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Chapter 4 - Capítulo 3: Lucha

Eran altas horas de la madrugada, no quedaba mucho para el amanecer. Habían pasado más de una docena de horas desde el lanzamiento del videojuego de realidad virtual profunda The World Afterwards. Todavía quedaba una persona en la sede de la empresa desarrolladora del videojuego, We are gamers. Lo único que se oía en el edificio era el sonido de las teclas y del ratón que estaba utilizando dicha persona.

Bien, ya casi lo tengo, unos minutos más y estoy dentro.

Alex se había quedado en la sede con la intención de ayudar a su amigo que estaba atrapado en el juego. Había conseguido el permiso de su jefe para estar en la oficina más tiempo con la excusa de realizar otras tareas importantes, aunque se había pasado mucho más tiempo del acordado. La poca confianza con su propio jefe y con las autoridades se esfumó completamente después de leer el contenido del correo que horas antes recibieron todos los empleados.

Ese correo fue enviado por el CEO de la desarrolladora. Su contenido era… estremecedor. Afirmaba que todos los jugadores que se habían conectado durante las primeras horas de apertura de los servidores no podían desconectarse. Además, si morían en el juego, también lo hacían en la vida real. A esto añadió que, si se trataba de forzar la desconexión, también morirían. Para salir, los jugadores debían completar el juego, aunque no especificaba como. También escribió que él, y algunos desarrolladores, se escondieron en un lugar seguro y se metieron en el juego, junto con la resta de jugadores.

Alex llamó enseguida a casa de su amigo para confirmar si se había conectado, y efectivamente, lo había hecho. Él no creía que ni los desarrolladores que se quedaron en el mundo real ni las autoridades podrían solucionar la situación desde fuera. Así que decidió ayudar a su amigo desde dentro del juego.

[Clack-Clack-Clack-Clack-Clack] [Click] [Click]

Seguro que se han preparado para evitar que entremos, pero esto no se lo van a esperar. Tengo ir con cuidado y ser rápido, o se darán cuenta. Sabía que en algún momento este personaje me sería útil.

El plan de Alex era entrar en el juego desde su ordenador de la oficina con un personaje NPC de prueba que utilizó hace mucho tiempo y que sólo él conocía. Este personaje tenía prácticamente todos los derechos de administrador. En su momento lo utilizó para resolver un bug y tuvo que devolverlo, pero hizo una copia de los datos y la guardó.

[Clack-Clack-Clack] [Click] [Click]

Y… ¡Vamos! ¡Estoy dentro!

En su pantalla apareció la ciudad de Barona, en la que estaban Wulf y Redwill, aunque el detalle gráfico era menor que si estuvieras utilizando el sistema de realidad virtual profunda. Había un personaje en el centro, un humano varón adulto vestido como un aldeano, que se veía en tercera persona. Estaba de pie en un lado de la plaza de la catedral, era de noche y no había nadie más.

¡Vale! Me dijo que se iba a poner de nombre Wulf… Voy a contactar con él y explicarle la situación-

[*Beep*]

De pronto, se oyó una alarma por los altavoces y, en la pantalla de su izquierda, se puso en rojo uno de los campos de la lista que tenía abierta. Eran los derechos de administrador.

¡Mierda! ¿Ya me han detectado? Me han quitado el chat de voz-

[*Beep*]

Otro derecho cancelado.

¿Qué hago…? ¡Me van a revocar todos los derechos…! ¡Tiene que haber algo por aquí que pueda utilizar! … ¡Claro, eso…!

Después de mirar a su alrededor en pánico, Alex se dio cuenta que justo delante del personaje había un edificio de gestión del correo mágico con un buzón para enviar cartas. Se acercó rápido al buzón y se paró justo delante.

[*Beep*]

No puedo andar… No importa. Rápido, creo una carta y una pluma… ¿Qué le escribo-?

[*Beep*]

¡Shit! … ¡Enviar…!

[*Beep*]

Ese fue el último permiso, la pantalla derecha volvió a mostrar el escritorio y la izquierda mostraba la lista de permisos en rojo. Habían expulsado al personaje de Alex del juego.

Aaarg, que rápido me han detectado… ¿Se habrá enviado? Por favor, que se haya enviado…

Alex se echó las manos a la cara y se reclinó en su silla, frustrado por la rapidez con la que lo detectaron. No sabía si su plan funcionó o fue un fracaso. Decidió volver a su casa para dormir un poco, estaba totalmente destrozado de fatiga mental y falta de sueño.

