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Chapter 5 - Capítulo 4: Beta-tester

A la mañana siguiente, en la biblioteca del edificio del Gremio de Aventureros, Wulf repasaba un gran libro que describía la fauna de monstruos de las zonas cercanas.

–Iremos a esta zona, al norte de la ciudad. –señaló un punto del mapa que había desplegado sobre la mesa–. Hay una granja cercana al bosque, podremos hacer algunas misiones por ahí.

–Espero que no haya más Slimes…

Redwill puso cara de asco mientras se quejaba, recordando el exterminio de masas viscosas del día anterior.

–No, en esa zona hay unos hongos carnívoros que atacan a la gente.

–¡…!

El hechicero dio un respingo, no le hizo mucha gracia lo que oyó. Todavía no era del todo consciente de que había cosas mucho más asquerosas en ese mundo…

–Y si te adentras en el bosque –continuó Wulf– también hay lobos y jabalíes comunes. Como está cerca de la ciudad, se suele controlar bastante la fauna y solo alcanzan niveles entre 3 y 6. Es probable que nos encontremos con otros aventureros y cazadores NPC.

–Son niveles bajos, pero ahí ya no estaremos protegidos por el círculo mágico… –añadió Redwill con tono de preocupación.

En la zona de caza de Slimes, cerca de la muralla, el único peligro eran esas masas viscosas de nivel uno que apenas suponían un desafío al resistente cuerpo de un aventurero. Se podría decir que los jugadores estaban seguros ahí. Pero la cosa cambiaba fuera. Los monstruos no eran mucho más fuertes, pero el peligro empezaba a ser los demás aventureros. Una simple discusión podría desencadenar en una pelea y podrían acabar sufriendo daños, e incluso muriendo. Por eso, la mayoría de los jugadores evitaban salir de Barona.

–Exacto, es por eso que tenemos que volver a la armería a equiparnos lo que podamos. Y, sobre todo, encontrar a alguien más que se nos quiera unir.

–¡Je, je! Déjame la búsqueda de compañeros a mí, ya verás como encuentro a alguien fuerte.

Redwill sacó pecho. Las habilidades sociales eran su fuerte.

–Si tú lo dices… Ten cuidado con quien encuentras, que no nos dejen tirados o nos quieran traicionar… –Wulf no le puso ninguna pega. Estaba totalmente aliviado de que su amigo se encargase de esos temas, aunque en parte también le preocupaba.

Cuando acabaron de repasar los contenidos del libro, ambos se dirigieron a la armería Cruce de Espadas. Allí se gastaron casi todo el dinero que habían conseguido matando decenas de Slimes. Se guardaron algo para comprar pociones e hicieron un bote para emergencias.

Wulf se compró unas Botas de Explorador Novato. Eran unas botas de cuero marrón que mejoraban el nivel de armadura del calzado que te proporcionan al entrar al juego, ya que estas estaban fabricadas con mejor cuero y la suela estaba reforzada con acero blando. Con estas botas podía llegar a parar el filo de una espada. También ofrecían una mejora de +2 Destreza y +1 Constitución, un aumento significativo en las estadísticas teniendo en cuenta el nivel en el que estaban. Además, según Henry, el dueño de la armería, estas botas se podían ir mejorando con los materiales adecuados.

También le pidió al armero que le preparara unos guantes con protección en las palmas, para no hacerse daño cada vez que atacaba con Crear. Henry le acabó entregando unos Guantes de Cuero Ligero Crudo Reforzados que le sumaban un +1 Destreza añadido.

Redwill se compró un Anillo Canalizador de Maná Menor, el cual se podía mejorar engarzando diferentes joyas en él. Era de un color grisáceo, probablemente hecho de plata. Tenía un hueco para poner una joya, en él habían introducido una especie de cristal transparente, ya que por el precio no podía ser un diamante de ninguna manera. Este anillo le proporcionaba a Redwill +2 de Intelecto, +2 de Espíritu y una reducción del 2% del coste de maná de todos los hechizos. Era anillo bastante bueno, pero no fue precisamente barato.

–Wulf, si quieres te doy mi anillo. Creo que a ti te irá mejor. ¡JAJAJA!

Redwill se burló de su compañero al salir de la armería y soltó una potente carcajada por su propia broma.

–¡Cállate! –exclamó Wulf, molesto–. Con el uso mejoraré la eficiencia de maná de mi magia. O eso espero…

–También te puedes dedicar a fabricar cosas. Jiji…

Wulf le miró frunciendo el ceño por un instante y desvió la mirada, mientras Redwill le devolvía una sonrisa pícara. El hechicero bromeaba con la posibilidad de quedarse en la ciudad, pero sabía que su compañero estaba decidido a salir al exterior para hacerse más fuerte. Después de recibir la carta de Alex ya no se iban a echar para atrás.

–Vayamos al gremio, a ver si han respondido a nuestra solicitud de formar un grupo. –dijo Wulf, cambiando de tema.

–¡Señor, sí, señor!

Antes de salir de camino a la armería, se ofrecieron para formar grupo en el tablón de anuncios del Gremio. Era un formulario que se rellenaba automáticamente con los datos de las Chapas de Aventurero y le podías añadir los comentarios o requisitos que quisieras. Había una zona del tablero específica para este tipo de anuncios, la cual estaba prácticamente vacía. No había muchos aventureros dispuestos a salir de la ciudad.

Efectivamente, nadie había respondido a su anuncio. Cuando llegaron, el personal del Gremio les comentó que se habían interesado un par de aventureros, pero desconfiaron de la Magia de Creación, que se supone que está enfocada a la artesanía y no al combate. Wulf y Redwill no tuvieron otra opción que buscar los compañeros ellos mismos, aunque dejaron el anuncio por si acaso.

Igualmente, nadie quería formar grupo con ellos. Se pasaron todo el día preguntando por la ciudad, pero no consiguieron nada. Fueron a la Plaza de la Catedral, a las puertas de la ciudad, a las armerías, a las tabernas… Preguntaron a todo aventurero que parecía dispuesto a salir. La mayoría los rechazaban porque no querían dejar la zona segura, pero los pocos que sí se interesaban, tras saber los detalles de la Magia de Creación y de que Redwill no podía usar hechizos ofensivos, se negaron.

