Concluida la reunión, la reina se dirigió con paso tranquilo al almacén oculto donde los Anales Mágicos habían sido robados anteriormente. El primer paso de su estrategia estaba en marcha, pero ahora debía prepararse para posibles variables imprevistas en las acciones enemigas. Especialmente en el continente Athoros había muchos cabos sueltos, según el reciente informe de la Cofradía de los Informantes; el desarrollo tecnológico avanzaba rápidamente, y se hablaba de un proceso llamado "industrialización mágica". El avance más destacado era el nuevo ferrocarril mágico implementado en la capital Cielodoro, en el reino de Valeria, que conectaba con el poderoso Imperio de Drakodia.
Aunque se presentaba como un medio de transporte civil, en realidad era una tapadera para un importante desarrollo militar que se estaba llevando a cabo, y era utilizado principalmente para el transporte de armamento.
Los riesgos que esto suponía eran principalmente la actividad armamentística y el despliegue de tropas. Para Yesfiel era evidente que se preparaban para una guerra y este nuevo ferrocarril hacía sumamente eficaz y superior el transporte de suministros, que, además, hacía del desarrollo de nuevas tecnologías empleadas en la futura guerra algo mucho más ágil. Siendo que ya de por sí el mayor desarrollo siempre se da en los conflictos bélicos, la extrema influencia de la creadora del ferrocarril y el ferrocarril por sí mismo acelerarían esto si eran usados de la manera correcta.
Por ejemplo, el ferrocarril mágico representa una clara ventaja estratégica para el Imperio de Drakodia, pues les permite transportar grandes cantidades de armamento y suministros de manera rápida y eficiente, como nadie en el mundo puede. Esto les otorga una capacidad logística sin precedentes y les coloca en una posición favorable en caso de un conflicto bélico.
También, la conectividad del ferrocarril mágico entre la capital Cielodoro y el Imperio de Drakodia facilita una cooperación militar más estrecha entre ambos. Las tropas y los recursos pueden ser desplegados rápidamente a lo largo de la línea ferroviaria, permitiendo una respuesta ágil a cualquier amenaza o invasión.
Y con la rápida transferencia de conocimientos entre los ingenieros y científicos de ambos países a través del ferrocarril, se impulsa la investigación y el desarrollo de tecnologías militares avanzadas, lo que podría poner al Imperio de Drakodia en una posición de superioridad táctica, mientras que otros reinos, a falta de un sistema de transporte similar, buscarían alianzas. Incluso algunos reinos, a falta de informantes capaces, podrían no percibir la amenaza a tiempo.
El concepto del ferrocarril había sido propuesto por una investigadora llamada Iris Barker, de la cual poco se sabía, pero era la responsable del alto avance tecnológico a nivel continental. Su enorme influencia se debía principalmente a que había creado una gran cantidad de nuevas formas de hechizos e ingeniosas maneras de emplear los fluidos mágicos, creando incluso magia capaz de mejorar el estado mental de las personas, algo sin precedentes.
Su papel en la construcción del ferrocarril fue absolutamente imprescindible, suscitó los planos, el sistema totalmente innovador que utiliza e incluso instruyó personal para la construcción adecuada con métodos nunca antes vistos.
Sorprendentemente, logró construir este gigantesco artefacto y conectarlo con el Imperio de Drakodia en tiempo récord.
Esta implementación planteaba un riesgo militar significativo, y aunque algunos reinos intentaron replicarlo sin éxito, la mayoría optaba por establecer relaciones diplomáticas y obtener, a futuro, los beneficios del artefacto al conectarlo a su país. Sin embargo, había quienes consideraban más prudente tomar medidas en contra de la producción y expansión del ferrocarril hacia otros países debido al riesgo fuera de su control que representaba.
Por su parte, la Cofradía de los Informantes es una organización altamente especializada y secreta que opera bajo las órdenes directas de la reina. Su principal objetivo es recopilar inteligencia de manera eficiente y prevenir que la información de los propios elfos se filtre a los enemigos. La reina confía en ellos como su principal fuente de información, ya que se dedican a obtener datos valiosos y precisos tanto a nivel nacional como internacional.
La Cofradía utiliza diversas estrategias para recolectar información y mantenerla segura. Una de sus tácticas clave es la difusión de falsos rumores y desinformación. Al sembrar información falsa, hacen que sea difícil para otros bandos obtener datos confiables, al tiempo que facilitan el acceso a información precisa para la reina y sus aliados. Esto les brinda una ventaja en el juego de inteligencia y les permite tomar decisiones estratégicas más informadas.
Además de la propagación de desinformación, la Cofradía emplea agentes encubiertos y espías hábiles que se infiltran en diferentes reinos y facciones. Estos agentes actúan como oídos y ojos en el terreno, obteniendo información crucial sobre los planes y movimientos de los enemigos.
Usando técnicas de infiltración y recopilación de inteligencia, la Cofradía obtiene datos fundamentales que luego son analizados y presentados a la reina.
