Al notar la mirada perdida de la niña que tenían enfrente, Jay se preocupó al notar las ligeras expresiónes que tenía la jovencita.
Miró al hombre a su lado con confusión pero sólo recibió un gesto frío y despreocupado.
Estiró el brazo y chasequeó los dedos frente al rostro de la niña haciendo la volver en si misma.
-¿Donde estoy? - preguntó mirándolos con desconfianza.
-Estas en mi hospital - respondió Jay sonriendo - hace una semana sufriste un accidente que dañó tus piernas y cabeza dejando leves problemas en tu espalda baja y vientre. - dijo lentamente lo último - puedo...¿puedo saber cómo terminaste así?
Freya negó distraída recargandose en la camilla.
-¿Algún malestar? - volvió a preguntar, pero de nuevo no obtuvo respuesta.
Jay miró por inercia a Emmett en busca de ayuda pero de igual manera, lo ignoró. Sin opción decide agarrar su estetoscopio para checar los latidos del corazón de Freya.
-Tranquila - dijo al verla sobresaltarse.
-Necesito irme - respondió quitando con brusquedad el brazo de Jay.
Emmett observaba en silencio y la vio salir corriendo con una bata, masajeando su barbilla se levantó del pequeño sillón pero al caminar sonó algo bajo sus pies.
Al quitarlo ve una pulsera de oro con un pequeño dije de copo de nieve, no necesitaba preguntar de quien pertenecía ya que ya lo sabía.
Ignorando al joven doctor a su lado caminó a si a la puerta para abrirla e ir detrás de la niña.
-¡Emmett, tu pequeña novia necesita hacerse varios análisis antes de irse!.
Sin voltear tarareo en respuesta antes de salir de la habitación dejando a un enfadado Jay.
Freya corría por los largos pasillos gritando el nombre de sus hermanos, la gente a su alrededor la veía mal pero a ella no le importaba.
-¡Ethan! , ¡Thiago!.
Los gritos de Freya resonaban en el hospital y abría puerta tras puerta, pero eran sólo consultorios o habitaciones.
El grito leve de un niño se oyó.
Y Freya soltaba pequeños sollozos.
Cuando estaba caminando sintió que alguien le agarraba el hombro y una voz poderosa se escuchó detrás.
-¿No sabes que está prohibido gritar en un hospital? - preguntó Emmett.
-Suéltame tengo que encontrarlos - respondió con leve temblor en su voz.
Emmett arqueo una ceja.
-¿A quién?
-A mis hermanos.
Silencio..
-Yo se donde están, pero deja de gritar - dijo comenzando a caminar - eres ruidosa.
Freya quedo antonita un segundo antes de seguir al hombre. Sus pasos eran torpes, y su postura no era correcta.
Con nerviosismo se mordió su labio inferior tratando de ahogar un gemido de dolor, su espalda le dolía bastante y sentía sus heridas abrirse y la sangre comenzando a correr por su delgada y blanca espalda.
Sin darse cuenta se topa contra una espalda dura haciendole tambalearse y caerse.
-Eres una tonta - dijo Emmett al girarse para tenderle la mano.
Pero Freya no la acepta.
-Puedo sola - respondió levantándose con dificultad del suelo, pero antes de que logrará ponerse de pie sintió un jalon que la hizo toparse con un abdomen trabajado.
-Idiota.
El idiota eres tú, quiso decir pero en cambio pasó de el.
-¿Adonde vas?, en esta puerta están tus hermanos. - dijo haciéndo que la niña detuviese sus pasos.
Freya se dió vuelta y empujó la puerta para abrirla, y al hacerlo un niño pequeño corrió a ella llorando.
-¡Freya! - llora - tenía mucho miedo.
Sin importarle las heridas de su espalda y el hombre detrás de ella,se agachó para abrazar a su hermano mientras lloraba en silencio viendo al bebé que traía una enfermera.
-Ethan - dice al separarse un poco de el - ¿estas bien? , ¿te duele algo?, ¿tienes hambre?.
Niega sollozando poco.
-¿Tu estas bien? - preguntó escondiendo su cabeza en el pecho de la niña.
-Estoy bien.
Al ver la conmovedora escena ante el, sacó un cigarrillo de su chaqueta y el encendedor, pero vaciló un momento y decidió no prenderlo.
-Levantante, estas herida.
Fue entonces que Ethan se dió cuenta de Emmett, el niño se separó de Freya y fijó sus grandes y hermosos ojos verdes en aquel hombre.
-¿Quien eres tú?.
Preguntó.
Emmett sonrió levemente al notar que antes Freya le avia preguntado lo mismo.
-Emmett.

Freya Brooklyn.
-Te sacaré sangre, dime si te duele.
¿Dolerme?, sacarme sangre no se compara a nada de lo que e sufrido. Al ver que no dije nada, el doctor que ahora se que se llama Jay, procede a meter la aguja en mi brazo, mientras que Emmett tenía su mirada fija en mí tratando de encontrar la mínima expresión de dolor en mi rostro.
Incomoda con su mirada penetrante voltee a un lado para mirar una maceta con unas flores que estaban al rayo del sol.
Al mirar aquella planta, no pude evitar perderme en los recuerdos de mi mente de aquél día donde mi hermana y madre murieron quemadas sin que yo pudiese hacer nada.
¿Por que al explotar la casa no me hizo perder la memoria? , ¿por que esos recuerdos me seguían atormentando?, si pudiera haber echo algo para evitar que todo eso sucediera ¿Nancy y mi mamá seguirían vivas?.
Tan solo al pensar y saber que mi padre está vivo y con libertad en vez de estar pudriéndose en la cárcel hace que la sangre me hierva de coraje, de rabia.
El fue el culpable de todo.
Mi mente me grita una y otra vez que lo mate, que me vengue , que lo queme vivo como el lo hizo y quería hacer conmigo.
Pero no estoy cerca, y si lo estuviera, no sabría donde se esconde mi padre.
Daría lo que fuera para que mi mamá y Nancy vivieran.
Sin darme cuenta siento una mano grande y gruesa agarrando la mía, confundida volteo a ver al responsable y veo que es el, Emmett.
-No aprietes tu mano así - dijo masajeando mis nudillos - te aras daño.
Mis ojos se posaron en nuestras manos juntas, una pequeña y una grande. Una corriente extraña hizo que recogiera mi mano y mirarlo aturdida, pero sus ojos no mostraban ninguna emoción. Y su rostro no mostraba ninguna expresión como si lo que había pasado solo lo hubiera sentido yo y no el.