La casa de los Miyamoto se encontraba adornada con hermosas guirnaldas de papel y telas de colores brillantes. En el centro del salón principal, una gran mesa de madera estaba cubierta de comida tradicional japonesa, como sushi, sashimi, tempura y ramen. La familia y amigos de los Miyamoto se habían reunido para celebrar el primer cumpleaños de Musashi.
En su primer cumpleaños, Musashi estaba vestido con un atuendo tradicional japonés llamado "hakama". Este consiste en un par de pantalones anchos y plisados que caen hasta los tobillos, junto con una especie de falda larga y plisada que se ajusta a la cintura con una banda ancha.
La "hakama" de Musashi era de color azul oscuro, y estaba adornada con detalles dorados en la banda de la cintura y en los bordes. Debajo de la hakama, llevaba una camisa blanca de manga larga, que estaba doblada en los puños y atada con un lazo dorado en el cuello.
Para completar su atuendo, Musashi llevaba calcetines blancos y sandalias japonesas tradicionales llamadas "zori", que son planas y tienen una suela hecha de paja trenzada. Además, en su cabello negro llevaba una cinta roja tradicional llamada "hachimaki", que se utiliza para mantener el cabello alejado de la cara.
Los padres de Musashi, Ayari y Yosu Miyamoto, estaban vestidos de manera elegante y tradicional japonesa. Ayari llevaba un kimono oscuro con un patrón de líneas sutiles y un obi ancho y oscuro atado a la cintura. El kimono estaba complementado con un haori, una especie de abrigo japonés, que tenía un diseño más llamativo con detalles dorados y negros.
Yosu, por su parte, llevaba un kimono de seda rosa pálido con un patrón de flores de cerezo en tonos más oscuros. Su obi era de color rosa oscuro y estaba atado en un moño elegante en la espalda.
Akane, la ama de llaves, llevaba un uniforme negro y blanco con un delantal blanco sobre él. Era un uniforme de sirvienta típico de Japón, con detalles dorados en el borde del delantal y en el cuello.
Ayari estaba ocupado hablando con algunos de sus amigos héroes sobre los últimos acontecimientos en la ciudad, mientras Yosu conversaba con las amigas cercanas de la familia. Mientras tanto, Akane estaba ocupada cuidando a los niños y asegurándose de que todo transcurriera sin problemas.
De repente, los tambores japoneses empezaron a sonar, anunciando la llegada de los músicos contratados para la ocasión. Los invitados se pusieron de pie y, mientras los músicos tocaban, Musashi se unió a la danza, moviendo sus pequeños pies al ritmo de la música.
Después de la danza, se sirvió un pastel de cumpleaños decorado con velas. Los Miyamoto ayudaron a Musashi a soplar las velas y cortar el pastel, y luego cada invitado recibió una porción de pastel.
Mientras los invitados comían, Akane trajo un juego tradicional japonés llamado "kendama" para Musashi. Con una bola atada a una cuerda y un palo con tres copas en el extremo, Musashi intentó por primera vez jugar este juego, aunque le resultó un poco difícil. Pero su padre le animó y le mostró cómo jugar, y pronto todos los invitados se unieron a la diversión.
De repente, Musashi se acercó a Ayari y le preguntó con una sonrisa en el rostro: "Papá, ¿puedo tener un poco más de pastel?".
Ayari se rió y acarició la cabeza de Musashi con cariño: "Por supuesto, hijo. Toma un poco más y disfrútalo".
Mientras tanto, Yosu se acercó a Akane, quien estaba ocupada sirviendo comida. "Akane-san, gracias por ayudarnos hoy. Sin ti, esta fiesta no sería posible".
Akane sonrió y respondió: "Oh, no es nada, señora. Me encanta trabajar aquí y ayudarlos en todo lo que necesiten".
Yosu asintió con agradecimiento. "Eres una gran ayuda, Akane-san. Me alegro de que estés con nosotros".
Mientras los adultos conversaban, Musashi seguía disfrutando de la fiesta, corriendo de un lado a otro con sus primos y amigos. De repente, se detuvo en seco y miró a su madre con ojos curiosos.
"Mamá, ¿puedo tener un regalo?", preguntó con entusiasmo.
Yosu sonrió y respondió: "Por supuesto, Musashi. ¿Qué quieres que te regalemos?".
Musashi pensó por un momento y luego dijo: "Quiero una katana como la que tiene papá. Quiero ser un héroe como él algún día".
Yosu y Ayari se miraron sorprendidos, pero luego sonrieron con orgullo. "¡Por supuesto, hijo! Te regalaremos una katana cuando seas lo suficientemente mayor para usarla correctamente", dijo Ayari con una sonrisa.
Mientras tanto, Akane miraba con cariño la escena, sintiendo una gran admiración por la familia Miyamoto. "Realmente son una familia excepcional. Ayari-san es un héroe admirable, Yosu-san es una madre dedicada y Musashi-kun es un niño con un gran corazón. Estoy agradecida de trabajar para ellos", pensó para sí misma.
La fiesta terminó tarde en la noche, después de que los invitados se despidieran y se marcharan. Los Miyamoto limpiaron el salón y se retiraron a sus habitaciones, cansados pero felices por el día que habían pasado juntos. Para Musashi, su primer cumpleaños había sido un día lleno de diversión, juegos y amor, y sabía que nunca olvidaría esa maravillosa celebración.