Al día siguiente volvieron a buscar algún aventurero que se les quisiera unir para salir fuera de la zona segura.

Pasaron por el edificio del Gremio para ver si alguien más se había interesado por el anuncio, nadie había respondido. Siguieron preguntando a los aventureros por la ciudad, nadie quería unirse.

El miedo por poder morir de verdad y las magias raras y aparentemente poco aptas para el combate que tenían Wulf y Redwill, no daban la suficiente confianza a las pocas personas que tenían un mínimo interés en salir fuera de la zona segura.

Se habían formado grandes grupos de aventureros de alto nivel que salían al exterior. Su aspecto, al tener equipo de nivel superior, daba más confianza y parecían fuertes, pero estos grupos ya estaban muy llenos y no se fiaban de los novatos. Eran círculos muy cerrados, donde era muy difícil entrar.

Frustrados por no poder avanzar pese a haber conseguido tener el valor de querer salir de la zona segura y luchar, se sentaron en un banco de piedra de la Plaza de la Catedral, donde hace dos días recibieron la fatídica noticia de estar atrapados en el videojuego The World Afterwards. En esos momentos, el ambiente era mucho más tranquilo, había algunos grupos de gente charlando, otros descansando en los bancos y carros tirados por mulas de NPCs cruzando la plaza.

–¡Bah! ¡Panda de cobardes! ¡Todos tienen miedo de salir, estar encerrados no es vida!

Redwill se quejó a todo pulmón.

–¿Y qué esperabas? Puedes morir… –puntualizó Wulf.

–En el otro mundo también puedes morir en un accidente de tráfico y todo el mundo coge el coche sin miedo…

–Pero no salías a la calle y te atacaban monstruos. –quiso zanjar Wulf. Recostándose en el respaldo del banco, dirigió su mirada al cielo.

Aunque aquí tenemos las herramientas para vencerlos… En el mundo real, si nos atacase un depredador, raramente tendríamos con que defendernos de forma efectiva. Pero... Si se hace con cabeza, podemos reducir mucho los riesgos.

Mientras Wulf estaba concentrado en sus pensamientos, Redwill seguía con sus quejas.

–Y encima van de sobrados diciendo que nuestras magias no sirven para el combate. ¡Estoy seguro que les meteríamos una paliza en un duelo!

–Un duelo tuyo de uno contra uno duraría un siglo… Eso suponiendo que consigas aguantar el tiempo suficiente como para acabar con el adversario a base de Disparo Arcano o bastonazos…

Wulf se burló de la falta de ataques ofensivos de Redwill, que únicamente tenía dos formas de hacer daño, y encima eran poco efectivas.

–¡Ggh…! Touché…

Daño mental de la puya: doscientos puntos. Aunque Redwill hizo un gesto de dolor en reacción al comentario hiriente de su amigo, hace falta mucho más para quebrar su espíritu.

–Nuestras magias no inspiran confianza… –siguió Wulf–. Para ellos somos débiles. No quieren que sus vidas dependan de una magia que gasta mucho maná y otra con la que no puedes defenderte. Si al menos tuviera una Maestría en Sables… Sin ella aprendo menos habilidades…

–¡Tonterías! ¡Demostrémosles en un duelo quién es el más fuerte! …Pero que sea dos versus dos.

Redwill no quería ceder, aunque tuvo que matizar sus palabras al final.

–¿De verdad lo primero que quieres hacer para reclutar un miembro del grupo es un duelo? Aunque ganemos no van a querer unirse a nosotros. Siguen siendo magias débiles. Mi magia puede ser efectiva en un duelo, pero si el combate se alarga no sirve de nada.

Ambos apretaron los puños con impotencia al no ser capaces de encontrar aventureros que los quieran acompañar. Se sentían inútiles. Los poderes que les habían tocado les impedían avanzar.

–¿Y qué hacemos? –preguntó Redwill–. No sé dónde más buscar... Creo que ya hemos empezado a preguntar más de una vez a los mismos aventureros…

–…Mmm… …Ah.

¡Les podemos preguntar a ellos…!

Después de pensar durante un rato, Wulf tuvo una idea.

–¡El grupo de aventures con el que hicimos nuestro primer duelo! Si nos juntamos seríamos un grupo de cinco muy fuerte. ¡Enviemos un mensaje a Wolferin!

–¡Oh, claro! –el rostro de Redwill se iluminó–. ¿Cómo no se nos ocurrió antes? Pero me extraña que no nos hayamos cruzado con ellos alguna vez más…

La idea de Wulf era perfecta. Eran tres aventureros que ya conocían con una formación muy equilibrada. Juntos podrían llegar a formar un grupo realmente sólido y salir de la zona segura siendo cinco lo haría mucho más seguro.

–Es cierto… A lo mejor ya han salido de la zona segura y están en otro pueblo. –supuso Wulf.

–Seguro que ellos sí quieren formar grupo con nosotros.

Un rayo de esperanza apareció para los dos aventureros: el grupo de adolescentes aventureros formado por Wolferin, Lana y Naru. Tendrían en total un tank, dos DPS, un support y un healer. Justamente era una formación muy típica para mazmorras en muchos juegos MMORPG. Con los ánimos renovados, decidieron ponerse en contacto con ellos.

–¡Bien! Ahora los busco en la lista de amigos. –dijo Wulf con una sonrisa en la cara, mientras sacaba su Almanaque del Aventurero.

¡¡¿¿…??!! ¡¿Qué…?!

Todo el color desapareció del rostro de Wulf. Se quedó congelado durante un instante, pero consiguió, no sin dificultad, reunir un par de palabras.

–No… están…

–¿Qué?

A Redwill le costó procesar las palabras de su amigo. Cuando lo hizo, también se quedó congelado.

