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Chapter 8 - Capítulo 7: El acuerdo perdido; Alianza rota en el Lago de las Ninfas

"No habrá pelea, hermanos. Guarden sus armas", declaró Seraphina con firmeza, pero sin dureza, dirigiéndose a los cuatro espíritus guardianes. Sus palabras resonaron en el claro del bosque, llenas de autoridad y convicción.

El grupo se encontraba en un claro del bosque, rodeado de árboles altos y frondosos, mientras los rayos del sol se filtraban entre las ramas, creando un juego de luces y sombras en el suelo cubierto de hojas frente al lago. El aroma fresco y terroso del bosque impregnaba el aire, mientras una suave brisa hacía que las hojas caídas se elevaran en remolinos a su alrededor.

Seraphina se acercó a Yesfiel, y le habló con calma y sinceridad. "No me enlacé con ella ni con nadie, pero tuve una reunión con ella hace un tiempo por cierto propósito. Debo cumplir con mi parte". Mientras hablaba, pequeñas llamaradas la envolvieron, apareciendo y desapareciendo a su alrededor. Sin embargo, Yesfiel permaneció imperturbable, observando atentamente a Seraphina.

Aunque intentaban ocultar su preocupación, la tensión era palpable en el aire mientras los espíritus guardianes observaban atentamente la conversación.

"Pero, dado que recién me acabo de enterar de que no están en buenos términos, complica las cosas para ambas", agregó Seraphina con preocupación en su voz.

En respuesta, Yesfiel dijo con un tono tenso, "Según lo acordado, protegeré este lugar y sus habitantes bajo cualquier circunstancia, excepto si sus acciones ponen en riesgo la estabilidad o integridad de mi país. No es conveniente una alianza con Iris Barker para los espíritus".

Seraphina asintió, comprendiendo las preocupaciones de Yesfiel. "Ella me ofrece una solución, Yesfiel", le susurró al oído, acercándose aún más a ella. "En cuanto a su magia única de fuego, no tiene nada que ver conmigo. Debo decirte que es capaz de usarla gracias a un enlace con un Fénix".

A pesar de ocultar su rostro tras una máscara y llevar una capucha, Yesfiel dejó escapar un ligero sobresalto. Era evidente que la revelación la había afectado profundamente. Eso lo confirmaba. Ya no podía contar con Seraphina para la guerra venidera; había perdido su apoyo debido a la investigadora, quien resultaba ser más peligrosa con cada cosa nueva que aprendía sobre ella.

El viento soplaba suavemente, haciendo que las hojas caídas se elevaran en remolinos a su alrededor. Yesfiel se quedó en silencio por un momento, procesando la información recibida. Ofrecer una solución al problema de los espíritus, además de enlazarse con un Fénix, ponía en desventaja total a Yesfiel para negociar el apoyo de Seraphina o cualquier otro espíritu, sabía que ni siquiera podía preguntar por el acuerdo que tenían Seraphina e Iris Barker, dada la situación en la que se encontraban.

"Entiendo. No puedes negarte a ello…", respondió Yesfiel con un suspiro de decepción. Sabía que las circunstancias habían cambiado drásticamente y que tendría que encontrar otra forma de enfrentar los desafíos que se avecinaban.

Seraphina miró a Yesfiel con compasión en sus ojos. "Te permitiré irte del lago sin problemas, como una muestra final de gratitud por tu ayuda en todos estos años. Espero sinceramente que no lleguemos a enfrentarnos, pero eso dependerá de cómo se desarrollen las circunstancias", dijo Seraphina mientras ponía los pies en el suelo, abandonando su estado de levitación por primera vez desde que Yesfiel había llegado. Estableció una conexión más cercana y mostró respeto mutuo. Ambas comprendieron el gesto.

"¿Ellos estarán de acuerdo en que me vaya así nada más?", respondió Yesfiel, señalando a los cuatro espíritus que aún la rodeaban.

