Adam aún no podía moverse y estaba desesperado. La distracción de Miguel solo sirvió por un momento, ahora todos los windwalkers estaban muertos y la masa de carne se acercaba.
Cuando creyó que acabaría muriendo allí, la puerta superior del vehículo se abrió de un golpe y apareció Zack, que sin hacer ninguna pregunta lo sacó de manera violenta del vehículo.
El hombre se lo cargó en el hombro y corrió con toda su fuerza. No tardaron en entrar al estacionamiento, pero los supervivientes allí parados entraron en pánico al observar cómo una masa de carne avanzaba hacia ellos.
—¡Quédense quietos! Mantengan la calma.
La voz de Tracel se escuchó como si fuera un trueno. Una de sus habilidades le permitía emitir órdenes con su voz. Todos se calmaron y permanecieron en su sitio, aunque Tracel sabía que no duraría mucho tiempo. Por suerte, Zack no tardó en llegar junto a Tracel con Adam cargado a su espalda.
Tarin, que había estado al lado del Tracel desde el principio, aprovechó ese momento para lanzar una ventisca a todo poder hacia la masa de carne, lo que logró detener su avance por un precioso momento.
—Será mejor que la activación de esa trampa sea rápida o estamos muertos.
—Dame… mano…
Adam, sentado ya en el suelo, comenzaba a recuperar la movilidad de su cuerpo, pero apenas pudo levantar su mano y hablar. Tracel entendió inmediatamente y lo agarró.
—Todos… Agárrense.
Todos los supervivientes se vieron las caras. El efecto de la voz de Tracel estaba a punto de terminar, por lo que muchos comenzaron a temblar de miedo.
—¡Rápido! —gritó Tracel. Todos se sostuvieron de la mano momentos después y Adam fue capaz de activar el ritual, que no dependía de si podía mover su cuerpo o no.
Una cantidad absurda de energía recorrió su cuerpo en un instante y formó un remolino que se encontraba en algún lugar cercano a su estómago. Como si fuera tragada por un agujero, la energía desapareció de su cuerpo y fue vertida directamente en la trampa, a través de la etérea conexión que mantenía con Adam.
El ritual dio forma a la energía y la convirtió en un enorme pozo de lava que afectó inmediatamente la tuberías en el área. Adam activó la trampa.
En el estacionamiento, los supervivientes se dejaron llevar por el pánico, por lo que corrieron hacia el superbloque. La monstruosidad ya estaba allí y elevaba pilares de carne que Zack intentaba cortar con la ayuda de su grupo, Tarin e Ivy.
La activación de la trampa se sintió como un terremoto. Los pilares de tierra que sostenían la trampa colapsaron. La mayor parte de la plaza y parte de la calle cayeron abruptamente unos cuantos metros y se partieron en pedazos. La monstruosidad fue tomada por sorpresa e intentó sostenerse al árbol, pero no tardó en caer en la lava ardiente.
Desde el techo del edificio justo al frente de la plaza, Miguel cargaba en hombros a Leonard, que había sido alcanzado por el ojo. La escena de cómo la monstruosidad se hundía en la lava mientras intentaba salvarse le dejó sin aliento. La masa de carne amorfa se extendía, intentando encontrar un soporte, mientras que el inmenso ojo golpeaba sus alrededores como si fuera un látigo. Consiguió, por un momento, enrollarse alrededor de un poste de luz, pero el enorme peso de su cuerpo principal causó que el poste se rompiera en unos segundos. No había nada que esa cosa pudiera hacer para evitar terminar en el pozo de lava.
A sus espaldas, la masa de carne que había llegado al edificio se tornó de un color negro y comenzó a debilitarse a medida que el cuerpo principal perdía la conexión con sus partes más lejanas. Antes de morir, la monstruosidad emitió un chillido que se escuchó a varios kilómetros de distancia.
Miguel casi perdió el equilibrio por el inesperado grito, pero no tardó en recuperarse y observar lo que quedaba de la plaza. El lago de lava había consumido por completo a la monstruosidad y ahora comenzaba a enfriarse. Toda la carne que no fue atrapada se descompuso en un segundo y terminó convertida en cenizas. Por fin, pudo respirar con alivio y acostarse en el techo. Lo habían logrado. No. Adam lo había logrado.
En el estacionamiento, Tracel observaba los restos del monstruo mientras intentaba no temblar de miedo. Había estado cerca, de nuevo. Esperaba que no se convirtiera en costumbre, pero tenía el mal presentimiento de que las cosas solo se volverían más difíciles a partir de aquí. Miró a los supervivientes a sus espaldas, algunos le observaban con cautela. Él preferiría no haber mostrado su habilidad, pero no tuvo otra opción.