–No los encuentro… –Wulf entró en pánico y empezó a pasar las páginas rápidamente–. ¡No están en la lista de amigos! ¡Han desaparecido!

–¡¿Estás seguro que los añadiste?! –Redwill también entró en pánico.

–¡Si! Estoy seguro.

–No me digas que…

¡¡¿¿Están muertos??!! –Redwill acabó la frase mentalmente.

¡¡¿¿Murieron…??!! –Wulf también lo hizo.

Ninguno de los dos lo quiso decir en voz alta.

Se miraron fijamente sin decir nada. Sus corazones empezaron a bombear a toda prisa, temiéndose lo peor, cuando…

–¡¡¡AAARGGHH!!!

…un grito resonó por toda la plaza, sacando a ambos aventureros de sus pensamientos. Estaban tan concentrados en su conversación que no se habían percatado del revuelo que se había formado justo delante suyo.

–¡Maldito novato! ¡¿Quién te has creído que eres?! ¡A mí no se me falta el respeto y se hace lo que yo diga!

–¡Para por favor! ¡No he hecho nada…! ¡Ah!

Un joven aventurero, que vestía ropas de principiante y llevaba una espada corta en el cinturón, cayó de espaldas justo detrás de Redwill. Por su aspecto, probablemente era nivel uno. Tenía heridas en su cuerpo y la ropa rasgada, como si hubiese participado en una pelea. Delante del aventurero estaba de pie el enano llamado Garp que conocieron mientras mataban Slimes fuera de la ciudad, sujetando la enorme hacha de dos manos. Los ojos del enano estaban inyectados en sangre, detrás de él se habían plantado sus compañeros mirando indiferentemente al aventurero en el suelo, sin decir nada.

–¡Ja ja ja! ¡Te vas a enterar! Aunque no podamos combatir, hay formas de hacer pagar a idiotas como tú. ¡Me suplicarás que te mate!

–¡Nooo! –el aventurero novato trató de cubrirse la cara con un brazo–. ¡P-por favor…!

El enano Garp cogió al pobre aventurero por el cuello de la camisa con una mano y con la otra blandió el hacha hacia atrás. Posicionó el hacha de lado, para golpear con la parte no afilada, como si fuese un martillo.

–¡SUFICIENTE!

El enano, que estaba bajando su hacha a gran velocidad hacia la cara del aventurero, se detuvo sorprendido por el grito de Wulf, que resonó en toda la plaza. Seguía sentado en el banco con los codos apoyados sobre sus piernas y las manos sobre su frente. Todavía no había conseguido asimilar que los jugadores que conocieron el día del lanzamiento habían desaparecido de su lista de amigos y ya había surgido otro problema justo enfrente. Wulf estaba tremendamente molesto.

–¿Qué has dicho…? –por alguna razón, Garp tenía el orgullo herido y se giró con una mirada amenazante.

–Que le dejes en paz.

Esta vez habló Redwill, que se había volteado para ver qué pasaba a sus espaldas. Wulf no era el único enojado con la actitud del enano.

–Vosotros… ¡Sois los que me robasteis el monstruo! ¿Otra vez os atrevéis a faltarme el respeto? –el enano siguió con su chulería–. ¡Hmph! Esta vez no tendré piedad...

–Ah, ¿sí? ¿Y qué harás?

Wulf volvió a hablar mientras se ponía de pie. Alzó la mirada hacia el enano, mirándolo directamente a los ojos. El aventurero de raza enana se sorprendió un poco con el cambio drástico de comportamiento de Wulf, pero enseguida respondió.

–Je je je. –Garp soltó una risotada un tanto malévola–. Tengamos un duelo, mi grupo contra vosotros. Así podré apalizaros, sin tener que contenerme...

–Tres contra dos, ¿en serio?

Redwill se burló de forma sarcástica, arqueando una ceja, sin preocupación alguna por estar en inferioridad numérica. Sin embargo, el enano no lo entendió correctamente.

–¿Qué pasa? ¿Tienes miedo? Podéis utilizar ese pringado de ahí, así seremos tres contra tres. ¡Ja ja ja!

El enano Garp señaló con el hacha al aventurero de nivel uno que se había sentado en el suelo y soltó una carcajada en respuesta a su propia gracieta.

–…

No quisieron entrar al trapo con las maquinaciones del enano y no dijeron nada por unos instantes, pero cuando Wulf se dispuso a responderle, se oyó una voz entre la multitud que se había juntado a causa del alboroto.

–Yo me uniré al duelo en su lugar. Si no os importa.

De la muchedumbre emergió un aventurero humano. Llevaba equipo de mayor nivel que Wulf y Redwill. En su cinturón colgaba una espada larga y en su brazo izquierdo tenía amarrado un escudo de tamaño medio con el dibujo de una cruz dorada. Su armadura pesada de un color azul oscuro no estaba especialmente decorada, pero recordaba a la de los paladines que aparecían en otros videojuegos. Con su cabello rubio atado en una coleta y ojos azules realmente parecía un aprendiz de paladín.

–Soy Roland. Encantado. –el aventurero se presentó educadamente –. Iba a intervenir, pero ya veo que no era necesario... ¿Os echo una mano?

Mostrando una valiente sonrisa en su rostro, se puso al lado de Wulf y miró fijamente al grupo que tenían delante.

–Yo soy Redwill. Por supuesto, agradecemos la ayuda. Además, pareces fuerte. –el hechicero también se presentó de forma educada y le devolvió una sonrisa agradable.

–Wulf. –no le quitaba el ojo de encima al enano y respondió su nombre escuetamente. Seguía muy molesto.

El enano Garp se sobresaltó por la nueva aparición y el aspecto fuerte del paladín, pero consiguió mantener firme su sonrisa burlona.

–Bien, tenemos a alguien más que quiere ser apalizado… ¡Perfecto! Ya somos tres contra tres. Con esto todo el mundo satisfecho, ¿no? –el enano mantuvo la chulería hasta el final.

–Empecemos. –respondió Roland.

