Capitulo 17.
Papa se había ido ya hace rato de la fiesta, había salido con una chica pelirroja mientras mi madre se iba sola, a veces no entendía como Chay hacia para soportar tanto y me preguntaba si en mi matrimonio yo tendría que aguantar tanto, sin duda yo no podría, no aguantaría ser engañada constantemente y en mis narices, ninguna mujer tenía que pasar por eso.
Benjamín había tratado de acercarse pero siempre me alejaba era un reverendo idiota, no lo soportaba y menos soportaba la idea que el creyera que yo iba a perdonarlo tan fácil o me iba a sentir culpable cuando yo solo fui sincera y él un idiota, no me equivocaba al decir que era un niñato con influencia de hombre.
El matrimonio Garnet estaban sentados en una mesa alejada mientras los jóvenes estábamos bailando en la pista y bebiendo como si el mundos se fuera acabar, tenía permiso de papa para después de la fiesta irme con Laura la cual se encontraba coqueteando con un chico que no había visto antes, me sentía achispada mientras bailaba con mi primo y el cantaba la canción a todo pulmón, cuando termino la canción le dije a mi primo que iría al baño ya que tenía unas muy grandes ganas de vomitar, cuando iba a llegar a los lavados me encontré con Amir, y solo me dieron ganas de lanzarme a sus labios.
El estaba viendo algo en su celular concentrado vi a los lados y el pasillo estaba desierto así que sin pensarlo mucho me lance a sus labios, el trato de alejarse pero no lo deje hasta que sentí que alguien me quitaba de encima y me daba una cachetada, esa persona era Taylor Garnet la cual me veía enfurecida, la había cagado esta el fondo, aunque por dentro sentía un poco de satisfacción así no era como quería que las cosas pasaran, las arcadas volvieron a mí y sin poder evitarlo me fui en vomito manchando el pantalón y los zapatos caros de Amir, daba pena ajena, lo sabía y me daba vergüenza.
-Eres una cerda- grito Taylor alejándose para evitar que la ensuciara mientras Amir me veía entre acongojado, molesto y preocupado, como si toda la situación se le hubiera escapado de las manos, yo no quería que el pensará mal de mi.
-Lo siento, lo siento tanto- las lagrimas empezaron a salir sin control mientras me sentaba en el suelo frio alejada del desastre que acababa de crear- lo siento tanto.
-¿Por qué mierda besabas a mi esposo? Eres una zorra, te hemos abierto las puertas de nuestra casa ¿para qué? Para que quieras bajar la bragueta de mi esposo….
Taylor seguía gritando colérica parecía fuera de si yo no entendía sus palabras por mi llanto, estaba muy borracha, escuchaba como pelaban y luego como unos brazos fuertes me cargaban y luego todo se sumió en la oscuridad, y mi cuerpo dejo de responder
Narra Amir Garnet.
Estaba parado en el pasillo de servicio mientras analizaba mi conversación con Taylor, ella deseaba tener otro hijo, dijo que un estábamos a tiempo y yo no sabía cómo actuar, ya no me veía con otro hijo pequeño, aunque amaba mis hijos en este momento no necesitaba otro, necesitaba tiempo y espacio con mi esposa no otra razón para quedarme en casa los viernes, ella estaba frustrada pero por primera vez no me importaba lo que ella quisiera, no sabía cómo reaccionaría Falak si Taylor quedara embarazada, aparte en ese transcurso ella también podía embarazarse y si no quería un hijo menos iba a querer dos, ya estaba cansado de tener niños pequeños, amaba a mis hijos pero ya con ellos era suficiente.
Siento su perfume antes de que mi vista la capte y sus labios se unen con los míos rápido, siento el sabor a alcohol y aunque quiera hacerla mía en este momento se que no estamos en el mejor lugar, así que la trato de apartar pero ella se niega a dejarme ir, me gustaba tanto que se comportará de esta manera, que no pudiera aguantarse cuando me veía pero no el momento, así que sigo intentando que se aparte sin lograrlo, pero luego siento como me la quitan de encima.
Taylor esta fuera de sí, Katherine vomita y luego discutimos nosotros ella me acusa de infiel mientras yo trato de hacerla entender que Falak está ebria y por eso me beso, pero que nunca sería capaz de ponerle los cuernos pero ella no entiende nada así que ignorándola la tomo en mis brazos ya que se encuentra tirada en el suelo llorando y la saco del lugar mientras Taylor viene detrás de mí con una furia que ni ella misma se la cree.