Con los primeros rayos de luz, los aventureros Wulf y Redwill se despertaron, se pusieron su equipo y bajaron a la taberna del piso inferior a desayunar. Para la sorpresa de ambos, el propietario les advirtió que había una carta dirigida a Wulf en el buzón.

Los jugadores podían recoger la correspondencia en cualquier buzón cercano mediante el sistema de correo mágico del juego. Las posadas con buzón y el gremio tenían como costumbre informar a los aventureros cuando tienen una carta para recoger. En cualquier caso, la gema del buzón brillaba únicamente a los ojos de quien recibe el correo, era difícil no darse cuenta que habías recibido correspondencia.

–¿Segundo día de juego y ya recibes una carta? Vaya con don popular… ¿Será una carta de amor de una admiradora secreta? –bromeó Redwill.

–No digas tonterías. –contestó Wulf, exasperado–. Será la típica carta de bienvenida cuando entras en un juego nuevo o algo así. A lo mejor es del gremio.

–Pues yo no he recibido ninguna… ¡Oh! –a Redwill se le encendió la bombilla–. ¿Y si es del hermano de Lia?

Wulf abrió la puerta del buzón. En el interior había una única carta blanca, sin sello ni nada escrito en el sobre. Mientras Redwill miraba por encima de su hombro, abrió la carta. En ella únicamente aparecía una palabra: Lucha. Bajo esta palabra figuraba la firma "A".

–…

–¿Qué sentido tiene esto? Parece algún tipo de broma rara… Además, ¿quién demonios es "A"?

Redwill estaba claramente confundido. En cambio, Wulf no decía una palabra. Su mente estaba agitada, en un estado totalmente opuesto al que aparentaba su cara de póker.

Lucha… ¿A…? ¿¡Alex!?¿Alex me ha enviado una carta dentro del juego? ¿¡Hay forma de contactar con el mundo real!? ¿Pero por qué "lucha"? Podría haber escrito algo más… O haber entrado con un personaje de prueba… ¿Quiere que luche…? ¿Por qué? ¿Contra qué…?

–…Alex. –Wulf, que estuvo callado durante unos segundos, finalmente habló.

–¿Qué?

–Que Alex me ha enviado esta carta. …Desde el mundo real. –declaró Wulf. Se había quedado un poco aturdido.

–¿Seguro? ¿Cómo lo sabes? "A" podría ser cualquiera…

Naturalmente, Redwill era escéptico. En la carta únicamente aparecía una palabra y estaba firmada por una inicial, era muy poca información. Pero algo así no pasa por casualidad.

–No lo estoy. Es imposible saberlo. Pero, piénsalo. ¿Quién más me enviaría una carta? ¿Tú conoces alguien más que esté en el juego? Por qué yo no. Y él es un desarrollador de este juego que es amigo mío y empieza por "A".

Wulf no encontraba otra explicación plausible.

–Puede ser el hermano de Lia… –intentó justificar Redwill. Pero eso no era demasiado realista. El hechicero seguía dudando, pero no lograba rebatir la teoría de Wulf.

–¿Crees que me enviaría una carta así?

–No…

Redwill tuvo que aceptar lo que decía Wulf. Al vislumbrar una pequeña esperanza de volver al mundo real, el hechicero se emocionó, cogiendo por los hombros a su amigo.

–Entonces, ¿¡puede ser que él esté jugando!? ¡A lo mejor sabe cómo salir!

–¡…!

Los aventureros que estaban cerca de la entrada de la posada se giraron hacia ellos, alarmados por el grito de Redwill.

–Mejor vamos a la habitación a hablar de ello. –susurró Wulf. Estaban discutiendo sobre un tema delicado, pensó que sería mejor ser discretos hasta que tuvieran más información.

Los dos aventureros se aseguraron que nadie había escuchado la conversación y volvieron a su habitación. Una vez cerrada la puerta, Wulf se giró y continuó con un tono más relajado.

–Dudo mucho que esté jugando. Nos habría encontrado hace tiempo con sus herramientas de desarrollador. Y si jugase con una cuenta de jugador, me habría enviado una ubicación para encontrarnos.

