Cuando imágenes de lo que le había pasado a Layla empezaron a pasar por su cabeza, inmediatamente comenzó a sentir un cosquilleo por todo su cuerpo. Estaba reaccionando a los recuerdos de Quinn mordiéndola.
No era un recuerdo doloroso sino más bien una sensación adictiva. La sensación de la sangre corriendo por su cuerpo. Su rostro comenzaba a ponerse un poco rojo solo de pensarlo. Fue entonces cuando levantó su mano y la colocó en su cuello.
—Vaya, no siento nada?
—Oh, ya estás despierta, —dijo Haley con una sonrisa—. Estabas durmiendo tan tranquilamente que no sabía cuándo ibas a despertar.
—¿Cómo llegué aquí? —preguntó Layla.
—Oh, un chico entró y te dejó aquí, dijo que era tu amigo, no recuerdo su nombre pero tenía cabello corto y rizado negro, —dijo Hayley con una sonrisa pensando en los dos.
Esto confirmó el pensamiento de Layla. Quinn debió haberla traído aquí justo después de morderla.
Hayley entonces notó que Layla estaba frotando su cuello con la mano.
