Cuando los Stalkers comenzaron el ataque, todos en la plaza se encontraban dispersos. Adam, por suerte, se encontraba cerca del centro, lejos de la mayoría de los Stalkers que habían aparecido, aún así, el pánico desatado estaba demostrando ser más problemático.
Adam apenas fue capaz de agarrar su paquete especial cuando fue atropellado por una multitud que quería alejarse de los Stalkers. Se alejó de allí, mientras procuraba no caer al suelo, donde podría acabar pisoteado hasta morir. Por fin, consiguió alcanzar el muro que bordeaba uno de los jardines.
Mientras abría la caja e intentaba sacar la espada corta que se encontraba dentro, Adam intentó entender lo que pasaba. Sabía que la monstruosidad debía de haberle hecho algo. No creía que hubiera vuelto al pasado, pero tenía que haber una forma de volver a la realidad. Aunque por el destino que habían sufrido todos los Windwalkers, parece que esto era complicado.
Adam sostuvo con fuerza su espada mientras intentaba calmarse y pensar en una respuesta clara, pero le resultó imposible. Estaba aterrado y parcialmente en pánico, por suerte, ya tenía algo de experiencia en estas situaciones, por lo que no se paralizó cuando un Stalker por fin lo alcanzó.
El Stalker estaba persiguiendo a una mujer que gritaba desgarradoramente mientras corría. Esto causó una reacción en cadena que hizo que el lugar relativamente tranquilo, que había conseguido Adam, terminara en caos. Él mantuvo su posición e intentó no caer con los golpes y empujones de las personas cercanas.
Cuando el Stalker estuvo cerca, Adam levantó su espada y antes de poder preocuparse en cómo utilizarla, los reflejos de su nueva clase tomaron el mando y decapitó al zombie.
Adam bajó su arma, aliviado. Se alegró de poder presentar lucha, pero el problema era que no podía ver su estado. Normalmente, solo tenía que pensar en visualizarlo o en sus habilidades y una imagen mental no tardaba en aparecer en su cabeza, tan clara como si estuviera viendo el estado escrito en una hoja de papel o algo parecido. Pero ahora el resultado era un dolor de cabeza molesto.
Adam continuó luchando contra otros Stalkers, lo que le hizo ganar confianza. Pero entonces se dio cuenta de que había un serio problema. Al otro lado de la plaza, en el árbol en donde debería de estar la monstruosidad, alguien estaba lanzando hechizos contra zombies y humanos sin discriminación.
Adam sintió un escalofrío al observar los efectos de la pequeña bola roja. Tanto humanos como zombies terminaban con grotescas deformaciones en el cuerpo. Sin embargo, en ese momento, Adam no le prestó mucha atención y siguió luchando, alejándose por completo de esa zona.
Después se daría cuenta de que su talento no era lo único que había desaparecido, sino también su habilidad de [Ingenio], por lo que tardó mucho más de lo normal en darse cuenta de la aparente conexión entre esa espeluznante magia y la monstruosidad de carne.
Para cuando se dio cuenta, Adam se encontró con otro problema. El territorio alrededor del árbol estaba rodeado de cadáveres deformes y, además, había un grupo de personas y zombies luchando entre sí. Peor aún, Adam se acercó un poco y descubrió que lo que antes creía que eran algunas personas luchando cerca del árbol era en realidad una lucha de tres bandos: los zombies, los humanos y seres humanoides con las extremidades deformadas.
Estos últimos parecían mucho más débiles que todos los demás, por lo que caían como moscas, pero Adam no pudo evitar sentir un escalofrío y dirigir su mirada al árbol. Allí vió a un hombre que sonría mientras observaba el caos que había causado.
Adam sintió un escalofrío, pero estaba dispuesto a acercarse. Estaba casi seguro de que estaba presenciando el nacimiento de la monstruosidad de carne. No necesitaba de su [Ingenio] para darse cuenta de que la solución al problema en el que se encontraba podría estar relacionado con ello.
Se acercó con cuidado. El mago había dejado de lanzar hechizos, pero Adam sabía que solo estaba esperando a ver qué bando necesitaba ayuda. Mientras se acercaba, lo vio acabar con una persona y dos zombies, con el objetivo de mantener la pelea viva.
Adam se acercó a él desde la parte trasera del árbol, fuera de su vista. El camino fue más complicado de lo que esperaba, pues los Stalker comenzaban a superar a las pocas personas que aún presentaban una lucha seria.
