarle toda la atención a ella.
—¿Yo también voy?.
Ambos le responden con una sonrisa a la inquietud que le había surgido a Melcifer.
Mientras están comiendo Melcifer se pone de pie bruscamente.
-¡LA NOTICIA!.
Ambos dejan de comer al escucharla gritar y la observaban confundidos.
—¿Qué noticia?
—¿De qué estás hablando?.
Melcifer vuelve a sentarse, suspira y levanta su cabeza decidida a hablar sin interrupciones.
—Me voy del pueblo.
Marón deja todo lo que estaba haciendo para verla directo a los ojos, trata de sonreír esperando que diga que es solo un chiste, pero al correr los segundos el silencio le deja en claro que era verdad, sus ojos comienzan a cristalizarse mientras en sus labios aparecía un leve temblor, se tira a sus brazos mientras lloraba, no quería creer que se alejaría de ella.
Máron le tira con un pedazo de pan a Hastel que aún se encontraba comiendo.
—Insensible.
Deja de comer para poder hablar con modales.
—Ella se va a Fáttima igual que nosotros.
Su llanto se calma mientras lo miraba con mucha atención, solamente estaba sollozando, eran vestigios de su tristeza.
—¿Cómo sabes?.
—El sello que tiene la carta es de Fáttima.
Melcifer levanta la carta que a simple vista se notaba que estaba abierta.
—Eres una idiota, como no vas a decir eso desde un principio.
—¿Qué cambiaría?.
—Todo tonta.
Marón le vuelve a tirar con otro pedazo de pan a Hastel que volvía a comer otra vez.
—Basta Máron, no molestes idiota.
–Estamos en un momento crítico, deja de comer.
—No lo voy a hacer, irá con nosotros, eso es todo.
Marón lo vuelve a mirar, esta vez su mirada es poseída por el enojo de verlo comiendo como si nada.
—Arruinaste la sorpresa.
—¿Qué sorpresa?.
Hablaba mientras tenía comida en la boca, él sabía perfecto que esto le molestaba a Máron.
—¿Van a viajar a Fáttima?.
—Si, sorpresa.
—Genial, iremos juntos, será muy lindo, menos mal que ustedes van, así no me sentiré sola.
—Nunca vas a estar sola Mel.
—Gracias Máron.
Su conversación se ve interrumpida con varios gritos que provenían de afuera, ella sale y ve a un grupo de niños arrodillados, en su rostro reflejaba la tristeza que se habían aguantado hasta llegar a su casa.
—¡MAESTRA DÍGANOS QUE NO ES VERDAD!.
—No es verdad.
—¿En serio?.
—Si, no se a que se refieren.
—Maestra, no se vaya por favor, se lo suplicamos.
—¿Irme a donde?.
—Se va a Fáttima, lo escuchamos en la ciudad, que se va junto con Hastel.
—Es cierto, me olvidé de decirles, estos días estuve entrenando.
—No se vaya.
—Lo siento chicos, debo irme, nuestros caminos deben separarse, levanten las cabezas muchachos.
Los niños se ponen de pie lentamente, les costaba, ya que su tristeza pesaba, algunos logran calmar su llanto, mientras que los demás no podían calmar a su corazón, ella se acerca y les acaricia la cabeza a todos.
—La vida es así, hoy nos toca separarnos, pero así como nos separa también nos volverá a juntar.
—Que palabras tan sabias maestra.
—Ahora deberán proteger a Bélenn de todo peligro, la ciudad dependerá de ustedes, deben seguir mi legado.
Loa niños se ponen firmes mostrando lo fuerte que son.
—Claro que si maestra, usted puede irse tranquila, Bélenn no correrá ningún peligro mientras estemos nosotros.
—Todos estos años los estuve preparando para este momento y ese momento por fin llego, icen nuestra bandera, hoy saldría están graduando muchachos, no lloren, ríanse y sigan todo lo que les enseñe estos años.
Todos se abalanzan a sus brazos mientras aguantaban las ganas de llorar, la apretaban reflejando las ganas que tenían que se quedara.
—Estoy muy orgullosa de ustedes chicos.
Les decía estas palabras mientras les acariciaba la cabeza y reflejaba en su rostro esa hermosa emoción que florecía sin vergüenza.
Hastel estaba parado en el marco de la puerta viendo la escena, a su lado se encontraba Melcifer, ella estaba conmovida por la escena que estaba presenciando, mientras que él miraba desentendido.
—Solo nos vamos por un año, no es que nunca vayamos a volver.
Luego de formar esa oración con lo primero que le llego a su mente con únicamente verlos, vuelve adentro para no romper la atmósfera que se había creado, agarra a Melecifer y se la lleva consigo para que no interrumpiera sin querer, quería dejar a solas a Máron, sabía que este momento solo le pertenecía a ella, dejarle un espacio para que pueda ser ella misma sin vergüenza alguna, tal vez estando ellos ahí podían interferir en las emociones que iban floreciendo con el correr de los segundos.
Alex M. Martinez