Las palabras de Wulf fueron un jarro de agua fría a las emociones exaltadas de Redwill. Aunque el hechicero se resistía a dejar ir esta nueva esperanza…

–Pero… puede ser que al detectar los problemas que tenemos se haya conectado de alguna forma para intentar solucionarlos…

–Es cierto que su trabajo dentro de We are gamers era resolver bugs pero… ¿por qué no ha entrado con un personaje y se ha puesto en contacto directo con nosotros? ¿O nos ha escrito una carta más larga explicando la situación? Y sólo me ha enviado la carta a mí… Los GM deberían enviar una carta a todos dando explicaciones…

La esperanza se iba desvaneciendo del rostro de Redwill, que dejó caer sus hombros. Seguían sin tener la certeza que fuese una carta del exterior y su contenido era demasiado escueto y carecía de sentido.

–Ugh… Ahí va mi rayo de esperanza…

–Pero, si realmente la carta es de Alex, sí está claro que se ha conectado. Ha tenido que conectarse con un personaje y enviarla desde el juego, a no ser que tenga una forma de manipular el correo desde el exterior… –Wulf se puso una mano en el mentón, pensativo–. En cualquier caso, no tenemos forma de saberlo. Ahora la cuestión es el contenido.

–Hmm… Te dice que luches… ¿Contra quién? ¿Un boss quizá…? ¿¡No será que luches y mueras para desconectarte!?

Cabía la posibilidad de que al morir despiertes en el mundo real, es algo que no podían descartar. Ellos no tenían forma alguna de saber que eso les conduciría a la muerte en el mundo real. De todas formas, ni Wulf ni Redwill querían probar suerte con eso.

–No creo, entonces diría "Muere", aunque sonaría bastante turbio… Yo diría que tenía mucha prisa para escribir el mensaje o que tenía un límite de caracteres y no lo ha podido hacer de ningún otro modo. …Es que ni ha llegado a escribir su nombre entero…

–… –Redwill escuchaba atentamente las conjeturas de Wulf.

–Seguro que en el mundo real ayer ya se dieron cuenta del problema. Alex debe saber que estoy en el juego y que no puedo salir. Habrá enviado la carta con intención de ayudarme… …Creo que quiere que "luche".

–Si, bueno, eso está claro. Lo único que ha escrito es la palabra lucha… –respondió sarcásticamente Redwill.

–Me refiero a que luche como aventurero, para salir del juego. –puntualizó Wulf–. Que no hay otra forma. Que no puedo quedarme con los brazos cruzados sin salir de la ciudad.

–Quieres decir… ¿que no nos van a sacar de este mundo…?

Redwill se puso pálido, todo el color de su piel ligeramente bronceada se desvaneció de su cara. Sintiéndose mareado, se puso una mano en la frente. Un sentimiento de desesperación le engulló por un momento… Hasta que vio la expresión de determinación en el rostro de Wulf.

–No. –Wulf negó con la cabeza–. Quiero decir… que existe una forma de salir por nuestra cuenta. Luchando.

Cuando acabaron de analizar los contenidos de la carta misteriosa y se quedaron sin más teorías, decidieron que debían hacerse más fuertes como aventureros, es decir, subir de nivel.

Para ello, se dirigieron fuera de la muralla, parando un momento antes en el Gremio para coger misiones de cacería de monstruos e informarse sobre el bestiario de las zonas de principiantes.

El ánimo de la ciudad era depresivo. De camino a la puerta de la muralla se cruzaron con muchos jugadores que estaban sentados sin hacer nada, cabizbajos y callados… La vista se extendía por todas las calles y contagiaba también a los NPC, que mostraban expresiones serias y hablaban menos de lo habitual. Sólo unos pocos conservaban algo de esperanza que los hiciera caminar hacia delante. En ese momento, Wulf y Redwill eran justamente de ese tipo, determinados a salir de la seguridad de la ciudad para matar monstruos, siguiendo el consejo de la supuesta carta de Alex.

–Aunque la ciudad sigue estando en un estado deplorable, parece que todo está más tranquilo. –comentó Wulf.

–Si supieran de la carta que recibiste no sé cómo reaccionarían… –respondió Redwill.

–Ya lo diremos cuando seamos capaces de controlar la situación.

Decidieron no contar a nadie lo de la carta, de momento. Ya que no sabían que podría suceder si los jugadores se enteraran y malinterpretaran su contenido. Si se llegara a extender el rumor que "luchando y muriendo" se puede volver al mundo real, podría dar paso a muchos suicidios. Además, tampoco podían probar que la carta fuese verídica. Esperarían al momento oportuno para explicarlo.