"No tienen opción. Estén de acuerdo o no, es lo que decidí". Al escuchar a Seraphina, Zephyrus, Silvana y Aether chasquearon los dientes y con un claro disgusto en sus rostros, se fueron del lugar sin decir nada. Selene, por su parte, dijo alegremente, "Nos vemos, monarca. Espero que la próxima vez si nos enfrentemos", y se despidió con un gesto de mano.

Sin intercambiar más palabras, ni siquiera dirigir su mirada hacia Seraphina, Yesfiel abandonó el Lago de las Ninfas. No pasó mucho tiempo hasta que salió del bosque y se adentró en las vastas tierras de su reino, llevando consigo la carga de una alianza perdida y las incertidumbres que el futuro le deparaba.

Así, sin más problemas, llegó al castillo, donde en su habitación se puso a reflexionar sobre como lidiar con el asunto de los espíritus.

Tenía que tomar varias cosas en cuenta. Primeramente, el lago de las Ninfas es uno de los sitios más sagrados que tiene el actual reino de los elfos. Ahí, el agua del lago cura todo tipo de enfermedades y rompe casi cualquier maldición, las plantas y frutos pueden alargar la esperanza de vida de quien los consume y curar heridas.

Era una de las fuentes principales de recursos para obtener pociones mágicas. Solo eso suponía el primer golpe y una gran perdida.

Lo siguiente a tener en cuenta eran los espíritus; se habían comenzado a alojar desde que ocurrió el Gran Arrebato hace 50 años. Tomaron ese lugar inicialmente por la fuerza y se negaban a cualquier forma de cooperación con todas las razas.

Pero cuando Yesfiel se volvió reina, instó al rey, Seth Faephyra, a lograr un acuerdo a cambio de protección con los espíritus. Este acuerdo se logró, en gran medida, gracias a la intervención de Seth Faephyra y consistía principalmente en tres puntos: 1) El intercambio de los recursos del lago, 2) El Enlace Mágico exclusivo con los elfos, 3) La prohibición de cualquier acto que pueda perjudicar al reino.

Esto, a cambio de protección; en caso de darse algún ataque por segunda vez a su especie, el reino de los elfos intervendría directamente a su favor, incluso si significa la guerra. También se les fue otorgada una magia sagrada capaz de ocultar el lago y negar su entrada a aquellos con el corazón desestabilizado, eso era la neblina qué envolvía el sitio. Y por último, el apoyo total al otorgarles algún recurso que pudiesen necesitar para su supervivencia.

El incumplimiento por parte de los espíritus implicaba que cualquier enlace mágico hecho con anterioridad se invalidaba desde ese momento y esto por sí solo significaba una perdida enorme en el poder de combate del reino. También se perdían opciones tácticas en cuanto al territorio que rodea el lago, dada su importancia geográfica, por lo que era necesario recuperar el territorio lo más rápido posible, lo que implicaba desplazamiento militar, por ende, una guerra que no necesitaba el reino en este momento.

Pero lo que más la tenía desconcertada, fue escuchar que Iris Barker les ofrecía una solución, pues el problema de los espíritus era uno que hasta ahora nadie encontraba forma de resolver. Seraphina había quedado sellada en el lago debido a una maldición repentina y se suponía que jamás podría dejar el lago. Por su propia naturaleza, los espíritus jamás iban donde su reina tampoco, era algo inquebrantable para ellos, por lo tanto, era como haber condenado a su especie entera a vivir para siempre en el lago. La maldición era inusual y no podía ser rota, o al menos eso se suponía, pero si Iris Barker les ofrecía una solución que Yesfiel no podía otorgar, era obvio que la seguirían a ella y no podía hacer nada para evitar eso.

El viento soplaba suavemente, llevando consigo un aura de anticipación. Yesfiel se sumió en un silencio pensativo, mientras el destino del reino de los elfos y la situación de los espíritus pendían en un hilo. La guerra parecía cada vez más cercana, y la necesidad de recuperar el territorio perdido se volvía imperativa. En la habitación del castillo, Yesfiel se sumergió en profunda reflexión, consciente de las difíciles decisiones que debía tomar para proteger a su pueblo.