–Oye, Wulf… –Redwill no se había olvidado del tema que tenían pendiente.

–Lo sé, concentrémonos en lo que tenemos delante.

Maldito enano… Que inoportuno. –gruñó Wulf para sus adentros.

Roland miró extrañado a ambos aventureros al no entender su breve intercambio de palabras, pero enseguida se volvió a centrar en el grupo de Garp, que se había colocado en formación de combate.

Sin decir una palabra, Roland se situó al frente, manteniendo a Wulf cerca y Redwill en la retaguardia. Era una formación típica de tanque, DPS melé y apoyo.

En el lado opuesto, el enano se había situado al frente haciendo la función de offtank. Uno de sus compañeros, el alto elfo con dos espadas cortas curvadas se había colocado cerca del enano, en una posición similar a la de Wulf; mientras que el compañero restante, el elfo oscuro, había montado un arco recurvo colocándose en la retaguardia, alejado de los luchadores melé. Tenían un equipo mucho más ofensivo que el de Wulf, Redwill y Roland.

El escenario para el duelo era la misma plaza de la iglesia. Los curiosos formaron un círculo a cierta distancia de los aventureros que iban a enfrentarse. Por un instante, lo único que se oía eran los murmullos del público… hasta que el enano gritó…

–¡Hey! ¡Mouric! ¡Hughart! ¡Enseñemos a estos novatos el poder de un beta-tester! ¡Muajaja!

–¡Si, Garp! –respondió el elfo oscuro llamado Mouric.

–¡Yeah! –exclamó el alto elfo llamado Hughart.

Roland no pudo evitar sonreír con aún más determinación al oír las palabras chulescas del enano y los gritos motivados de los otros dos integrantes de su grupo. Entonces, se dirigió a sus compañeros de duelo.

–¿Estáis listos?

–Si.

–Por supuesto.

Wulf y Redwill asintieron y reafirmaron sus guardias. Contestaron a Roland sin un solo atisbo de vacilación.

Garp dio bandera verde al duelo.

–¡Empecemos!

Con ese grito de batalla, los seis participantes en el duelo empezaron a moverse al mismo tiempo.

El enano blandió su hacha de arriba hacia abajo con una fuerza sobrehumana. Tenía la intención de cortar en dos a Roland, pero estaba muy lejos de poder llegar a hacerlo. El guerrero con pintas de paladín levantó su escudo y paró el impulso de la enorme hacha como si fuera de papel. El objetivo principal de Garp era acabar con él, mientras que Roland estaba determinado a aguantar las embestidas de su contrincante. En un instante, se había formado un duelo uno contra uno dentro de un duelo tres contra tres.

–¡¿Cuánto tiempo crees que vas a aguantar si solo te defiendes?! –Garp trató de provocar a Roland, burlándose de su actitud defensiva–. ¡Ja Ja Ja! ¡Atravesaré tu escudo!

–…

Pero el guerrero paladín ignoró completamente las provocaciones del enano y se mantuvo callado, concentrado en el combate.

Al mismo tiempo, a poca distancia de ambos, el alto elfo Hughart trató de rotar alrededor de su compañero enano para dirigirse hacia Redwill en la retaguardia. No obstante, Wulf le barró el paso, colocándose a la defensiva.

–¡Tch!

El elfo, al ver que no podía llegar a la retaguardia, chasqueó la lengua y empezó un ataque frenético contra Wulf, lanzando cortes y estocadas a una velocidad vertiginosa. Aunque parecían ataques al azar sin ton ni son, Wulf apenas podía defenderse ante tal asedio.

¡Mierda, es muy rápido!

–¡Asalto del Berserker! ¡Jajaja! ¿Esto es todo lo que tienes? ¡Ni siquiera puedes contraatacar! –el alto elfo también recurría a intentar provocar a su contrincante mediante burlas.

–¡Ggh…!

La Barrera Arcana que le puso Redwill duró muy poco y comenzó a sufrir daños. Mientras tanto, el hechicero también estaba a la defensiva. Únicamente pudo lanzar una Barrera Arcana a Wulf y unos Grilletes Arcanos para ganar tiempo en caso de recibir un ataque de un melee, ya que el elfo oscuro arquero estaba centrado derrotarle. Lo único que podía hacer Redwill era evitar el aluvión de flechas que caía sobre él. Una tras otra, no le dejaban relajarse ni un momento.

–¡Fuego Rápido! –exclamó el elfo oscuro.

¡Dispara muy rápido! ¡Si dejo de moverme recibiré daño…!

–¡Wulf! ¡No puedo apoyarte! –gritó el hechicero, desesperado.

El duelo tres versus tres se había convertido en tres duelos de uno contra uno. Además, el grupo de Garp, mostrando un alto poder ofensivo, había arrinconado a sus contrincantes completamente. No podían contraatacar y sus puntos de vida bajaban con cada ataque que recibían.

–¡Ja ja ja ja! ¡No podéis hacer nada contra nuestra fuerza! ¡Mira, tus compañeros están cayendo y tu solo puedes quedarte detrás de tu escudito! –el enano ya empezaba a celebrar la victoria entre risotadas mientras trataba de hundir su enorme hacha de dos manos en el escudo de Roland–. ¡Ja ja ja!

–…

Roland seguía ignorando las provocaciones del enano, totalmente impasible. Aunque aparentemente no funcionaba, el enano no desistía y seguía lanzando golpes verticales mientras se reía a carcajadas.

–¡Oye, Garp! Me estoy aburriendo, esto es demasiado fácil. ¡Acabemos con esto! –vociferó el alto elfo.

–¡Ja ja ja! ¡Me parece bien! –bramó Garp en respuesta.

–¡…!

Wulf sospechó que el alto elfo Hughart y el enano tramaban algo, pero no pudo evitarlo. Un instante después, Hughart flanqueó a Wulf, dejando al enano a las espaldas del aventurero humano y reanudó su ataque, forzando a Wulf a retroceder.