Anduvieron durante unos minutos más hasta llegar a la puerta oeste de la ciudad, la misma que quisieron cruzar el día anterior. Esta vez estaba más tranquila, varios NPC y algunos pocos grupos de aventureros entraban y salían.

Cuando cruzaron la puerta reforzada con metal y el puente levadizo, se toparon con un paisaje enorme. Una gran planicie de hierbas y arbustos se extendía hasta donde podía alcanzar la vista, rodeando la ciudad de Barona hasta alcanzar el mar. Algunos grupos de granjas con grandes campos de cultivo se repartían por el escenario, un poco más alejadas de la urbe.

Al fondo de la planicie, en el horizonte, se podía ver como empezaba un bosque que cubría varias colinas. El camino que salía de la ciudad serpenteaba en el campo hasta llegar al bosque. Según los guardias de la puerta, ese camino llegaba hasta la ciudad de Tarraco, pasando por varias aldeas, fortificaciones y ruinas antiguas.

–Empezaremos por los monstruos cercanos a la ciudad. Ahora estamos protegidos por el círculo mágico anti PVP y los monstruos son muy débiles, pero seamos precavidos. Repasemos la táctica. –Wulf se detuvo al borde del camino.

–Vale, vamos a destrozar esos malditos Slimes. –Redwill asintió, impaciente por empezar a luchar. Por fin podían empezar a "jugar".

Antes de salir del camino principal, Wulf repasó la información que tenían sobre los monstruos y las tácticas que iban a utilizar para pelear. Aunque la mayoría de NPC no combatientes podrían acabar con un monstruo como el Slime, la posibilidad de morir era existente si uno se descuidaba.

–Resumiendo lo que sabemos sobre los Slimes: son los monstruos más débiles. Suelen aparecer en planicies cerca de las grandes ciudades y en algunas cuevas. Diluyen todo lo orgánico que vean como comida. Su patrón de ataque es saltar hacia su presa comprimiendo su cuerpo como un muelle, una vez encima de su presa, tratan de diluirla con su cuerpo extremadamente ácido. En humanos el efecto empieza como una quemadura hasta diluir completamente el cuerpo, aunque puede tardar horas.

–¡Sí, mi capitán!

Ignorando al gracioso de Redwill, Wulf prosiguió con el resumen.

–…Yo estaré al frente y los cortaré, si separas suficiente cantidad de cuerpo del principal, se mueren. Tu estarás detrás, a distancia de salto de un Slime, mientras me apoyas con tus hechizos. La idea es subir de nivel haciendo misiones de exterminio de Slimes hasta que no nos den más experiencia.

–¡Señor, sí, señor! Jeje. –Redwill soltó una risita con sus propias tonterías.

–Hah... Vamos, anda… –Wulf no pudo evitar suspirar de exasperación por la despreocupación que mostraba su amigo.

Se distanciaron del camino principal, entrando en el campo. Al rato de caminar casi paralelos a la muralla, habiéndose alejado unas decenas de metros de ella, encontraron el primer Slime. Tenía forma de esfera derretida, con un color azul turquesa opaco que impedía ver lo que había detrás. Era imposible discernir si estaba de cara o de espaldas, ya que sólo era una masa verdosa sin ninguna otra característica destacable.

–¡Ahí hay uno! Voy a acercarme… No sé si me ha visto. –dijo Wulf, mientras caminaba cautelosamente hacia el monstruo con el sable preparado.

–¡Ok! Preparo un hechizo. –contestó Redwill alzando su bastón.

Cuando Wulf se acercó lo suficiente, el Slime, que había estado estático, comenzó a retorcer su cuerpo gelatinoso doblando su parte superior hacia atrás. Entonces soltó la energía almacenada al deformarse y saltó hacia el aventurero. Wulf estaba atento, pero no le hizo falta apartarse, ya que el hechizo Grilletes Arcanos de Redwill hizo efecto. El Slime, atrapado con unas cadenas, cayó justo delante del aventurero, para perecer de cuatro cortes del sable. El cadáver se difuminó en maná y dejó caer dos monedas de cobre, que aparentemente estaban en su interior.

–Hmph. Fácil. –resopló Redwill, destacando la nula dificultad del monstruo más débil del juego.

–Bueno, Red, era un único Slime de nivel uno.

