James había estado trabajando arduamente durante varios meses para cumplir las órdenes asignadas, y había logrado un éxito notable en un tiempo relativamente corto. Sus armas eran de excelente calidad y las runas que inscribía eran fuertes y estables. Aunque utilizaba materiales comunes y runas principiantes según los requisitos del contrato, James había sido capaz de llevar su trabajo a la perfección, creando armas incluso adecuadas para aquellos que recién habían avanzado al nivel intermedio.
Durante este período, Strom se había dedicado a estudiar y practicar los manuscritos dejados por su propio maestro, en preparación para su intento de avanzar de clase. Si bien sabía que este desafío sería difícil, la rápida progresión de James al superar obstáculos llamó su atención. Era evidente que si él no hacía nada, el joven pronto lo alcanzaría. Nunca había esperado tener un discípulo tan prodigioso.
Ambos hombres se dirigieron al ayuntamiento para informar sobre el cumplimiento de sus órdenes. A pesar de la tensión que existía debido a la rivalidad entre clanes, el ambiente entre ellos era bastante alegre. El maestro estaba genuinamente feliz por los logros de su discípulo, y James estaba emocionado de finalmente inscribirse en la próxima expedición, donde podría obtener los recursos y conocimientos que necesitaba.
Al llegar al ayuntamiento, notaron una gran cantidad de personas reunidas, lo cual llamó su atención. Sin embargo, continuaron caminando y entraron como si nada. Una mujer repentinamente se dirigió a ellos con un tono despectivo.
"¡Pero si no es el peor discípulo del maestro Skell! Has venido a manchar el nombre de nuestro maestro una vez más", dijo la mujer con un tono acusador.
James observó detenidamente a la mujer y no pudo evitar asombrarse por su imponente figura, que, aunque tonificada, seguía siendo hermosa. Curioso, preguntó en voz baja a su maestro quién era ella.
"Es una mujer venenosa y traicionera, de las peores calañas", respondió Strom en voz alta.
En ese momento, un joven noble salió del segundo piso, vistiendo en el pecho el emblema que indicaba su pertenencia a uno de los clanes que dirigían la república. Se mostró indignado por el insulto público que había recibido.
"No deberías hablar así de mi esposa", dijo el joven, enojado.
Strom respondió sin rodeos: "Hablo de perras traidoras como perras traidoras", lo que enfureció aún más al joven noble por la falta de respeto que mostraba públicamente.
Strom decidió arrastrar a James a una de las salas para terminar sus asuntos antes de que el ambiente desagradable los afectara. Aunque sabía que antagonizar a los clanes era una mala idea, su relación con este clan en particular siempre había sido tensa, por lo que no le importaba mucho. A pesar de haber mantenido una apariencia cordial en el pasado, la presencia de Teresa logró sacarlo de sus casillas.
Una vez en la sala reservada, un oficial con el emblema de otra casa los recibió amablemente.
"Bienvenidos, señor Strom y señor James. ¿En qué puedo ayudarles hoy?", los saludó el oficial.
Strom tomó la palabra y presentó un papel, indicando que deseaba reportar la finalización de un contrato.
"Oh, entiendo. ¿Viene a negociar un nuevo contrato, señor Strom?", respondió el oficial, complacido.
"No, por ahora no renovaré el contrato", respondió Strom secamente.
El oficial, ligeramente molesto por la noticia de perder a Strom como cliente, comenzó a revisar sus papeles y pronto una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro.
"Lamentablemente, no podemos aceptar al señor James. Verán, madame Teresa ha firmado un contrato de exclusividad con el clan Roschilf, lo que le otorga preferencia. No podemos aceptar a ningún artesano de nivel básico a menos que esté bajo el encargo de su discípula, Mey", declaró el oficial, adoptando un tono profesional.
James, confundido por la situación, recurrió a su maestro en busca de explicaciones. "¿Qué significa esto, maestro?", preguntó con incertidumbre.
Su maestro respondió con una expresión sombría: "Si aceptas unirte a ellos, te explotarán como un esclavo y todas las recompensas irán a parar a esa tal Mey".
