-¡Alfredo no la toques!.
El grito de mi madre hizo que mi padre dejará de golpearme con un alambre de púas que tenía en su mano sangrienta.
Esto era todos los días a cualquier hora,los gritos de mi hermana se oyen tan fuerte que estoy segura que los vecinos pueden escuchar lo que pasa,pero como siempre prefieren escuchar y no entrometerse.
Cómo puedo,me arrastro por el suelo asta la esquina de la pared donde me abrazo a mi misma viendo el como mi padre golpea a mi mamá y hermana sin piedad alguna sin importarle el rastro de sangre que salen de sus cuerpos
A veces me pregunto que fue lo pasó para que nos trate así,mi madre era una mujer hermosa y tan llena de vida,pero de repente cambió dejando atrás aquella mujer maravillosa.
Mi corazón golpea con fuerza mi pecho y mis ojos se llenan de lágrimas al ver la escena ante mí,desde pequeña soñaba con tener una familia armoniosa y pacífica,envidiaba a mis compañeros de clases al escuchar de lo bien que hablaban de sus padres.
Yo también quería eso.
-¡Papá ya porfavor para! - grité pero no me escuchó.
Mi hermano pequeño corre hacia a mí con su rostro enrojecido debido al llanto,mi padre se da cuenta y se que también le va a pegar,pero antes de que eso pase lo agarro y lo cubro con mi cuerpo para que el impacto del alambre me toque a mi y no a el.
-¡Todas ustedes son unas malditas inútiles,unas putas! - gritó - ¡ustedes arruinaron mi vida!
Cada palabra que sale de su boca es como mil apuñaladas en el corazón,el nos culpa de algo que no hicimos pero que el solo buscó,pero ¿por qué tenemos que pagar por ello?.
En su mano derecha tenía una caja de cerillos mientras que sonreía de manera perversa.
No,no
Miré inmediatamente a mi madre pero estaba desmaya,me fijé en mi hermana y estaba igual,ambas desmayadas con un charco de sangre debajo de ellas.
-Pero eso está apunto de cambiar.
El pánico se apoderó de mi al verlo salir y aventar el cerillo encendido,desesperada comenze a gritarles a mi mamá y a Nancy para que se despertarán pero no me respondían,el fuego empezó a expanderse quemando los cuadros y la mesa que estaba cerca de la pared dejándolo en llamas.
Por inercia agarro a mi hermano y con dificultad me pongo de pie para ir al piso de arriba por mi otro hermano,su llanto es tan fuerte que el miedo se apodera de mi.
Dejo en el suelo a Ethan para caminar lo más rápido que puedo a la habitación que comparto con mis hermanos.
-Freya - sientiendo el llamado me volteo y veo a Ethan agarrando mi blusa - tengo miedo.
Si fuera en otra ocasión lo consolaria pero ahora no podía hacerlo,con cuidado agarró al bebé y junto a Ethan me acerco a la ventana
-Freya,tengo mucho miedo.
-Tranquilo ,todo estará bien - le digo agarrando con fuerza al bebé.
-¿Nos vamos a morir? - preguntó apretando con fuerza su peluche.
-¿Que?,no - respondí.
La ventana de la habitación estaba a tan solo unos pasos de mí, sabía que si no me apuraba el fuego nos comería,pero algo me detenía,y eso era las mujeres que estaban abajo.
-¡Freya vete! - el grito débil de mi hermana hace que quiera volver por ella - ¡Corre Freya!
No podía dejarla aquí,no podía dejarlas aquí, sabía que si me iba las perdería para siempre.
-¡Freya vete!.
Miré por última vez el pasillo para así caminar hacía la ventana,saque una pierna por la ventana y luego la otra,pero antes de salirme por completo grité ; - ¡Volveré por ustedes!
Y sin más salí por completo,con dificultad me volteo quedando de espaldas para que al caer no lastime a ninguno de mis dos hermanos.
Lo último que recordé fue ver la casa explotar haciandome volar por el impacto abrazando a los dos niños con fuerza.
...

El pitido de la máquina es lo primero que escucho al abrir los ojos, la luz de sol hace que cierre con fuerza los ojos. Me encontraba débil.
No tarde en darme cuenta que estaba conectada a varios cables en el pecho y que en mi brazo derecho tenía un goteo.
Lentamente me levante de la camilla, pero los cables me lo impedían, así que los arranqué dejando un leve rastro rojizo pero no me importó.
Al tocar el frío piso me dió un pequeño mareo sentía mi cuerpo muy débil, mi vista estaba borrosa.No recordaba con claridad lo que pasó.
Lentamente caminé hacia la puerta apoyándome del sofá que estaba aun lado de la puerta, solo un poco más y podría tomar la manija para abrirla.
-¿A donde vas?.
La voz de un hombre me hizo estremecer, no me había percatado de que si había alguien más en está habitación.
-Deberías acostarte, tus heridas se van abrir si no lo haces.
Su mano fría agarró con cuidado mi brazo jalandome hacía el. Al levantar la cabeza vi aquel hombre que me miraba sin expresión alguna.
Me sentía incómoda por el como me miraba, carraspie un poco antes de preguntarle.,
-¿Quien eres tú? - mi voz sonaba ronca, me dolía la garganta, necesitaba agua.
Como si pudiera leer mis pensamientos soltó su agarre de mi brazo y caminó hacia la pequeña mesita donde había una jarra de agua.
-Emmet - respondió -.
-Gracias - dije cuando me tendió el vaso con agua.
-Acuestate, no tarda en venir el doctor - me dijo con toque de autoridad en su voz.
Al sentir mejor mi garganta me voltee para caminar de nuevo a la puerta ignorando lo que dijo Emmet.
Necesitaba buscar a mis hermanos.
Al tener la manija en mi mano abrí la puerta, pero al abrirla me tope con un hombre de bata blanca con el logo del hospital.
-Es bueno que te despertaras , temia que calleras en coma - comentó entrando y cerrando la puerta con una sonrisa - ¿como te sientes?,¿algún dolor o molestia? - preguntó mirándome.
Pero no respondí, no por qué no quisiera si no que no sabía donde estaba, mi mente estaba tan confusa que me hacía un poco difícil recordar.
Escuchar a los dos hombres hablar con un acento extranjero me confundía más, también el echo que las pocas personas que vi pasar al abrir la puerta con rasgos asiáticos.
¿Donde estaba exactamente?.