Wulf quería que su amigo mantuviera los pies en el suelo. Tienen que evitar subestimar a los monstruos, un paso en falso y podrían morir.

[Plop] [Plop]

De un salto, aparecieron otros dos Slimes salvajes de detrás de un arbusto.

–Buen timing. –se rio Redwill. Esta vez no era un solo Slime, eran dos. Doble dificultad…

–Gracias.

Wulf alzó la mano hacia el Slime de la izquierda y disparó un proyecil antes de que el monstruo pudiera saltar. No obstante, el daño fue mínimo.

–Aaarg… ¡no le he hecho casi nada de daño! –se quejó Wulf.

–Es cierto que tienen resistencia a los proyectiles…

–¡Wah! ¡Mierda! ¡Viene hacia mí!

El monstruo ignoró el ataque y saltó hacia Wulf. Este se cubrió con su antebrazo izquierdo, sufriendo quemaduras en el instante en el que tocó la superficie del Slime. Ignorando el leve dolor, aprovechó el impulso del monstruo para lanzarlo de vuelta al suelo.

El monstruo gelatinoso murió tras varios cortes del sable que brillaba con una luz blanquinosa.

Mientras Wulf mataba al primer Slime, Redwill trataba de zafarse del otro golpeándolo con el bastón. En medio de su forcejeo con la masa azul verdoso había conseguido lanzar el hechizo Filo Arcano al sable de Wulf. Cuando se dio cuenta que su compañero había acabado con el primer monstruo, golpeó al segundo después de que éste saltara, y lo envió volando directo hacia él. El monstruo se partió en dos al ser cortado al vuelo con el sable y desapareció en una nube de maná.

–¡Home run! –celebró Redwill alzando su bastón en una pose de victoria.

–…

Wulf se quedó por un momento pensativo mientras su compañero celebraba su espectacular golpe. Había bajado la guardia. El resultado fue ser dañado por el monstruo y que Redwill se tuviera que defender. Para él ese no era un buen resultado, aunque hayan acabado con facilidad con los dos Slimes. Además, ya tenía sentimientos conflictivos con su magia y encima el primer monstruo que se encuentran es resistente a los proyectiles… Algunas dudas empezaron a surgir en su mente.

Tengo que ser más cuidadoso.

Siguieron matando Slimes cerca de la muralla hasta el mediodía, alcanzando ambos el nivel cinco. Sus estadísticas habían subido un poco y cada vez les era más fácil erradicar esas masas viscosas de color azul turquesa.

Antes de buscar un sitio para comer, pasaron por el Gremio para entregar las misiones resueltas y vender los despojos obtenidos. No consiguieron mucho dinero, pero, si seguían a ese ritmo, quizá podrían comprarse alguna pieza extra de equipamiento al final del día.

Por la mañana no había demasiado movimiento, pero a medida que avanzaba el día se empezaban a ver más aventureros por la zona de la muralla. Cazar los monstruos más débiles del juego era suficiente para poder vivir, si acababas con los suficientes claro está. Es por ello que cada vez más jugadores se atrevían a cazarlos.

Y a causa del aumento de aventureros matando Slimes, menos misiones y menor recompensa podías obtener. Redwill no pudo evitar dejar mostrar su frustración.

–¡Bah! ¡Ya dan poca recompensa de por si estas misiones y encima con tantos aventureros es aún peor!

–Es normal, seguro que hay mucha gente que todavía no se atreve a luchar contra monstruos, pero para los que ya lo han hecho es la forma más fácil y rápida de obtener dinero para las necesidades básicas. Seguro que, con el paso de los días, esta zona va a estar aún más sobreexplotada.

–Ugh… –Redwill agachó la cabeza, molesto.

Pronto nos veremos obligados a salir de la zona de protección PVP. Pero siendo sólo dos… –Wulf ya empezó a pensar en el siguiente paso.

La tarde fue mucho peor que la mañana. El número de aventureros en la zona matando Slimes creció exponencialmente. Se había extendido el rumor de que era la forma más fácil de ganar dinero y que era totalmente segura. Con tantos aventureros queriendo cazar Slimes, empezaron a crearse conflictos por ver quién golpeaba primero al monstruo y se llevaba la experiencia y la recompensa.

Wulf y Redwill intentaron buscaron una zona más tranquila a lo largo de la muralla, pero sin éxito. Absolutamente todo el perímetro exterior de la ciudad estaba repleto de aventureros. En algunas zonas, incluso los aventureros esperaban quietos delante de un respawn, ya que abandonarlo supondría no poder cazar ningún Slime.