Llegó justo debajo del tronco del árbol, pero por desgracia, el hombre se dio cuenta de su presencia y le lanzó un hechizo. Adam saltó a un lado y logró esquivarlo. Miró fijamente y se dio cuenta de algo que hasta ese momento había pasado por alto. Los ojos de ese hombre no estaban vivos. La diferencia era sutil y Adam no podía explicarlo, pero esa no era la mirada de alguien con vida.
El hombre simplemente volvió a lanzar otro hechizo y Adam decidió alejarse rápidamente. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, el mago simplemente volvió a hacer lo que estaba haciendo sin cambiar su actitud. Fue entonces cuando Adam se dio cuenta de que todos los que luchaban a su alrededor tenían esa misma mirada vacía.
Adam reprimió un escalofrío mientras intentaba pensar en cómo alcanzar a ese mago. Pero entonces la situación cambió abruptamente. El sonido de la batalla fue tan intenso que atrajo a una gran cantidad de Stalkers de otras partes de la urbanización. Los pocos supervivientes se encontraron luchando por su vidas.
Adam se sentía agotado. Su cuerpo volvió a ser el de un humano normal y la lucha contra los Stalkers le cansaba. Quería huir, pero había demasiados Stalkers a su alrededor como para que fuera factible.
Se detuvo un momento e intentó recuperar el aliento en ese breve periodo de descanso, pero entonces una bola roja impactó su brazo y éste se deformó de manera grotesca. Adam gritó y cayó al suelo de rodillas. Su piel se volvió roja y se hinchó a casi tres veces su tamaño. Sus dedos se fusionaron en una masa de carne homogénea. El dolor no era tan grave como hubiera esperado, pero no le dio tiempo de pensar nada más, pues su brazo comenzó a moverse por sí mismo e intentó golpear lo que estuviera cerca.
Esto, por suerte, lo ayudó con un Stalker cercano, pero Adam perdió el equilibrio mientras se apartaba. Otro Stalker se acercó a él y logró morderle el brazo, lo que le hizo soltar la espada.
Adam sabía que si no hacía algo estaba muerto, pero no podía pensar claramente. En ese momento, la situación cambió. Una gran cantidad de cadáveres distorsionados se acumularon bajo el árbol. Esto, combinado con la energía de la extraña magia que dominaba el mago, dio nacimiento a una nueva vida. La monstruosidad de carne emitió un horrible chillido al nacer y una horrible masa de carne se expandió y formó un horrible capullo, como el que Adam recordaba haber visto en la plaza un día antes, pero más pequeño. El aullido no fue muy alto en volumen, pero igual paralizó a todos los cercanos, tanto humanos como zombies, que miraron con atención a la monstruosidad.
El mago también observó su creación con curiosidad, pero esta vez se levantó y antes de que Adam pudiera preguntarse lo que estaba haciendo, saltó del árbol y cayó cerca del negocio más cercano, en donde desapareció en su interior después de luchar contra algunos Stalkers cercanos.
Todos reaccionaron en ese momento y Adam sintió un horrible dolor cuando el Stalker que le atacó le clavó los dientes en la piel. Ambos, él y el zombie cayeron al suelo y forcejearon. Por suerte, el Stalker le mordió una zona muy cercana a su brazo distorsionado, por lo que el dolor lo sintió lejano.
Adam intentó apartar al Stalker, pero se vio frustrado por su otro brazo, que intentó arrastrarse hacia la monstruosidad. Adam logró agarrar la espada que había dejado caer y con ella logró matar al Stalker. Luego intentó levantarse y alejarse de la monstruosidad, pero su brazo se resistió con mucha fuerza.
Adam siguió luchando, completamente en pánico, pero todo empeoró cuando dos Stalkers más le atacaron.
Por fin, Adam se dio cuenta de lo que debía hacer y dejándose llevar por la desesperación e impotencia que sentía, se dejó arrastrar por su brazo hacia la monstruosidad, mientras simultáneamente mataba a los Stalkers.
Poco a poco fue arrastrado hacia la monstruosidad. Adam reprimió su pánico lo mejor que pudo y se dispuso a matar a aquella cosa cuando estuviera lo suficientemente cerca. Cuando su brazo alcanzó a la monstruosidad, hizo algo que Adam no esperaba, se fusionó en ella. Eso pareció hacer que la monstruosidad despertara, pues un hueco se abrió en la carne y comenzó a arrastrarlo a su interior. Adam agarró su espada torpemente y comenzó a clavarla con todas sus fuerzas en la masa de carne, pero esto rápidamente demostró ser inútil.