¡Será…! ¡Me quiere arrinconar contra su compañero para que me ataque por la espalda…! –a Wulf no le costó nada entender la táctica que estaban utilizando enseguida, pero…

…una vez entró en el rango de alcance del hacha del enano, este arremetió contra Roland usando su hombro, dejándolo aturdido durante un segundo.

¡…!

Fue tiempo suficiente para que Garp se diera la vuelta y blandiera su enorme hacha contra la espalda de Wulf.

Para él, que se había estado acostumbrando a los rápidos ataques del elfo, el movimiento del hacha era muy lento en comparación y pudo evitarlo. Pero fue un instante que aprovechó su otro adversario.

–¡Hughart! –rugió el enano–. ¡Acaba con él! ¡Ja ja ja!

El alto elfo se abalanzó sobre Wulf con sus dos espadas preparadas para cortar en diagonal. El aventurero humano había perdido el balance al evitar el hacha que quería atravesarlo y no pudo defenderse. Wulf recibió de lleno en su torso un corte en "X". Fue un golpe crítico que le bajó mucho los puntos de vida.

–¡Ggh…!

–¡Jajaja! ¿Eso es todo lo que tienes? ¡Eres débil, ni siquiera puedes defenderte! –Hughart continuó burlándose de Wulf, entre risas. Veía su victoria asegurada.

El aventurero elfo reanudó su feroz ataque, pero con más velocidad e intensidad que antes. Wulf a duras penas podía esquivar o parar algunos de los ataques por pura intuición y reflejos. Su vida disminuía a mayor velocidad que antes.

¡Mierda…! ¡A este paso no duraré ni diez segundos! ¡Ggh! …Le daré la vuelta a esto, aunque deba…

–Vosotros dos sois los del anuncio en el gremio, ¿no? Los que buscáis compañeros de grupo. ¿No habéis encontrado a nadie verdad? ¡No me extraña, por que sois muy débiles! ¡Jajaja! Con esas magias paté-

–¡Cállate!

Wulf aprovechó que Hughart bajó la guardia con su discurso para hacer su movimiento. Lanzó una Patada Marcial sobre el estómago del elfo, pero el movimiento lo dejó sin posibilidad de defenderse. Al mismo instante que golpeaba su stun, Wulf recibió un corte por parte del elfo, que lo dejó con muy poca vida. Si no fuera por la distracción de Hughart, ese golpe habría podido acabar con él. Ambos retrocedieron y se distanciaron unos metros.

–¡Gah! ¡Eso no te servirá de nada! ¡No te dejaré! –bramó el alto elfo.

Hughart tardó en darse cuenta de que Wulf había rotado y se había colocado en la retaguardia del enano, entre él y el elfo arquero. Cuando lo hizo, ya era demasiado tarde, Wulf había aprovechado la distancia que los separaba para correr hacia el elfo oscuro.

–¿De verdad crees que atacarme te servirá de algo? ¡Sois igual de débiles que aquellos tres mocosos! ¡Esa táctica no servirá dos veces conmigo! –el tercer ocupante del grupo de Garp también tenía la misma tendencia a intentar provocar a sus contrincantes. Pero hizo un curioso comentario.

¿Tres mocosos? –a Wulf le llamó la atención las palabras de Mouric.

–¡¿De quién estás hablando?! –gritó.

–De un hombre lobo, una elfa y un humano que parecía un ninja. Los destrozamos en un duelo. ¡Jajaja! Luego salieron de la zona segura… ¡Bah! Seguro que ya están muertos…

¿¡…!?

Wulf, en el fondo, ya lo sabía. Sabía que ese grupo de aventureros adolescentes ya no estaba en el juego. Ya se dio cuenta justo antes de empezar este absurdo duelo, pero no le habían dado tiempo a asimilarlo.

…Están muertos…

Esos chavales que ni siquiera eran mayores de edad…

Han muerto…

¿Cómo puede ser…?

Se supone que esto era un juego…

Eran sólo unos críos…

Y este imbécil lo dice como si nada…

Pero esas palabras tan indiferentes dichas por el elfo oscuro lo sacudieron por dentro y bajó la guardia.

Durante el intercambio de palabras, Wulf no se dio cuenta de que el arquero no se había movido de su posición, y que había estado corriendo en línea recta todo el rato. Era una trampa.

¡Ggh! ¡Mierda!

Cuando ya había recorrido más de la mitad de la distancia que los separaba, unas mandíbulas de hierro emergieron del suelo y atraparon la pierna derecha de Wulf, dejándolo inmóvil. El elfo oscuro le había provocado para que cayera en la trampa.

–Hmph. Patético. Estás fuera del duelo. –declaró el elfo Mouric.

–¡Jajaja! ¡Te tengo! –anunció el elfo Hughart.

Wulf estaba atrapado entre dos enemigos, el arquero al frente y el espadachín de doble empuñadura por detrás. El duelo había acabado para él… No obstante, esa trampa le hizo recuperar la concentración.

¡Tch! ¡No pienso rendirme!

–¡Red! –exclamó Wulf–. ¡Apoya a Roland!

–¡Recibido! –respondió instantáneamente el hechicero.

Después de dar por perdida su vida en el duelo y pedir a Redwill que se centrase en ayudar a Roland, Wulf envainó su sable y se agachó brevemente.

–¡Jajaja! ¿Ya te rendiste? ¿Por fin te diste cuenta de que no tienes nada que hacer contra nosotros? –se burló el alto elfo por enésima vez, mientras reducía la distancia con Wulf.

–Así eres un blanco fácil. –aseguró el elfo oscuro, mientras preparaba su arco.

Ahora Mouric había centrado toda su atención en Wulf y disparó una flecha para acabar con él. Por detrás, Hughart saltó con las espadas preparadas para hacerle otro corte en "X". Ambos ataques se dirigían hacia el aventurero humano al mismo tiempo.

Estoy fuera… …Pero tú te vienes conmigo.

Justo antes del impacto, Wulf pivotó sobre su pierna atrapada, dando su costado izquierdo al espadachín y el derecho al arquero. Alzó su mano izquierda en dirección al torso del alto elfo y acumuló todo el maná que pudo. Los ojos de Wulf mostraban una intensa mirada llena de ira.