El oficial intervino de nuevo, esta vez casualmente: "Por supuesto, si el señor Strom está dispuesto a ayudar al clan Schlin, podríamos garantizar condiciones similares para su discípulo".
James, aunque lento en comprender las maquinaciones políticas, entendió claramente lo que requerían de su maestro.
Strom se encontraba en una situación complicada. Sabía que estaban tomando represalias contra James debido a él y su conflicto con Teresa. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, James respondió firmemente: "Entendemos, muchas gracias por su oferta, pero no estamos interesados".
El oficial, nuevamente molesto, mostró su disgusto al tratar con James. Strom parecía considerar la oferta y creía que podría obtener mejores condiciones a través de una negociación adicional. Pero este aprendiz le había arrebatado la oportunidad de obtener un gran mérito, lo cual claramente lo dejaría muy enfadado.
Strom miró a su discípulo con una expresión paternal durante unos momentos, pero pronto su rostro se volvió serio. Sabía qué decisión había tomado su discípulo. James no estaba dispuesto a comprometer el avance de su maestro por su propio beneficio. Aunque Strom inicialmente estaba dispuesto a posponer su propio avance en aras de James, ahora estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para avanzar y no permitiría que nada lo detuviera.
"Gracias por su oferta. Por favor, informe a sus superiores que estaré fuera de contacto por un largo tiempo", declaró Strom mientras se levantaba, seguido por James.
James se despidió cortésmente del oficial y se marchó detrás de su maestro.
El oficial se quedó atrás con el rostro distorsionado. Su familia había tenido a Strom durante tanto tiempo que ya lo consideraban parte de ella. Aunque nunca le habían dado un trato preferencial, sabían que podían manipularlo debido a su condición de persona non grata en muchas partes. Por esa razón, se permitían entregarle solo los recursos mínimos. Esta relación había funcionado perfectamente para ellos, ya que Strom nunca incumplía sus tratos y rara vez se retrasaba en sus entregas. Realmente no habían imaginado que él los abandonaría. Si bien había intentado hacerlo en el pasado, su reputación siempre había obstaculizado sus relaciones.
Mientras se dirigían a casa, James vio a Teresa intentando iniciar una pelea una vez más con Strom. Sin embargo, esta vez él la ignoró y siguió su camino. También hubo otros intentos por parte del ayuntamiento de reclutarlos, especialmente a James. Aunque no estaban dispuestos a ofrecerle una recompensa completa, solo le ofrecían un puesto como subalterno de Mey. Ahora James comprendía que todo esto era una artimaña de Teresa para humillar a su maestro, y se volvió igualmente obstinado para rechazar cualquier comunicación u oferta que los rebajara a él y a su maestro.
Cuando estaban a punto de llegar a casa, James se dio la vuelta y gritó: "¿Van a seguirnos como ratas o quieren pasar?".
James se quedó confundido por un momento, pero luego vio cómo cuatro personas surgieron de las esquinas. Había tres hombres grandes y una mujer que salieron a saludar.
"Saludos, maestro Strom. Disculpe nuestra imprudencia al seguirlo en las sombras", dijo la mujer, vistiendo un uniforme.
Strom frunció el ceño y, tras reflexionar por un momento, simplemente les preguntó: "¿Qué negocio tienen conmigo?".
"Nos gustaría hablar con usted sobre futuros planes como artesano, así como también estamos interesados en su discípulo para la próxima expedición", dijo cortésmente la mujer.
"Entremos, entonces", respondió Strom, mirando a una esquina específica. Después de unos segundos, entró en su hogar.
James miró hacia la esquina, pero no pudo ver nada. Luego siguió a su maestro.
Fuera, los guardias esperaron unos momentos hasta que la figura de una mujer joven y esbelta emergió de la esquina. La mujer asintió levemente con la cabeza y el resto la siguió para entrar en la casa.
Dentro, James ordenó rápidamente la mesa y el entorno para recibir a los invitados. Una vez que la joven llegó, se sentó primero, y la otra mujer, vestida con un uniforme, se sentó a su lado, ligeramente detrás de ella.