Adam, mientras tanto, cerró los ojos y se quedó en el suelo donde estaba. La adrenalina aún no había abandonado su sistema, por lo que aún podía sentir su corazón latir con fuerza. Zack no tardó en levantarlo y golpearlo con el hombro un par de veces.
—Esa cosa era mucho peor de lo que pensábamos, pero aún así lo lograste, estoy verdaderamente sorprendido.
Adam solo sonrió y no dijo nada. Aún no podía creer que estuviera vivo. Zack, mientras tanto, pensaba que había subestimado a Adam, sus palabras eran totalmente sinceras. No podía creer lo poderosa que era en realidad la monstruosidad.
Adam poco a poco recuperó la movilidad de su cuerpo, momento en el cual Miguel y Leonard también llegaron. Cuando todos se enteraron de que lograron ver morir a la monstruosidad, se acercaron a ellos para que dieran más detalles.
Desde el superbloque Carlos observaba la escena. En parte se sentía aliviado, se alegraba de que Adam lograra sobrevivir, pero a la vez estaba asustado. Desde aquí había visto a la monstruosidad y tuvo que reunir todo su valor para no salir corriendo, sobre todo con Alfred allá abajo. Por suerte, el plan de Adam funcionó, pero estuvo demasiado cerca.
Carlos suspiró y luego observó a Tracel, ya sospechaba que compartía la misma clase que él. Ver las habilidades en uso sin duda había sido útil, además, estaba seguro de que los supervivientes no lo tomarían bien que alguien les hubiera hecho obedecer órdenes en contra de su voluntad de esa forma. En ese momento, se le ocurrió una curiosa idea. Carlos volvió a su apartamento pensando en una manera de ejecutarla.
Todos se reunieron en el estacionamiento, aliviados de que todo hubiera acabado, pero en ese momento Adam recibió malas noticias.
[El territorio del refugio de Nuevo Sol ha sido invadido y, debido a la falta de defensores, fue conquistado por un refugio vecino de otra raza.]
Adam simplemente suspiró, agotado, siempre era una cosa detrás de otra, pero ya se estaba acostumbrando. El mensaje no lo había dicho, pero Adam podía sentir qué territorios eran partes del refugio. Era una habilidad que había obtenido desde que se volvió el líder, pero nunca le había prestado mucha atención, pues era algo que funcionaba de manera casi inconsciente. Ahora sintió un vacío, como si algo faltara, por lo que dirigió su mirada al bloque 3, el cual, el Breeder, al parecer, había conquistado.
—¡Miguel!
Miguel se volteó a mirar a Adam y todos los demás se quedaron en silencio al escuchar el tono de Adam.
—Acabo de recibir un mensaje del Sistema. El Breeder conquistó el bloque 3. Ya no es parte de nuestro territorio.
—¡Todos fuera del estacionamiento! ¡Vuelvan a sus apartamentos ahora!
Algunos supervivientes, que se habían quedado a observar la escena, retrocedieron a sus casas.
Adam se levantó con algo de dificultad y se dirigió al superbloque, en el que todos se reunieron en el apartamento que había escogido Miguel.
—¿Qué más sabes Adam? —dijo Miguel.
—No mucho, solo que perdimos el territorio.
—¿Qué hacemos entonces? —preguntó Zack.
Adam cerró los ojos y pensó por un momento.
—Nada.
—¿Qué?
—No es una buena idea salir y luchar por un territorio que de todas maneras está vacío. Además, necesito un buen descanso. Al menos por el resto del día y toda la noche.
—¿Entonces ahora eres un cobarde como Carlos? —continuó Zack.
—Eres bienvenido a salir con tu equipo y combatir todo lo que quieras, pero si no te has dado cuenta, hay muchas personas que no están en condiciones de seguir luchando.
Zack miró fijamente a Adam luego de escucharlo. Luego simplemente sonrió.
—Bueno, al menos no pareces acobardado de enfrentarte a esa cosa. Me encargaré de vigilar la entrada de la urbanización y matar a todos los zombies que se acerquen. Pero antes de eso quiero discutir algo.
—¿Qué?
—La paga por supuesto. ¿Cuánto estás dispuesto a pagar por mis servicios?
Adam frunció el ceño.
—Supongo que puedes quedarte con todo lo que consigas por ti mismo.
Zack sonrió.
—Bueno, eso ya lo estoy haciendo de todas maneras. El problema es que ese no es tu pago, eso es solo lo que nos corresponde por derecho. Tendrás que ofrecer algo más si quieres que me quede por aquí.