[¡PAM!]

Se oyó un fuerte sonido, similar al de un disparo de un arma de fuego, cuando Wulf liberó todo ese maná acumulado. Milésimas de segundo después, una piedra puntiaguda impactó en el torso del espadachín, arrojándolo al suelo.

[Fwosshhh~] [Thump]

En el mismo instante en el que el espadachín caía al suelo, una flecha alcanzó el costado derecho de Wulf, terminando con su participación el duelo.

Bien, uno por uno. He podido igualar la balan- ¡¿Eh?!

–¡Jajajajaja! ¡Buen golpe! Pero no es suficiente…

Hughart se levantó del suelo a carcajadas. El disparo no había hecho el suficiente daño como para echarlo del duelo, aunque lo dejó muy tocado.

–Ahora es un tres contra dos. ¡Ya hemos ganado! –vitoreó el alto elfo–. ¡Jajaja!

–No.

El grupo de Garp ya se creía vencedor del duelo al conseguir la superioridad numérica… Pero Roland aún no había mostrado sus cartas.

[¡POM!]

–¡¿Arggh…?!

–¡¿…?!

–¡¿…?!

Roland utilizó el escudo para golpear en el estómago del enano y lo lanzó varios metros hacia atrás, dejándolo fuera del duelo de un solo golpe. Era su habilidad Contraataque, con ella acumuló parte del daño que recibió en el escudo y lo liberó de golpe, utilizándolo para atacar.

Los compañeros del enano se quedaron anonadados. El duelo vuelve a ser un dos contra dos.

–¡Uoooo! –los ojos de Redwill brillaron de emoción–. ¡¿Qué es esa habilidad?! ¡Qué fuerte! ¡De un solo golpe!

–Si no me hubieses ayudado, no habría sido de un golpe. –replicó el guerrero.

–Jeje, te diste cuenta. –Redwill se rascó en la parte posterior de su cabeza, contento por ser reconocido por su ayuda.

–Uno fuera. Acabemos con esto. –zanjó Roland.

–¡Si!

Redwill se quedó alucinado con el golpe del guerrero. Fue un impacto muy fuerte, pero no lo suficiente como para acabar de un golpe con alguien que tenía la vida al máximo. El daño del ataque fue multiplicado por la bajada de defensa del hechizo Disparo Arcano de Redwill, que tuvo suficiente tiempo para lanzar varios de ellos gracias a que Wulf distrajo al arquero.

Roland no se dejó llevar por la sensación de victoria y enseguida se lanzó contra el alto elfo. El espadachín, aún aturdido por ver volar a su compañero y tocado de haber recibido de lleno el ataque de Wulf, no pudo hacer nada contra el paladín, que lo dejó fuera del duelo de un solo corte simple.

–Dos fuera. Queda uno.

Una vez acabado con el espadachín, Roland se centró en el arquero. Puso su escudo al frente y cargó a toda velocidad contra él. El elfo oscuro trató de abatirlo disparando varias flechas, pero rebotaron inútilmente en el escudo.

–¡Mierda! ¡¿Por qué no le afectan?! –gritó el elfo oscuro, completamente abrumado.

Roland siguió cargando, determinado a acabar el duelo con una victoria, pero sin bajar la guardia.

¡…!

Una mandíbula de hierro apareció en el suelo, tratando de morder una de las piernas de Roland, como pasó con Wulf. Por un momento el guerrero se sobresaltó, pero gracias a la velocidad que llevaba en la carga, la trampa no pudo atraparle.

–¡¿En serio?! –chilló el elfo oscuro.

Mouric, viendo que no le hacía nada con sus flechas ni con las trampas, trató de huir. Pero no le sirvió de nada, cayó en una trampa de Grilletes Arcanos que Redwill había puesto a su espalda, dejándolo inmóvil.

–¡¿…?!

–Jeje, caíste. –se rio orgullosamente el hechicero.

–Tres fuera.

Roland cargó contra Mouric y, de varios cortes con su espada, lo venció con facilidad. El elfo oscuro a penas se defendió. El resultado fue victoria tres a uno para el grupo de Wulf. Redwill acabó el duelo con muy pocos puntos de vida restantes a causa de las flechas, pero Roland con gran parte de su vida. El público aplaudió y vitoreó a les vencedores.

–¡Wooow!

–Ese aventurero con escudo venció a todos…

–¡Vaya duelo!

–¡Que fuertes!

Roland ignoró los gritos de los espectadores y se puso justo delante del grupo perdedor. Cruzó los brazos y les lanzó una mirada severa.

–Habéis perdido, ahora dejad de molestar a los jugadores novatos.

–Ggh… Nos las pagaréis.

El enano refunfuñó, pero los tres aventureros problemáticos se marcharon sin armar escándalo. En ese momento, se oyeron gritos a lo lejos y un sonido de pasos metálicos y armaduras repicando. Era la guardia de la ciudad, que había venido a poner orden al alboroto causado por los aventureros.

[Clanc clanc clanc] [¡Abran paso!] [Clanc clanc clanc]

–Mejor vayámonos de aquí, a no ser que queráis más problemas.

–Si, vámonos.

–Okey.

Roland recomendó largarse de la plaza para evitar problemas con los guardias. Wulf y Redwill aceptaron sin pensárselo dos veces y lo siguieron corriendo a través de las calles.

Se detuvieron en una pequeña plaza cuando se cercioraron de que nadie los estaba persiguiendo. En ese momento no había nadie allí.

–Bueno, creo que aquí estaremos bien. –dijo Roland, causal y despreocupadamente.

–Si… Ha… No hay nadie… Ha…

–Ha… Ha… Me vale.

Tanto Wulf como Redwill trataban de recuperar el aliento tras correr durante un buen rato. En cambio, Roland parecía estar bien, quizá por la diferencia de nivel. El guerrero con pintas de paladín inclinó ligeramente la cabeza hacia adelante y dobló su brazo derecho sobre su pecho, con el puño a la altura del corazón. Parecía el gesto de un caballero de verdad.