En la zona más despejada que pudieron encontrar, ambos aventureros llegaron al nivel seis. A partir de entonces, subir de nivel se había vuelto tremendamente tedioso, no sólo por que tenías que enfrentarte a los demás aventureros para alcanzar a los monstruos en primer lugar, si no que éstos empezaban a dar muy poca experiencia. La cantidad de Slimes que hacía falta matar para subir un nivel era exagerada, se acercaba a las cuatro cifras.

Había pasado la tarde y ya empezaba a oscurecer, el número de aventureros fuera de la muralla comenzaba a descender. La falta de luz hacía muy difícil luchar contra monstruos, aunque sea contra míseros Slimes.

–¿Por qué disparas siempre a los Slimes si no les haces daño? –preguntó Redwill a su amigo.

–Para entrenar la Magia de Creación y también me hago más resistente a los consumos bruscos de maná… –respondió Wulf mientras cortaba en dos un Slime. Estaban tan acostumbrados a combatir esos monstruos que ya no suponían ninguna amenaza para ellos. Los exterminaban mientras charlaban tranquilamente.

–Parece que ya no te mareas tanto ni te da jaqueca como al principio.

Wulf aprovechaba cualquier momento para entrenar su magia y su capacidad de "conducir" maná a través de su cuerpo. Para ello, atacaba a los Slimes con Crear cada vez que tenía maná suficiente disponible. Poco a poco era capaz de crear más materia con el mismo consumo de maná. También soportaba mejor el movimiento del maná por su cuerpo cuando usaba grandes cantidades de golpe.

–Si, estoy mejorando bastante. Al principio gastar tanto maná de golpe me cansaba mucho… Bueno creo que por hoy ya pode-

Wulf miró a su alrededor y estuvo a punto de proponer volver a la ciudad cuando un Slime más grande de lo normal apareció ante ellos. Era un Slime de rango Mejorado. Eran muy raros, aunque no mucho más fuertes que los normales, y podían dar un botín extra.

–¡Anda! ¡Un Slime Mejorado! –exclamó Wulf, que se sorprendió gratamente ante la aparición de la gran masa azul.

–¡Bah! ¡Seguro que sigue siendo muy débil! –dijo Redwill, aburrido de la facilidad con la que acababan con esos monstruos.

Wulf siguió su rutina de disparar a los Slimes, aunque el daño producido sea mínimo y se acercó al monstruo preparando su sable, cuando de repente el monstruo se partió en dos.

¡…!

Wulf se sorprendió al ver que una gran hacha aparecía en el centro del cuerpo gelatinoso. Detrás había un enano aventurero que era más bajo que su propia arma. Llevaba una armadura pesada con tonos rojizos bajo una barba castaña amarrada en una trenza enorme. Por la gran hacha de dos manos y la armadura pesada, posiblemente se trataba de un offtank o un DPS pesado.

–¡Hey, imbécil! ¡Era nuestro! ¡Nos has robado el monstruo! ¡Y encima era de los raros! ¡Largo de aquí, estorbáis!

El enano barbudo se quejó a todo pulmón de que le habían "robado" un Slime con la cara roja de rabia y agitando la enorme hacha en el aire. Wulf, por su parte, no dijo nada. No quería problemas y tampoco quería perder el tiempo con peleas entre aventureros. Ignoró al aventurero y recogió el botín del enorme Slime.

–¡Hey, ¿no me escuchas o qué?! ¡No te atrevas a ignorarme! ¡Que estemos en zona de no PVP no significa que no te pueda pegar una paliza a puños! ¡Vas a ver…! –el enano empezó a gritar, cada vez más rojo de rabia.

–¡Ya vale, Garp! –intervino uno de sus compañeros. Era un elfo oscuro que vestía una armadura ligera de tonos tan sombríos como su piel.

–¡Déjalos, no vale la pena meterse con unos lows como ellos…! Además, seguía siendo un monstruo de nivel tres, el botín seguro que era muy malo. –opinó el otro compañero, un alto elfo que también llevaba una armadura ligera, pero de tonos más claros, totalmente opuestos a los del otro elfo.