"Maestro Strom, muchas gracias por recibirnos en su propiedad. Mi nombre es Jazmín y represento al Jardín del Alma, una organización de la tierra", se presentó la chica.
James no pudo contener una risa sofocada. El nombre le pareció demasiado pomposo, propio de un supervillano de cómic. Sin embargo, aunque logró contener las carcajadas, su reacción no pasó desapercibida y los guardias de la joven lo miraron con desaprobación.
"Y qué es lo que desea esta organización de mí", dijo Strom imperturbable ante las miradas de la otra parte.
"Hemos notado el trato injusto que el gobierno de la República ha dado a su gremio. En nuestra organización, estamos dispuestos a ofrecer mejores condiciones, acordes al prestigio que usted merece", comenzó a explicar la joven con entusiasmo. Estaba claro que tenía una larga lista de beneficios para mencionar, pero fue interrumpida en ese momento por Strom.
"No estoy interesado en estar vinculado a ninguna facción. Solo tengo una tarea que cumplir y me mantendré fiel a ella", declaró el viejo herrero mientras dirigía su mirada hacia una esquina.
"Comprendo sus preocupaciones, señor, pero estoy seguro de que podemos ayudarlo en su misión", dijo la joven, insistiendo en reclutar al viejo herrero.
"Hay cosas que ni los dioses se atreven a hacer. Me gustaría saber de dónde proviene tu confianza, pequeña", respondió Strom, esta vez fijando una mirada intensa en sus ojos.
La mujer quedó profundamente impactada por la forma en que Strom enfatizaba la palabra "dioses" y no pudo sostener su mirada, a pesar de querer hacerlo.
Finalmente, decidió cambiar de tema al no poder soportar la presión del herrero.
"También nos hemos enterado de que su discípulo no ha podido unirse al grupo expedicionario de la república. Nuestra coalición está más que dispuesta a ofrecerle un puesto con nosotros. Sabemos que ha comenzado recientemente la clase de herrero rúnico y que se encuentra en los primeros niveles de su clase básica, pero aún así estamos dispuestos a aceptarlo, aunque no esté completamente familiarizado con las runas. Durante la expedición, podremos proporcionarle materiales para que mejore", dijo la joven, poniendo todas sus cartas sobre la mesa.
En su mente, si mostraba suficiente buena voluntad hacia Strom, tarde o temprano él estaría dispuesto a ayudarlos. Era bien sabido que a Strom no le gustaba recibir regalos sin dar algo a cambio. Por lo tanto, para Jazmín, si no podía darle los regalos directamente, tal vez funcionaría si se los daba a su discípulo.
Además, aunque no era de conocimiento público la existencia de James, tampoco era como si Strom intentara ocultarlo. Cualquiera que realizara una investigación lo descubriría, como cuando intentó unirse al gremio de mercenarios o cuando trabajó cargando mercancías. Todos los poderes importantes sabían que el muchacho no tenía ninguna clase hasta hace poco, por lo que nadie esperaba mucho de él. Por esta razón, Jazmín sentía que le estaba haciendo un favor a Strom.
Strom reflexionó por un momento sobre las palabras de Jazmín y captó su línea de pensamiento con relativa facilidad. "No tengo problema en que mi discípulo te siga en tu expedición. Sin embargo, debes asegurarte de recompensar sus esfuerzos adecuadamente", dijo finalmente.
Jazmín interpretó esto como que el viejo herrero estaba cediendo ligeramente, por lo que se apresuró a asentir. "Por supuesto, cualquier mérito que James logre será recompensado de manera justa. Hemos adoptado como base para nuestro sistema el sistema empleado por la república, así que no debe preocuparse".
"Muy bien, si no tienes ningún otro asunto, creo que deberían irse", dijo finalmente Strom. Realmente le cansaba lidiar con este tipo de personas. Prefería tratar con sus contactos habituales, quienes no hacían demasiadas preguntas y mantenían las cosas centradas en las órdenes.
"Gracias por su tiempo, señor Strom", respondió Jazmín finalmente y se resignó a marcharse sin haber conseguido al experto que necesitaba. Sin embargo, no sabía que había obtenido al herrero que precisamente estaba buscando para completar su equipo.