–Me vuelvo a presentar, soy Roland, aventurero como vosotros. Uso espada y escudo, mi estilo es más bien defensivo, como el de un tanque. Estoy a nivel quince.

–¿Defensivo dices? ¡Pues acabaste con todos! –exclamó Redwill lleno hasta los topes de excitación–. El primer ataque fue espectacular…

–¡Jajaja! Eso fue Contraataque, mi habilidad especial. Absorbe y devuelve parte del daño recibido.

–¡Qué dices! ¡Esa habilidad es muy fuerte!

–La parte negativa es que no puedes atacar y desplazarte mientras la activas.

Redwill no podía evitar emocionarse con la fuerza que demostraba el guerrero paladín. A Wulf también le había sorprendido, pero no dijo nada, tenía la mente en otro sitio… Él fue el primero y único en caer en el duelo en su equipo. No pudo hacer nada ante el espadachín, que le superó totalmente en combate a melee. Además, el tema de los aventureros desaparecidos todavía estaba sin… resolver.

–Es más, el enano fue gracias a tu debuff y el espadachín estaba muy tocado por su ataque… Por cierto, ¿qué fue eso? No lo había visto nunca. Casi derrota a alguien con el doble de niveles de un solo golpe…

Roland se giró hacia Wulf con intriga.

–¿…? ¿Eh? Ah, sí. Esa es mi Magia de Creación.

Wulf tardó en reaccionar, no se había dado cuenta de que Roland se dirigía a él.

–Magia de Creación… No había oído nunca de una magia así. ¿Cómo funciona exactamente?

–Dicen que es una magia muy rara… Con ella puedo crear lo que me imagine, usando materiales conocidos. En el duelo cogí una piedra del suelo y cree mucho aire en un espacio pequeño, justo detrás de la piedra. Cuando lo libero, el proyectil sale disparado como si fuera un arma de fuego. –explicó Wulf.

–¡Oohh! Ya veo, ¡es muy fuerte!

Roland alucinó con su magia… pero Wulf no era tan positivo. Al fin y al cabo, aun le seguía preocupando la falta de potencial de su magia para el combate.

–Pero gasté todo el maná que tenía…

Roland se cruzó de brazos y asintió, pensativo. Acababa de entender algo que le llevaba molestando desde el final del duelo.

–Oh, ahora comprendo por qué no lo usaste desde el principio contra el arquero. Hmm… En peleas largas...

Todos dicen lo mismo.

Para Wulf, la conclusión de Roland fue como si echaran sal a una herida abierta. No pudo evitar dirigir su mirada al suelo, bajando la cabeza. Sentía una tremenda frustración por la mala suerte que había tenido al crearse su personaje.

–Exacto… Se supone que es una magia para artesanía, no sirve para el combate. –Wulf reafirmó su pesimismo.

–Bueno, yo no diría tanto. Todo depende del uso que le dé cada uno. Al fin y al cabo, casi acabas de un golpe con alguien que te saca seis niveles… Para mí, eso es una victoria.

Esas palabras de Roland abrían un pequeño rayo de esperanza en el corazón de Wulf, que levantó la cabeza, sorprendido. No esperaba que alguien alabara su magia, hasta entonces el único que la había aceptado era Redwill.

–Además, las habilidades y magias mejoran con el uso. –continuó Roland–. Apuesto a que tu habilidad tiene márgenes de mejora muy concretos. Cómo velocidad de creación o maná consumido. No es como una magia de fuego en la que puedes mejorar, daño, penetración mágica, eficiencia de maná, velocidad de casteo, precisión, tamaño, etcétera…

–… –aunque Wulf seguía callado, poco a poco se iba animando.

–Habilidades normales crecerán más lentas que la tuya, ya que los puntos de esfuerzo se reparten en un mayor número de mejoras. En cambio, la tuya sólo tiene dos factores a mejorar como máximo, y uno de ellos es su punto débil. Desde mi punto de vista tiene mucho potencial. ¡Sólo tienes que entrenar! –zanjó Roland con una sonrisa, golpeando con su puño derecho en el escudo.

–…Pero no sabemos si realmente mejorará lo suficiente… –trató de rebatir Wulf.

–No lo sabremos si no lo intentas. –pero Roland no le dejó quedarse con el lado negativo.

–…

Wulf seguía siendo algo pesimista con su magia, al fin y al cabo, no era tan fácil cambiar la forma de pensar de alguien. No obstante, un atisbo de determinación por mejorar se veía en sus ojos. Roland, satisfecho con su discurso, trasladó su atención en Redwill.

–Tu magia parece también muy buena. Mi daño aumentó mucho en el combate. ¿Era Magia Arcana verdad? Es la madre de todas las magias, ¡es fuerte y rara!

–Si, uso Magia Arcana. –contestó Redwill de forma despreocupada, con cierto orgullo por poseer una magia rara–. Pero no tengo hechizos ofensivos, sólo de apoyo, por lo que no puedo combatir yo sólo.

Los beneficios de su magia también venían de la mano de grandes hándicaps, por lo que los sentimientos de Redwill eran un poco conflictivos.

–¿Y eso? –Roland ladeó la cabeza.

–Mi habilidad pasiva hace que el tiempo de enfriamiento de los hechizos está reducido a la mitad, pero no puedo aprender hechizos de ataque… –durante el último trozo de la explicación, el tono de voz de Redwill se apagó un poco.

–¡Eso es muy bueno! Mientras tengas compañeros, qué más da que no puedas atacar. –Roland no le dio ni la más mínima importancia a la incapacidad de Redwill de atacar, para él era un inconveniente muy fácil de resolver–. ¡La Magia Arcana sigue siendo la mejor de todas!

A Redwill se le notaba que los halagos le hacían efecto. Su cara, que por un momento se puso seria, cambió a una sonrisa de oreja a oreja.

–Jeje. Nos haremos muy fuertes…

¡…!