Por como hablan y por su equipo parece que tienen un nivel más alto ya… Me imagino más de nivel diez. –analizó Wulf–. …Creo que por hoy será suficiente, le diré a Red de vol-

Los dos compañeros del enano intentaron pararlo agarrándolo de los brazos, pero el corpulento enano consiguió zafarse de ellos y se acercó a Wulf. Una mano tan forzuda como el hierro mismo se amarró a su brazo.

–¡¡Y una mierda!! ¡Un low de pacotilla no me va a quitar a mí el botín! ¡Devuélvemelo!

–¡Oye-!

Redwill quiso defender a Wulf del enano, pero se detuvo ante el gesto con la mano de su amigo. Los dos elfos también se quedaron al margen.

–Mis disculpas, el Slime era muy grande y no vimos que estabais detrás, todavía somos novatos y no sabemos combatir muy bien. Mucho me temo que el botín es poca cosa, como mucho con valor de dos o tres Slime normales. De todas formas, aquí tienes.

Wulf ignoró el agarre del enano y con su brazo libre sacó el botín de su bolsa mágica.

–¡Hmph! Más te vale que no me estés engañando… –gruñó el enano–. ¡La próxima vez estad más atentos!

El enano soltó el brazo de Wulf, agarró el botín violentamente de sus manos y se dio la vuelta. Se detuvo brevemente a comentar algo con sus compañeros y se fueron sin decir nada. Cuando se habían alejado lo suficiente, Redwil fue el primero hablar.

–Wulf, ¿por qué se lo has dado? Fuimos nosotros los primeros en atacar al monstruo.

–Paso de perder el tiempo con tipos así. –refunfuñó Wulf–. De todas formas, todo el daño lo hizo él y como dije, no soltó ningún botín especial. Tampoco vale la pena ganarse un enemigo por unas pocas monedas de cobre.

–…

Redwill no contestó, pero su mirada mostraba que no estaba del todo convencido. El hechicero sabía que su amigo tendía a evitar discusiones de ese estilo, aceptando llevarse la peor parte para no molestar a los demás. Sin embargo, él no sabía que Wulf tenía otra cosa en mente.

–Esos tipos… Probablemente eran beta-testers. Subieron rápido de nivel y fueron a por el mejor equipo de las primeras zonas antes de que se supiera que estamos atrapados en el juego.

–¿En serio? –Redwill se quedó perplejo ante la repentina teoría de Wulf–. Pero, ¿por qué están cazando Slimes? ¿No podrían avanzar antes que nadie si van a otras zonas más avanzadas?

–Seguramente por miedo… Por miedo al PVP y a morir. Él mismo ha sacado el tema de la zona segura.

–Es cierto… –asintió Redwill, entendiendo el razonamiento de su amigo.

Muchos de los aventureros que avanzaron más rápido las primeras horas, volvieron enseguida a la ciudad de Barona al conocer sobre las desapariciones, por miedo a morir. Aquellos que tenían equipo especialmente bueno solían ser los beta-testers, que conocían las misiones más óptimas del juego, pues ya las habían hecho anteriormente.

–Deben estar tanteando el borde de la zona sin PVP. Puede que no tarden en volver a coger confianza y salir otra vez. Es posible que nos los encontremos otra vez, preferiría no enemistarlos.

–¿Quieres decir…? –Redwill se echó para adelante con expectación.

–Sí, mañana vamos a salir. No más matanza de Slimes.

Wulf sonrió al dar la buena noticia.

–¡Por fiinnn! Matar tanto moco verde me estaba poniendo enfermo…

Redwill alzó los brazos en una pose de victoria y se dejó caer de espaldas en el prado. Su cara mostraba una expresión de alivio y satisfacción. Su agonía había finalizado, matar Slimes no era una tarea precisamente agradable para él. No obstante, poder salir de la zona segura no sería tan fácil…

–Si, yo también empezaba a hartarme… Pero tenemos que avanzar. …De todas formas, tendremos que preparar muchas cosas. Mañana por la mañana repasaremos el bestiario de la zona a la que iremos, compraremos alguna pieza de equipo con el dinero que hemos acumulado y, lo más difícil, –Wulf suspiró– buscaremos compañeros que se nos unan. Salir siendo un grupo de dos es arriesgado…

Dicho eso, los dos aventureros volvieron a la ciudad. Exterminaron a los Slimes que se iban encontrando por el camino, estaban tan acostumbrados que acabar con ellos no les resultaba ningún desafío. Vendieron el botín conseguido, cenaron en una taberna de la zona y se fueron a dormir a la misma posada de la noche anterior.