-Es la segunda vez que tienes que cargarla porque esta ebria- me reclama mientras la acomodo en mis piernas y el chofer arranca- no puedes ponerla en un puesto sola- gruñe y ruedo los ojos, es tan fastidiosa hubiese preferido mil veces que se quedara y no me estuviera atormentando todo el maldito camino.
-Esta borracha como una cuba Taylor, mírala, vomito y se quedo dormida, no siente ni padece, no voy a arriesgarme que se venga en vomito y se ahogue y esto lleve a peores consecuencias- le digo porque la verdad si estoy muy preocupado por Falak no quería que nada le pasará y no sabía como no me había dado cuenta antes de lo borracha que estaba, o como sus padres se pudieron ir dejándola en este estado
-Es una ramera- mi esposa me hincha los cojones, solo quiero que se calle y dejé de fastidiar de una vez por todas.
-No lo es Taylor Gordon, Katherine es una niña, solo esta borracha y cometió una estupidez, tú misma haz cometido tantas estupideces en tu vida que no te permito que ofendas a otra persona- le recuerdo y ella me ve sin poderse creer como le estaba hablando.
-¿ahora la defiendes?- se ríe sin una pisca de humor mientras niega- ¿acaso te gusta?- la veo sin poder creerme lo que está pasando.
-No me gusta- miento y Falak en sueños se aprieta más cerca de mi cuerpo- solo te digo las verdades, no sé porque me beso me imagino que sería el alcohol en su sistema, pero la verdad es que no pienso dejarla desamparada, Amid no me lo perdonaría- meto a mi hijo en la discusión y ella prefiere no seguir hablando.
Yo no me lo perdonaría, Taylor decide ver por la ventana ignorándome totalmente mientras yo solo puedo concentrarme en la facciones de Falak sin duda haríamos niños muy lindos, no sé en qué mierdas pienso pero no puedo evitar sonreír, soy un viejo maldito, embarazarla no estaría bien, su padre me mataría y mi esposa se volvería loca, mis hijos me odiarian no podía hacer eso.
Cuando llegamos a casa solo puedo imaginarme una vida junto a Falak, pero no sabía cómo sacaría a Taylor de la ecuación y mi familia estaba antes que cualquier capricho, no podía dejar de darle vueltas al asunto, necesitaba darle una solución a todo esto.
Narra Katherine.
Abro los ojos y me siento mareada, estoy en una habitación que desconozco, el sol se filtra por las ventanas, mi vestido se ha subido mostrando mis bragas, me siento en la cama y me paro a la ventana, al ver el exterior de la casa me doy cuenta que estoy en la mansión Garnet, voy al baño que está en el cuarto y lavo mi cara y dientes, luego salgo del cuarto buscando a alguien que me llevara a mi casa, yo no debería de estar aquí.
En el pasillo me encuentro con Amy la cual sale del cuarto de Amid con una sonrisa de satisfacción en la cara, cuando me ve se lleva un dedo a los labios y sale corriendo por el pasillo, ruedo los ojos por tal gesto tan infantil, es tan estúpida y por eso me cae tan mal.
-¿Katheterine?- me pregunta Amid al salir del cuarto y lo veo mal.
-¿Te acostaste con Amy?
-Si, ¿Qué con eso?- ruedo los ojos y lo veo con desaprovacion, pero de que podía hablar yo? Si me tiraba a su padre.
-¿asi dices amar a la rubia?- el se rasca la cabeza y niega porque sabe que tengo razón.
-No entiendes nada- trata de hacerse la víctima pero ese papel no le queda conmigo.
-Entiendo todo Amid Granet soy mayor que tu, por si olvidas, y solo te veo como un cobarde, enamorado de tu prima política, huyendo cuando ella te confieza sus sentimientos y acostándote con cualquier chica que crees que tiene algo parecido a ella buscando remplazarla, pero no lo vas a lograr, solo espero que cuando te des cuenta de tu error y busques a la rubia ella te de una patadita en el culo.
Lo dejo solo en el pasillo, el sin duda era un idiota, y aunque la rubia no era mi persona favorita en el mundo tampoco podía seguir callando lo que pensaba, mi primo necesitaba que alguien le abriera los ojos, que le hiciera ver la realidad, y mientras pudiera yo seria esa persona, no podía dejar que siguiera por ese camino que no lo iba a llevar a ningún lado, ya era hora de que se pusiera los pantalones de niño grande y afrontara sus sentimientos.