Tras decir eso, Redwill se quedó callado. Su expresión cambió por completo. Había recordado algo, esa frase fue la que decían los aventureros adolescentes que se encontraron el primer día y que habían desaparecido. Wulf también se dio cuenta, ambos pusieron un rostro serio y sacaron sus libretas de aventureros. Roland, que no entendía que estaba pasando, los miraba confuso.

–¿…? ¿Qué os pasa de pronto?

Pasaron unos segundos sin responder, concentrados en lo que estaban haciendo. Wulf fue el primero en hablar.

–…Definitivamente no están…

–A mí tampoco me aparecen, yo juraría que los añadí bien… –agregó Redwill.

–¿No está, quien…? …Ah, entiendo…

El corto intercambio de palabras entre los dos aventureros fue suficiente para que Roland comprendiera la situación. Era algo que, por desgracia, se había convertido en habitual. Él ya lo había visto antes. La muerte de alguien en el juego.

–Conocimos… a unos chavales el primer día. –explicó Redwill, le costaba encontrar las palabras–. Tuvimos un duelo amistoso y nos añadimos a la lista de amigos. Desde entonces han pasado muchas cosas y no hablamos más con ellos. Pero ahora estábamos buscando grupo para salir de la zona segura y cuando miramos en la lista de amigos, no estaban… …¿Tu… sabes qué pasa cuando desaparecen?

Redwill preguntó a Roland sobre los desaparecidos, aunque ya conocía la respuesta. Después de una pausa, el paladín contestó. Los dos aventureros le miraban directamente a los ojos, con ansiedad en sus expresiones.

–…Si. Probablemente… están muertos. –contestó Roland en un susurro.

–…

–…

Ya lo habían oído en la Plaza de la Catedral. Aquél que moría en el juego, desaparecía de la lista de amigos. La única prueba de su existencia que quedaba al final eran las Chapas del Aventurero. Sin embargo, a Redwill le costaba aceptarlo.

–¿¡Estás seguro!? –agarró a Roland de los hombros, desesperado–. ¿Cómo lo sabes? A lo mejor simplemente nos borraron de la lista…

–Estoy seguro, murieron. –respondió con firmeza Roland.

–¡No puede ser! ¡Esto es un juego! ¡No puede ser! ¿Cómo…?

–Red…

Redwill había aumentado su tono de voz y se estaba poniendo nervioso. Wulf quiso calmarlo un poco, pero no hizo falta, ya que las siguientes palabras de Roland los dejaron en shock.

–Porque a mis compañeros les pasó lo mismo.

–¿¡Eh!?

Redwill trataba de procesar lo que había dicho Roland, el cual mantenía una expresión severa y sin desviar un ápice la mirada. Hablaba totalmente en serio, no era ninguna broma de mal gusto ni lo decía para justificar su opinión sobre lo que le pasó al grupo de Wolferin.

–¿Entonces… también desaparecieron…? –preguntó dubitativamente Redwill, que se había calmado a marchas forzadas.

–Si. –asintió Roland–. Cuando fui a buscarlos al respawn más cercano, no estaban. Luego intenté contactar con ellos a través de la lista de amigos, y tampoco estaban. No los he vuelto a ver desde entonces.

–…

–…

–Desde mi punto de vista, lo mismo les pasó a vuestros amigos. Lo siento.

Ambos aventureros sintieron una punzada en el corazón al afrontar la realidad. En aquel momento entendieron de verdad que estaban atrapados en un juego mortal. Aquellos chavales adolescentes, con toda una vida por delante, fallecieron en el videojuego… Y estaba claro que no serán los últimos.

–A lo mejor… –Redwill dudó en continuar la frase–. A lo mejor simplemente salieron del juego… Y ahora están bien en el mundo real, ¿no?

Redwill se aferraba a un clavo ardiendo. Sus ojos empezaban a humedecerse, apretó los puños de rabia. Roland echó un jarro de agua fría sobre él.

–Puede ser. Pero nosotros no lo podemos saber hasta que también muramos.

–O hasta que nos pasemos el juego.

–¿…?

–¿…?

Wulf, que llevaba un buen rato sin decir nada, de pronto soltó un comentario que sorprendió a los otros dos aventureros. Mirando a sus compañeros de duelo con determinación en sus ojos, arrojó por la borda sus pensamientos pesimistas. En ese momento, decidió dar un golpe sobre la mesa y mirar hacia el futuro.

Redwill, que conocía a Wulf desde que hace mucho tiempo, se quedó perplejo. Su amigo no solía ser tan asertivo. Pero enseguida puso una sonrisa de oreja a oreja al entender el trasfondo de sus palabras. A Roland le costó un poco más comprender lo que implicaba la simple frase de Wulf, pero también mostró una leve sonrisa.

–¡Jejejeje! ¡Hagámoslo!

–Si.

Redwill había recobrado su habitual energía y Wulf asintió determinado a seguir adelante.

–Antes dijisteis que estabais buscando grupo, ¿verdad? –comentó Roland.

–Si… No encontramos a nadie que se nos quiera unir… Haaa…

Redwill suspiró exageradamente cabizbajo tras responder a Roland, pero las siguientes palabras hicieron que levantara su cabeza de golpe.

–¿Puedo… unirme a vosotros? –preguntó Roland, inclinando la cabeza y poniendo una mano sobre su pecho con un saludo de respeto caballeresco.

–¡…! ¡Si! –Redwill se emocionó–. ¡Eres muy fuerte! ¡Claro que queremos que te nos unas!

–Por supuesto, –Wulf asintió encantado– pensaba proponértelo igualmente. Contigo, nuestro grupo ya va cogiendo forma. Luchemos juntos.

Después de ser rechazados constantemente durante casi dos días por todos los jugadores de Barona, por fin habían conseguido un integrante más para su grupo. Roland era justo lo que necesitaban, un aventurero de tipo tank, que encima era muy fuerte. La suerte empezaba a sonreír a Wulf y a Redwill. Su siguiente paso: salir de la zona segura.