La información recopilada por la Cofradía de los Informantes es de vital importancia para la toma de decisiones estratégicas de la reina. La reina utiliza estos informes para evaluar las amenazas y oportunidades que se presentan en todo el mundo. Basándose en estos datos, puede anticiparse a posibles acciones enemigas y prepararse para cualquier contingencia.
Ellos eran la mayor fuente de información que tenía el reino entero y fueron quienes, cautos de la situación, alertaron de los sucesos en el continente Athoros a la reina.
Yesfiel, por su parte, entendía perfectamente las implicaciones que a largo plazo este y los otros numerosos artefactos mágicos, el mundo afectarían, tanto a nivel cultural y moral como táctico, por lo que planeaba reunirse con Iris Barker próximamente en la capital Cielodoro, en una reunión ya acordada previamente desde hace unos días.
Después de terminar su breve repaso mental del continente Athoros, se enfocó en la gran puerta frente a ella y levantó su mano derecha, colocando sus cinco dedos en el complicado círculo mágico impregnado en el metal negro de la puerta. Con ese gesto, la entrada se abrió por sí sola.
Dentro del almacén, el poder mágico aún estaba ausente pero diluido un poco de su ausencia por la iluminación artificial. Se percibía un olor a antigüedad, mezclado con la suave fragancia que a los libros caracteriza junto a un silencio absoluto. Las paredes eran de una roca llamada reliquiroca: una roca sagrada de color gris claro con grabados y símbolos antiguos dorados que posee poderes protectores, es tremendamente resistente a todos los fluidos y elementos mágicos del mundo. El suelo y el techo estaban hechos de relámpagranito: una roca blanca con vetas luminiscentes que se asemejan a relámpagos atrapados en su interior.
Ahí había estantes llenos de libros que solo unos pocos tenían permitido ver, así como cajones dorados en las paredes que contenían artefactos mágicos, materiales preciosos y valiosas armas. Sin embargo, la reina se dirigió hacia el fondo, donde alguien la esperaba.
Reinhard Rogdraing estaba sentado en una silla de madera frente a una mesa desgastada. Con su característico cabello rojo y un parche en el ojo, vestía un elegante uniforme blanco mientras observaba una vela que alumbraba ligeramente el sitio, añadiendo un toque de misterio.
Al llegar a la mesa, la reina se sentó frente a su leal guardián y, con un tono más relajado e informal que en la reunión anterior con Jin, le dijo: "Como anticipamos, el duque Lafér ha aceptado".
Reinhard soltó un pequeño suspiro y una discreta risa se formó en sus labios, que la reina notó de inmediato. Levantó una ceja con curiosidad y comentó: "Siempre sabes cómo hacer que las cosas se muevan a nuestro favor, ¿verdad?"
"Reinhard, mi querido amigo, ese es el arte de la política", respondió la reina con una sonrisa traviesa.
Continuó Reinhard: "Entonces, supongo que tendré que dirigirme a la capital del Imperio Drakoria, ¿verdad?"
"Lamento pedírtelo, pero estoy segura de que te desenvolverás perfectamente en la capital Fuegoscuro", respondió Yesfiel.
"Igual tenía planeado ir a ese sitio", dijo Reinhard asintiendo, y entonces una expresión de leve preocupación cruzó su rostro. "Por supuesto, sé que usted es una excepción que no necesita ser cuidada más allá de las formalidades, pero, ¿quién cuidará al príncipe y a la princesa en nuestra ausencia?"
"Eso ya está arreglado, así que puedes partir sin preocupaciones. Hay alguien de confianza protegiéndolos", aseguró Yesfiel, con una mirada tranquilizadora.
Haciendo una ligera pausa, Yesfiel dijo: "Incluso después de todo este tiempo, Reinhard, sigues siendo mi apoyo más confiable y leal". Agregó con gratitud en su voz: "Nuestro vínculo trasciende el de una reina y su guardián. Eres mi amigo, mi confidente y mi protector. No puedo expresar cuánto valoro tu presencia en mi vida".
Reinhard se puso de pie y, con un gesto elegante, inclinó la cabeza en señal de respeto. "Y siempre estaré a tu lado, Yesfiel, pase lo que pase. Mi lealtad y devoción te pertenecen por siempre".
Ambos compartieron una mirada llena de entendimiento y complicidad, recordando juntos los momentos difíciles que habían enfrentado y superado juntos a lo largo de los años.
La reina rompió el momento con una risa suave y Reinhard se unió a la risa. "Ten cuidado en el Imperio Drakodia, mi amigo", advirtió la reina con una mirada preocupada, pero llena de confianza.
Reinhard respondió con una sonrisa y un guiño, despidiéndose con un gesto de camaradería. "Por supuesto, buena suerte en tu reunión con Iris".
Momentos después, ahora sola en el almacén, se puso de pie con una mezcla de emoción y tristeza por la próxima fase de su estrategia y la ausencia temporal de su fiel guardián. Pero, sin dejar que esta emoción la controle, buscó algo entre los cajones que, una vez lo encontró, salió del almacén con paso seguro.